Os reconozco que, entre el gripazo de cuyas secuelas no me recupero y el lío que tengo en el trabajo por el final de la evaluación, me veo obligado recurrir al viejo archivo del Portal del METAL para no dejar de publicar algo esta semana. Sin embargo, la salida de la reciente novedad de los suecos Shining, me ha parecido la excusa pefecta para rescatar el momento en el que pegaron un salto de gigante hasta la primera división del black metal. Desde este tercer álbum y durante unos años, Shining se convirtieron en una banda casi infalible que crecía exponencialmente con cada nueva edición, hasta que se empezaron a diluir y fueron poco a poco cayendo en el olvido. Puede que superaran lo aquí ofrecido en ediciones posteriores y que, más o menos, estemos todos de acuerdo en que alcanzaron su culmen creativo con "V · Halmstad" de 2007, pero este "III - Angst - Självdestruktivitetens emissarie" ("Ansiedad - El emisario de la autodestrucción") siempre ocupará para mí un lugar especial ya que fue el que me dio la oportunidad de conocerlos...
En agosto de 2002 cometí el “error” de ignorar este fenómeno en ciernes en favor de cierta banda germana siguiendo la recomendación de un “feriante” en la, de aquella, Meca para todo metalhead que se precie, Wacken Open Air. Tal comerciante atendía al nombre de Alex Tiebel y había sido él mismo a través de su sello, Undercover Records, el responsable de la edición de aquel "Perished and Forgotten" que tan “inocentemente” me recomendó en lugar de un "Livets Ändhållplats" que, a la postre, me acabaría llenando más el ojo. Incauto yo que pensaba que aquel buen hombre me estaba aconsejando de forma desinteresada, aunque tampoco es que Graven fuesen precisamente unos inútiles… pasé mis buenos ratos al son de sus tonadillas nórdicas facturadas en Bavaria. Otro día os cuento algo más sobre ellos…
Unos meses más tarde y ante la edición de este "III - Angst - Självdestruktivitetens Emissarie" (su puta madre, como para tener que repetirlo) no volví a cometer el mismo error, esta vez no negué la evidencia. Me compré su nuevo trabajo y, ahora sí, di la bienvenida a una de las bandas que, con más frecuencia, me acompañaría en los años que siguieron. Podríamos decir que Shining fueron algo así como una revelación, la asunción de otra forma de hacer black metal diferente a la que había conocido hasta el momento. Sí, había tenido mis contactos con bandas que hacían de la lentitud y el desgarro su bandera. Por supuesto, dominaba el catálogo noventero de Burzum (obvia influencia aún para el joven Niklas, 19 años tenía en 2002 y ya iba por su tercer álbum), había hecho mis pinitos con el "Dictius te Necare" de Bethlehem e incluso había tenido un cuelgue temporal con el "Suicidal Emotions" de Abyssic Hate, pero Shining abrieron de par en par una puerta a la que sólo había asomado tímidamente la cabeza hasta ese momento.
Casi de forma simultánea aparecieron a lo largo y el ancho del orbe bandas que llevaban la miseria y el lamento hasta nuevos límites de expresividad y yo entré de cabeza. En cuestión de meses debutaban Forgotten Tomb, Wigrid, Xasthur, Silencer (estos un poco antes, en realidad, aunque yo supe de ellos por esta misma época), Leviathan (los suecos y los americanos), Beatrik… amén de multitud de nuevas bandas que, desde puntos de partida más tradicionales, acabaron desgarrándose el alma a través de su música. No sé si de forma totalmente subjetiva o algo más justificada, yo viví aquel periodo que fue de 2002 a 2006 como un verdadero renacer del black metal y muchos de los trabajos que escuché durante aquellos años me acompañaron durante largo tiempo hasta colarse casi a la altura de los favoritos de mi adolescencia.
