Tim Ripper Owens - El Sustituto Imposible

El caso del estadounidense Tim "Ripper" Owens, con los Judas Priest, guarda muchas similitudes, pero también alguna importante diferencia con el ya tratado en estas páginas del denostado Blaze Bayley. Los dos eran cantantes casi anónimos, de origen humilde, que venían de estar en bandas underground y ambos tuvieron que ganarse las lentejas en la década pobre del heavy metal. Dos vocalistas unidos por el mismo fatídico destino y embarcados en la difícil misión de sustituir a dos de los mayores iconos del heavy metal. Si la de Blaze Bayley fue una empresa casi imposible, la del Sr. Owens, no se quedaba en menos. Ante sí el reto de sustituir a otro mito viviente de los micros, el Metal God: Mr. Rob Halford. Con el de Birmingham se vio claro que su voz no estaba a la altura, y no podía cantar y hacer frente al legado clásico de la banda, pero con el de Ohio, la cosa presentaba una clara diferencia, y es que este sí podía interpretar sin problema el repertorio mítico de los Judas, y además, hacerlo con solvencia. El tipo se merendaba el setlist de Judas y se quedaba tan pancho, pero aún así fue largado sin contemplaciones de Judas Priest y acabaría siendo relegado al ostracismo más absoluto igual que le pasaría al Bayley. ¿Qué es entonces lo que falló aquí?. Ante vosotros otra historia de superación de cómo un chaval de un barrio obrero de Akron (Ohio), que trabajaba como vendedor ambulante de material de oficina, pasó de ser cabeza de metal a dios de metal, por lo menos durante seis años. Espero que os guste: Tim "Ripper" Owens, "El sustituto imposible..."

Lo de Ripper vendría después, antes su verdadero nombre, Timothy S. Owens, el regordete Timothy que era como le llamaba su madre. Todas las mañanas se levantaba, cogía el peine y se ponía frente al espejo del baño a ver si en esa imagen salía un tipo parecido a Elvis Presley. Fan acérrimo del apodado como "El Rey del Rock and Roll", no dejaría su devoción por el de Tennessee hasta que su hermano Troy Jr. un día cualquiera, ni mejor ni peor que otros, llegara a casa y le pondría en un viejo tocata el "Screaming for Vengeance" de los Judas. A cada giro del disco, iba guardando el peine e impulsivamente empieza a decorar toda su habitación con posters e imágenes de la banda, no quedó un hueco que no empapelara. Todo con fotos de Glenn Tipton, KK Downing o Ian Hill, pero si había una imagen especial, con la que se identificaba y mostraba un amor reverencial como si fuera un ferviente devoto, era la de Rob Halford. El Metal God que había dejado a los chicos en 1992 para emprender su cruzada personal, muy cansado según él, después de haber vivido un momento muy duro como fue el juicio de Reno, donde fueron acusados (y después absueltos) de ocultar mensajes subliminales en su música que llevaron al suicido de dos chavales de Nevada, falleciendo uno de ellos. Un Halford que vivía atrapado en su homosexualidad, que no sabía cómo afrontarla y que eso lo había llevado a intentar suicidarse en 1985. Todo eso y seducido por los nuevos aromas que desprendían los nuevos estilos musicales, lo llevaron, después de la agotadora y apoteósica gira del para muchos mejor disco de la historia del heavy metal, "Painkiller", a abandonar la nave nodriza. Dijo: hasta aquí, yo me bajo... Mientras, a 12 horas en avión desde Londres, en Akron (Ohio) se encontraba nuestro reconvertido Tim Owens compaginando su curro de oficinas, con sus escapadas por las noches a un club heavy de la zona, donde se ponía en la parte delantera del foso e intentaba imitar con su voz y gestos al Metal God delante de una banda local que hacía versiones de Judas Priest. El fulano no paraba de cantar como si estuviera poseído por algún demonio metálico: "I'm elected, protective, detective, Electric Eye...", así todo el tiempo. Era tal la potencia de sus agudos, que dejó impresionados a dos músicos que lo observaban atónitos y que inmediatamente le ofrecieron formar parte de su banda, Winter´s Bane, con los que llegaría a grabar un disco en 1993, titulado "Heart of a Killer".

