The Scream - Let it Scream (1991 Hollywood Records)

1. Outlaw (3:25)

2. I Believe in Me (3:45)

3. Man in the Moon (5:40)

4. Father, Mother, Son (4:16)

5. Give it Up (4:35)

6. Never Loved Her Anyway (3:22)

7. Tell Me Why (3:42)

8. Loves Got a Hold on Me (3:47)

9. I Don't Care (5:28)

10. Every Inch a Woman (3:34)

11. You Are All I Need (5:47)

12. Catch Me if You Can (3:26)

¿Estaba muerto el hard rock en los años 90? Joder, para nada. Como hijo de aquella época, pasé mi adolescencia convencido que el hard ochentero ya había dado todo de sí y que, como era lógico, tocaba pasar a otra cosa. Veamos, parte de eso también hay. Un nutrido sector de la escena mostraba claros síntomas de agotamiento y estiraba el "cliché" hasta el límite sin aportar una alternativa que la industria pudiera dar por buena para aceptar su pervivencia. Sin embargo, hubo otros muchos, más de los que pudiéramos imaginar, que hábilmente sacudieron los cimientos del hard rock de toda la vida ofreciendo una revisión más que interesante de lo que habíamos escuchado hasta el momento. Sin traicionarse, sin darle la espalda al pasado, algunos apretaron los dientes con rabia (Skid Row), otros se adentraron entre las sombras (W.A.S.P.), algunos se dejaron salpicar por las nuevas tendencias (Love/Hate) y hasta aquellos que se enfundaron el sombrero vaquero para seguir la fiebre del oro tenían su lugar (Cinderella). Los hubo incluso que tuvieron el tino de combinar todos esos elementos con mucho acierto, pero hasta ellos, los que mostraron una evolución más que válida para nuestro querido hard rock, fueron engullidos por la marea alternativa que prácticamente no dejó títere con cabeza. Cuando la industria decide que algo se ha terminado, no hay nada que hacer y para 1991 el hard rock estaba visto para sentencia. Ahí justo es cuando aparecen los chicos de Racer X, uno de los iconos de los excesos ochenteros (y una jodida delicia para todos los que disfrutamos de la época) para proponer una de las opciones más interesantes, pero también ellos fueron criminalmente ignorados y en poco tiempo estaban criando malvas... Bueno, algo tuvo que ver también un gran nombre que se cruzó por el medio e hizo una propuesta irrechazable...

Espera un momento, ¿Racer X? ¿Estos no se fueron a la mierda cuando Paul Gilbert entró en Mr. Big? Sí y no. A ver. A Gilbert le siguió Jeff Martin, que montó Bad Dog junto a Russ Parrish (después en War & Peace, Fight y Steel Panther), antes de acabar en Badlands, pero... ¿Qué pasó con el resto? Scott Travis, Juan Alderete y Bruce Bouillet formaron Saints or Sinners con John Corabi (ex-Angora) a la voz, pero pronto Travis recibió también la oferta de su vida y fue sustituido por el ex-Shark Island Walt Woodward III. Con el nivel que por aquí había, el contrato no se hizo esperar y Hollywood Records puso a todo un Eddie Kramer a su servicio, previo cambio de nombre a The Scream, tal y como se presentaron definitivamente en sociedad en 1991 con este tremendo “Let it Scream" que, como os podréis imaginar, suena que te cagas con el sudafricano tras la consola.

The Scream, por tanto, eran una de esas bandas que seguían practicando hard rock americano en los 90, reconocible, con las claves del estilo bien marcadas, pero no temían a darle un buen meneo para conseguir sonar vigentes. Un poco de todo lo que se hacía en aquel buen hard rock de principios de la década y, además, hecho a las mil maravillas, es lo que aquí nos vamos a encontrar. 

Arrancamos con una ración de sleazy bien macarra y callejero con “Outlaw" en la que destaca la arrolladora personalidad de John Corabi y me tiene preguntándome desde la primera vez que lo escuché cómo es que este tío no consiguió grabar nada en condiciones hasta que cumplió 32 años. En la misma línea de hard arrastrado y polvoriento tendremos también las cojonudas “Give it Up” o “Every Inch a Woman" con guitarras bien heavies, una base rítmica contundente y Corabi dejándose la garganta en cada estrofa. Canciones todas ellas con empaque, pesadas y totalmente aptas para los años 90 de no haber sido fagocitados impunemente por la industria.

Clásico hard americano y añejo, un poco más convencional, vamos a encontrar, en cambio, en esas “I Believe in Me" o “Loves Got a Hold on Me” repletas de buenos guitarrazos, voces muy cuidadas, teclados ocasionales, contundentes bases de ritmo y solazos de Bouillet. Lógicamente algo más comedido que en Racer X, supeditado al conjunto, no deberíamos olvidar, no obstante, que este era el alumno aventajado de Paul Gilbert que le sorprendió hasta el punto de incorporarlo a su propia banda. Ciertos tópicos por aquí y por allá, un cencerro, una guitarra slide, combinados con alguna que otra pirueta ocasional, hasta un saxo... fantásticamente administrados para evitar caer en lo manido. Es la evidencia de una banda que va sobrada de técnica, que ya ha exprimido sus posibilidades al límite y ahora toca por placer, sintiéndose cómoda y concentrándose en la canción. La gran virtud de The Scream es esa justamente, hacer fácil lo difícil y arreglárselas para seguir haciendo hard rock de toda la vida sin sonar al enésimo refrito de Ratt, Mötley Crüe o Bon Jovi...