Sin duda, esta trilogía que se abría con su tercer álbum, situó a Shining entre ellos. Si consideramos los dos primeros álbumes de la banda, "I - Within Deep Dark Chambers" (2000) y "Livets Ändhållplats" (2001), como las obras seminales que contribuyeron a forjar un nuevo género a principios del nuevo milenio, por un lado, y "IV · The Eerie Cold" y "V · Halmstad" como sus obras definitivas y definitorias, por otro, "III - Angst - Självdestruktivitetens emissarie" vendría a ser el lanzamiento bisagra entre ambas etapas. Aquel que, sin abandonar del todo los paradigmas más tradicionales de sus inicios y ese black metal depresivo de corte purista, se atreve a abrazar nuevos sonidos y mirar hacia un horizonte musical libre de corsés estilísticos. El momento en el que se empieza a abrir paso el Niklas Kvarforth músico y va dejando atrás al joven post-adolescente con trastornos psicóticos.
Su primer apoyo lo encuentra en un Hellhammer estelar que demuestra que era mucho más que un aporreador de parches sobradamente capaz. Un Hellhammer que ya tenía a sus espaldas una miríada de colaboraciones con Arcturus, Troll, Fleurety, Covenant y hasta Immortal (aunque no grabase nada con ellos, ahí queda esto), además de su trabajo con Mayhem, y que hallaba en Shining el lugar ideal para desarrollar todas sus habilidades técnicas y personalidad como instrumentista, sin los límites que marcaba el black metal. Decir que, en el que me atrevería a calificar como su mejor trabajo hasta la fecha, pulveriza la impresión que hasta ese momento había dejado de forma competente Ted “Impaler” Wedebrand, sería quedarse muy corto. Todo lo que hace en este "III - Angst - Självdestruktivitetens emissarie" es realmente exquisito y superior a lo que le había escuchado antes.
Por otro lado, Shining repiten, pero sólo parcialmente, en los Abyss Studios (asumo que las guitarras), mientras que parte se graba en los Toproom Studios noruegos (la batería, al menos) contando con la producción de Daniel Halén, batería de Craft, junto al propio Kvarforth, algo que libera al álbum de esa estridencia tan típica de Tommy Tägtren y beneficia en gran medida su escucha. Una labor que permite respirar a los instrumentos de maravilla, evitando esa sensación de compresión tan típica de los Abyss, y hasta disfrutar de las sutiles virguerías a las cuatro cuerdas de Phil A. Cirone (Alex Purkis), curiosamente, hermano menor del anterior inquilino del cargo, Tusk (Erik Purkis).
Me dejo para el final el fino trabajo de un Inisis que también conduce a Shining a un nuevo nivel, combinando deprimentes melodías, dolorosos arpegios y hasta un solazo como el de "Submit to Self-Destruction" (tema insignia y el más completo de esta primera etapa de la banda) que, por desgracia, no llega a convertirse en norma aquí todavía. Y, por lo que comento, podríamos pensar que Kvarforth no hace nada, pero todas y cada una de las composiciones son cosa suya, a excepción de esa curiosa "Till minne av Daghen" compuesta por Phil A. Cirone, algo que le otorga gran parte del mérito, habida cuenta de que su interpretación vocal es lo más discreto que nos encontramos aquí y en la que demuestra estar aún en busca de sus posibilidades expresivas.
Soy consciente de haber hablado poco sobre este "III - Angst- Självdestruktivitetens Emissarie" a nivel estilístico, pero eso podemos dejarlo para otra ocasión, que mucho me temo que la habrá. También me consta que muchos se han mantenido alejados de esta banda por temor, respeto o simplemente desprecio hacia los escandalosos exabruptos por los que el amigo Niklas es conocido. Yo, que he tenido la oportunidad de vivirlo y casi sufrirlo en mis propias carnes, os insto a dejar de lado todas estas cuestiones y no permitir que empañen vuestra percepción del Niklas Kvarforth músico, que tiene mucho más qué decir que el excéntrico y autodestructivo showman. Lo que aquí ofrecían Shining mejoraría tras su “retorno" en "IV - The Eerie Cold" y aún más en "V - Halmstad", pero en esta ocasión ya le alcanzaba sobradamente para alzarse con cuatro generosos cuernos, asomándose peligrosamente a unos cinco que pronto se ganaría.
8,5/10

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