Expediente X Blaze Bayley - Los años oscuros de Iron Maiden

La contratación de Blaze Bayley para sustituir a Bruce Dickinson debe de ser uno de los Expediente X más extraños y enigmáticos que han ocurrido en la historia del Heavy Metal. A día de hoy, cuando ya han transcurrido 24 años desde que fue expulsado de la banda, todavía no sabemos las razones de por qué lo ficharon. Para mí sigue siendo toda una X controvertida y polémica que todavía nadie ha sabido despejar y que tanto los autores como cómplices de tal decisión siguen en el silencio más absoluto. ¿Fue una completa metedura de pata, tal vez un plan perfectamente estudiado y planificado, o había otras razones que no sospechamos? Para tratar de dar alguna clave o por lo menos intentarlo, os invito a adentrarnos en los que para muchos denominan los años oscuros de la Doncella y por qué un tal Bayley Alexander Cooke, más conocido como "Blaze Bayley", un tipo normal y corriente de Birmingham acabó siendo el frontman de la banda más grande de heavy metal del mundo. Sin más preámbulos, bienvenidos al Expediente X Blaze Bayley... Sólo unos segundos en el reloj de Iron Maiden...

Cuando un 22 de febrero de 1993, Bruce Dickinson anunció que no seguiría en Iron Maiden, aquello cayó como un bombazo en todo el mundo del Heavy. Cómo uno de los vocalistas más emblemáticos y queridos por los fans iba a dejar la doncella. Dónde mejor que en la mayor banda de heavy metal del mundo. ¿Acaso se había vuelto loco? Imposible, no podía ser decían algunos, pero lo cierto es que la cosa iba en serio. Tan en serio que siete meses después, daría su último concierto con ellos en los Pinewood Studios de Londres (famosos por servir de escenario en las pelis de James Bond), en un evento selecto y exclusivo, reservado para sólo unos 700 afortunados que tuvieron el inmenso honor de poder asistir. También se retrasmitió en directo por televisión (de pago) y posteriormente se publicó en VHS con el título "Raising Hell". Cuando Dickinson se encontraba despidiéndose del público después de interpretar el tema que daba título a la banda, es cogido por dos esbirros del mago Simon Drake (maestro de ceremonias de la velada) e introducido dentro de una Dama de Hierro, poniendo fin a su vida y terminando como cual metáfora se refiere con su tiempo en Iron Maiden. Para los que tuvieron la suerte de poder verlo en directo, seguro que alguna lagrimilla les cayó, estoy seguro, cuando las luces se apagaron y el escenario quedó vació, Bruce Dickinson se había ido. La voz que nos había cantado himnos como "Run to the Hills", "The Trooper" o "Hallowed be thy Name" dejaría de hacerlo, quién sabe si para siempre o sólo por una temporada, pero lo cierto es que ahora sí, no había duda, su paso por la banda había terminado.

Para los más cercanos, dicho acontecimiento no cogió por sorpresa. Famosa era la rivalidad y desavenencias entre él y el Harris, que siempre tuvieron sus diferencias y visiones distintas de cómo debía de ser la línea musical a seguir por parte de la banda. Tanto uno como el otro se tiraban los trastos a la cabeza y ya últimamente el ambiente entre ellos había llegado a una situación insostenible. Ambos se enzarzaban en acusaciones mutuas de falta de compromiso y motivación por parte del Sr. Dickinson, y este en cambio tachaba al Sr. Harris de ser un músico muy tradicional e involucionista. Una lucha de poder entre dos genios, que llevó a uno de ellos a dejar la banda. Los fans se dividieron en dos bloques: unos a favor de Dickinson que hacía bien en irse, dejar al dictador Harris y hacer su carrera como solista y, otros, a favor de Harris, diciendo que lo de Dickinson había sido un felonía, que no era heavy y que su sitio era estar fuera de la banda. A mí me dio un poco igual, si os digo la verdad, no me posicioné por ninguno de los dos, de aquella en mi recién comprado discman Philips lo que sonaban eran los Paradise Lost, Entombed, Sepultura, Death, Carcass y alguna cosilla black que empezaba a dejarse querer. No me preocupó en demasía que el espadachín de oro se hubiera largado de los británicos. Ya desde hace unos años se notaba que la formación británica ya no era la misma. "No Prayer For the Dying", el disco grabado en el granero de Harris, evidenció una desgana y falta de ideas preocupante, y aunque para otra banda hubiera sido un elepé muy bueno, para Harris y sus chicos se quedaba en un álbum muy menor. El más flojo sin duda de toda su discografía ochentera. Mejoraron bastante con "Fear of the Dark" que los aupó otra vez al número uno de las listas en UK, y les sirvió para llevarlos por primera vez a países como Argentina, Venezuela o Uruguay, y a encabezar otra vez el Monsters of Rock de 1992. Trabajo que significó la despedida de las mesas de grabación de Martin Birch "El Malabarista" (por algo le llamaban el "The Juggler") detrás de la consola y a buen seguro artífice de parte de su éxito. Pero lo que muchos no sospechaban es que las despedidas no se iban a acabar aquí. La época gloriosa y clásica de Iron Maiden estaba a punto de terminar...