Un jovencísimo Owens (2º Dcha.) con los Winter's Bane, 1993

En otra parte del planeta, en algún lugar secreto del Reino Unido, se reunen Tipton y Downing para decidir el futuro de la banda. Sobre la mesa estaba dejarlo todo o continuar y buscar un reemplazo para Halford. Al final, toman la decisión de seguir y empiezan las audiciones de candidatos: Ralf Scheepers, D.C. Cooper, David Reece, Tony O´Hara, Tony MIlls, Jeff Martin, Devin Towsend, Sebastian Bach o hasta Al Atkins que ya fuera vocalista de los británicos lo intentaron, pero ninguno logró convencerlos... Su candidato no estaba entre ellos, el elegido andaba girando por clubs de mala muerte por los USA, en una banda tributo que hacía versiones de Judas Priest llamada British Steel. El destino tan caprichoso y esquivo como siempre, tuvo el antojo de que una novia de Scott Travis (acordaos, batera de Judas y compinche de Halford en sus Fight), que trabajaba en una sala donde había actuado Tim Owens y que había grabado una cinta con su actuación, se la entregara a su maromo, diciéndole: "Dadle una oportunidad a este tipo". Travis para nada convencido, aceptó llevar la cinta a los muchachos.

Los Judas en el juicio de Reno (Nevada, 1990)

Las audiciones se estaban llevando a cabo en Gales, y cuando llegó el Sr. Travis y les dijo que vieran la actuación del Owens, fliparon con el semejante vozarrón y chillidos que metía el Tim. Acto seguido, sin esperar un segundo, comienzan a sonar los teléfonos y dos días después, el Owens estaba volando hacia la granja del Sur de Inglaterra donde le esperaba la banda para hacerle una audición. El grupo se pone detrás de una cabina de cristal, pichan una cinta y suenan los primeros acordes de "Victim of Changes"... Tim descarga toda su voz en la primera estrofa... Whiskey woman don´t you Know... Tipton, sin esperar a que acabase, para la cinta y habla por un interfono, diciendo: You´ve got the Job.

Tim Ripper Owens, con los Judas al poco de entrar (1996)

Ahí está, lo había conseguido, todo gracias a la novia de Travis que se empeñó en meterle una cinta en una maleta de este de vuelta a Inglaterra. Si la proeza de Blaze Bayley había sido conseguir el mejor trabajo del mundo para un cantante de heavy metal, con Owens significaba obtener el segundo mejor trabajo. "Habíamos escuchado literalmente a miles de cantantes", dijo Tipton, más tarde. Esquimales rusos (¿en serio?), hombres, mujeres, gente de todos los rincones del mundo, conocidos y desconocidos. Pero aquí sabíamos sin lugar a dudas que habíamos encontrado a nuestro hombre. "Salió ahí fuera y nos dejó completamente atónitos''.

KK Downing y Owens, bromeando en un bolo (1997)

En mayo de 1996 se anuncia el regreso de los Judas con su nuevo vocalista. Ripper sería el apodo elegido por Tipton, ya que le parecía que le iba como anillo al dedo y había sido la segunda canción elegida por este para cantar en la audición... Los nuevos Defensores de la Fe ya tenían un nuevo frontman. Los sacerdotes habían vuelto, lo próximo era presentar un nuevo trabajo discográfico después de siete años de sequía. Los temas ya estaban hechos sólo faltaban meter las voces. La obsesión de Tipton era la de sonar lo más brutal y oscuro posible por lo que optan por bajar más la afinación de las guitarras, aprovechando el juego que le daban las voces del recién llegado, ahora si, Tim "Ripper" Owens.

Owens (en el centro) con los Judas previo a un concierto (1997)

No tenían tiempo que perder, el cabeza huevo les llevaba ventaja con su proyecto Fight,  y con su debut "War of Words" les había dado una lección de cómo actualizarse y adaptarse a los nuevos tiempos, sin perder su carnet de identidad. Las espadas entre ellos estaban en lo más alto, Glenn y Downing no estaban nada contentos con él, estaban dolidos por haberse largado diciendo que quería tomarse un descanso y grabar un disco en solitario, para no volver a aparecer. Un 27 de octubre de 1997 sale al mercado "Jugulator". Aquí estaban los flamantes Judas con su nuevo fichaje salido de un grupo de versiones. Roberto, decide contrarrestar la jugada y quitarles protagonismo anunciando sólo unos meses después que era homosexual. Un secreto a voces, que ya se sabía entre bastidores y que el incauto Paul Di'Anno conocía bien cuando en 1980 este había intentado explorar su backdoor después que los Maiden hicieran de teloneros de ellos, y el Sr. Halford lo llevara a su apartamento e intentara asaltar su ojete (sin conseguirlo, al parecer). Parece que entre mariconadas andaba la cosa, hasta que los fans empiezan a pinchar la nueva obra. Aquello era como una tormenta superdisonante, salida del infierno más negro. Unos Judas panterizados, sonando casi cercanos al thrash y death metal. Owens pegando unos chillidos como si tuviera un alien metido en las tripas, que hasta harían acojonar al Halford de los mejores tiempos. ¿De dónde habían sacado a esta bestia? No había duda, el nuevo vocalista era más que competente y contra su voz no había nada que decir...

