Heretic - Breaking Point (1988 Metal Blade Records)

1. Heretic (3:32)

2. ...And Kingdoms Fall (4:50)

3. The Circle (5:13)

4. Enemy Within (3:16)

5. Time Runs Short (6:31)

6. Pale Shelter (3:35)

7. Shifting Fire (3:54)

8. Let 'Em Bleed (3:01)

9. Evil for Evil (3:49)

10. The Search (7:02)

Igual que está haciendo Burn con Steve Grimmet, voy a utilizar el Dictador como plataforma para alimentar el recuerdo de otro tío, tristemente fallecido hace bien poco, del que me parece que no nos estamos acordando lo suficiente. Mike Howe lidiaba desde hace tiempo con un enemigo silencioso que mata con mayor virulencia que la peor de las enfermedades, por mucho que pocos osen a tratar el tema con transparencia... no es nada fácil de afrontar, la depresión. Seguramente, algo que ya le llevó en su día a desaparecer del foco mediático y contra lo que no pudo luchar más. Después de su retorno a los escenarios hace ahora siete años y con dos estupendos álbumes más de Metal Church a sus espaldas, Mike finalmente bajó los brazos y puso fin a su vida el 26 de julio del año pasado con 55 años de edad. Triste punto final para un tipo del que no se hablaban más que maravillas a nivel personal, quizás un tipo demasiado sensible para un momento en que las cosas se han puesto muy jodidas para muchos. Por desgracia, Mike, después de cinco cojonudos trabajos al frente de Metal Church y 13 años, divididos en dos etapas, dijo basta... hasta ahí fue capaz de aguantar. 

Sin embargo, hoy no vengo a hablaros de Metal Church. Es una banda que me flipa desde que soy un chavalín, pero eso sería algo demasiado obvio. Y es que el bueno de Mike empezó en esto del heavy metal con una barbaridad de LP (en realidad cantó con unos tales Snair antes, pero no llegó a grabar más que una demo), este, justo antes de su entrada en Metal Church. Un LP que, me perdonaréis el atrevimiento, no tiene nada que envidiarle a lo que después grabaría con los de Aberdeen. La historia no deja de ser curiosa. Tras un apabullante “The Dark”, Kurdt Vanderhoof se hacía a un lado, aunque seguía colaborando con sus ex desde la sombra, y apadrinaba a una joven banda angelina, Heretic, que venía de editar un EP bastante decente con Metal Blade. En ese 1987, Julian Mendez, su hasta entonces vocalista, desaparece de escena y da paso a un chaval procedente de Michigan que coge a estos prometedores Heretic y los convierte en toda una máquina de hacer power/thrash metal a la americana. La alianza de Heretic con Howe y el mismo Kurdt detrás de la mesa de grabación produjo este tremendo “Breaking Point” que, por desgracia, nunca tuvo continuidad... hasta 2017, al menos. Y no la tuvo porque, de forma paralela, en 1988, David Wayne abjuraba a su vez de “la iglesia” y, cuando hubo que buscar un nuevo titular para predicar desde el púlpito, Vanderhoof lo tuvo claro, el candidato idóneo era nuestro Mike Howe, con lo que la historia de Heretic se fue al traste... Tampoco puedo lamentar que esta circunstancia diera lugar a “Blessing in Disguise”, las cosas como son. Y, paradojas del destino, a un despechado David Wayne no se le ocurrió nada mejor que emparentar con los rebotados por la ruptura de Heretic, Brian Korban y Dennis Ohara, para formar unos también furibundos Reverend... Joder, cuánto buen metal ahí junto en poquito espacio.

¿Y qué hay de “Breaking Point”, entonces? Uy, mucho nivel, colegas, esto tienen una combinación de potencia y elegancia que no es fácil encontrar. La producción de Kurdt Vanderhoof y Bill Metoyer es espectacular, las canciones están bien trabajadas, tienen un punto justo de accesibilidad, técnica y velocidad y, por encima de todo, Mike Howe era un vocalista con una personalidad arrolladora. Una voz con cuerpo, aguda, pero nunca estridente. Agresiva, pero con un más que notable oído para la melodía. Siempre en su sitio, bien metida, con unas líneas vocales emotivas y fácilmente recordables. Igual que sus “mentores” Metal Church, Heretic asoman con una pegadiza variante del thrash metal con mucha finura y un innegable espíritu heavymetalero. Son melódicos, sin sacrificar en ningún momento potencia y todo esto los hace una escucha idónea para aquel al que le atraiga la agresividad del thrash, pero añore el carisma y el buen gusto del heavy clásico de toda la vida. Y, sin ninguna duda, tan responsable de ese fino equilibrio son los corpulentos riffs de Korban y un Bobby Marquez, del que nunca más se supo, como la inolvidable y, hasta el día de su muerte, impoluta garganta de Mike Howe.

