Templos metálicos capítulo 3: Music Lab Studios

Harris Johns en sus Music Lab, años 2000's

Hacía tiempo que no me metía por los templos metálicos, pero la espera ha merecido la pena, colegas, porque hoy tocan unos muy míticos, los Music Lab Studios del productor Harris Johns. Localizados en la Alemania de la guerra fría, en el Berlin Oeste (zona aliada), cuando el país estaba dividido en dos bloques y corrían los finales de los 70's, fueron de los primeros estudios donde se empezó a grabar thrash metal, incluso anteriores a los afamados Morrisound de Florida. Un laboratorio donde bajo las coordinadas mentales de este hombre, se dio forma al sonido del thrash alemán y parte de su speed metal más tarde conocido como power. Un lugar de culto y peregrinaje, donde la mítica discográfica Noise confió la producción de casi todo su catálogo de bandas. Un auténtico templo del metal de los 80's, un santuario de devoción metálica por donde desfilaron la gran mayoría de los grandes clásicos del metal germano y que todavía perduran en nuestros oídos. Un maestro de las mesas de grabación que creó escuela con un peso en la escena brutal, conocedor de todo lo que se cocía en el orbe metalero de la Alemania de los 80's y del cual se pueden aprender muchas cosas. Decir metal alemán, es decir Harris Johns y sus Music Lab. Un tipo que sabía de lo que iba esto y que estuvo con sus protagonistas en la trastienda del rock, en esa zona donde se cocinan los discos, compartiendo sus intimidades, miserias, miedos y también sus glorias. Con todos uds, la leyenda viva de las grabaciones en vivo, Mr. Harris Johns.

Harris Johns en los recién montados Music Lab, año 78

En mis anteriores entregas os había hablado de los Unisound del Dan Swanö como uno de lo templos en los 90's del death metal en suelo europeo y también de los Grieghallen del Pytten, centro de operaciones de todo el rollo del black metal noruego. Ahora le toca al turno a un hombre anterior a todos ellos, maestro entre maestros y forjador de un sonido del que a buen seguro tomaron buena nota como es el creado por el Sr. Harris Johns en sus Music Lab, que fueron la cuna del thrash metal teutón. Un ingeniero con una habilidad especial para captar la energía de las bandas y plasmarla en los discos. Haciéndolas sonar muy potentes y puras, como en directo, procurando conseguir un sonido lo más fidedigno posible, usando muy pocos efectos. Todos vosotros tenéis en vuestras casas algún disco producido por este hombre, estoy completamente seguro. Quién no tiene en sus estanterías, metido en un cajón o en el retrete si hace falta algo de Kreator, Sodom, Coroner, Tankard, Helloween, Grave Digger, Voivod o Celtic Frost, por citar algunos. Por eso que hoy aquí estamos ante todo un pionero, un ingeniero que esculpió y definió el metal alemán de los 80's. Una figura básica para entender el metal de esa década y la evolución del mismo en los años venideros. Ya lo decía el refrán: "No podías ser un metalero teutón si no pasabas por los Music Lab de Harris Johns".

Harris Johns, grabando primeros años 80's

Un hombre que aunque nació en Alemania era de ascendencia india, pero no me refiero a la India del continente asiático, sino de lo indios nativos americanos de donde procedía su padre. No sé de qué tribu; si Apache, Cherokee, Comanche, Cheyenne o lo que fuera, qué más nos da, pero de ahí su aspecto característico y que parece de todo menos un natural de la Germania. Toda su pasión por el sonido empezó desde muy joven, cuando con tan solo 11 años ya se fabricaba sus propias radios y hacía sus pinitos como productor en un estudio casero grabando sus propias voces. Hay que recordar que aparte de productor también toca la guitarra, el bajo, los teclados y tuvo su propia banda llamada Charn con la que grabó un disco en el año 94, encargándose de todo menos de la batería. Algo muy habitual en los productores de aquella que la mayoría eran multinstrumentisas y le pegaban a todo. A medida que fue creciendo y compaginando un trabajo en una papelería, pudo hacerse con una grabadora de 4 pistas japonesa, que eran mucho más baratas que las que se podían encontrar en Europa, y empezó a ir por clubs y a locales a grabar las actuaciones de las bandas, algo que lo marcaría profundamente y le dio ese toque y sello tan característico de sus producciones, que es ese sonido como espontáneo y de directo que tienen. Le encantaba trabajar con las bandas en vivo, detrás de un escenario o apoyado en una esquina que es donde sacaba toda la magia a lo grupos. Todo ello de manera totalmente amateur y autodidacta, sin poseer conocimientos algunos de ingeniería de sonido, ni recibir clases. Al principio, todo no era más que un hobby, un pasatiempo con el que fue haciendo algo de dinero y cada vez convirtiéndose en algo más serio, hasta que en el 78, debido al éxito de sus grabaciones y a la cada vez mayor demanda de sus servicios, le dio para alquilar un local y, con un 8 pistas y una mesa de mezclas bastante discreta, se lanzó y dio comienzo a los Music Lab. Al poco de esto, también le surgió la oportunidad de trabajar como segundo ingeniero en uno de los estudios más importantes que había en el Berlín Occidental, los Hansa Studios, los cuales eran conocedores de su trabajo y le ofrecieron un puesto como ayudante. Ahí, contado por el propio Harris, aprendió muchísimo y le valió para volver a retomar su faceta como productor ya totalmente en solitario. Las primeras bandas que produjo en sus recién montados Music Lab, fueron agrupaciones de punk y new wave que era lo que más se llevaba en la Alemania de aquellos años.

