El condenado algoritmo de Spotify lleva semanas empecinado en que le preste atención a estos Messa, pero yo, que me las doy un poco de digno, me he hecho de rogar más de la cuenta. Pasa mucho. A poco que alguien, o algo en este caso, insista en forzar las cosas, algunos tenemos cierta tendencia natural a revolvernos e ir en la dirección opuesta. Espíritu inconformista, trastorno negativista desafiante que le llaman las nuevas tendencias psicopedagógicas o simplemente llevar la contraria para tocar los cojones... Todo es válido como explicación, pero, a veces, corremos el riesgo de perdernos algo realmente bueno. Me pasó con el “Children of the Night" de Tribulation hace ahora una década y me ha vuelto a pasar con este, el cuarto álbum de estos venecianos, aunque en esta ocasión he dado mucho antes mi brazo a torcer... algo se aprende de errores pasados.
En mi defensa, sólo puedo argumentar mi escaso interés por el doom y lo perdido que me suelo encontrar en estos terrenos. Me gusta la vertiente épica con ciertas reservas, hago puntuales incursiones en el extremo más deathmetalero, pero siento total indiferencia por la parafernalia stoner, drone, sludge y derivados. Incluso no suelo prestarle mucha atención a toda esa vorágine occult rock surgida en la última década, de ahí que nunca haya sentido el más mínimo interés por estos Messa... Es más no recuerdo haberlos visto mencionados por ningún lado hasta la edición de este ambiciosísimo “The Spin” y ahí es donde entra en juego el poder de un sello como Metal Blade. No era siquiera muy consciente de la existencia de Aural Music, a pesar de contar en mi estantería con varias referencias de su filial blackmetalera, Code666, y no son tantas las ediciones de Svart Records de las que tengo pleno conocimiento de causa, así que no, no era tan fácil que en mi camino se cruzaran estos Messa. Sin embargo, Metal Blade les ha facilitado una plataforma de lanzamiento con la que hasta ahora no contaban y la capacidad para llegar a gente, como yo, que no se contaría habitualmente entre su público objetivo. Y ahí es donde se puede adivinar la verdadera calidad de la banda, al convencer plenamente a alguien que, por norma general, no estaría particularmente interesado en lo que proponen musicalmente. Por tanto, la conclusión parece obvia desde ya, “The Spin” es un trabajo muy a tener en cuenta. Variado, creativo, ambicioso y transversal, en el sentido de que puede llegar a impactar en un público amplio procedente de muy diversas posiciones... Insisto, yo puedo ser el ejemplo más evidente.
Empezamos por el principio, “Void Meridian”. Rock gótico, ambientación post-punk ochentera, ritmo con cierta vidilla y, según se cuenta, un gancho que no tenían hasta el momento... por lo poco que he escuchado de "Close" (2022 Svart Records), sonaban mucho menos accesibles. Por momentos me llegan ecos fugaces de aquellos geniales In Solitude de “Pallid Hands", pero con otra cobertura. Pesadez doom, sonido muy contundente y la maravillosa voz de Sara Bianchin planeando etérea sobre la composición haciendo guiños cómplices a la mejor Anneke van Giersbergen al frente de The Gathering a mediados de los 90, o eso quiero creer yo. “At Races" empieza también ligera y gótica, pero se va complicado conforme llega a su parte central, lentamente, con cierta parsimonia. Empiezan a dejar claro que no son simplemente otra banda más de metal con toques góticos como todas las que ha ido surgiendo a lo largo de la última década tras el impacto inicial generado por los añorados chicos de Uppsala y su “Sister” hace ya doce años. Aquí va apareciendo un poquito de todo: más doom, sludge, otra vez post-punk, smooth jazz, soul... Messa fluyen libremente y van especiando su rica paleta con elementos muy distantes entre sí sin sonar incoherentes en ningún momento... y lo más complicado, gustarle a un heavy bastante cerrado de mollera como un servidor.
La combinación de “Fire on the Roof" es realmente sorprendente. Sobre un teclado muy a lo cine ochentero y una guitarra limpita, se arrastran riffs densísimos, puramente doom, rondando el sludge. Sin embargo, Sara Bianchin consigue mantener el conjunto dentro de una perspectiva muy melódica para evitar que los riffs se hagan bola. Me encanta como entona el estribillo sobre esa base rítmica tan contundente. La mezcla funciona no sin cierta sorpresa hacia la sección semiprog central que pronto se rehace con el leitmotiv marcado por el sintetizador y la guitarra inicial. La historia ya se complica definitivamente en “Immolation” con dos minutos y medio inicial totalmente ambientales, en claro contraste con su pesada segunda mitad en la que irrumpen densos riffs de guitarra sosteniendo la melodía principal. Son sólo cuatro minutos, pero dicen mucho en muy poco tiempo.
