lunes, 29 de enero de 2024

Abigor - Nachthymnen (From the Twilight Kingdom) (1995 Napalm Records)

1. Unleashed Axe-Age (6:23)
2. Scars in the Landscape of God (6:14)
3. Reborn through the Gates of Three Moons (6:04)
4. Dornen (4:37)
5. As Astral Images Darken Reality (3:56)
6. The Dark Kiss (5:45)
7. I Face the Eternal Winter (4:35)
8. Revealed Secrets of the Whispering Moon (5:21)
9. A Frozen Soul in a Wintershadow (6:03)

Cuando tenía 15-16 años, juntos a los obligatorios Emperor, Immortal, Mayhem o Dissection, se coló de forma inesperada una banda austríaca casi tan precoz como cualquiera de sus colegas nórdicos. Los mecanismos fueron los habituales de la época y que hoy resultan tan arcaicos. Primero, me topé con una reseña en esa institución noventera italiana que hemos mencionado con frecuencia en esta web, la Grind Zone, y poco después apareció este mismo CD en manos de un colega del “instituto" cuyo hermano estaba realmente al día de lo que se cocía en el underground del momento. Así que, ya sobreaviso por los favorables comentarios y terminado de conquistar por esa azulada portada (una de mis grandes debilidades), para casa que me lo llevé con la intención de inmortalizarlo en la consabida cinta virgen con su logo incluido, como era mi costumbre por aquel entonces. Ay, los hermanos mayores, qué fuente de sabiduría…

Aún tengo la revista en la que venía aquella reseña y la he vuelto a ojear en más ocasiones a lo largo de estos veintitantos años. Cinco de seis puntos les daban en aquella edición y no puedo decir que anduvieran mal encaminados. Según el día, hasta me puede llegar a parecer poco... Pocas veces fallaban en aquellas páginas y, los que tuvimos la suerte de leerlas en tiempo real, somos perfectamente conscientes de que muchos de los allí diseccionados se han acabado convirtiéndo en auténticos clásicos de la escena y este “Nachthymnen (from the Twilight Kingdom)” se cuenta, sin lugar a dudas, entre ellos. También es cierto que se les veía el plumero con las bandas de su país, pero eso es historia para otro día…

Decía un poco más arriba, soy perfectamente consciente del momento en que se cruzó este álbum en mi vida, cosa que no siempre me ocurre. Estando yo en 2° de BUP, un colega de 1°, lo que nos deja entre septiembre del 95 y junio del 96 (esto salió en agosto del 95), se lo trajo un día como otro cualquiera al cole entre varias ediciones de la época. Yo, hacía un tiempo que le tenía echado el ojo a la banda por la reseña y su correspondiente entrevista en la Grind Zone, así que rápidamente agarré ese CD que apoyaron en el murito de piedra junto a la cancha de básquet a primera hora de la mañana y para la mochila que fue. Recuerdo, seguro, llevarme aquel día este, el “Athenian Echoes" de Nightfall, el "Erase" de Gorefest y el “Tales from the Thousand Lakes" de Amorphis, que ya tenían cerca de un añito, pero aún no me los había podido agenciar. Así eran las cosas de aquella, amigos. Leías algo sobre una banda interesante, pero muchas veces tenías que esperar el momento oportuno para echarle el guante a una de esas grabaciones que eran tu oscuro objeto de deseo. La economía de un chaval de 15 años es algo más que ajustada y el acceso a ciertas bandas de aquella bastante limitado, por lo que había que practicar una suerte de “comunismo musical". Cada uno se compraba unas cosas y luego las compartía con los colegas. Recuerdo con nostalgia la sensación de no saber qué ibas a encontrar hasta que pinchabas el CD en el reproductor. No había singles de adelanto en YouTube ni descargas ilegales. Era la rara la banda extrema que colaba un vídeo en la tele (y, obviamente, no eran Abigor) y la inmensa mayoría de las tiendas no manejaban este material… Joder, no teníamos ni el puto Internet, así que todo iba con una lentitud pasmosa y, en el mejor de los casos, te encontrabas una canción en el típico CD promocional que regalaban las revistas de tanto en cuanto. O te la ponían en la radio y tenías el boton de REC a punto para grabar alguna de las novedades que te interesaban… Y, ¿sabéis qué? Todo tenía mucha más magia. El poder de la ilusión y la ignorancia. Ese colega aparecía con un disco que llevabas meses esperando escuchar y te tenías que aguantar toda la mañana hasta que por fin volvías a casa y lo metías en el reproductor. Ahí llegaba la sorpresa. En el mayor de los casos, positiva, la densidad de discos determinantes era abrumadora de aquella (eso lo sé ahora). Y, sí, también alguna negativa. Aún recuerdo el careto que se me quedó la primera vez que escuché bandas como Agathodaimon o Evenfall una vez ya me había comprado el CD engatusado por las promesas promocionales de sus sellos…

