Solitude Aeturnus - Through the Darkest Hour (1994 Pavement Music)

1. Falling (04:07)

2. Haunting the Obscure (05:32)

3. The 8th Day: Mourning (06:07)

4. The 9th Day: Awakening (05:03)

5. Pain (07:06)

6. Pawns of Anger (06:36)

7. Eternal (Dreams Part II) (07:51)

8. Perfect Insanity (06:15)

9. Shattered My Spirit (08:27)

Si nunca habéis podido con el Epic Doom, este disco de las leyendas yankees Solitude Aeturnus, puede ser una buena oportunidad para intentarlo. Si os molan gente como Black Sabbath, Candlemass y unos primeros Fates Warning, casi os digo que paréis el carro aquí, y le echéis unas orejas a estos tipos... No es el típico disco del estilo, pesado y algo coñazo que, en muchos casos acababan aburriendo a las ovejas. Con estos brujos nos o va a pasar eso. Este fue su tercer largo, el más vanguardista y experimental que habían hecho hasta la fecha, pero no por ello menos interesante. Publicado en 1994, con esto ya os lo digo todo. Estos seis vaqueros van a recoger las enseñanzas arcanas de los riffs de Tony Iommi, esos que vagan entre cementerios abandonados, cubiertos por una niebla espesa y fría como los huesos que pueblan la tierra que están bajo ellos, para envolverlos con el groove y los ritmos depresivos de unos Alice in Chains. Asociación un poco extraña y arriesgada que sale victoriosa, ya lo veréis...

"Through the Darkest Hour" no es su obra maestra, ni, seguramente, su disco mejor considerado, pero sí es un buen lanzamiento para bucear en su mundo y atraer a la gente que le cuesta mucho estos sonidos. Un metal pesado y lento, que calará rápido y hondo en lo más recóndito de vuestras atormentadas almas. Sería el primero que grabarían en tierras británicas de la mano del productor con el que los Benediction conseguirían sus mejores glorias, el Sr. Paul Johnston, el mismo que produjo el que para muchos es su mejor disco: "Transcend the Rubicon". 

Posiblemente, muchos habéis oído hablar de ellos u os suenan de algo, pero me apuesto a que la mayoría nunca habéis profundizado mucho en sus álbumes. Si os digo que de vocalista está un tal Robert Lowe, igual empezáis a hacer algunas asociaciones. Una muy clara sería con los monjes suecos y considerados de los pioneros de este rollo, Candlemass, donde prestó sus servicios vocales, desde 2007 hasta 2012, sustituyendo a su más carismático e inolvidable cantante, Messiah Marcolin.

Lo suyo con estos texanos sería empezar por sus dos primeros discos, que son los que de verdad tienen la etiqueta de culto. Tanto su debut, "Into the Depths of Sorrow", del 91, como "Beyond the Crimson Horizon", del 92, harían las delicias de cualquier doom maníaco. Pero, como ya os tengo comentando, me encantan estos trabajos bisagra, transición o puentes, que son los que conectan la primera etapa de las bandas, con otra futura, más moderna y vanguardista, resultando un híbrido más que interesante. Con estos tampoco os penséis que el cambio va a ser muy drástico. En sus 36 años de historia se han prestado poco a concesiones. Su cosecha artística se reduce a 6 discos, un Ep y dos splits. Como anécdota curiosa, su primera maqueta se titulaba: "And Justice For All..."  Y no, no salió después del disco de Metallica, se adelantó unos 8 meses...Como veis, lo de esta gente no ha sido un derroche de trabajos discográficos. Se podría decir que: pocos, pero buenos... El último es "Alone", del ya lejano año 2006 y, desde entonces, poco o nada se ha sabido de ellos...

