Hace no mucho saldé una deuda que tenía pendiente con Saber Tiger que me llevó otra vez a recuperar esta estupenda escena que no tenemos tanto en cuenta como deberíamos. Soy fan de Loudness desde que tengo 15 años, pero confieso que, durante décadas, no sentí la urgencia de ir mucho más allá. Todo esto, hasta que le dediqué a Anthem el tiempo que sin duda merecían y abrieron definitivamente una puerta que no me había atrevido a cruzar hasta entonces. Después de eso, ya no hubo vuelta atrás y fui indagando en un mundillo que, recogiendo una innegable influencia de la música occidental, acertó a aportar un sabor único e intransferible. Dejad atrás vuestros prejuicios y rendíos ante lo que tiene que ofreceros el popularmente conocido como j-metal...
1. Anthem - Hunting Time (1989 Nexus)
Este álbum es, en buena medida, el culpable de todo. En tiempos, no se me ocurriría apear a Loudness del primer puesto en una lista de favoritos del heavy metal nipón, pero, siendo totalmente honesto, hoy día “Hunting Time" me gusta más que cualquiera de los álbumes de Loudness con Minoru Niihara al frente. Queda fuera de la contienda “Soldier of Fortune", pero también, siendo totalmente sincero, me cuesta considerarlo un álbum de "heavy metal japonés". Algo similar me ocurre con el “Lookin’ for Action" de Kuni, pero con ese me voy a permitir la licencia de meterlo igualmente en la lista porque me parecería un crimen dejar de mencionar al bueno de Kuni Takeuchi como uno de los destacados del j-metal. A lo que iba, aquí tenéis el álbum responsable de que, por fin, consiguiera hacerme al heavy metal cantado en japonés, lo que no es poca cosa, precisamente. Lo que pasa es que Yukio Morikawa es un pedazo de vocalista como la copa de un pino. Y no sólo canta de puta madre, el tío tiene un oído innegable para la melodía y un ojo brutal para meter sus líneas vocales. Un puñado de canciones tremendas y una base instrumental de absoluta primera línea, hicieron el resto. Cuidado, que Naoto Shibata, Hiroya Fukuda y Takamasa “Mad" Ohuchi tocan un rato largo... Y, encima, por si fuera poco, le sumas la producción de un Chris Tsangarides tocado por las musas y ya tienes el lío hecho. Lo peor que se puede decir de “Hunting Time" es que dura menos de lo que me gustaría y no habrían sobrado para nada diez minutitos más... Así de bueno es. Yo siempre le estoy recortando tiempo a los discos, pero este mola tanto, que sabe a poco con sus 37 minutos. La primera tripleta de canciones (“The Juggler", “Hunting Time y “Evil Touch") es demoledora, de lo más impactante que he escuchado en mí vida, pero la cosa no llega a decaer a lo largo de las ocho que aquí encontramos. Y lo que decía, esa producción es un pepinazo. ¿Verdad que lo flipamos aún hoy en día cada vez que pinchamos “Painkiller"? Pues que sepáis que Chris Tsangarides ya llevaba un par de años haciendo ensayos para lo que sería el álbum de Judas Priest en 1990 y, para muestra, la citada “Evil Touch" o esta misma “Cryin’ Heart" que salía en su trabajo anterior de 1988 (escuchad la batería del comienzo... ¿os suena? En resumen, que estamos ante un LP prácticamente perfecto, ante el que resulta complicado negar la evidencia... y que encima salió el mismo día que yo cumplía 9 añitos. Anthem son un pedazo de banda de heavy metal, cante en inglés, en japonés o en esperanto...
P.D. Como los de King Records, propietarios del copyright, son un poco capullos y no permiten compartir el contenido en otras webs, os dejo aquí el enlace para que podáis escucharlo directamente.