Portada original del Jugulator (1997)

Los nuevos Priest no se habían puesto a jugar con el grunge, ni a probar con sonidos alternativos. Bromas, las justas. Se habían brutalizado mucho más, y a la gran mayoría de fans aquel engendro sonoro, muy pesado, lleno de cuñas apocalípticas, samplers, groove y guitarras brutales, no les hacía mucha gracia... De los Judas ochenteros no quedaba casi nada, ni tan siquiera el logo, que lo habían modificado. Hasta la portada aparecía pixelada debido a un error de algún empleado de SPV que había jodido el buen dibujo original de Mark Wilkinson. Demasiados cambios de golpe y todo ello había desconcertado a los seguidores más clásicos, que no sabían muy bien qué diablos intentaban los renovados Judas. Unos se suavizaban, y otros, como estos nuevos iscariotes capitaneados por Tipton, optaron por todo lo contrario. Meter más potencia y agresividad al sonido clásico de la banda. Los metalheads no entendieron la apuesta y, si os digo la verdad, yo tampoco, supongo que muy poca gente al principio entendió el disco. Los de Glenn iban o todo o nada. No se trataba de imitar al Dios del Metal que se había ido, se trataba de crear un nuevo mito, un nuevo Dios del Metal, en la forma de Tim "Ripper" Owens... Este tenía las cualidades, el rango vocal para llevarlo a cabo y poseía las capacidades para emprender una nueva era en el heavy metal. Henchidos de soberbia y confiados en sus glorias de los 80's, cayeron en la trampa y se pusieron a la altura de unos Pantera, Korn o Fear Factory, pensando que los podían destronar, ponerlos en su sitio y decirles quién de verdad era el que mandaba, pero la realidad fue muy distinta, no se trataba de ver quién la tenía más grande, después, no quedó otra, vendría la recogida de cable.

Foto promocional, gira Jugulator, (1997)

Este "Yugulador", que era mitad máquina y mitad demonio, si lo analizamos fríamente no dejaba de ser un "Painkiller" más duro, bizarro y pasado de vueltas. Muy actualizado y demasiado modernizado para que la parroquia más fiel lo aceptara. Habían querido sonar tan actuales que habían desvirtuado su sonido, perdiendo sus señas que los diferenciaban y por las que los fans los adoraban. Por primera vez las guitarras ya no tenían esas armonías y melodías que tanto los habían encumbrado. Se habían metido en un jardín que no era de su época. Unos Alice in Chains mezclados con Pantera. Un experimento fruto de su tiempo y de sus circunstancias, demasiado arriesgado hasta incluso para unos Judas Priest. Con todo, para mí el trabajo, sigue sonando contemporáneo y actual, y tiene algo especial para el que no tenga miedo adentrarse en él, con alguna que otra joyita, que es una pena que no cultiven en directo. En especial, la última del plástico, "Cathedral Spires" que os invito a escuchar, donde para mí el Ripper demuestra que si lo escogieron era por algo, con una línea vocal y unos cambios de tono de mucho nivel, y donde un Glenn Tipton a diferencia de lo que hizo Harris con Bayley, sí se puede apreciar que, por lo menos, en estudio, sí cuidó a Tim, grabándole las voces con efectos y en condiciones, tratando de explotar al máximo las nuevas características del nuevo miembro. Querían romper con el pasado y mirar al futuro con un nuevo frontman más joven y pleno de capacidades. El Owens era un vocalista de primera división, cantaba todo lo que le echaran, con unas tuberías de lujo, pero que necesitaban ser cubiertas por unos temazos salidos de las mentes privilegiadas de Tipton y Downing. Tim por sí mismo no podía cargarse la banda y hacer olvidar a su predecesor. Si no le ponían grandes canciones, la banda no lo lograría. Owens era un talento vocal, pero no compositivo. Si pensaron que con sólo ponerlo al micro y en medio del escenario lo iban a conseguir, estaban muy equivocados... 