Pero si he decidido hoy hablar de “Let it Scream" es, precisamente, por lo que no resulta tan evidente. Cierto es que, por norma general, solíamos encontrarnos con una “heavy" en aquellos LP's de hard, en este caso la última “Catch Me if You Can", técnica y vertiginosa, y la baladita de rigor, “You Are All I Need", con sus colegas Ray Gillen y Jeff Martin haciendo coros y cierto aroma clásico a rock de los 60 y 70. Sin embargo, The Scream se sienten libres para alterar los esquemas y hacer de este “Let it Scream" uno de los álbumes más variados de su época y, aún así, extrañamente coherente.

“Father, Mother, Son" es una bonita acústica con aires del sur en la que John Corabi desnuda sus sentimientos hacia sus padres y canta con mucho sentimiento. “Never Loved Her Anyway" es una vacilada country con banjo y todo, que está ahí un poco escondida para cerrar la cara A. Podría molestar y, curiosamente, no lo hace. The Scream tienen una particular habilidad para que sus ocasionales salidas de tiesto no resulten para nada inoportunas, ni siquiera para un rancio cuadriculado como yo. Luego tenemos por ahí también una “Tell Me Why" de marcado acento funky en la que toma protagonismo el bajo de Juan Alderete, quizás el más tapado de la banda en este contexto hard. Que todos hayan decidido dar un paso atrás, no quiere decir que no se trate de músicos de extraordinario nivel y aquí Alderete se desmelena como en ningún otro momento del álbum. 

Sin embargo, mis dos favoritas son, extrañamente, las dos en la que intuyo un leve toque alternativo. Músicos inquietos, se nota que estos tipos no eran ajenos al auge de las más metálicas y oscuras propuestas de Seattle y parece que quiero notar cierta influencia de Soundgarden o Alice in Chains en la pesada “I Don't Care" (con Jimmy Waldo de Alcatrazz al hammond), en la que el riffeo se hace especialmente dañino y creo que marcó el camino para los Crüe, y en esa impresionante “Man in the Moon", que lanzaron como primer y único single. Temazo que merece un aparte, que condensa todo lo que pueden ofrecer The Scream como banda. Suena pesada y melódica al mismo tiempo. Leal con los principios del hard rock ochentero, pero lo suficientemente moderna como para mantenerlo vivo en los 90. Especian por aquí y por allá bienvenidos efluvios sueños y alternativos que hacen del corte algo verdaderamente original, con una base rítmica demoledora y Corabi cantando como en ninguna otra del LP. Lo dije claro antes, no entiendo cómo este hombre, nacido en 1959, por tanto, con 32 años en 1991, no había hecho ninguna grabación profesional antes que esto y en “Let it Scream" da toda una lección vocal que justifica a la perfección la confianza depositada por Mötley Crüe en él. Puede que aquel álbum homónimo editado en 1994 fuese un fracaso comercial para el estándar de los Crüe, pero, en ningún caso, se puede culpar al bueno de Corabi... el tipo es un vocalista excepcional. Versátil, expresivo y con una personalidad arrolladora. Un tipo que, aún apareciendo tarde, tuvo una carrera más que digna que lo vio pasando por Mötley Crüe, Ratt, Union, The Dead Daisies, ESP..., además de estos The Scream y otras múltiples colaboraciones... no me cabe duda de que, debutando hacia el ‘85/’86, habría llegado bastante más arriba. 

Y esto fue todo, amigos. En 1992, Vince Neil se largó de Mötley Crüe y Sixx, Lee y Mars, maravillados con este álbum, le ofrecieron el puesto a Corabi, oferta que el hombre no rechazó... sólo faltaría. Años después, ante la pregunta de si volvería a los Crüe respondía: “¿Por qué iba a volver a hacerme eso?". Alderete, Bouillet y Woodward, que falleció en 2010, empezarían la grabación de un segundo álbum llamado “Takin’ it to the Next Level" junto a un tal Billy Fogarty, que debería haber salido en 1993, pero nunca lo hizo debido a la quiebra de Hollywood Records y el cambio de panorama. Alguno de aquellos cortes aparecería después en el solitario álbum de DC-10 en 1995, pero podéis escuchar las demos de aquella grabación en la web de Racer X. Yo, si fuera un ejecutivo del sello, habría tenido serias dudas en sacar aquello puesto que poca relación guardaba ya con el hard rock y el heavy metal, además de que Fogarty no le llegaba a la suela de los zapatos a Corabi... Así que hasta ahí llegaron estos The Scream, una de las bandas más talentosas de aquella época en la que daba igual que fueras el enésimo clon de Bret Michaels o un auténtico visionario, si llevabas melena y chupa de cuero tu música iba a acabar en el mismo sitio... en el cajón de ofertas. Y eso, si conseguías que la editaran. Si alguna vez te encuentras este “Let it Scream", como me ocurrió a mí, no lo dudes ni un segundo. Cierto es que hoy día ya vale una pasta...

8,5/10