2. Loudness - Thunder in the East (1985 ATCO Records)
“Thunder in the East" es el gran damnificado de mi creciente admiración por Anthem durante los últimos años, lo que no quita que sea, casi con toda seguridad, el álbum más importante de la historia del heavy metal japonés y otro trallazo de principio a fin. Con él, Loudness consiguieron ser la primera banda que se hacía un hueco en el siempre difícil mercado americano. Se metían en el puesto 74 del Billboard, colaban un videoclip en la MTV y rozaban el disco de oro, sin embargo, nunca llegaron a romper en EEUU a pesar de sus incansables giras y de incluso sustituir a Minoru Niihara por Mike Vescera en 1988. En “Thunder in the East" el protagonismo absoluto es para Akira Takasaki, un guitarrista entre un millón. El repertorio de riffs, solos y truquitos varios de este hombre está sólo al alcance de los mejores. Una auténtica bestia con un sonido demoledor que encontró en la producción de Max Norman al aliado perfecto. Ese ritmo de guitarra que arranca “Crazy Nights" es una puta locura y Akira no para ni un minuto de los 41 que dura el disco. Cada tema tiene riffs memorables y solos de infarto, es difícil hacer más y mejor con una guitarra en el heavy metal. Munetaka Higuchi y Mashayoshi Yamashita acompañan de maravilla en la base rítmica, pero claramente el punto flaco de Loudness está en la voz. Llevo mas de media vida escuchando estos álbumes con Minoru Niihara, me he acostumbrado y hasta diría que es algo muy intrínseco a su sonido. Es más, Loudness son mucho más estos que los de “Soldier of Fortune", pero aún a pesar de todo ello, no es menos cierto que Minoru Niihara es un vocalista con bastantes limitaciones. Llega a donde llega y es muy posible que su peculiar acento resultara complicadillo para el público occidental, aunque quizás ahí residía parte de su encanto. Con Vescera sonaban mejor, aunque no le quito la razón del todo a quienes dicen que perdieron su personalidad propia. Más allá de Minoru Niihara, esto es un clásico de los 80 repletito de himnos de heavy metal.
3. Terra Rosa - The Endless Basis (1987 Mandrake Root)
Podría meter cualquiera de los que grabaron entre 1987 y 1991 porque los tres son unos discazos del copón, pero supongo que lo lógico sería empezar por el primero, un “The Endless Basis" del que os hablé hace ya algún tiempo. Un trabajo que, por un lado, puede ser hijo de su momento y que muestra influencias de los pesos pesados que ocupaban las listas de ventas, pero, por otro, es capaz de mostrar una marcada personalidad propia que les hacía sonar como ninguna otra banda que estuviera viva en 1987. Si tengo que buscar un paralelismo claro en su momento, podría ser el injustamente tratado “Dream Evil” de Dio, por atmósferas, densidad y uso de los teclados. Sin embargo, la cosa no va a ser tan fácil. Un reseñista por ahí los describió como un cruce entre Dio y Iron Maiden, con Deep Purple pidiendo paso, y creo que, poco a poco, nos vamos acercando. A mí, en realidad, me gusta pensar que Terra Rosa se podrían aproximar a cómo sonarían Rainbow si Ritchie Blackmore no se hubiera engorilado con el AOR en 1979. Aunque, eso sí, con un marcadísimo acento de Osaka gracias a la arrolladora Kazue Akao que acaba por darle el punto de singularidad que le faltaba a estos curiosamente llamados Terra Rosa. La mezcla, siendo clásica y no especialmente original, acaba sonando bastante propia y debería gustar a cualquier fan del buen heavy metal ochentero de toda la vida. Si a esto le sumas una tripleta de guitarristas (aquí el implicado era Yousuke Miyake) de escándalo que poco tienen que envidiar a los Malmsteen, Impellitteri o Gilbert de turno, tienes una banda realmente destacada para el estándar de 1987, sonando a grupo de la época, pero con un aire atemporal que sigue vigente a día de hoy. Realmente, creo que un LP como “The Endless Basis", que tiene, por cierto, una producción estupenda para su año de edición, debería ser infinitamente más recordado, pero supongo que su carácter local hace que sea ignorado por medio mundo.
P.D. Otra vez los de King Records al ataque. Aquí teneis el enlace al álbum completo...