Martin Birch "The Juggler" y Steve Harris, años 80's

Unos años antes, su pareja de composición y con el que formaba una dúo musical muy interesante, abandonaba el barco cuando los de Harris se encontraban en plena elaboración del "No Prayer For The Dying". No es otro que el Sr. Adrian Smith. Recordadísima era su unión y magistral la dupla que formaban juntos a la hora de componer. En cantidad de créditos aparecían los dos como; Dickinson/Smith. Y temas tan emblemáticos como "2 Minutes to Midnight", "Moonchild" o "Flight of Icarus" llevaban su firma. Este diría que se fue por que no se sentía cómodo en el seno de la banda debido al cambio de sonido que el Sr. Steve Harris quería hacer para el siguiente trabajo discográfico, siendo sustituido a los siete días por Janick Gers. Corría el año 90 y a mí no sé por qué me da, que esto no eran más que excusas baratas y que las verdaderas razones eran otras. La Doncella de Hierro había llegado a su pináculo musical y tanto uno como el otro, se olían que el heavy estaba cambiando y que se avecinaban sorpresas que iban a modificar los planteamientos básicos del heavy tal y como lo conocemos, y pensaron que lo más inteligente era abandonar la nave y probar suerte en solitario tratando de adaptarse a los nuevos tiempos, aprovechando el tirón que les daba haber formado parte de Maiden. En lo primero estaban en lo cierto, el heavy clásico estaba en las últimas, la gallina del heavy metal tradicional iba a dejar de poner huevos y los que la alimentaban, iban a dejar de poner pasta, pero en lo segundo la hostia fue de antología. El proyecto de rock melódico del Sr. Smith, ASAP, fue un tremendo fracaso, y la otra banda que montó, más heavy y moderna Psycho Motel, pasó sin pena ni gloria. Sólo el Dickinson aguantó algo el tipo en solitario, por lo menos al principio con su bien recibido "Balls to Picasso", pero su apuesta por apuntarse al carro de la moda del grunge con su rollo "Skunkworks", acabó siendo otro tiro fallido para después tener que volver a juntarse ambos y retomar la senda del heavy que los hizo grandes, con los más exitosos "Accident of Birth" y "Chemical Wedding". 

Dickinson y Smith, en un bolo, años 80's

Sin estas dos piezas en el tablero de la banda, comenzó la búsqueda de sus sustitutos. La marcha de Smith, como ya hemos visto, parecería no preocuparle mucho a Harris que enseguida encontró recambio, pero la de Dickinson era otro cantar. Y es aquí donde aparece el protagonista de este reportaje: Blaze Bayley. Si parece claro que Harris sabía de sobra que Bayley tenía un tono de voz más bajo que Dickinson y que era consciente que no podía cantar el repertorio clásico de la banda, ¿Qué fue lo que vieron en este hombre para ficharlo? No poseía una gran voz, aunque tampoco es que fuera un manco, ni tenía un currículum espectacular que lo avalara. Y, si es cierto lo que se cuenta, que en las varias audiciones que le hicieron era palpable que el fulano no llegaba a los clásicos del espadachín. ¿Por qué entró? Si no era su voz, ¿fue su planta, su carisma, sus dotes compositivas, su personalidad tal vez por lo que lo ficharon? Parece claro que no. El Blaze no tenía una voz comparable con Dickinson, era muy distinta, y aun por encima tampoco tenía la planta, la personalidad, ni el carisma de Dickinson. Entonces... ¿Qué fue lo que decantó la balanza por este hombre?