En 1994, en plena tormenta para el heavy, lanzaron su tercera placa, que es la que hoy, para mayor gloria de "El Dictador Digital", os voy a presentar aquí. Para algunos cometieron el pecado de mezclar su heavy/doom, recóndito y misterioso, con algo tan, a priori, alejado y opuesto como eran los ritmos y sonidos del grunge más enfermizo de, por ejemplo, unos Alice in Chains. Una blasfemia imperdonable que para los más fanáticos no gustó. Nada, olvidaros de eso. Abrimos la caja, sacamos el cd y dejamos que la máquina lo engulla. Lo primero que suena es una "Falling" que se presenta con un riffaco de esos monstruosos como nos tenían también acostumbrados los británicos Bolth Thrower. Esto ya es mover la cabeza como un auténtico poseso... La voz de Lowe, sumo sacerdote de esta velada, ya nos pone en su sitio. La cosa no va a ir por ahí. Esto no es más que la apertura directa y al grano de un epic/heavy/doom, que estará en continua búsqueda de lo oscuro, pero sin traspasar nunca la frontera con el death. 

Lo que sí habrá es algunas influencias árabes orientales. Mucha armonía exótica del medio oriente que ya os va a aparecer en la segunda pista "Haunting the Obscure". Ya os avisé que esto iba a merecer la pena. Pero esperad al tercer corte "The 8th Day: Mourning". Que apertura más tremenda, colegas... Esos arpegios reverberantes van a ser violentados por la distorsión y potencia de las hachas a los 15 segundos. Puede parecer un poco bajón, pero la redención llegará con la cuarta, "The 9th Day: Awakening" el despertar de la disciplina del riff por antonomasia. El culto a esas guitarras GIGANTES por parte de sus dos hechiceros de las seis cuerdas, Pérez/Rivera. Expresión máxima del encanto que siempre tienen las culturas de la Media Luna a través de un solo de Sitar que se mezclará como una melodía brujeril e hipnótica a lo largo de todo el tema...

Alguno puede pensar que toda la exhibición de riffs ya ha terminado. Pasados los cuatro primeros temas, estos texanos ya no tienen nada más que decir. Se ríen de vosotros... Sentid el poder del dolor en vuestra piel con los latigazos de "Pain" y "Pawns of Anger". No hay muros que puedan contener la vibración desprendida por estos Solitude Aeturnus, que más bien deberían llamarse: Solitude Aeternus (la escritura correcta en latín: Soledad eterna). Una pequeña trampa que hicieron ahí, al parecer, para burlar el mismo nombre que ya lucía otra banda...

"Eternal (Dreams Part II)" sería perfecta para finalizar el disco, si no fuera porque dejaron ese cometido para una evocadora y melancólica "Shattered My Spirit" , que sirve de sentido homenaje a sus ídolos Black Sabbath y a su "Planet Caravan", perfecto cierre a un disco inmenso que demostró que el pasado y presente podían convivir entre los misterios olvidados de algún camposanto que nadie ha visitado aún..

 

Este álbum les valió para hacer una gira por los states en compañía de los Mercyful Fate y, unas semanas después, se embarcarían en el primer tour por suelo europeo. Las cosas les iban bastante bien hasta que sacaron dos años más tarde su cuarto trabajo "Downfall". Habían regresado a su Texas natal, pero la producción no estuvo a la altura y el disco no tuvo la misma acogida. Su bajista original, Lyle Steadham, se largaría y entrarían en una etapa de cambios, terminando por fichar con los germanos de Massacre donde remontarían el vuelo con dos mejores discos como son; "Adagio" y, especialmente, su último lanzamiento hasta la fecha, "Alone", del 2006, que significaría su desaparición discográfica hasta el momento...

Nunca tuvieron mucha suerte y tras su Alone, su vocalista, el reverendo Sir. Robert Lowe, se uniría a los maestros oscuros de Candlemass, y la banda quedaría parada desde entonces. A pesar de ser americanos, eso a veces no te asegura nada, y sus riffs como tractores que trataban de unir el heavy con el doom, nunca obtuvieron el favor del público, llevándose ese gloria los frailes suecos de Leif Edling, que sí quedaron como absolutas leyendas, y estos en el olvido. Tienen 6 discos que no bajan de 7, y este, yo no lo bajo de un 8. En vuestras manos os queda decidir la suerte de estos Solitude Aeturnus: "Los olvidados doomers de Arlington..." 

8/10