4. Saber Tiger - Invasion (1992 Tusk Force)
Si nos leéis con cierta frecuencia, ya sabréis quienes son Saber Tiger porque hace bien poco os hablé también de este “Invasion”. Sin embargo, no por eso voy a dejar de mencionarlos aquí y ahora ya que lo merecen y sigo pensando que este es uno de los mejores álbumes de heavy metal editados nunca en Japón. Como os dije en su día, power metal de clara influencia yankee, con un puntito europeo, y muy de finales de los 80 y principios de los 90. Metal vitaminado para fans de Queensrÿche, Helstar, Vicious Rumors o Metal Church, tocado a la mil maravillas, muy bien compuesto y estupendamente grabado. Ciertamente, “Invasion" es un discazo que tiene un par de contratiempos que han impedido que estemos hablando de una grabación y una banda mucho más conocida en Occidente. Por un lado, su año de edición, 1992, totalmente fuera de los años dorados del estilo y sólo apto para su mercado nacional. De hecho, desde mediados de los 90 se han labrado una carrera de bastante éxito en su tierra. Por otro, el sello que lo edita, Tusk Records, propiedad de la propia banda y, a todas luces, vehículo insuficiente para su promoción fuera de sus fronteras. Obviamente, lo de cantar en japonés no ayuda. La conclusión, un disco realmente válido de una banda superprofesional que está a la espera de ser descubierto por todos los amantes del heavy metal underground que tengan la paciencia suficiente para llegar hasta él. No os dejéis disuadir por el tema del idioma y por su discreta portada, “Invasion" es un gran trabajo.
5. Kuni - Lookin’ for Action (1988 Polydor K.K.)
El bueno de Kuni Takeuchi tuvo la oportunidad de vivir su sueño y, a mediados de los 80, preparó las maletas para hacer la Américas y codearse con los músicos de relumbrón del momento... ¡Afortunado él! Para su debut, Polydor puso a su servicio un elenco de colaboradores que quita el hipo: Kevin Dubrow (Quiet Riot), Billy Sheehan (Talas, Mr. Big, David Lee Roth), Chuck Wright (Quiet Riot, House of Lords, Giuffria, Impellitteri...), Frankie Banali (Quiet Riot, W.A.S.P., Blackthorne), Neil Turbin (Anthrax), Kal Swan (Tytan, Lion, Bad Moon Rising), Mark Edwards (Keel, Riot, Lion)... Como suele pasar con estas historias tan corales, “Masque” sonaba un poquito a popurrí y, para su segundo álbum, Kuni decidió tomarse las cosas más en serio. En este “Strangers in the Night", contó con la más que solvente participación del ex-Vinnie Vincent Invasion Bobby Rock, aunque en la foto sale un entonces desconocido Mike Terrana, con el ex de Vice y futuro Beau Nasty Doug Baker y dejó la cuestión de las voces nada menos que en manos de Jeff Scott Soto, que venía de grabar los dos primeros álbumes de Malmsteen en solitario y, claro, la cosa cambia. “Lookin' for Action" suena absolutamente asimilable con cualquier buen álbum de heavy metal americano de su época. Y con Soto cantando, ya os podéis imaginar, este hombre coge cualquier birria y la eleva a otro nivel. La cuestión es que la música tampoco está nada mal, Kuni es un estupendo guitarrista, sobrado técnicamente, y las composiciones, algo vistas para 1988, pero muy apañadas. Temas pegadizos, estribillos con mucho gancho, melodías muy quedonas, un gran trabajo de guitarras y las estratosféricas voces de Soto. De la base rítmica, como era habitual en aquellos años, no hay mucho que decir, acompaña, y la producción, un poquito artificial, muy similar a la de los álbumes de Vinnie Vincent Invasion, aunque podría ser bastante peor. Lo increíble de esto es que Polydor hiciera este esfuerzo por llevarse a Kuni a EEUU contratando músicos de renombre para luego no editar estos dos álbumes fuera de Japón. Lógicamente, el nombre de Kuni nunca llegó a sonar como debería ni en EEUU ni en Europa.