Bayley (centro) con los Iron Maiden, años 90's

Preguntas a las que nadie sabe dar un respuesta convincente. Ya han pasado 30 años desde que el apodado "Bruce Bruce" dejó la banda, y todo sigue bajo un manto de especulaciones y conjeturas que no nos llevan a ningún lado. Una época que muchos denominan como: "La Era Oscura de La Doncella" y que a mí, por lo menos, me sigue pareciendo un completo misterio su sustitución. Una de las decisiones más carentes del menor sentido que ha habido en toda la historia del Heavy Metal. Todo parece un suicidio o una acción kamikaze, pero lo cierto es que hay que reconocer que, a pesar de todo, Iron Maiden en su hora más oscura, en su época más baja, aguantó el tipo. Incluso en su peor momento con la salida de "Virtual XI" el grupo no se derrumbó. El disco está considerado como el peor, pero aún así consiguió situarse en el puesto 16 de las listas británicas y si alguien pensaba que los de Harris tenían las horas contadas, la realidad no fue así (por lo menos de momento). Es cierto que las ventas bajaron y la afluencia de público se había mermado y la cosa pintaba fea, pero la Dama de Hierro todavía no había hincado la rodilla. Lo que si evidenció es el cabreo de los fans porque el Sr. Bayley no daba el tipo y su salida del grupo estaba tardando más de la cuenta en producirse. Había ya un clamor para que volviera el amado esgrimista otra vez al seno de la banda. Todo parecía que el bueno de Blaze Bayley tenía las horas contadas. Lo despedirían en el 99 diciéndole que no era lo suficientemente bueno para estar con ellos. ¡Coño!, es que no lo sabían cuando lo ficharon. Para este viaje no hacían falta estas alforjas, Sr. Harris. Anda que no había buenos cantantes para escoger, mucho mejores que el Sr. Bayley. Se había hablado de Michael Kiske (descartado por ser alemán, y Harris no quería a nadie que no fuera británico), aunque este dice que todo fue un rumor y que nunca llegó a participar en nada.También del brasileño Andre Matos (dep) (otro descartado por lo mismo) o Doogie White. Pero es que lo más flipante es que hasta el propio Bayley reconoció qué no sabe cómo lo aceptaron, entonces, ¿qué diablos ha pasado aquí? ¿Qué es lo que se nos escapa? Todo formaba parte de un complot perfectamente urdido para fichar a alguien de perfil bajo, que no le pudiera hacer sombra a Dickinson y poder volver este por la puerta grande. O realmente todo era más simple y fue una gran cagada, un fallo, un error de cálculo que a veces ocurre hasta en la NASA. No lo sé, hasta los más listos se equivocan, pero me cuesta mucho pensar que una banda del calibre de Iron Maiden, tomaran una decisión tan a la ligera y fueran a meter a un cualquiera para ocupar el micro de la banda a sabiendas de que no valía para el puesto. A no ser que quisieran cargarse a la banda, autodestruirse y acabar con todo, que fue algo que el ya despedido Blaze también apuntó después de su salida, cosa que me parece bastante remota e improbable, por lo menos por parte de la banda.

Blaze Bayley (centro) en una posible audición con la banda, mediados 90's

Parece ser, que el Harris no quería un clon de Dickinson y tampoco a un novato. Su deseo era empezar desde cero con otro cantante totalmente distinto. Vale, pudiera ser, se lo compro, aunque no deja de ser una apuesta muy arriesgada empezar con otra voz cuando tienes un legado tan legendario hecho para un tipo de cantante predeterminado. Pero de ser cierto, había mejores opciones que la del pobre Bayley, por ejemplo, también se rumoreó con el difunto Steve Grimmett, el cual parece que está acreditado que había enviado una demo y que esta había llegado a la última criba hecha por la banda. Otro que parece que estaba en la diana era el James LaBrie de los Dream Theater, aunque este dice que lo rechazó de plano. Paul Di'Anno que había estado con ellos al principio, al enterarse de que andaban buscando sustituto, también lo intentó, tratando de contactar con Harris, pero este, sabedor de sus problemas con las adiciones y que ya lo había sufrido en el pasado, no cayó otra vez en el mismo error. Entre unos y otros, parece que se manejaron unas 1.500 demos de vocalistas y al final se quedaron con unos 12 tipos que llegaron a la última selección. A saber quiénes estuvieron ahí. Parece que algunos ya los hemos mencionado, pero de otros habría que meternos en terrenos de pura especulación (más rumores que otra cosa). Puestos a especular, también se habló de Sebastian Bach, Geoff Tate, Bob Catley, etc. Os podría poner un papel en blanco y que vosotros escribierais el vocalista que os apeteciera porque a buen seguro que participó en la selección. 