Ripper con los Judas, montado en una Harley, año 97

Desde la parte desertora y rebelde parece que las cosas ya no iban también. El tío Robert con sus Fight empezaban a mostrar síntomas de que todo había sido un espejismo muy prometedor que se estaba difuminando a pasos agigantados. Su segunda placa, "A Small Deadly Space", ya no había enamorado a la gente, el nivel había bajado y nuestro añorado Halford empezaba a notar el frío que se siente cuando ya no se está bajo el paraguas de una gran banda como los Judas Priest. Este, ahora quería recular diciendo que todo había sido una escapada, y que su pequeña travesura había terminado, que su deseo era volver a los Judas. Tipton tenía un nuevo juguete y no estaba para nada interesado en repescarlo, por lo que en enero del 98 arrancan el "Jugulator Word Tour". Una gira que serviría para presentar su nuevo fichaje y que los llevaría por primera vez a países como; Eslovaquia, República Checa y México. 88 fechas en donde, en algunos casos, los recintos eran salas con menos aforo del habitual, que en palabras de Ian Hill, lo habían querido así para calibrar un poco cómo iba a ser la respuesta de los fans. Parece que la banda se tomaba sus precauciones y alguna duda sobre Ripper planeaba en el ambiente.

Cubierta interior, directo "98 Live Meltdown" (1998)

A su interpretación vocal no se le podía poner un pero, incluso por momentos llegaba a superar en agudos a su predecesor, pero aún así algo parecía que no funcionaba. Alguna pose y gesto parece que no eran muy del agrado del respetable, y eso que el tipo en ningún momento ocultaba ser un fiel devoto imitador de Halford, todo hacía recordar a él. Su vestimenta, enfundado en cuero, totalmente de negro, lleno de tachuelas, no había nada por lo que echar de menos al Metal God. El tipo clavaba los temas con precisión de relojero y no había ni una nota a la que no pudiera llegar. En ningún momento se notaba superado por las circunstancias y la banda se mostraba unida, sonaba sólida y parecía haber buen rollo entre ellos (para muestra un botón, y más abajo os dejo un video de los pocos que hay de esa gira, y con una mini entrevista al final muy interesante) La voz del fulano era todo un espectáculo. Pocos cantantes había el mundo con esa potencia de voz, pero para los más acérrimos y puristas aquello no servía y estos nuevos Judas no eran los auténticos Judas, eran un sucedáneo y Glenn un aprovechado que quería seguir exprimiendo el nombre de la banda en vez de  haber sacado el disco bajo otro nombre. Con su voz no se pudieron meter y empezaron a buscar defectos por todos los rincones. Algo había que buscar...

El disco se vendió bastante bien, no se puede decir que fuera un gran éxito, pero tampoco un fracaso y consiguió llegar al puesto 82 del Billboard (un puesto por encima del "War of Words" de Halford). Lo que no consiguió evitar fueron las críticas que empezaron a aflorar. Que si Ripper no llegaba a la octava superior que sí tenía Rob Halford (hombre, no me jodas). Que si era demasiado histriónico y se pasaba con los gritos (un poco es verdad). Que si la banda había perdido su sonido clásico (estoy de acuerdo) y que habían pasado a ser una banda derivativa, en vez de un grupo innovador y marcador de tendencias. A ver, pudiera ser, pero no olvidemos que eran los 90's, la época de las vacas flacas para el heavy tradicional, y los grupos como Judas Priest estaban sufriendo muchísimo. Venían de haberlo conseguido todo en los 80's y verse de la noche a la mañana relegados a una segunda fila por los sonidos alternativos y el grunge, entiendo yo, que había que darles una oportunidad y tratar de comprenderlos. Por lo menos siguieron fieles al metal y supongo que trataban de seguir vigentes, capear el temporal como mejor pudieran a la espera de mejores tiempos. Nada de eso servía y la gente lo que quería era volver a ver al frente de la banda al calvorota. Para tener que adorar a un imitador (decían) para eso tenían al original. A pesar de todo, la gira fue bastante exitosa y de ella sacaron un recomendadísimo directo llamado "98 Live Meltdown", donde sirve para apreciar la calidad vocal de Ripper y como la banda sonaba como un cañón, pero claro, no estaba Rob Halford.