6. X-Ray - Strike Back (1985 Continental Records)
Probablemente no lo sepáis, pero en agosto de 1985, cuando esto salió a la calle, estos cinco tipos de Osaka ya llevaban en activo desde 1981 (a la vez que Loudness) con tres álbumes a sus espaldas, siendo “Strike Back” el cuarto y último de su etapa “clásica” en la primera mitad de los 80. Banda, por tanto, ya rodada a estas alturas, “Strike Back" es un álbum que suena totalmente acorde con lo que se hacía en el heavy metal estadounidense en aquel mismo momento. Ni más ni menos. No es nada extraordinario, no es nada que no hubiéramos escuchado a golpe de 1985, pero es algo que podéis poneros a la perfección entre vuestros LP's de Dokken, Stryper, Scorpions o, por supuesto, Loudness, sin que den la nota en ningún momento, más allá de unas letras que combinan japonés e inglés de esa forma tan entrañable que otras veces hemos comentado. Lo que podemos escuchar en “Strike Back" es heavy metal melódico muy de su momento. Se les compara siempre con Loudness, aunque yo tampoco les noto un especial parecido a estas alturas ya que X-Ray apostaban por algo bastante más accesible que sus colegas en “Thunder in the East". “Don't Lie Don't Touch", para la que hasta grabaron un videoclip, deja las cosas claras, guitarras melódicas, un ritmo muy sostenido, teclados bien presentes y un Akira Fujimoto que se esfuerza en sonar entonado y lo hace con bastante más éxito que la mayoría de sus compatriotas. La producción es muy competente, la instrumentación, como siempre, totalmente profesional y las canciones muy curradas. Como os decía, algo que podéis escuchar a la perfección después de haberos puesto un “Under Lock and Key" o un “Soldiers Under Command" sin notar mucha diferencia. Atención otra vez a Shin Yuasa, una auténtica bestia a las seis cuerdas, aunque esto ya hace tiempo que dejó de ser una novedad entre los músicos nipones. Temazos como “Burn Like the Fire", “Lier in Your Eyes", mal escrita, por cierto, e “In Warning” hacen de este “Strike Back" un LP más que recomendable y atención también a los solos de Shin Yuasa en todas ellas... para no tomárselo a guasa. Lo siento por la rima tonta, fue culpa del corrector que me sugirió esta estupidez... En definitiva, un estupendo álbum de heavy metal melódico ochentero que sumar a vuestra colección de clásicos si tenéis la suerte de cruzaros con él por ahí, cosa que no va a ser fácil.
7. Hurry Scuary - Break it Up (1988 Air Records)
Una de las cosas más guays de esto del heavy metal es encontrarte con la punta de un hilo e ir tirando de él a ver hasta donde te lleva. En mi momento de fascinación inicial con Anthem, esto es, primavera-verano del 2018, me puse a rastrear las actividades paralelas de sus ex-miembros y acabé dando con la carrera de efímero Hideaki Nakama. Efímero porque no llegó a militar más de un año en la formación tokiota haciendo de bisagra entre Hiroya Fukuda y Akio Shimizu y su única contribución musical fue una breve instrumental incluida en un recopilatorio de 1990 en la que dejaba una pequeña muestra de su talento. Sin embargo, ya venía de publicar un respetable álbum en solitario en 1989, “Point of No Return", totalmente en la órbita Shrapnel, y, de forma más notable, este único de Hurry Scuary un año antes. Extrañamente, estos tíos llevaban en activo desde 1982 y no habían conseguido más que publicar un split en el ‘84 y una demo y un single en el ’87, ambos conteniendo una de las canciones más pegadizas de este “Reaching for the Sun", “Dirty Street". La historia detrás de este álbum también es curiosa ya que sirve de banda sonora para “Top Dog", película estrenada aquel mismo año y que semeja una suerte de versión nipona de “Días de Trueno” con motos. Podéis ver imágenes en el mismo videoclip de “Reaching for the Sun" porque resulta tarea imposible encontrar información sobre ella... En lo que respecta a lo musical, “Break it Up" suena como un álbum perdido del período ‘88-’90 de Yngwie Malmsteen cuando acercó su sonido lo más que pudo a la radiofórmula. Es decir, algo entre “Odyssey" y “Eclipse”, sólo que, huelga decirlo, sin Joe Lynn Turner o Göran Edman a las voces. A su favor, el timing, pues esto salió apenas 13 días después de “Odyssey", y un innegable gusto para componer heavy metal melódico con alma de hit single. Este es otro de esos álbumes que vendes en condiciones en el mercado adecuado y lo puedes llegar a petar porque está realmente bien hecho. Estupendo hard/heavy metal de guitarras afiladas, impresionantes solos de Hideaki Nakama y enormes estribillos, con las típicas incursiones en el terreno del speed metal (“Open Your Eyes" y “Feelin’ High"). Lástima que Yasuhide Minami no sea precisamente Jeff Scott Soto porque el álbum realmente mola.