Blaze Bayley, años 90's

El caso es que sin Smith y Dickinson en el seno de la banda, Harris se quedó como el completo Sheriff, único capo, amo y señor de los designios de la Doncella. Podía hacer y deshacer a su antojo. Y así fue, una mañana de 1994 suena el tlf. de Blaze Bayley y el súper mánager de Maiden Rod Smallwood, le ofrece ser el nuevo cantante de Iron Maiden. Este, completamente sorprendido, aceptó inmediatamente el ofrecimiento (¿Qué hubierais hecho vosotros? Aunque supierais que no estabais capacitados: aceptarlo, pues eso). Su vida había cambiado para siempre. Ante sí el mejor trabajo que podía tener un cantante de heavy metal. De ser un vocalista underground, de perfil medio bajo en una banda semidesconocida, muy prometedora eso sí, llamada Wolfsbane (que tras la marcha de Blaze, se disolvió), pero que su mayor mérito fuera haber ido de teloneros de Iron Maiden, ahora había pasado a tener el encargo de hacer olvidar a millones de fans los zapatos dejados por Bruce Dickinson. Sólo pensarlo, a mí por lo menos me entra un tembleque en las piernillas. Unos zapatos muy grandes, demasiado para un hombre que no estaba preparado. Me puedo imaginar el suplicio que debió pasar. De la noche a la mañana verse delante de miles de fans, muchos de ellos cuestionándolo constantemente, recorriendo el mundo y ver como cada vez que tenía que interpretar temas clásicos inmortales, de su garganta salía algo que quedaba muy lejos de poder igualar el listón dejado por su predecesor. Y todo porque, al Harris, parece ser, que cuando los llevaron de gira de presentación del "No Prayer for the Dying", le cayó muy bien el Blaze y entablaron una buena relación que pesó mucho en la elección final para ficharlo para la banda. A mí personalmente no me parece un motivo de peso por muy bien que te caiga un tipo como para meterlo a los micros de la banda y ser el fulano con el que te vas a jugar los cuartos, aunque a decir verdad, la pasta no era un problema que les preocupara mucho, por lo menos, de momento...

