Ya os había comentado con anterioridad que algunas de estas reseñas publicadas a lo largo de estos tres años de historia del Dictador, son borradores que tenía preparados para El Portal del METAL, pero que, por una u otra razón, no había llegado a sacar a la luz. Una de las más terribles omisiones que me encontré en aquel vasto archivo musical fue la de este, el segundo trabajo de Fields of the Nephilim, referencia inevitable a la hora hacer aunque sea un leve acercamiento al mundo del rock gótico. No es que sea yo un especialista, ni mucho menos, pero es que este disco es un puto clásico y toda suerte de glosario musical mínimamente concienzudo no puede sino dedicarle un episodio medianamente informado.
Soy un tipo bastante cerrado de mollera, ya lo sabéis y, desde que me metí en esto hace ahora más de 30 años, pocas excursiones he realizado fuera de los más estrictos confines del heavy metal y sus derivados directos. Lo típico, thrash, doom, death, black y, en los últimos años, mucho hard ochentero y algunas cosas post-loquesea, aunque con cuidadito y sin desviarme demasiado de las raíces. Entre todas estas escenas, una por la que no he sentido nunca particular interés es por la del metal gótico. Que duda cabe, coqueteé con el género a mediados de los 90 y Paradise Lost, que básicamente acuñaron el término con su segundo LP, son una declarada debilidad personal, pero, en términos generales, podría decir que es una cuestión que incluso me da cierta grimilla cuando no está tratada con mucha elegancia. Extrañamente, con los años, sí que he desarrollado cierta afición por uno de sus progenitores directos, el rock gótico de los años 80. Muy lejos de ser un estilo que me gusta de forma amplia, sobre todo si se mete en territorios electrónicos o excesivamente pop, sí que hay alguna banda puntual que realmente disfruto y, concretamente, alguna canción dentro del estilo que me parece acojonante... “Moonchild” de los británicos Fields of the Nephilim es una de ellas.
Fueron concretamente esos apabullantes cinco minutos y cuarenta segundos los que me trajeron hasta aquí cierto día y me llevaron a comprarme este CD, uno de los pocos bajo esa etiqueta que se encuentran en mi colección y una de mis pocas debilidades no estrictamente metálicas, se podría decir. Sin embargo, si una banda dentro del rock gótico se encuentra estrechamente ligada al metal, concretamente al extremo, esa es Fields of the Nephilim. Habitualmente celebrados desde el underground, es frecuente encontrar declaraciones de músicos de black, death y, por supuesto, doom metal, proclamando la enorme influencia de estos británicos en su música. Tampoco resulta extraño verles figurar en carteles puramente metálicos junto a bandas mucho más contundentes y, durante sus años de barbecho a lo largo de los 90, vimos a su líder, Carl McCoy, montarse un spin-off deathmetalero bajo el apelativo de Nefilim. Incluso, si no estoy mal informado, en su retorno a principios de los 2000 mostraron una cara mucho más agresiva sin demasiado éxito, al parecer, aunque sobre esta etapa tampoco os puedo dar muchos más detalles.
Así las cosas, aquí me encuentro yo lanzándome a reseñar un álbum de rock gótico por primera vez en mi vida, aunque a estas alturas considero que ya tengo cierto bagaje como para no meter la pata estrepitosamente. Comúnmente considerados como poco más que una copia de The Sisters of Mercy, tal apelativo no podría ser más equivocado y no comparten con ellos mucho más que el liderazgo de una figura autoritaria (Andrew Eldritch en el caso de los Sisters y Carl McCoy para los Nephilim), su misma nacionalidad y ciertas afinidades estilísticas. Sin embargo, a nivel musical, ambas bandas cubren un espectro muy diferente de lo que podríamos considerar el rock gótico. Mientras The Sisters of Mercy encarnan una vertiente electrónica, sofisticada y elegante, Fields of the Nephilim son una banda mucho más arriesgada, oscura y turbulenta.
Ya desde la producción del álbum, se nota que McCoy y los suyos buscan algo muy diferente. Frente al sonido típicamente ochentero de baterías sampleadas de The Sisters of Mercy, Fields of the Nephilim apuestan por un sonido analógico, totalmente desnudo de arreglos electrónicos. Con un volumen muy bajito y una batería súper natural, recomiendo darle bastante caña a los altavoces para detenerse con cada uno de los detalles que van desgranando ya que se trata de un trabajo complejo y bien elaborado, lejos de la aparente linealidad compositiva que podemos asociar con las más conocidas bandas del rock gótico ochentero. Merece mucho la pena, por ejemplo, entretenerse con el buen trabajo a la batería de Nod Wright (sin ir más lejos, The Sisters of Mercy nunca contaron con un batería de carne y hueso), que aporta unas dinámicas muy interesantes a las composiciones de los autoproclamados “Nephilim", en alusión a unos seres descritos en La Biblia, mitad humanos, mitad ángeles caídos.