8. Vow Wow - Vow Wow III (1986 Eastworld)
Al igual que Terra Rosa, Saber Tiger y Loudness, Vow Wow también han visitado con anterioridad la "páginas" de El Dictador Digital, con lo que tenéis allí mi visión sobre este “III" desarrollada al detalle. Como en la mayoría de estas bandas niponas, Vow Wow son cocina de autor, concretamente, la de Kyoji Yamamoto, que armó sus Bow Wow en 1975 junto a Mitsuhiro Saito y sus casi inseparables Toshihiro Niimi y Kenji Sano. Durante la segunda mitad de los 70 y principios de los 80, se dedicaron a consolidar su nombre entre los grandes pioneros del hard rock japonés, hasta que, en 1983, tomaron la determinación de occidentalizar su sonido y salir de su país. Abandona entonces Mitsuhiro Saito y entran el vocalista Genki Hitomi y el teclista Rei Atsumi con la intención de hacer su propuesta aún más digerible para el oído europeo y americano cambiando su nombre a Vow Wow para evitar la confusión con estos que pegaron un buen pelotazo por aquella misma época. El paso definitivo lo dan en 1986 contratando a Tony Platt (Samson, Trust, Krokus, Motörhead, Manowar, Shy, Uriah Heep...) para la producción y lanzándose a por todas en Europa, hasta el punto de trasladar su residencia durante unos años al Reino Unido. Kenji Sano decidió que no se mudaba y le pusieron a un sustituto de total garantía, nada menos que un Neil Murray de transición entre Whitesnake y Black Sabbath, que llegó a grabar dos álbumes con ellos, “V" y “VIBe" (publicado por Arista en Occidente como “Helter Skelter" por su versión de los Beatles). Musicalmente, nos encontrábamos una amalgama curiosa entre heavy metal, un punto de glam ochentero y los omnipresentes teclados de Rei Atsumi, excesivos, en ocasiones, aunque parte tan indispensable de su sonido como la guitarra de Kyoji Yamamoto. Los alérgicos al japonés tendréis un buen aliado en Genki Hitomi ya que, además de ser un vocalista en condiciones (algo a medio camino ente Graham Bonnett, Vik Hix y Blackie Lawless), cantaba en inglés y con una pronunciación más que aceptable... el tío después se dedicó a dar clases, o sea que un poco de idea le podemos suponer. “III" tiene un sonido particular, muy vintage podríamos llamarlo hoy en día para ser amables, pero no se le puede negar la fuerza de composiciones como “Shot in the Dark", “Nightless City", “You Got it Made" o, muy particularmente, la intensísima balada “Shock Waves". Personalmente, son 43 minutos que siempre disfruto cuando los escucho, así que, pese a sus peculiaridades, tened claro que estamos ante otro de los imprescindibles del j-metal.
9. EZO - Fire Fire (1989 Geffen Records)
Más viejos conocidos... Este os lo traje también hace poco más de un año. Es curioso porque la mayoría de estas bandas japonesas ya tenían bastante rodaje cuando pegaron el salto a las grandes ligas... bueno, grandes ligas tampoco, pero en el caso de estos tíos, tampoco está nada mal un contrato para Geffen Records saliendo de Sapporo. Formados a principios del ’82 como Fratvacker, este es, en realidad, su cuarto álbum grabado y editado en EEUU en 1989. Dos trabajos salieron antes bajo el algo más accesible nombre de Flatbacker (que tampoco era para echar cohetes), hasta que decidieron probar suerte bajo la tutela de Gene Simmons. “E·Z·O" consiguió ser en 1987 el segundo álbum de una banda japonesa en colarse en el Billboard 200 y llegaron a abrir parte de la gira estadounidense de “Appetite for Destruction", pero hasta ahí consiguieron llegar. En 1989, grabaron un segundo álbum con Stephan Galfas, aún mejor que el debut y ya sin la colaboración de Gene Simmons, pero no aguantaron el tirón y pronto se desinflaron. A pesar de tener una colección de pepinazos bastante imponente, “Fire Fire" ni siquiera entró en charts y Geffen los largó del sello. EZO no aguantaron mucho más y poco después estaban tomando un vuelo de vuelta a Sapporo. Masaki Yamada entró como sustituto de Mike Vescera en Loudness y allí se pasó los 90 calentando la silla hasta el retorno de Minoru Niihara en el 2000. Hirotsugu "Hiro" Homma pasó también por Loudness, Anthem y Saber Tiger y de Shoyo "Showyo" Iida y Taro Takahasi no hemos vuelto a saber... Hard/heavy sucio, sleazy, macarra, callejero y a medio tiempo. Con mucho nervio y mala baba, que aguanta perfectamente el tipo durante la primera mitad del álbum, pero que pierde algo de fuelle en la segunda para recuperarlo con la melódica “Million Miles Away” al final del todo. La cosa habría quedado mucho más redonda cortando un par de pistas de esta cara B y dejándolo con nueve y unos 40 minutitos. Con todo, muy buen álbum y, sobre todo, bastante novedoso por su sonido contundente, moderno y descarnado para lo que era 1989... mariconadas, las justas. En un par de años, buena parte del hard rock americano estaba girando en la misma dirección. Fíjaos que los propios Skid Row los versionearon no hace mucho y no creo que fuera precisamente casualidad teniendo en cuenta cómo sonaba “Slave to the Grind".