Volviendo a Abigor, con “Nacthymnen (from the Twilight Kingdom)” fue positiva, que duda cabe. ¡Qué discazo, la madre que los parió! Me gustó de aquella y me sigue pareciendo la hostia a día de hoy, que ya no me flipo tanto con el black. La portada de marras ya me ponía a tono, estaba yo a tope con Emperor y Dissection por aquellos días, pero el álbum cumplía en todo momentos las expectativas generadas por los plumillas italianos. La producción, top-notch, como dicen los de fuera. Pura tormenta atmosférica. Aunando lo mejor de EmperorImmortal o Satyricon con un airecillo sueco y una pegada tremenda. Trabajo de primerísimo nivel aquí para George Hrauda junto a los propios Abigor. La cosa suena cruda, gélida, turbulenta, pero potente y definida a la perfección. Equilibrio perfecto entre técnica y atmósfera, sí, con el inevitable “In the Nightside Eclipse" en el punto de mira, sólo que con una justa dosis de ventisca helada a lo “Pure Holocaust". La clave de la cuestión es que, a pesar de la vorágine en la que se encuentran envueltos estos tres, vas a distinguir a la perfección qué están haciendo en cada instante. Menos el bajo, cuya simple presencia hasta se suele poner en entredicho. Y hacen mucho, ojo. El nivel técnico de Peter Kubik y Thomas Tannenberger es algo muy a tener muy en cuenta. Ritmos complejos, continuos cambios de ritmo, estructuras laberínticas, mucha intensidad instrumental… Nos quedaremos para siempre con las ganas porque nunca han llegado a tocar en directo, pero mucho cuidado porque la interpretación de todo esto se me antoja un reto considerable. Silenius de Summoning no es que haga mucho más que acompañar de forma idónea a las voces, pero no se puede poner inconveniente a su expresiva interpretación. Bien a nivel vocal, aunque esto no va más allá de un tío desgañitándose a mayor gloria de Satanás, así que tampoco podemos pedirle nada que no hayamos escuchado antes. Bastante más canta la chavala Elizabeth Tariser de los ambientales Dargaard, pero lo suyo no es, afortunadamente, más que una anécdota puntual para coronar algún corte como “Scars in the Landscape of God", “The Dark Kiss" (con letra del hijoputa de Hendrik Möbus, cosa que me incomoda ligeramente) o “Revealed Secrets of the Whispering Moon".

Desde “Unleashed Axe-Age", “Nachthymnen (from the Twilight Kingdom)” es un torbellino de experiencias durante sus 49 minutos de duración. Dominan los tempos veloces, la furia más desatada, aunque siempre con un control de la situación asombroso. El conocimiento de P.K y T.T. de sus instrumentos es absoluto en todo momento. Se suceden con premura blast beats a velocidades considerables, complejos riffs, continuos cambios de ritmo, guitarras acústicas, sutiles teclados, pasajes de épicas percusiones que me recuerdan a sus colegas de Summoning, ambientación de inspiración medieval… Un viaje verdaderamente vertiginoso que se detiene en ocasiones en la contemplación de detalles de una belleza deslumbrante. Aquí me gustaría hacer un inciso muy particular con tres cortes que elevan las virtudes de Abigor a un nivel superior. “Dornen", “As Astral Images Darken Reality" y “I Face the Eternal Winter”, a ratos, me ofrecen alguno de los momentos más inspirados de todo el black metal de los 90 y esto es decir una auténtica salvajada puesto que las obras clave del estilo salieron durante aquellos años. Sin embargo, así lo he sentido desde un primer momento. Nunca me ha costado meter este álbum entre lo mejorcito que ha dado el black metal en su historia y, si no lo tenéis todos en vuestra agenda, seguramente no se debe a otro motivo que no sea el de la anecdótica procedencia de la banda. 

Abigor siguen gozando de enorme prestigio a dia de hoy y sus más recientes “Totschläger (a Saintslayer Songbook)" y “Taphonomia Aeternitatis (Gesänge im Leichenlicht der Welt)” han recibido una aprobación casi unánime por parte del mundillo. Yo sin embargo, no he terminado de conectar al 100% con lo que han propuesto tras esta trilogía inicial de mediados de los 90, cuando todo era más sencillo. Con “Opus IV” va declinado progresivamente mi interés en ellos y para el cambio de milenio ya ni me preocupaba por saber qué estaban haciendo… Mis tibios acercamientos a su material reciente no han dado mejores frutos.