Blaze y Harris bromeando, años 90's

Con Blaze Bayley ya dentro del barco y recuperado de un accidente de moto que sufrió al poco de entrar. Un 2 de octubre de 1995 sale al mercado un enigmático y oscuro décimo disco titulado "The X Factor". La apuesta de Harris se enfrentaba a la hora de la verdad. Un Steve Harris que se había quedado solo. Su esgrimista se había pirado lleno de orgullo y con cánticos de grandeza para hacer su carrera en solitario, y el Adrian Smith, el aficionado a la pesca ya no estaba para aportar sus dotes compositivas. Tampoco tenía a su lado al mago Martin Birch y para más inri tampoco estaba su fiel Derek Riggs que le hiciera las portadas. Su mujer y madre de sus cuatro hijos lo había dejado y su padre había muerto. Iron Maiden estaba en una de sus mayores encrucijadas. Durante unos minutos pensó en dejarlo todo. A su lado sólo tenía a Dave Murray, el hombre afable y tranquilo, de eterna sonrisa y cara de muñeca, que no le daba problemas, pero que tampoco le aportaba soluciones. Nicko McBrain tocaba muy bien la batería, hacía muchas bromas, pero no le pidieras peras al olmo, y Gers era el nuevo y tampoco estaba para cogerse a la banda por los hombros. Como cabía esperar la polémica estaba servida y las dudas de su fichaje empezaron a asomar por todos los rincones. Habían contratado a un barítono para sustituir a un tenor. O Harris era muy listo y tenía un plan perfecto, o la patinada iba a ser de antología. El trabajo presentaba varias novedades y una duración de los temas más larga de lo habitual, con una estructura musical más elaborada con muchas intros acústicas y outros, nunca antes vista por la banda. Para muchos significó su inicio ya sin rodeos en los terrenos progresivos. Sin Martin Birch ya retirado, la producción corrió a cargo del propio Harris, y aunque no se puede decir que lo hiciera muy mal, la cosa distó mucho de tener la magia que sabía darle el propio Birch. Tampoco estaban los pinceles de Derek Riggs en la portada, que fue sustituida por otro grande como Hugh Syme (el de la carátula del Youthanasia de Megadeth) que hizo un buen trabajo, pero no era lo mismo. Para Bayley la primera bola de partido parecía salvada, por lo menos en estudio, y los temas sonaban frescos y hasta cierto punto el de Birmingham con esa voz grave y dramática, había dado un nuevo aire a la agrupación. El propio Harris había dicho que el disco estaba cubierto de un halo de oscuridad y melancolía por la situación bastante difícil a nivel personal que estaba pasando. A pesar de todas esas variables, el álbum se vendió bastante bien, se posicionó el puesto 8 de las listas británicas, y para ser el primero sin Bruce Dickinson, parecía que la cosa iba sobre lo planeado. Harris y los suyos aparentaban ir a muerte con Blaze, que le permitieron formar parte del proceso compositivo, apareciendo en los créditos de siete temas y hasta llegó a hacer un pequeña unión con el Sr. Gers, componiendo juntos un corte del disco. Faltaba la prueba definitiva: saber cómo se iba a comportar presentando la cosa en vivo y, lo más importante, cómo iba a defender los himnos de la banda.

Bayley (centro) foto promocional disco "The X Factor", año 95

Como una imagen vale más que mil palabras, os recomiendo ver un video muy bueno que nos da muchas pistas de la situación que vivía la banda (lo tenéis más abajo). Y fue en un bolo que dieron en Chile, año 96, en presentación del "The X Factor", cuando un fan, en pleno concierto, le escupe al propio Bayley. La banda se encontraba interpretando "The Trooper" y al final del mismo, el propio Bayley estalla, completamente fuera de sí, y empieza a recriminar y a maldecir al fan que lo había hecho. La banda para de tocar e inmediatamente Harris deja su bajo y se encara rápidamente con la audiencia apoyando de manera clara a su vocalista. Murray y McBrain, ni estaban ni se les esperaba, sólo un confuso y timorato Gers se acercó tímidamente a ver que pasaba. Uno de los momentos más bajos y desde luego más desafortunados que le vi al Blaze al frente de la Doncella, donde se puede palpar que la situación en el seno de la banda distaba mucho de ser una balsa de aceite. Totalmente desbordado, superado por las circunstancias, cantando fatal y denotando el nerviosismo y tensión que estaba soportando, consciente de que el traje que se  había puesto le quedaba muy grande. La gira había sido agotadora, con 128 fechas por todo el mundo, y donde la banda se vio obligada a cancelar algunos shows porque la voz de Bayley no aguantaba. El tío cascaba la voz al querer llegar a los tonos altos. Si ya antes de empezar sobrevolaba la sombra de duda sobre este hombre, ahora la cosa ya se hacía más palpable. Parecía claro que su elección no fuera la más correcta.