Harris Johns con los Voivod en los Music Lab, año 87

Todo le daría un vuelco muy importante, y le marcaría un antes y después en sus estudios, cuando contactó con el jefazo de la Noise, un tal Karl U. Walterbach que sería el que le daría el golpe de efecto necesario y el cual empezaría a encargarle casi todas las producciones de los grupos que estaban fichando para su escudería. Siendo el primer disco de los Grave Digger "Heavy Metal Breakdown", en el 84, la primera banda de metal que produjo y la que le dio el pistoletazo de salida para la fama de sus estudios. A partir de aquí, aquello empezó a ser un carrusel de bandas que acudían a él para que les diera ese sonido tan crudo, potente y directo, lo más puro que se podía conseguir por aquellas fechas. Y es que este hombre, igual que pasaba con Dan Swanö, tenía la habilidad y el ingenio necesario para con cuatro cacharros hacer sonar las bandas como si estuvieran en unos grandes estudios. Sabían sacar oro de lo que para otros no eran más que un par de equipos de mierda. No creo que sepamos nunca cómo lo consiguió. Sus secretos tendrá e igual no es nada de otro mundo, pero lo cierto es que sólo unos pocos elegidos supieron dar con la tecla maestra. Cualquiera sabe poner unos micros y darle al botón de rec, pero después todo se vuelve muy confuso... y más, imaginaros a finales 70's, sin muchos referentes de quién copiar y rodeado de trastos.

Sello de la mítica Noise Records, años 80's

Más o menos y a grosso modo, esta es la historia de este hombre y de sus estudios. Ya veis que aparte de su talento precoz y de su trabajo de campo, mamando el oficio desde abajo y bajando a la arena (se podría decir que antes de monje fue monaguillo), también tuvo su mecenas, su padrino, que le echó un cable y en cierta forma le ayudó muchísimo en su consagración. Claro está, el fulano tenía la calidad y el talento necesario para llevarlo a cabo y las bandas que pasaban por allí, así se lo reconocieron acudiendo a sus estudios en masa para ponerse en sus manos y recibir sus consejos. Había más estudios en Berlín, como los importantes Casablanca Studios del productor también germano Horst Müller, donde grabarían los Destruction, (los únicos del llamado "Big Four Alemán" que no pasaron por las manos de Harris Jonhs, al parecer, por motivos de agenda) o los del también teutón y creador de la disquera CBH, Rainer Hänsel, el cual tuvo el honor de grabar el primero de Sodom "Obsessed by Cruelty", pero ninguno consiguió ese sonido tan especial que tenían los Music Lab, y claro está la fama y reconocimiento de estos. 

Harris Johns recogiendo galardón doble platino por sus ventas con Sodom, años 2000's

Todos los estudios míticos tienen algún trabajo o banda icónica, que les da la fama y los catapulta al estrellato. En el caso de estos Music Lab, si hay un disco representativo y que lo consagró, es el "Agent Orange" de los Sodom del curtidísimo e infatigable Tom Angelripper (El Lemmy del thrash). Y eso que el propio Harris comentaría que la mezcla fue un poco caótica, pero aún así, este álbum se acabó convirtiendo en un auténtico icono y a sus estudios en en referente. Una simbiosis musical entre el propio Harris y el Tom que continuó en casi todos sus trabajos hasta el "M-16". Decir Sodom es decir también Harris Johns, "El cuarto sodomita". Labor que fue reconocida y premiada con la entrega del doble disco de platino por el millón de copias vendidas de todos sus álbumes. Para que os hagáis una idea de lo importantes que fueron sus estudios, que durante unos cuantos años también estuvieron entre sus paredes gente del calibre de Kreator con "Pleasure to Kill". Tankard con casi toda su discografía (otros que les deben mucho al Johns), Assassin, Exumer (de ahí que le pusieran el apodo del "Productor del thrash metal teutón"), Helloween con su legendario "Walls of Jericho" o los Angel Dust con "Into the Dark Past", pero, no sólo trabajó con bandas germanas. Su fama se había extendido tanto que empezaron a llegarle grupos de todos los lados, tanto europeos como americanos. Desde Suiza con los Coroner y su "R.I.P.", pasando por  los canadienses Voivod, Celtic Frost del genio Tom G. Warrior o los polacos Turbo, un sinfín de grupos, hasta llegar a producir a bandas death venidas de New York, como los americanos de Immolation con su primer y genial disco "Dawn of Possesion", considerado por muchos como uno de los grandes trabajos del death metal, o los holandeses de Pestilence con otro brutal Lp como fue el "Consuming Impulse". Su trabajo había traspasado fronteras extendiéndose por varios continentes, llegando a ir a Brasil para hacer algunas grabaciones con los Ratos de Porão y  producirles ya en Alemania uno de los mejores discos de thrash brasileños como fue el "Anarkophobia".