Todo esto ya resulta evidente desde esa exquisita intro que precede a “Heretic", en la noble tradición de titular un tema como la banda... no se trata de unos carniceros cualesquiera, saben perfectamente de qué va esto y se les nota. Unos instantes y la explosión de caña es tremebunda. Batería y bajo golpean al unísono marcando un ritmo trepidante, Korban y Marquez destrozan sus guitarras y Howe va a muerte. Más al límite de lo que luego lo escucharíamos en Metal Church y, aún así nunca se compromete, nunca flaquea. Luego ganaría pausa y veteranía, pero aquí su garganta realmente escupe fuego. Vocalista agresivo y de carácter, con un control perfecto sobre sus facultades. Con ecos a los grandes, pero con personalidad suficiente para sonar a sí mismo. Acompañado de una imagen cojonuda que tanto valía para una banda de thrash como para una de sleazy angelino. Estamos ciertamente ante un gran vocalista, en el sentido amplio del término. Este muchacho no sólo era voz, de primera categoría, eso sí, algo que Kurdt Vanderhoof supo ver para recomendárselo sin dudarlo a sus ex-compañeros. 

Tres minutitos bastan para hacerse una idea de la pasta de la que estaban hechos estos tipos, una pasta que les podría haber llevado lejos de no haberse cruzado Metal Church en su camino. “...And Kingdoms Fall" es puro power metal de riffs gordísimos, batería martilleante y bajo omnipresente. Aquí está la mejor tradición yankee de Vicious Rumors, Sanctuary o los propios Metal Church. Heavy metal sobrado de actitud y con una elegancia que sólo le encuentro a este puñado de bandas del otro lado del Atlántico... hasta esa outro de teclados tiene buen gusto. Marquez y Korban están imponentes en el riff y meticulosos en el solo, no estamos hablando de virtuosos, pero es esta una formación completísima en todos los aspectos. Y, desde los controles, Vanderhoof y Metoyer les han servido una bandeja de plata sobre la que desplegar bien a gusto sus habilidades... ¡Qué bien suena esto, joder!

“The Circle" siempre ha sido de mis favoritas, de las más memorables. Esa combinación de eléctricas y acústicas es digna de un George Lynch o un Akira Takasaki y el estribillo rebosa fuerza. Esta es de esas que se quedan resonando en tu memoria una vez termina el álbum y no puedo decir menos de “The Enemy Within", con otro estribillo de película y el bajo de Ohara marcando el paso con total autoridad. Otra vez... ¡Vaya pedazo de producción! Cierra la cara A, más progresiva y sosegada, “Times Runs Short" con esos mismos riffs atronadores, el martilleante bajo de Ohara, la más que desahogada percusión de Rick Merrick y, por encima de todos, la estrella de un Mike Howe que brilla resplandeciente... un tío destinado a llegar lejos, hecho de claridad meridiana desde una primera y precipitada escucha.

Y es que, si le das la vuelta a un LP como este y la cosa no afloja, es que estamos ante algo gordo. “Pale Shelter" es una preciosa instrumental que tranquilamente podría venir firmada por Andy LaRoque y “Shifting Fire" un medio tiempo de precisión quirúrgica que me recuerda bastante a Annihilator, cuando estos todavía no habían ni debutado... seguimos para bingo. Del estribillo no te vas a poder olvidar otra vez, qué fácil le resultaba a Howe tocar esa tecla precisa para que pudieras cantar con él. Vuelve el speed/thrash más frenético con esa “Let ‘em Bleed" en la que toma protagonismo un Rick Merrick que, por momentos, parece querer emular a Mikkey Dee, y un intercambio de solos que no habrían estado fuera de lugar en “Ram it Down". Tremendos aquí Korban y Marquez. “Evil for Evil” es la más discreta, aunque, “simplemente", se queda en buena. Nada la hace destacar particularmente después de lo que llevamos escuchado, más allá de una bonita sección de guitarras dobladas antes de otro buen sólo. Para el final reservan un último pepinazo, la larga y melódica “The Search", que tampoco encuentro lejos del espíritu de “Anthem to the Estranged”, mas épica esta, más emotiva aquella, aunque la de Heretic llegó un añito antes. Gran trabajo de Ohara en la introducción y fantástica la acústica de 12 cuerdas de Brian Korban. ¿Os dije ya que estos tíos tocaban mucho?

Se preguntan por ahí si esta podría ser la continuación lógica para un “The Dark"... todo depende de la consideración en la que tengas al segundo trabajo de los Church. Si te parece un acojonante ejemplo de poderosísimo heavy metal, con un nivel de agresividad muy próximo al thrash y una producción aplastante, es que estamos de acuerdo. “Breaking Point” bien podría servir para comprender el salto dado entre “The Dark" y “Blessing in Disguise” y lo mejor de todo es que ni siquiera se parece tanto a ninguno de ellos, aunque pueda ser perfectamente equiparable en términos de calidad e intensidad, de ahí la lógica de la comparativa. En resumen, que me parece que me estoy liando, “Breaking Point" es un auténtico discazo de power/thrash metal y cada vez que lo escucho, me gusta más. Ya has ido a la iglesia, ahora conviértete en un hereje. 

8,75/10