viernes, 29 de agosto de 2025

The Oath - The Oath (2014 Rise Above Records)

1. All Must Die (6:32)
2. Silk Road (4:15)
3. Night Child (3:45)
4. Leaving Together (6:03)
5. Black Rainbow (5:46)
6. Silver & Dust (4:50)
7. Death Delight (3:17)
8. In Dream (2:11)
9. Psalm 7 (7:13)

Bien, ahora que estoy en esta etapa tan revisionista y autocrítica, otra vez voy a tragarme mis propias palabras, cosa que cada día me cuesta menos hacer… serán los años. Recuerdo perfectamente cuando hace algo más de una década apareció esta dupla germano-sueca provocando un revuelo considerable dentro de la escena “guay" y yo, otra vez lleno de razón, me empeñé en ignorar el hype generado en torno a ellas. Os confieso que mi preocupación por The Oath no fue mucho más allá de esa imagen de portada con sus dos despampanantes integrantes enfundadas en cuero negro. Demostración de que me suele dar bastante igual esto de la apariencia física en la música y no sirve para ganar puntos, no les presté demasiada atención y les colgué con cierto desdén el “cartel de refrito de Sabbath/Purple” dirigiendo mi atención en otras direcciones.

Me consta que la existencia de este dúo fue efímera como un pedo de ascensor y en poco tiempo cada una tomaba su propio camino. Linnéa Olsson, sueca, guitarrista, se marchaba primero a Beastmilk/Grave Pleasures y después montaba sus propios Maggot Heart junto a Uno Bruniusson de In Solitude. Johanna Sadonis, alemana, vocalista, por su lado ponía en marcha a Lucifer junto a Gaz Jennings de Cathedral y Andy Prestidge (batería aquí y de aquella también en Angel Witch), y un par de años después con su futuro marido (ahora ya ex) Nicke Andersson. Sin embargo, ahí las dejé a ambas y no me preocupé en seguir sus evoluciones más allá de alguna escucha casual a sus diferentes proyectos y a The Oath aparcados tras también tantear alguna canción sin demasiado interés… ni siquiera recuerdo cuál, si os digo la verdad. Lo cierto es que estas historias tampoco me llamaban demasiado la atención hace ahora once años. 

¿Qué ha cambiado en esta década, entonces? Supongo que, de entrada, mi percepción hacia alguna de estas bandas revival setenteras, cosa que ya no me da tanto repelús, aunque sigo sin ser un entusiasta y me interesan con cuentagotas. Por otro lado, la oportuna mención de un habitual aquí en el Dictador a colación de los italianos Messa que me llevó a darle una segunda vida a estos The Oath. Y, por último, mi aún más oportuna visita a la tienda de Rise Above Records en las afueras de Londres este verano donde, como es lógico, encontré una flamante copia a la venta… Sin darle muchas vueltas, me hice con ella y no sabéis cuánto me alegro.

Primera conclusión rápida… The Oath son mucho más heavies de lo que me imaginaba, o recordaba. Había escuchado por encima a Grave Pleasures y a Lucifer y poco tienen que ver ambos con el heavy metal. Más bien post/punk los primeros y occult rock los segundos… ninguno me llegó a convencer plenamente. Y eso que el “Climax” de Beastmilk, precedente directo de Grave Pleasures, me parece un auténtico discazo. A los primeros compases de “All Must Die” me quedó bastante claro, aquí no es a banda hard de los 70 a lo que me recuerdan, sino a Angel Witch (que no dejaban de tener un aire setentero, todo sea dicho). El riff de arranque que se despacha Linnéa Olsson es casi una revisión del de “Angel of Death" y, si os soy sincero, tampoco me importuna particularmente. Me vuelve loco el debut de Angel Witch y lo cierto es que, con la entrada de la voz de Johanna Sadonis, el tema cambia totalmente de tercio y se mete en el terreno del hard/heavy oscuro y ceremonial de unos The Devil's Blood, aunque con una potencia metálica de la que carecían los neerlandeses.

“Silk Road” es una composición algo más retro y doomera que nos permite detenernos un poquito en la producción supernatural y cuidada de un Martin “Konie" Ehrencrona que sólo un año antes registraba el aclamado “Sister" de In Solitude (otro al que me costó cogerle el aire en su día) y cuatro después el también genial “Down Below" de Tribulation. Me flipa cómo suenan estos trabajos: crudos, atmosféricos, pero potentes y orgánicos… creo que os podéis hacer una perfecta idea de por dónde van los tiros con las referencias que os doy. Muy lejos de lo que se lleva hoy día en los sellos mayoritarios. Olvídate de esas producciones saturadas y sintéticas típicas de Nuclear Blast y Napalm Records, aquí la intención es la de buscar un sonido decrépito, apolillado, mugriento, aunque no falto de fuerza. Sin llegar a los extremos de “Sister", la sensación es algo similar. 