Portada directo "98 Live Meltdown" (1998)

Si los nuevos Judas parece que iban aguantando el tipo, sobrevivían más o menos dignamente, el fugado Robert parecía dar palos de ciego y encontrase perdidísimo. Cada vez alejándose más del heavy y lanzándose en historias más extrañas. De haber arrancado de manera exitosa y por el buen camino con sus Fight, parecía haber perdido el sendero correcto y se encontraba deambulando a la deriva sin un destino cierto. El fulano había salido del armario, y esa liberación lo había llevado a juntarse con el guitarrista John Lowery (más conocido como John 5) el guitarra de Marilyn Manson, y juntos fundan una banda de, según ellos, metal industrial llamada Two. Si esta asociación ya era bastante extraña, no se les ocurre otra cosa que irse a Nueva Orleans y montar un trío (al parecer, sólo musical) con Trent Reznor y todos juntos engendran "Voyeurs". A lo de "Metal God" ya no le quedaba ni una letra, más bien era "Gay God" y realmente no sé que pintaba Halford en esta historia. No hay por dónde cogerlo. Igual o peor que Dickinson. A los dos se les había ido completamente la olla. Su liberación sexual lo llevó a pegarse el mayor hostión de su vida. Un hombre que había tocado fondo y se encontraba en sus horas más bajas...

La vergüenza de Halford, carátula edición en casete, disco "Voyeurs" año 98

Mientras, en el viejo continente, Glenn y sus chicos se frotaban las manos porque el errante Halford se había pegado el batacazo padre y parecía que al Dios del Metal se le había acabado la inspiración. Un ángel caído donde pensaron que ahora sí, el muchacho de Akron tenía la vía despejada y llegaba su momento. Cuando se encontraban preparando su nuevo lanzamiento llamado "Demolition". Robert John Arthur igual que un ave fénix que resurge de sus cenizas, vive una auténtica resurrección musical, y en agosto del 2000, se le vuelve aparecer la imagen de un Cristo metálico y con el inicio del nuevo milenio, arrasa con todo y se cobra su venganza en forma de su nueva banda llamada Halford y su criatura "Resurrection", su pasaporte directo y sin visado para su regreso triunfal a Judas Priest. Cuando todos lo daban por muerto y perdido para la causa del heavy metal, el Metal God (ahora sí) había vuelto. Si alguien pensó que el tío Rob iba a entregar su nombre, estaban muy equivocados. Las tornas habían cambiando, y ahora a quién le tocaba mover ficha era a los sacerdotes. Otra vez, el que fuera asistente de iluminación en un teatro, les volvía a adelantar por la derecha y a llevar la iniciativa...

Portada disco "Resurrection", año 2000

La estancia de Tim en la banda estaba en peligro. El viejo zorro Halford había puesto a contar al vetusto reloj de arena, sólo tenía que esperar a que el tiempo y su nueva obra hicieran el resto. Tipton, Downing y Hill sabedores de que la tortilla había dado la vuelta, intentan contraatacar con "Demolition", pero el disco no estuvo a la altura. A mí me gustó "Jugulator", me pareció una carta valiente, después de tantos años sin sacar material y donde se encontraron un panorama musical muy cambiado. La realidad era otra y los  chavales ya no forraban sus carpetas con su logo, lo habían sustituido por los de Pantera y Machine Head. Tomaron muchos riesgos, intentando recuperar el tiempo perdido y presentaron un disco muy brusco... Tanto, que después quisieron suavizar la cosa, pero ni mucho menos consiguieron acercarse al misil lanzado por el Sr. Roberto y sus huestes, que sí había acertado con lo que deseaba la gente. Los fans que nunca les gustó el Owens, ni antes ni después, y eso que intentó cambiar un poco su look y ofrecer una imagen más personal, acabaría igual, siendo muy criticado por sus gestos de puñetazos al aire y esos aires de boxeador aficionado al béisbol, ahora estaban excitados y cachondos porque su dios metálico había vuelto al heavy metal. El Destripador estaba en clara desventaja, sin unas buenas canciones detrás, no tenía ninguna posibilidad, y esos temazos nunca aparecieron. Chris Tsangarides (Dep), grandísimo productor que ya había trabajado con ellos, y que fuera uno de los genios del sonido del "Painkiller", salió en su ayuda co-escribiendo dos temas, pero la nueva placa ni con esas levantó el vuelo. Se quedó en un quiero y no puedo. Siguieron con su sonido vanguardista, intentando un poco recuperar su esencia clásica, con cortes más melódicos y ganchos más directos. Temas que entraban con más facilidad, variados, más amables, sin la dureza y frialdad mostrada en "Jugulator", pero al final, el  disco se quedó en poco más que correcto, con sus momentos y algún tema interesante, pero inconsistente y perdido en medio de la nada, que desde luego, no valía para hacer sombra al nuevo órdago de Halford y mucho menos podía competir con los clásicos del grupo británico. Lo cierto fue que la demolición no pudo tapar la resurrección de Halford.

