Artch - Another Return (1988 Active Records)

1. Conversio Prelude (1:02)

2. Another Return to Church Hill (5:28)

3. Power to the Man (3:56)

4. Loaded (4:08)

5. Where I Go (5:58)

6. Metal Life (5:05)

7. The Promised Land (3:42)

8. Shoot to Kill (4:54)

9. Living in the Past (4:26)

10. Reincarnation (4:09)

¿Hubo heavy metal en Noruega en los años 80? Así como sus vecinos suecos tuvieron una escena escena muy activa desde principios de la década, en Dinamarca teníamos a Mercyful Fate, Pretty Maids, Evil, Fate, Witch Cross... e incluso desde Finlandia nos llegaron Oz, Tarot, Sarcophagus y Stratovarius, parece que poco en Noruega se movió hasta la irrupción de Euronymous a principios de los 90 (que llevaba con sus Mayhem desde el 84, ojo). Bueno, sí, obviamente teníamos a los TNT de Ronnie LeTekro que llegaron más lejos que cualquier otra banda escandinava de los 80, sin contar a Europe, claro está. Pero... ¿más allá de ellos? Justamente eso fue lo primero que me atrajo hacia estos Artch hace ya un porrón de años. ¡Una banda de heavy metal noruega! Ahí, formados en enero del 83, activos durante buena parte de los 80 y con su buen par de álbumes bajo el brazo. Si hasta el segundo salió con Metal Blade... malos no podían ser. Y no lo eran...

Lo primero que me llamó la atención fue su sonido. Me esperaba algo elegante, melódico, pomposo y refinado, en la noble tradición escandinava y, por ahí, precisamente, no van los tiros. Artch son otro de esos escasos ejemplos presentes en la vieja Europa que fijaban su mirada 6000 kilómetros más al oeste. Lo más épico y fantasioso que nos dejarán estos noruegos será una “Conversio Prelude" a base de orquestaciones que no dura mucho más de un minutito. El controlado riffeo de “Another Return to Church Hill" (por cierto, título de la edición americana del álbum, la que tengo yo, y origen del nombre de la banda: ARTCH), apunta hacia el power americano, como ya sabéis a estas alturas, mucho más de mi gusto que el europeo. Tema cadencioso, pegadizo, oscuro, a medio tiempo, poderoso y rebosante de confianza. No les hace falta meter mucha tralla para sonar sobrados de contundencia.

Artch no será una de esas bandas en las que destacará una personalidad por encima de las demás. Todos buenos musicos, técnicamente competentes, su virtud reside en el conjunto. Suenan compactos, expeditivos, empastados... y la producción de un desconocido, al menos para mí, Ed Kuczynski junto a la propia banda, nítida, pesada, bien balanceada... otra evidencia de que en los países nórdicos ya tenían muy claro de qué iba esto en los 80. Raro es que te encuentres a alguna de estas bandas pioneras (Oz, Heavy Load, Universe, 220 Volt, Torch, Mindless Sinner...) sonando medianamente mal. Las guitarras crujen, la batería suena orgánica y con pegada y hasta tenemos hueco para escuchar el bajo de Brent Jansen con cierta claridad. Decía antes que ningún elemento destacaba por encima de los demás, sin embargo, si algo tuviera mencionar, sería la autoridad con la que se erige un Erik Hawk (Eiríkur Hauksson), al que ya conocemos por los islandeses Drýsill y que suena muy, pero que muy cerquita de aquel Bruce Dickinson de finales de los 80. Una voz con cuerpo, sabiendo sonar rabiosa cuando el tema lo requiere y siempre con suficiencia. No se puede decir que sea la interpretación más personal de la historia, pero cualquiera se lo reprocha sonando así de convincente. 

Otro punto a favor de este “Another Return” es su cuidadoso equilibrio entre cortes bien agresivos y otros más pausados. Desde una furibunda “Power to the Man", de riffs obsesivos, que los pondrá en la órbita de unos Metal Church o unos Liege Lord, hasta números más melódicos como esa “Where I Go" que casi se mete en terrenos de la balada. Un álbum muy variado y perfectamente equilibrado donde todo suena coherente y cohesionado. Bien trallazos frenéticos como la final “Reincarnation" o “The Promised Land", con un gran trabajo de Brent Jansen al bajo y Cat Andrew y Gill Niel a las guitarras, bien medios tiempos contundentes de pesados guitarrazos como las cojonudas “Loaded", “Shoot to Kill", “Living in the Past"... con su poderosa batería y los típicos coros pandilleros de las bandas de power-thrash yankees. Mucha potencia y algo de oscuridad que parece hacer algún que otro guiño tímido a Mercyful Fate. Mi favorita, una “Metal Life" que ya aparecía en su demo de 1984 con Lars Fladeby a las voces (cuyo sucesor inmediato, Espen Hoff, falleció en un accidente de moto camino de un ensayo) y que vendría siendo como una especie de himno particular para la banda. Bien visto, desde el poderosísimo riff de entrada al que acompaña a la perfección un ritmo muy McBrain, hasta su pegadizo estribillo, es su tema más completo. Cojonudo también el parón central de batería y bajo a lo Running Wild con Jens Becker, que también estaban de aquella en plena efervescencia con el tremendo “Port Royal".

Con “Another Return", Artch generaron algo de oleaje y la resaca llegó hasta un Brian Slagel que, en plena expansión con Metal Blade, les ofreció un contrato por varios álbumes. Tres años tardó en salir un también recomendable “For the Sake of Mankind", con Metal Blade en EEUU y Warner aquí en Europa, pero el clima cambiante los engulló y en poco tiempo se habían desvanecido. La típica historia de banda de los 80 que debuta un poquillo tarde y se pierde en medio de la marea alternativa noventera. Al menos, tuvieron la dignidad de desaparecer antes que subirse sin mayor reparo a los vagones de moda. 

Otra vez os vengo a vender aquí una “mierda" de banda como la quintaesencia del metal ochentero, ahora vosotros veréis. Ya sabéis, a mí esto es lo que me pone bien firme... 

8,25/10