Más sonido vintage en “Night Child". Riffs bailables, ritmos ceremoniales y Johanna Sadonnis como maestra de ceremonias oficiando un akelarre nocturno. Doom, heavy metal y hard rock a una para los seguidores del heavy-rock del ‘70 al ’83, todo bien mezclado en una coctelera. “Leaving Together" se enfanga aún más, suena más triste, más oscura, más turbia, aunque Johanna con su voz le aporta un distinguido toque de elegancia. Digamos que sirve de interludio sosegado antes de arrancar la cara B con la “rápida" “Black Rainbow"… A ver, lo entrecomillo para que tampoco os vayáis a imaginar un tema a lo Slayer, pero es, con diferencia, la más cañera del álbum y el riffeo hasta nos puede hacer pensar en una versión más melódica de Motörhead. Con todo, hacia la mitad, la canción se va retorciendo de nuevo y nos encontramos con un estupendo corte de doom con sabor añejo y carcomido… qué bien le sienta a este álbum esa distorsión de guitarras ligeramente pantanosa.

De aquí al final, pura solidez, una de las grandes virtudes de este primer y único álbum de The Oath. Puede que no te vayas a encontrar uno de esos himnos que deban ser recordados por los restos, pero se hace complicado no disfrutar con cada uno de los nueve cortes del LP, si te gusta el buen hard y el heavy metal con un marcadísimo aire vintage. Cojonudo es otra vez el riffeo de “Silver & Dust" y los arreglos de guitarra del puente previo al estribillo. Buen trabajo a las cuatro cuerdas también en esta de Simon Bouteloup de los psicodélicos Kadavar, con unas líneas muy ocurrentes que se desmarcan con comodidad de las guitarras de Olsson. A la batería y rítmicas, Andy Prestidge de Angel Witch y Henrik Palm de In Solitude respectivamente, nada más que como músicos de sesión, aunque con una influencia considerable en el resultado final, me permito suponer.

“Death Delight" tiene un riffeo que quiere sonar hasta un poquito punk, aunque pronto reconducen la cosa y se vuelven a meter en el territorio del doom sabbathiano. Johanna lo mantiene siempre dentro de su elegancia vocal habitual. “In Dream" no es más que una breve instrumental de acústicas, así que tampoco aporta mucho, pero “Psalm 7", como podemos deducir por su título, es un mastodonte heavy/doom de, cómo no, siete minutos (¿lo habrán hecho a posta? Jajaja). Se va cociendo a fuego lento desde un arranque parsimonioso hasta una segunda mitad intensísima que termina un buen LP como se merece, con uno de los mejores y más completos temas que han grabado.

Un discazo, por tanto, que no tuvo más repercusión porque no perseveraron… una pena. Como os decía, apenas un mes después de salir esto a la calle, cada uno se marchaba por su lado y a The Oath no le daban la oportunidad que merecían. Con la gente involucrada y las perspectivas musicales, yo creo que esto daba para mucho, pero algo se jodería entre Olsson y Sadonis. Supongo que de aquí han salido varias bandas interesantes y que Lucifer se han hecho bastante más conocidos con los años (ahí están todavía en Nuclear Blast), pero a mí ninguna de ellas me suena tan interesante. Yo que sé, igual dentro de otros diez años sí, que es lo que me ha llevado apreciar este “The Oath" en su justa medida. De todo este rollo vintage de inspiración setentera no se me ocurriría recomendaros nada mejor.

8,25/10

6 comentarios:

  1. La primera vez que escuché este disco pensé que no iba a gustarme precisamente por el sonido tan crudo y guarro que se gastaba. Pero es que a la que entra Johanna Sadonis y mete sus voces, todo adquiere un equilibrio perfecto. La forma de cantar de esta mujer es para mí la que más me gusta de una fémina en términos Metal, ni demasiado dulce y empalagosa pero tampoco una Sabina Classen, que para el Thrash está de puta madre.

    Es precisamente por lo que Lucifer me gustan tanto. A ver, Cathedral me molan lo suyo y el primero de Lucifer es lo más parecido pero con una cantante de puta madre. Entiendo que no te gusten los siguientes, porque son más rollo hard setentero, pero insisto: la voz de Johanna a mí me flipa.
    Otro disco que a mí me gustó mucho también con una gran vocalista fue el primero de Avatarium, éstos muy del palo Candlemass. De hecho ahí andaban algunos integrantes de éstos.

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    1. La verdad es que no tengo muy controlados a los Avatarium. Recuerdo pegarle una escucha a algún tema de su debut cuando salió, pero no le hice demasiado caso. No sé, me sonó un poco espacial y moderno, pero tampoco te podría decir exactamente por qué. Estoy escuchando ahora el The Fire I Long for y tienes razón que suena bastante a Candlemass... con teclados y curiosamente ya no está por ahí Leif Edling. ¿Por cuál me recomendarías empezar?