Cuando escucho este “The Nephilim" siempre tengo la sensación de que está claramente dividido en dos mitades bien diferenciadas. Una primera, hasta “Chord of Souls", más directa y pegadiza, y una segunda, a partir de “Shiva” (que sólo aparece en la edición en CD), inmersiva, intimista y atormentada. Entre los cinco primeros cortes podemos apreciar la diversidad de influencias de la banda. Desde las obvias referencias a los primeros The Sisters of Mercy, Bauhaus o The Cure, hasta esa espesa nube de polvo que recubre tanto sus atuendos como sus composiciones en clara referencia al Western y la música compuesta para él por Ennio Morricone. Así, resulta realmente curioso escuchar en estos tipos una canción como “Phobia", que bien podría ser un descarte del “Ace of Spades” de Motörhead cantado por Bono de U2 puesto de LSD. Las referencias cinematográficas en esas “Endemoniada" (con guiño a “El Nombre de la Rosa” incluido), “The Watchman" o la citada, y guapísima, “Chord of Souls”, me parecen una constante.
En esta primera tanda, la absoluta estrella es, sin duda, “Moonchild", fácilmente una de las mejores canciones del rock gótico de todos los tiempos, imprescindible en toda recopilación de clásicos que se precie. Como os decía hace un rato, culminación del estilo de Fields of the Nephilim e himno por antonomasia en la carrera de la banda. Si esto no es un jodido temazo inolvidable, yo no tengo ni puta idea. Sólo os invito a escucharla, si es que no lo habéis hecho todavía, y juzgar por vosotros mismos. Tenéis abajo el videoclip...
La segunda mitad, es muchísimo más relajada y hasta cierto punto progresiva. “Shiva” ofrece cinco repetitivos minutos de riffs atmosféricos, punteos de guitarra y sonidos ambientales con la voz susurrada de McCoy de fondo. De nuevo, con esa marcada influencia Western de plantas rodadoras (estepicursores, a todo esto, palabra que aprendí escribiendo la reseña) y tormentas de arena... podría vivir sin ella perfectamente. “Celebrate” está comandada en exclusiva por el bajo de Petitt y la voz casi a capella de McCoy, que demuestra que también sabe cantar, además de usar su habitual susurro semi-gutural (diría que un tal Enrique Bunbury lo debió escuchar bastante en su día). Muy minimalista, tiene cierto aire poético e inquietante. “Love Under Will" se me hace la más melódica y accesible de todas y la encuentro muy conectada con el tipo de melodías que luego se harían populares en el doom de los años 90. Finalmente, “Last Exit for the Lost" suena tan apocalíptica como su título sugiere. Nueve minutos de rock gótico progresivo que me atrevería a decir que también tuvieron una influencia decisiva en aquellos Anathema que nos enamoraron pocos años más tarde. Es escuchar su desarrollo instrumental y no puedo evitar acordarme de “The Silent Enigma", con lo que no veo nada descabellado conjeturar que mucho debieron escuchar este “The Nephilim" los hermanos Cavanagh antes de componer su obra maestra de 1995. Ahí está el gran valor de una grabación como esta, poder escucharla ahora de forma retrospectiva y reconocer perfectamente la impronta que dejó en generaciones posteriores. Detalle que siento fundamental para atestiguar la relevancia de una formación como Fields of the Nephilim y no hacerlos de menos en la comparación con otros nombres de más sona.
“The Nephilim" no es un álbum para tomarse a la ligera. Quizás su primera mitad pueda resultar una escucha casi al alcance de cualquiera, pero a partir de ahí se convierte en un reto más que considerable para todo el que no tenga la paciencia suficiente. Si venís buscando música facilona, Fields of the Nephilim no son la respuesta. Si, en cambio, buscáis una experiencia total, compleja, artística y visualmente preciosista (el libreto tiene muchísimo gusto y también nos traerá a la memoria los típicos diseños de Century Media unos años más tarde), “The Nephilim" me parece un trabajo realmente imprescindible y uno de esos que, con los años, gusta cada vez más. No será para todo el mundo, pero es un auténtico discazo.