“Orkblut (The Retaliation)” ya era realmente cojonudo y eso que sólo dura 25 minutitos, lo que lo convierte en uno de mis EP’s favoritos de la historia del black metal. “Nachthymnen (from the Twilight Kingdom)” ofrece una ración doble de lo mismo, aún mejor, sí cabe. 49 minutos del más exquisito black metal que se hizo a mediados de los 90. Con bastante tranquilidad, me atrevería a decir que estamos ante el mejor álbum de black metal llegado desde fuera de Escandinavia, por arriesgado que resulte hacer estas sentencias tan categóricas a día de hoy... Siempre mola mear un poquito fuera del tiesto de vez en cuanto. Un discazo para poner junto a vuestras joyas noruegas y suecas de los 90, os lo digo totalmente en serio.

9,25/10

4 comentarios:

  1. Veo que no soy el único que descubrió a Abigor con la Grind Zone, aunque yo tardé bastante más en catarlos. Cuando al final conseguí este disco, mi alma ya estaba bien impregnada de todo el material que suponía yo era el esencial, léase Emperor, Satyricon, Dissection, Immortal, Darkthrone o Mayhem, con lo cual, en este punto comienza una especie de odisea que yo mismo titulo como "el grupo de Black Metal que más quebraderos de coco me ha dado en mi puta vida". Pero mejor voy por partes.

    Nachthymnen, o mi álbum favorito de esta gente seguido de su anterior EP Orkblut y su primer trabajo. Coincido en que en Opus IV y en el resto de su discografía hay temas bastante potables, pero en general les perdí bastante el interés, como digo ya en Opus IV.

    En mi universo particular tengo a este disco en un pedestal desde la primera vez que lo escuché, pero al mismo tiempo, y sin encontrar ninguna razón, notaba que alguna cosa faltaba o no me cuadraba. Al fin y al cabo lo tenía todo: melodías hechizantes, atmósferas frías y lúgubres, velocidad por un tubo, un virtuosismo fuera de lo común y para postre esa portada azulona que ya ni te cuento... entonces, qué?

    Podría ser que los encontrara algo enrevesados y puntualmente algo "progresivos", pero qué coño, Enslaved eran mucho más "difíciles" y mira tú que me encandilaron sus tres primeros discos. Llegó un momento en el que me dejaba llevar y disfrutaba como un poseído del disco, pero había alguna cosa que no me dejaba conectar al 100% con este trabajo.

    Finalmente, al cabo de unos pocos años y revisando un poco su discografía hasta ya entrados los 2000, caí en la cuenta que aunque melodías abundaban en todos estos trabajos, éstas no deslumbraban de la misma forma que en sus primeros trabajos, y ya no te digo en éste que nos ocupa. Y de repente se hizo la luz. ¿Qué faltaba en este puto Nachthymnen?

    Como ya he dicho, uno se crió con RIFFS inmortales de Darkthrone, Emperor o Dissection. El riff es la puñetera base en la que se sustenta cualquier canción de nuestro querido Metal. El "problema" se me resolvió en un abrir y cerrar de ojos: Aproximadamente, creo que un 95% de las guitarras en este disco son líneas melódicas, con una clara ausencia de power chords, acordes o bien simples notas que marquen un ritmo que acompañe, aunque parece ser el bajo el que en ocasiones cumple esa función.

    Pues aunque parezca mentira, a partir de advertir toda esta soplapollez que explico aquí arriba, al final pude disfrutar en todo su explendor de esta pedazo de obra de arte. Ahora no sabría decidirme por un tema u otro, aunque vaya, me encanta como empieza el disco con esa intro oscura que da paso a Unleashed...y el segundo tema Scars...con la entrada de la voz femenina es todo un deleite para los oídos. También me encantan esos interludios en mitad de las canciones que en épica recuerdan bastante como dices a Summoning, aunque éstos nunca me han dicho gran cosa, más que nada porque prefiero una sección corta para dar épica y atmósfera a un tema que una banda sonora del Señor de los Anillos (aunque su Minas Morgul no está nada mal).

    Pues nada, mis disculpas por el rollo que he metido, pero parece ser que cuando una llega a cierta edad, cada disco reseñado parece que tiene una historia detrás muy al rollo del abuelo Cebolleta. Me hago viejo, joder.

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    1. A abuelo cebolleta creo que nadie me gana, jajaja. ¿No te has fijado que casi todas mis reseñas empiezan con la mítica batallita personal relacionada con el disco en cuestión? Hace años que siento muy poco interés por hablar de novedades precisamente porque no me une nada a ellas y también porque es poco lo que encuentro de interés, todo sea dicho. De ahí que encuentre mucho más placer en escribir sobre discos que significan algo para mí, como este.