Aún así siguieron adelante con él, y para el año 98, lanzan el undécimo disco titulado "Virtual XI". El disco más futbolero de todos, donde dejan de lado la temática oscura y depresiva de su anterior trabajo y tratan de retomar un poco su sonido clásico con composiciones más melódicas y algo más directas. Para muchos significó su peor disco hasta la fecha y las ventas tampoco acompañaron, sobretodo en los USA, donde fue un completo fracaso. La banda se encontraba en el momento más bajo de toda su carrera y las alarmas empezaron a sonar. La gira se había acortado a 81 fechas, los recintos donde tocaban habitualmente con Dickinson se habían reducido en aforo y la venta de tickets no iba nada bien. Bayley continuaba con sus problemas vocales, cada vez más acrecentados, según él por una serie de gases que utilizaba la banda sobre el escenario, que le provocaban como un alergia en sus cuerdas vocales, más suspensiones de conciertos (cosa que le jodía mucho a Harris) y todo ya era una cuestión de estado para que volviera Bruce Dickinson otra vez al redil. El reloj empezó a contar los días que faltaban para que este dejara de estar al frente de la banda. En esa gira, este servidor tuvo la suerte de poder verlos en un bolo que dieron en Ourense, donde venían acompañados como teloneros los debutantes Dirty Deeds (donde el Harris hacía de cuñao y aparecía como productor ejecutivo), y unos renacidos Helloween presentando su tercera placa "Better than Raw" con su salvador Andi Deris, y aunque el sonido fue bastante bueno, os tengo que reconocer que si me quedaba alguna duda (lo pude comprobar en situ y sentirlo en mis propios oídos), aquella tarde se me disiparon enseguida: su voz no aguantaba, sólo salvaba la papeleta en los temas de nuevo cuño, pero en los clásicos aquello era un querer y no poder. Era imposible que el tío fuera capaz de cantarlos, su voz no estaba concebida para tonos tan altos. A medida que el concierto avanzaba, su voz se iba resintiendo y perdiendo fuelle. Estaba claro que el bueno de Blaze Bayley estaba en sus horas más bajas y su tiempo en el grupo pendía de un hilo.

Blaze y Harris (izda), portada del Virtual XI, año 98

Con todo esto, su situación en la banda se hacía muy indefendible. Las ventas habían bajado en picado, la asistencia a los bolos también, los fans clamando su salida y con una discográfica EMI presionando, Harris tenía ante sí otro trilema. Seguir apostando por Blaze Bayley, intentar probar con otro o comerse su orgullo, reconocer la derrota y aceptar otra vez la vuelta del hijo pródigo al seno de la banda, que ahora sí, parecía el paso más sensato. No creo que nadie fuera capaz de seguir apostando por Bayley, hay que reconocerlo, de seguir con él seguramente la banda acabaría tocando en salas de media capacidad, y su caché y giras se reducirían a un grupo de medio pelo. El propio Bayley diría que si le hubieran dado una tercera oportunidad, las canciones que tenía preparadas para un tercer disco iban a resultar un salto de calidad importante. No se lo discuto, pero el problema no eran sólo las composiciones (Dickinson en solitario le estaba comiendo la tostada), de hecho los dos discos que hizo con ellos no me parecen para nada malos, especialmente el primero, que a día de hoy sigue sonando muy bien y goza de respeto entre la mayoría. El problema era que no podía cantar el material clásico, su voz parece que no aguantaba grandes giras y aún por encima no tenía nada a su favor: si no podía interpretar las glorias de la Doncella estaba condenado. Los fans no lo aceptaron, los medios no lo querían y la discográfica no vendía discos, y ya últimamente Steve Harris (que ya lo sabía desde el principio) se notaba que tampoco estaba con él. Su crédito se había agotado. Todo el mundo estaba en pie con el pulgar hacia abajo, pidiendo la cabeza de este hombre. El último bolo que daría con ellos sería en Argentina, en un Buenos Aires del 12 de Diciembre de 1998.

Blaze (centro) en un bolo, gira "Virtual XI", año 98

Unos días después lo despedirían... El sueño de un chaval corriente de un barrio de Birmigham había llegado a su fin. Así terminó el periplo de Blaze Bayley con los Iron Maiden. Su hazaña había terminado. Cinco años en donde nunca hubo la sensación de que pudiera con ello. Cada vez que se subía al escenario lo hacía con un mochila de piedras, a cada día más pesada. Su fracaso era un crónica anunciada desde el mismo momento que lo presentaron. Pero lo culpa no fue de él, nunca engañó a nadie, era un tipo normal que había aprendido a cantar gracias a su amor al heavy. Su voz no estaba tocada por una varita de los dioses ni tenía un talento natural para esto, pero alguien se empeñó en contratarlo y ponerlo a los pies de los leones, después, claro está, lo largaron sin contemplaciones. ¿De quién fue la culpa o la/s persona/s que lo eligieron? Tampoco lo sé, pero parece claro que Harris tuvo mucho que ver, aunque igual me apuesto a que hubo otros que también influyeron. El caso es que después de hacer este recorrido, y darle muchas vueltas tratando de buscarle un sentido lógico a esta decisión tan ilógica, me he hecho una hipótesis que a modo de conclusión final me gustaría compartir con vosotros, no sé si estaréis de acuerdo, supongo que cada uno tendrá la suya, y espero que este report se preste al debate y que cada uno aporte su visión de los hechos, pero, de momento, ahí os va la mía...