Portada disco "Demolition", año 2001

Llegados a este punto, me hubiera gustado deciros que el chaval de Ohio lo consiguió, que triunfó y logró sobreponerse a todas las dificultades para lograr la victoria final. Nada de eso aconteció, y dos años después, en 2003, Rob Halford vuelve a sus Judas Priest. Igual que pasaría con Blaze Bayley, el sueño de un muchacho de un barrio obrero de Akron llegó a su fin, seis años duró la cosa, donde Tim Owens cumplió la mayor fantasía de su vida. Pasar de idolatrar a sus ídolos a ser idolatrado. Lo despedirían tan rápidamente como lo habían contratado. Sin contemplaciones. A través de un mísero y frío fax, con el texto: "Estás despedido". No contentos con eso, también borraron todo su legado de su paso por la banda. Ningún trabajo de los que grabó parece  existir. Ni tan siquiera hay algún rastro en plataformas digitales, ni Spotify, Deezer, Google Play Music o Amazon parecen tener constancia de su paso por la banda. ¿Tan descontentos habían quedado de él, para largarlo de esa manera y ocultar sus grabaciones? Sólo hay testimonio de sus discos en el YouTube, gracias a gente que se preocupó de subirlos... Según Ian Hill, la banda no tiene ninguna culpa y parece que son cosas  burocráticas con los de Sony y la antigua compañía que tiene los derechos de los discos. Pudiera ser, pero lo cierto es que en la actualidad tampoco tocan ni un solo tema de esa época (eso sí está en sus manos) y esos álbumes siguen sin estar disponibles en físico, que están completamente descatalogados...

Cartel película "Rock Star", año 2001

La banda en su defensa dijo que en la figura de Owens habían encontrado a una gran voz, pero que no era un gran frontman. No era el líder que habían pensado y que Halford tenía más carisma, y que les habían ofrecido muchos millones de dólares por juntarse todos otra vez. Haciendo honor al nombre de la banda y como buenos iscariotes que eran, aceptaron las 30 monedas de plata y entregaron la cabeza de Owens. Esto último es lo más sincero de todo, la pela es la pela, tíos, y reconociendo que no tenía la planta y porte de Halford. ¿Realmente, quién la tenía? Fue despedido sin contemplaciones. Tipton había sustituido el: You´ve got the job, por: You are fired. Owens hizo su parte, pero los que lo metieron no hicieron la suya, y los fans, medios y el dinero tampoco ayudaron en nada. Por eso que, no me parece de recibo menospreciar de esa manera sus años en la banda, máxime cuando Tim defendió el legado con honor y se batió el cobre en los años más duros para el heavy, cuando otros no quisieron saber nada y se habían largado. A pesar de todos los intentos de ocultar su periplo por el grupo, no pudieron impedir que le hicieran una película en 2001 (antes de que lo largaran) basada en su historia llamada "Rock Star", y que después prestara su garganta de oro, sin mucho éxito, para los Iced Earth, el propio Yngwie Malmsteen o montara su propias bandas como Beyond Fear. 

Cubierta interior disco "Demolition", año 2001

Parece que después de su salida nunca ha encontrado el éxito y que la suerte que le había sonreído al principio le sigue siendo esquiva. Su falta de talento a la hora de componer, su incapacidad para asentarse en ninguna banda, unido a malas decisiones, desde entonces sigue buscando su sitio. Ahora se encuentra en la banda del ex-Judas KK Downing prestando sus voces en los Kk´s Priest. No se sabe si esta será su última parada o vendrán más, pero lo que si parece cierto, es que independientemente de la calidad buena o mala de los dos discos que grabó con Judas Priest. El muchacho cantó alto, cantó orgulloso y sus gritos, gruñidos y alaridos estuvieron más que a la altura de su ilustre predecesor. En otras circunstancias y momentos, su historia pudo haber sido distinta, al final acabó siendo devorado como tantos otros por el síndrome del "Sustituto Imposible" .Cuando volaba de vuelta para casa, en el aeropuerto de Akron-Canton, le esperaba su padre. Se había puesto una camiseta para que su hijo pudiera ver el nuevo tatuaje que se había hecho. Tatuado en el hombro, lucía con orgullo: "Tim Ripper Owens". Hasta la próxima, amiguitos!!!

Tim Ripper Owens, en la actualidad