      Pues no te falta razón y es cierto que no es un álbum para nada enfocado hacia los riffs de guitarra. Aquí abundan las melodías, atmósferas muy logradas, múltiples ambientaciones, pero es cierto, riffs de guitarra de estos que se te incrustan en la memoria, pocos. Lo acojonante de este álbum es que no los echo de menos, fíjate que nunca me había parado a pensar si faltaban riffs metálicos bien definidos y contundentes. Será que me pierdo en ese preciosismo y exuberancia instrumental y tengo suficiente. Es un detalle curioso porque ni siquiera son una banda que base sus composiciones en los teclados, como otras del estilo que restan protagonismo a las guitarras.

      Respecto al bajo, se comentaba incluso que en estos álbumes de la banda ni siquiera lo habían grabado. Sin embargo, parece que era T.T. el encargado de grabar las líneas de bajo, pero lo cierto es que está mezclado a un volumen tan insignificante que resulta casi imposible de distinguir, así que en ningún momento puede servir para suplir esa carencia rítmica que destacas.

      Yo nunca he sido tampoco fan de Summoning y mira que conozco gente que los idolatra. Yo lo he intentado en numerosas ocasiones, pero los encuentro bastante tediosos. Una pequeña dosis de épica orquestal como en Abigor me puede parecer genial, pero toda la música de la banda a partir de ese concepto, me cansa. Mira por ejemplo Orkblut donde más de la mitad de los cortes son instrumentales. La cuestión es que esto mismo, alternado con otros cinco convencionales, me convence. También es que yo nunca he sido mucho de propuestas tan ambientales y sinfónicas.

      Abigor para mí nunca han conseguido igualar esta primera trilogía, particularmente Orkblut y Nachthymnen. Verwustung ya no me gusta tanto como estos dos, aunque también mola lo suyo. Opus IV lo escuché también inmediatamente después. Se lo compro otro colega cuando salió, pero ya en su día me ofreció más flojo que Nachthymnen. Además de que me ralla mucho que sean dos sesiones de grabación diferentes, como dos minis pegados. Ya Supreme Immortal Art y Channelling the Quintessence of Satan los escuché más por encima y nunca me llegaron a atrapar. Y de lo posterior, poca cosa...

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  2. Gran reseña Witch. Gracias por la parte nostálgica. Que lindo fue vivir esa época, donde como bien decís había magia. Hoy en día reconozco que a nivel económico y en rapidez es mucho más fácil encontrar material. Pero lo de antes tenía ese "trabajo" previo hasta llegar a tener el disco en cuestión que era impagable. Ya sea para bien, o para mal, pero toda esa previa era genial poder vivirla. Que tiempos.

    Bien, yendo a la banda, ya te imaginarás que no la conocía. Esto es de otra galaxia. Apenas puedo comprender la base de batería que meten en el primer tema, una animalada, un ritmo raro pero atrapante. El segundo corte es un golpazo directo a la mandíbula. Como se abrazan los dos climas es perfecto. Cambios de ritmo, pasajes ambientales, furia, este disco lo tiene todo. Las melodías de guitarra son geniales, pero sin dudas para mi el premio se lo lleva la batería. Que manera de tocar. Por momentos la verdad que me cuesta un poco entender lo que está pasando, no por tema de sonido, sino por la complejidad a la que elevan cada momento. En este disco se toca, y mucho. Gran descubrimiento Witch, te lo agradezco. Nos estamos leyendo...

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    1. Bueno, la parte abuelo cebolletil a mí hoy en día me motiva mucho, está claro. Ya he llegado a ese punto en mi relación con la música en la que prefiero echar la mirada atrás y no siento demasiado interés en lo que está por llegar. De ahí que siempre esté en esta continua tarea de revisión del pasado. Es lo que realmente me anima a seguir escribiendo sobre música.

      Técnicamente, estos tipos han estado muy por encima de la media desde el primer día. El despliegue técnico ya de este Nachthymnen es considerable y, sí, T.T., como se le conocía en la banda, es una auténtica bestia tras los parches. No creo yo que hubiera muchos baterías que tocaran a este nivel dentro del estilo por aquellos tiempos. Sinceramente, de aquella, ni el mismísimo Hellhammer creo que pudiera protagonizar un despliegue a este nivel. Lo que no te niego es que aquí ocurre mucho en muy poco tiempo, hay muchos elementos que intepretar y desmenuzar. Abigor siempre han sido una banda compleja, casi desde sus inicios, pero es de esos trabajos que, una vez comprendidos, resultan hechizantes.

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