Blaze Bayley fue una venganza, una vendetta de Steve Harris sobre Bruce Dickinson. Quiso ridiculizarlo y demostrarle que la banda no lo necesitaba, que no era tan importante y que cualquier otro podía ocupar su puesto, y el grupo seguir llenando estadios y vendiendo millones de discos. Pensó que fichando a un modesto lo podía llegar a moldear y a convertir en otro grande. Pero la verdad fue muy distinta (por lo menos con Blaze Bayley). Harris cegado por el odio y el resentimiento, subestimó a Dickinson y no calibró bien a qué se enfrentaba cuando este dejó la banda. Quedó claro que no valía un cualquiera. Tanto él como Dickinson eran dos colosos, dos titanes llenos de orgullo, dos personalidades con un ego tremendo, que al final sólo podía ganar una. En parte, el pulso echado entre ambos lo ganó Bruce Dickinson. Este volvió e impuso sus condiciones. Trajo a Adrian Smith de nuevo y muchas cosas cambiaron en el seno de la banda. Empezando por pasar de dos guitarristas a tres y mayor peso en la toma de decisiones. Como dos personas bien inteligentes que son. De haber seguido en solitario, no hubieran llegado a ningún lado y uniendo fuerzas podrían volver a facturas billetes y las monedas a seguir cayendo en abundancia en las cuentas de sus bancos. No hay nada mejor que bajar a los infiernos para que dejaran sus rivalidades personales y darse cuenta de que era el momento de volver a juntarse. Lo sabían, y los dos habían llegado a un punto en el que se necesitaban: Bruce Dickinson necesitaba a Iron Maiden, e Iron Maiden necesitaba a Bruce Dickinson. Ambos se tragaron su orgullo (sobretodo Harris), y aquí paz y después gloria. Vendría un gran "Brave New World", un productor en condiciones, Derek Riggs volvería a encargarse del artwork, más pasta, las giras apoteósicas, llenos hasta la bandera, Rock in Rio, los fans felices, los de EMI también y todos a comer perdices. La guerra entre dos mentes privilegiadas había llegado a su fin. Los temas míticos ya sonaban como tenían que sonar. Las aguas habían vuelto a su cauce y todo ya estaba otra vez en su sitio (todo el mundo de pie aplaudiendo).

Picture disc, "Brave New World", año 99

Por el camino quedó un Blaze Bayley como un juguete roto, víctima de los egos de dos personas, en medio de una guerra sin culpa, donde lo habían utilizado endulzándole la boca sabedores de que no era el candidato idóneo para después quitarle el caramelo y darle la patada. Quiero pensar que él también lo sabía, que era consciente de donde se metía y a qué se enfrentaba, pero ninguno de nosotros lo hubiera rechazado. Volvería otra vez a aceptar el encargo aún a sabiendas que ello supondría repetir el mismo fracaso. No hay sustituto posible para uno de los grandes vocalistas de la historia del heavy como Bruce Dickinson, ni de este ni de otro tan icónico, supongo que habrán aprendido la lección, y menos, encomendándole tal papeleta a alguien muy inferior. Para despedir este reportaje, creo que es de justicia hacerlo con uno de mis temas preferidos de su etapa, no es otro que la balada "2 A.M." del "The X Factor", con una letra que parece premonitoria de lo que le iba a pasar... A día de hoy, cuando le preguntan por su paso en la banda, recuerda que lloró desconsoladamente cuando lo echaron, pero que no les guarda ningún tipo de rencor. Supongo que su dinero hizo y todo le valió para poder emprender una carrera en solitario y hacerse un nombre en la escena para poder seguir viviendo de esto, aunque fuera malamente. Como recuerda el propio Blaze Bayley: "Cuando los chicos vienen a mi ciudad, voy a verlos, me cuelo entre el público y como un fan más, miro arriba, y digo: Yo estuve ahí, yo fui cantante de Iron Maiden...". Hasta la próxima, amigos!!!

Blaze Bayley con su banda, años 2000's