Manes tuvieron la desgracia de pasar bajo el radar de la mayoría en los 90. Fundados en 1993 en plena vorágine blackmetalera, no fueron capaces de editar su álbum álbum de debut hasta 1999, aún cuando llegaron a sacar tres celebradas demos entre el ’93 y el ’95, amablemente empaquetadas para regalo años después por Khal Drogo de Nocternity en “Svarte Skoger". Lo que debería haber seguido a la edición de la tercera, “Til kongengs grav de døde vandrer" (“Los muertos vagan a la tumba del rey"), era ese primer álbum que, por razones que desconozco, se demoró cuatro largos años hasta que por fin pudo ver la luz como “Under ein blodraud maane" (“Bajo una luna roja de sangre") gracias a uno de los sellos más activos por aquel entonces, Hammerheart Records.
Comúnmente considerados entre los grandes precursores de lo que se conocería después como black metal depresivo junto a Burzum, Forgotten Woods, Strid y Bethlehem, toda posibilidad de impacto para Manes se esfumó con su repentina disolución nada más salir ese primer LP y con su vocalista, Sargatanas, escondiéndose bajo una piedra durante algo más de una década. En esa década en la que el black depresivo se hizo tendencia gracias a Shining, Xasthur, Krohm, Forgotten Tomb y demás fauna, comenzó una suerte de culto post mortem para el legado de Manes en paralelo a una resurrección que los hizo irreconocibles para los pocos que supimos de su existencia a finales de los 90. En 2002, ajeno a su propia influencia en la escena, su líder y principal compositor, Tor-Helge “Cernunnus" Skei, resucitaba el nombre de Manes siguiendo la estela de colegas como Ulver y Dødheimsgard al cortar todo lazo de unión con el viejo black metal y mutando a uno de esos modernilllos que renegaban entonces de sus orígenes... momento en que yo decidí relegar para siempre su nombre al olvido.
¿Para siempre? Pues se ve que no del todo, o al menos así era hasta que me topé otra vez con ellos siguiendo la pista de V. Einride de Whoredom Rife, al que yo conocía como Vyl hasta 2006 y que últimamente me encuentro hasta en la sopa. Cierto es que ya no siento el interés de antaño por el black metal, pero en mis ocasionales conexiones con el estilo recupero viejas costumbres y, casi sin quererlo, me encuentro de nuevo tirando de hilos que me llevan a lugares insospechados. Así, esta vez, acabé recuperando a Manes, bueno, a Manii, que vienen siendo Manes tal y como los conocimos entre 1993 y 1999... Os explico...
Tras una década entregados a la experimentación más desaforada, Manes se vuelven a separar en 2011 y Cernunnus revive su relación con el desaparecido Sargatanas. Así nacen Manii como continuación del espíritu original de los Manes noventeros. Paralelamente, los propios Manes retoman su actividad en 2013 y, hasta la actualidad, tenemos a dos bandas como caras opuestas de una misma moneda, tal y como ha hecho "Peavy" Wagner con Rage y Refuge... unos siguen adelante, mientras que los otros continúan su camino allá donde lo dejaron hace décadas.
Así la cosas, si alguien, alguna vez, se ha preguntado qué pudo haber sido de Manes si no hubieran cambiado de rumbo tras su debut de 1999, tiene en Manii una más que conveniente respuesta. Aquel mismo black metal oscuro como el ojete de un gorila de espalda plateada, aquella misma sensación de agobiante claustrofobia, aquel incómodo desasosiego que producían los Manes originales, tiene una perfecta réplica en los recientes “Kollaps” (2011, Avantgarde Music), “Sinnets irrganger" y, particularmente, en este último hasta la fecha “Innerst i mørket". Estos dos últimos puestos en circulación por la casi infalible Terratur Possessions que se ha convertido en sinónimo de calidad en los últimos tiempos. Con una bienvenida diferencia para mi gusto, la ausencia de maquinitas que conferían a “Under ein blodraud maane" un aire electrónico a lo Mysticum/Limbonic Art que nunca me ha llegado a convencer del todo... habrá a quien le mole, a mí no mucho. Cernunnus se corta un poco más con los teclados en esta ocasión y, sin duda alguna, la imponente presencia de V. Einride tras los parches aporta a sus composiciones un empaque que no tenían los Manes noventeros.
37 minutos de oscurísimo black metal noruego a medio tiempo, adentrándose en más de una ocasión en aquello que alcanzábamos a calificar como depresivo, pero manteniendo una más que evidente relación con la tradición de su país. “Innerst i mørket" ("en lo profundo de la oscuridad") se cocina despacito, a fuego lento, con mucha calma... tal y como nos puede hacer suponer su peculiar forma de presentarse, a través de un único corte que ocupa todo el metraje del LP. No hay ninguna prisa y lo saben. Abundan desgarradores arpegios, espectrales teclados y vocalizaciones mortuorias emanadas del más profundo abismo de la psique humana. Manii contagian sensaciones desapacibles, pero nunca pierden cierta armonía y musicalidad, así que resulta fácil seguirles la pista y yo lo agradezco... no siempre me ocurre con el black metal actual.
37 minutos y un solo corte, pero no temáis. No es todo tan ambicioso como suena. Más bien, se trata de 5 cortes que nunca superan los 10 minutos, unidos por interludios ambientales y servidos en un mismo plato para nuestro disfrute... no tenemos genios de tal calibre en esto del black metal. Hasta Dan Swanö acabó confesando que su portentoso “Crimson" se había originado como un álbum convencional y fue después, tras alucinar grabando el “Orchid” de Opeth, cuando empezó a barruntar la idea de fusionarlo todo en un único tema de 40 minutos. La misma sensación tengo con “Innerst i mørket", aunque Manii ya parten de composiciones particularmente largas. Cada una con su propia personalidad, con sus rasgos distintivos, pero todas con el mismo carácter sombrío y perturbador. Lo mejor, unos cinco minutos finales jodidamente intensos en los que será V. Einride el que imponga su autoridad y someta la música de Manii a una exuberancia más cercana a lo que le hemos podido escuchar en los iniciales Keep of Kalessin y en Whoredom Rife.
En definitiva, un buen álbum de black metal noruego. No tan revisionista como cabría esperar, pero sí digno de llevar tal etiqueta con orgullo. Manii se suman por tanto a una nueva generación de bandas que se han empeñado en poner a Noruega de nuevo en el panorama blackmetalero después de un par de décadas en las que habían cedido el testigo. Si has disfrutado en los últimos tiempos de álbumes editados por Djevel, Whoredom Rife, Mare, Syning, Nattverd... y, más atrás, de los clásicos de Burzum, Forgotten Woods, Mayhem, In the Woods..., los propios Manes, o incluso aquella anomalía que fue el “Daudafærd” de los suecos Pest, no pases por alto un bocado tan suculento como “Innerst i mørket”, no te vas a arrepentir.
8/10
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