      Con Lucifer un poco lo mismo... Escuché en algún momento alguna canción y, cuando me recordaste tú su nombre, me puse algo del Lucifer V, pero tampoco me dijeron gran cosa. Ahora me acabo de poner el debut y, oye, pues suena bastante potente. Es cierto que tiene un toque a lo Cathedral en las guitarras, que es una banda que nunca me ha gustado, te soy sincero, pero no me está sonando nada mal. A ver, ahora que le cogí el punto a The Oath, probaré con ellos por orden cronológico y quién sabe...

      De Oath te diré, en cambio, que a mí me encanta este sonido guarrete. Cuando salió Sister de In Solitude en su momento, me costó bastante, ya me había ocurrido lo mismo con The World, The Flesh and the Devil antes, que estaba producido por Nicke Andersson. Son discos densos, pero con el tiempo son de esos que se han quedado conmigo. Gran parte de aquella NWOTHM que surgió hace 15 años ha pasado a mejor vida, pero estos discos con una personalidad más marcada, sí que me siguen acompañando en la actualidad. Al final, de todas aquellas bandas, sólo consiguieron perdurar unas pocas e In Solitude eran de las mejores. Si no hubieran reventado, creo que podrían haberse consolidado como una banda muy potente a nivel underground.

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  2. Bueno, Avatarium siguen una onda similar a Lucifer. Es decir, empiezan con un disco que es como una continuación de Candlemass para después ir adentrándose cada vez más en rollos hard psicodélicos y espaciales pero conservando un pequeño punto Doom. Lucifer, al contar con Gaz Jennings a las guitarras es para mí el mejor disco de Cathedral pero sin el puto Dorrian a las voces...jojojojooo...y sin dudas el más metálico de todos. Luego tirarían más al hard rock 70s, aunque a mí también me valen de esta forma.

    Particularmente a mí el que más me gusta de Avatarium es el primero, que fíjate, en Metal Archives es de los más flojos valorados. Yo empezaría por éste, aunque también me gustan, aunque algo menos hasta su tercer disco del 2017 "Hurricanes and Halos", último con Leif Edling. El resto de su discografía no me desagrada pero lo encuentro más hard rock y todavía más psicodélico e intimista.

    In Solitude, hostia tío...Es que todo aquello que despida algún efluvio a Mercyful Fate y encima con sonido añejo, a mí ya me tiene ganado. Me gustan sus tres discos, pero Sister siendo el más raruno no sé que coño tiene que a mí me deja como en estado cataléptico y baba colgandera. En mi caso es posible que al principio pasara un poco de ellos, a fin de cuentas eran unos sucedáneos de las huestes de King Diamond, no?. El tiempo al final, pone a cada uno en su lugar, y al final es lo que hablábamos con las producciones modernas. Es posible que si los propios Oath o In Solitude no tuvieran ese sonido retro suguramente no estaríamos hablando de ellos ahora mismo.

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    1. Pues mira tú, justamente ayer fui a comprar la entrada para Flotsam and Jetsam, que tocan aquí cerquita el viernes, me encontré en la tienda el Lucifer II en vinilo y estuve a punto de comprarlo... menos mal que no lo hice. Venía un poco condicionado por The Oath y por lo que había escuchado del Lucifer I y pensaba que me iba a encontrar algo similar, pero ya veo que no (aún no había leído este último mensaje). Entiendo que, con la salida de Gaz Jennings y Andy Prestidge, la entrada de Nicke Andersson y el fichaje por Century Media, cambió bastante el enfoque y eliminaron prácticamente toda influencia heavy/doom. De hecho, lo que he escuchado de Lucifer II (los cuatro primeros temas) es justamente la idea que tenía previamente de su música. Hard ligero de los 70 con toques de psicodelia, un poco lo que asocio con Nicke Andersson tras su salida de Entombed. Eso no es lo mío, la verdad, pero cuanto más escucho el debut, más me gusta. Eso sí me convence, igual que lo hicieron The Oath.

      Ahora cuando termine con el de Lucifer, le pegaré una una buena escucha también al debut de Avatarium. Esa media de puntuación en las reseñas es un poco disuasoria, pero también es cierto que engañan un poco... O bien son reseñas muy buenas o muy malas, no regulares... Es decir, hay gente a la que esos álbumes les han encantado y yo tengo mucha confianza en los talentos de Leif Edling. Luego le pego una escucha y te cuento. Eso sí, la portada del segundo es una de las cosas más espantosas que he visto en tiempo, vaya horterada.

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  3. Sí, esa portada podría formar parte de un top de las peores del género. Al menos en la de Oath salen las dos de medio cuerpo, pero ese careto con los ojos desorbitados es de vergüenza ajena

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    1. Y la combinación con el cuervo y el juego con el título es una metalpacada de cuidado... es digna de unos Crematory, jajaja.

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