8,5/10
Nunca me he adentrado demasiado en el mundo del gothic rock. Partiendo de la base que el gothic metal nunca ha sido un género que me guste demasiado, amén de grupos como Paradise Lost o Type O Negative, todos esos rollos de Him, To/Die/For, Entwine, Crematory o unos tardíos Tiamat se me han hecho francamente insoportables.
ResponderEliminarLo cierto es que quitando a The Mission, alguna canción de The Sisters Of Mercy, Bauhaus y alguno más poco puedo hablar de este estilo. Sin embargo, recuerdo que por aquella segunda mitad de los 90, en la revista Grind Zone, había un gran número de bandas tando de Black metal como de Doom/Gothic que hacían constantes menciones a unos tal Dead Can Dance y a estos Fields Of The Nephilim como una de sus principales influencias.
A los primeros me los sacudí de encima tras un par de escuchas y a los segundos, sin saber muy bien el porqué, me los dejé alojados en la recámara para prestarles más atención en un futuro. Algo les tuve que notar de especial, seguramente que los temas, a pesar de ser más rock que metal éstos tenían un componente como más "extremo", quizás por recurrir de vez en cuando a las guturales y por diversos paisajes musicales que pueden acercarse un poco al ambient black metal.
Pienso que la influencia que generó esta gente fue tan grande, que todo el rollo del Gothic Metal jamás hubiera explotado de la forma que lo hizo, o al menos, grupos como Lacrimosa (que tampoco me gustan especialmente) creo que no hubieran existido de la manera en los conocimos en su día.
Y sí...Moonchild es un temazo, pero Phobia mola lo suyo con esos dejes a Motorhead con Bono en plan politoxicómano, jajajajaa. La verdad es que los gruñidos del tipo este me molan bastante. Tengo que seguir dándole algo más a su discografía, aunque coincido que posiblemente este disco sea de todos el que más me gusta, dentro de lo poco que los controlo.
¡¡Qué curioso!! Un disco del señor McCoy. Lo primero es que, si gusta este disco, creo que sí o sí hay que escuchar el siguiente (Elizium) puesto que, generalmente, es considerado la obra cumbre. En mi opinión, ni sabría donde ubicar a FOTN. Supongo que ciertamente, lo fácil es considerarlo una banda gótica, aunque no me acaba de convecer ni el meterlos ahí ni el propio término como tal (cosa personal, que las etiquetas cada cuál considera lo que es y siempre es complicado. No da más de sí. Tema mil veces comentado). La banda o zmcCoy (es el único que ha estado siempre y que, parece ser, compone todo. El tipo sacó un disco en pleno siglo XXI bajo el nombre de FOTN, y probablemente, es em disco más metálico que ha grabado hasta ahora. Mourning Sun es su título. Mezcla su pasado reciente en "solitario" y lo que era la banda madre. Creo que ese disco puede ser del agrado de los que buscan el lado más pesado del proyecto. No perderse un lice en vídeo que hay por youtube de este mismo siglo de la gira de este disco que comento.
ResponderEliminarField tienen un sonido único, de hecho el resto de excomponentes de Fields montaron otra banda: Rubicon. Sacaron dos discos que suenan, obviamente a su exbanda. Lo comento porqué bueno, están bien pero aquí ya hablamos de café para muy cafeteros. Los nombro porqué están ahí, pero como seguidor de Fields Of The Nephilim decir que simllemente están bien porqué no están mal. Mi recomendación sería que se diera, si se desea, una escucha a Elizium y a Mourning Sun
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Odin, yo vi a Dead Can dance y fue un concierto absolutamente apoteosis. También a Peter Murphy y me dejó asombrado. Es un tipo, él y Bahuaus y su ramificaciones en lo que vale la oena entrar. Murphy sacó disco este año, aunque ya que hablamos de pesadez, puede ser interesante ponerse alguna canción, o el disco entero, titulado Lion. Creo que puede sorprender.
Un saludo y perdón por el ladrillazo
Pues probaré otra vez con Dead Can Dance aunque no sé, cuando hace años los escuché lo encontré como una música muy rollo étnico y tribal. Algo demasiado atmosférico.. Pero bueno, con los años uno está más abierto a propuestas que salen de lo habitual.
EliminarHaré lo propio con ese "Lion" y ya iré dejando impresiones.