10. Earthshaker - Fugitive (1984 Nexus)
Como en todo top, este último puesto ha estado bailando hasta el último momento, pero al final me he decidido por Earthshaker por peso histórico de la banda y por singularidad musical. Aquí estamos hablando de otra leyenda del j-metal en circulación desde 1978 cuando Sinichiro “Shara" Ishihara decidió proclamar a los cuatro vientos su amor por el debut de Y&T (de aquella aún Yesterday and Today) a través del nombre de su banda. Tras un debut de heavy-rock bastante estándar para 1983 (con un tema compuesto por el mismísimo Adrian Smith) pegaron el pelotazo en Japón con este “Fugitive" y un peculiar estilo que conectó a la perfección con el público masivo de su país. Tengo mis dudas de que esto fuera a funcionar bien fuera de sus fronteras, pero en Japón eran muy grandes a mediados de los 80 y llegaron a encabezar un show en el mítico Budokan en 1986. La base seguía siendo un heavy metal muy clásico que podía recordar a los propios Y&T y a otros mitos de la época como Van Halen y MSG. Ahora bien, Earthshaker tenían un aire “poppie” que hizo las delicias de los heavies nipones y, según se cuenta, ejerció una influencia determinante en su escena durante los años 90... me perdonaréis, pero yo ahí me pierdo. De heavy metal pomposo y amanerado japonés controlo entre poco y nada. Sin embargo, Earthshaker consiguen tener algo especial. El trabajo de guitarras de Ishihara está muy influenciado por Michael Schenker o Dave Meniketti, pero el trabajo vocal de Masafumi “Marcy" Nishida es algo realmente fuera de lo común. “Drive Me Crazy" no me gusta lo más mínimo, pachanguera y totalmente fuera de lugar, suena como el tipico residuo de banda de instituto que llega sin saberse cómo hasta un primer álbum de estudio. El resto, son una estupenda colección de canciones y, concretamente, hay dos que son un pedazo de temas de la hostia, “Kioku no Naka" y “More", verdaderamente emotivas y profundas. La guitarra de Shara es capaz de desplegar una melodías jodidamente conmovedoras y Marcy transmite algo único con su tono cristalino y juvenil. Lo cierto es que entiendo que en Japón se convirtieran en un fenómeno de masas puesto que irradian un espíritu realmente irresistible. Pena esa “Drive Me Crazy" que me afea bastante el conjunto y hace que el álbum no me guste tanto como podría... Eso sí, no vengáis aquí en busca de nada muy heavy porque no lo vais a encontrar.
P.D. Por tercera vez, la gente de King Records interponiéndose en nuestro camino...
Echaréis de menos nombres bastante gordos. A X Japan ni los tengo en cuenta y me he visto obligado a dejar fuera algunas buenas bandas como Dead End, Wolf, Precious, Show-Ya, Action!, Reaction, Blizard, Sabbrabells, 44 Magnum, Crowley..., pero una lista de diez da para lo que da. Al final, he intentado, como siempre, ser lo más sincero conmigo mismo y destacar lo que más he escuchado y lo que más me gusta, independientemente del nombre que venga impreso en la portada y del prestigio que le podamos suponer. La idea al final es romper un poco esos prejuicios que nos puedan alejar de una escena que ofreció cosas de verdadero valor, pero que tendemos a ignorar sólo por su idioma o cualquier otro tipo de argumento menos inocente. Aquí hay mucho y muy bueno, dadles una oportunidad...
Pero X Japan tambien tiene canciones bastante potentes aunque supongo que para tu gusto seran algo lights
ResponderEliminarNo es cuestión de ser más o menos light, Harry, Vanishing Point es mucho más heavy que cualquier álbum de Earthshaker... simplemente, no me gustan X Japan.
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