Harris Johns y Tom Angelripper, años 2000´s

Un productor tan pionero y legendario tiene muchas hazañas y anécdotas. Son como un cofre lleno de secretos inconfesables de los grupos. Por contaros alguno famoso, uno muy bueno fue lo que le ocurrió con los Sepultura en la grabación del video en directo "Under Siege - Live in Barcelona" (de aquella VHS) apoteósico y recordadísimo concierto, del año 91, donde el propio Harris contó que, por un error de un técnico que puso un cable medio pelado, no se grabó el sonido del bajo (¡nadie se enteró de que el bajo no sonaba!, pobre Paulo Jr, por una vez que lo tocaba... jajajaaj) y tuvieron que regrabarlo en un estudio en Londres, o donde el propio Johns cuenta lo flipado que quedó cuando el Max Cavalera por aquella época, antes de subirse al escenario para empezar el concierto, se bajaba una botella entera de Vodka (así está ahora que no puede ni con el alma). ¿Queréis más? Venga, os cuento otra. El Johns era un tipo que dejaba hacer, pero tampoco le gustaba que lo trataran como una simple grabadora. Si los grupos querían trabajar en sus Music Lab, tenían que estar dispuestos a escuchar sus consejos. En sus estudios mandaba él, así que con los Voivod tuvo unas relaciones un poco complicadas, ya que parece que discutían mucho entre ellos (la verdad es que son un poco raros), y todo lo hacían en Francés, con lo que el Harris no se enteraba de nada, tenía que esperar a que pararan y que se lo tradujeran al Inglés (después dijo que eran buenos chavales... jajajajaj). Como veis, leer las batallitas de esta gente no tiene precio (las que sabrán y jamás sabremos), esto es sólo algunas que de vez en cuando sueltan, intimidades si lo queréis llamar así, pero que valen su peso en oro y por eso me encanta darles su merecido espacio. Muchas veces valen más por lo que callan que por lo que cuentan.

Sepultura "Under Siege - Live In Barcelona", año 91

Con la entrada de los 90's y el declive del heavy clásico y el thrash, su fama fue decayendo y sus estudios menguando. La disquera Noise desapareció y con ella el grueso de bandas de las que se nutría, viéndose obligado a adaptarse como pudo a los nuevos tiempos, tratando de capear el temporal probando con otros estilos y grabando para otras bandas que estaban despuntando de aquella como lo suecos Therion, los belgas blackers de Enthroned o a gente como Night in Gales. La cosa fue resistiendo hasta que tuvo que finalmente cerrar sus míticos Music Lab, ya que el contrato de alquiler había expirado y el dueño no se le quiso renovar. De todas formas, no arrojó la toalla y consiguió llevarlos a las afueras de Berlín, y les puso otro nombre, rebautizándolos como Spiderhouse Studios, donde reformó una antigua casa de huéspedes con la intención de darles otro enfoque para que los grupos pudieran pasar allí varias semanas concentrados, sin preocuparse de buscar alojamiento, centrándose sólo en el aspecto puramente musical. Pero debido a la situación en declive de la industria musical, la escena nórdica pegando con fuerza, la irrupción de nuevos estudios, ventas de discos cayendo en picado y las discográficas invirtiendo cada vez menos dinero para la producción de álbumes, aquello ya no era viable y acabó también echando el cierre, desapareciendo de la escena musical durante unos años.

Harris Johns preparando los equipos para mezclar, año 21

Lo último que se sabe de él es que volvió a Berlín y reabrió los Music Lab, donde siguió trabajando por lo menos hasta 2016, dedicándose casi en exclusiva a la mezcla y al masterizado de discos, que es lo más rentable y ya casi no produce bandas. Por lo menos yo no tengo constancia. Creo que su último trabajo fue en 2020 para los portugueses de Ironsword que les masterizó y mezcló el disco. En la actualidad parece ser que se centra en la enseñanza de técnicas de grabación, y a dar cursos y conferencias a jóvenes talentos del sonido.

Harris Johns con alumnos en Berlín, año 23

Hasta aquí lo poco que os he podido contar de este genial productor. Después de haber trabajado con más de 400 bandas, me consta que su trabajo sigue siendo muy reputado y apreciado entre las nuevas generaciones de productores. Considerado un maestro de lo analógico y referente absoluto de las grabaciones en directo donde le encantaba trabajar. Fue sin duda uno de los grandes productores de la historia del heavy, ejemplo y modelo de cómo debe de sonar un disco de metal sin la necesidad de usar muchos artilugios. Si algún día estáis en una tienda de discos y os topáis con un álbum de una banda alemana de esa época, seguramente, si le dais la vuelta, ponga: Produced by: Harris Johns... Hasta el próximo templo metálico, amigos!!!

Harris Johns en la actualidad, tocando la guitarra.