¡Bienvenidos al Dictador Digital!

Bueno, el fatídico día ha llegado, chavales... El Portal del METAL, ese garito virtual en el que he pasado parte de mis últimos seis años, ha tocado a su fin. Como el bar heavy de tu ciudad al que acudías cada fin de semana en busca de animadas charlas, recomendaciones musicales, un poco de despiporre y, en mi caso, mucho alcohol, finalmente ha cerrado sus puertas. La sensación es similar… ¿Y ahora qué? ¿A dónde vamos a tomar algo? Cuando eso ocurría, perdías tu lugar de referencia, ese al que ibas hasta solo porque sabías que te ibas a encontrar a algún conocido con el que charlar un rato y compartir unas birras. Eso había venido a significar el Portal para mí en un momento en que, por circunstancias de la vida, ya no frecuento bares y juergas nocturnas (cosas de la edad). Seguro que sabéis de lo que hablo porque lo habréis vivido, en más de una ocasión, incluso. Cierta desorientación, mezclada con pena y nostalgia por los momentos vividos. 

Pero lo normal era que, cuando un garito bajaba la verja, alguien cogiera el relevo, muchas veces uno de los habituales, y decidiera llevarse al menos parte de su espíritu en una nueva aventura. Para eso llega a la red El Dictador Digital. Sé que ya nunca será lo mismo, que al lado de nuestro antiguo y espacioso garito, esto es un antro de mala muerte, pero sólo espero que algunos hayáis decidido venir hasta aquí a tomaros algo y, quizás algún día, llegar a formar una clientela estable. Ni siquiera es esa la aspiración inicial, en realidad. Tan sólo pretendo tener un lugar para que yo mismo y algunos colegas podamos dejaros nuestros desvaríos y vosotros, si lo consideráis oportuno, nos dejéis vuestra opinión al respecto. Y, así, con suerte, a ver si conseguimos seguir teniendo un lugar donde poder conversar sobre aquello que nos apasiona y que un día nos reunió en la web que nos puso en contacto. Como toda spin-off, ya asumo que está será una versión descafeinada, marcada, además, por la visión unitaria de un “dictador" como yo, pero creo que no nos queda otra más que buscarnos la vida por otro lado y encontrar un nuevo lugar donde sentar nuestras posaderas y abrir una cervezas virtuales. Vamos a ver a dónde nos lleva esta historia, si es que nos lleva a algún lado... ¡Bienvenidos al Dictador Digital!