“The Dress" cambia un poco el paso arrancando con potencia, pero no tarda en sacudirse cualquier etiqueta para otra vez acariciar con límpidas melodías y la sugerente voz de Sara, de nuevo, me atrevo a decir, que con la angelical Anneke Van Giersbergen en mente, aunque su camiseta de The Devil's Blood ponga el foco en la casi desaparecida Farida Lemouchi a la que podemos encontrar con un perfil mucho más bajo en Molassess y Gott en los últimos años. Ocho minutos dan tiempo para mucho y, en su segunda mitad, Messa se sueltan la melena. Clara ambientación noir para un desarrollo puramente jazzero comandado por un saxo y una guitarra muy bluesera. No en vano, Alberto Piccolo es músico de blues en solitario bajo el apelativo de Little Albert (todo ingenio el muchacho). Me gusta mucho como remonta la canción hacia su climático trecho final con un Alberto desatado y una Sara muy seductora.
Más blues sureño con slide para arrancar una “Reveal" en la que Rocco Toaldo se desmarca hasta con un blast-beat. Seguramente estemos hablando de la canción más metálica de un álbum que sugiere, por decir algo, gustos más extremos por parte de sus integrantes... Sara tocó durante ocho años el bajo en los grinders Restos Humanos y Rocco tiene un currículo bastante amplio en bandas de black metal como Feruch, Nox Interitus, Sterbenzeit y Thysia. No es que tal influencia se deje notar, pero en esta “Reveal" percibo ese coqueteo con el lado más extremo del espectro metálico. Todo lo contrario a la última, “Thicker Blood", que en sus casi nueve minutos desarrolla los momentos más doomeros de todo este “The Spin" y hasta me tiene pensando en las líneas vocales de aquel “Nighttime Birds" con el que Anneke van Giersbergen se empeñaba en conquistarnos (y también empalagarnos un poquito) en 1997. Hacia el final, agónicos lamentos post-rock para culminar un álbum redondo que tiene el tino de quedarse hábilmente por debajo de los 42 minutos... Ya sabéis de mi dificultad con los discos largos y aquí Messa consiguen combinar muchas cosas en poco tiempo y haciendo que todas ellas suenen pertinentes y bien integradas. Ardua tarea que no siempre termina de la mejor manera.
Ahora bien, como me preguntéis por referencias cercanas, voy a patinar estrepitosamente. Todo lo que no han patinado estos cuatro con este fantástico “The Spin". Por ahí los comparan con Witch Mountain, de los que no he escuchado más que momentos aislados de su debut y todo por la presencia de Erica Stoltz de Sanhedrin. Con Pallbearer, de los que no tengo más referencia que breves pinceladas de “Foundations of Burden". Y con Windhand, que directamente no se ni quienes son. A mí parece que me quieren recordar de lejos a los estadounidenses Sonja, aunque más doom y mucho más diversos... Ya os he dicho que esto no es lo mío y que estoy más perdido que un pulpo en un garaje, pero “The Spin" me ha encantado... ¿No os parece motivo suficiente para darle una oportunidad?
8/10
Gran sorpresa la que me he llevado con estos Messa. El gothic metal realmente no es lo mío, pero lo que aquí encuentro son pequeñas dosis mezcladas con una importante base doom y unas canciones muy dinámicas y con muy buenas melodías.
ResponderEliminarAunque tampoco yo soy un erudito dentro del estilo, sí puede dar algunas referencias de algunos discos similares en estilo, que personalmente he disfrutado bastante.
Avatarium. A mí el primero es el que más me gusta. Leif Edling y otros recreando un Candlemass algo más "gotico" y con vocalista femenina.
The Oath. Grupo de dos tías que sacaron un sólo disco homónimo en 2014. Johanna acabaría en Lucifer. Creo que a partir del segundo disco entraría Nicke Anderson a la batería además de ser esposo de la mencionada Johanna.
Lucifer. Un rollo más rockero con esos toques doom. Su último "Lucifer V" es todo un señor discazo para un servidor.
Si te gustan grupos como Candlemass o Solitude Aeternus, yo le daría a otros como Pale Divine (creo que los has mencionado), Sheavey o Count Raven.
Si te va más el rollo doom/death los clásicos Thorr´s Hammer o Mythic.
También te digo que esa ambientación tan increíble que hay en "The Dress" no la vas a encontrar en ninguno de los que recomiendo. Que pedazo de disco, por diosss.
Ostras, tío, el de Lucifer no me ha terminado de entrar, demasiado rockero para mi gusto, pero el que me ha molado mogollón es el de The Oath. Recuerdo que cuando salió la banda pasé de ellos porque los encasillé totalmente en el rello retro setentero y no es que no vayan de esa movida, pero suenan muy heavies. Sin ir más lejos, el primer riff con el que se abre el álbum es una buena fusilada de Angel Witch... ¡Muy buen álbum!
EliminarY se me olvidaron Derketa, que posteriormente fundaron Mythic....
ResponderEliminarYo te diré que ni el doom ni el gothic metal son lo mío. De hecho, diría que son los estilos tradicionales del metal que menos he escuchado y, seguro, de los que menos material tengo. Esto no quiere decir que no tenga mis bandas fetiche. Por supuesto, me encantan los álbumes clásicos del Peaceville three y otras bandas afines como Celestial Season, Mourning Beloveth, Saturnus, Morgion, Officium Triste... bueno, en general todo aquel doom/death de mediados de los 90. Luego me gustan mucho Candlemass, Solitude Aternus y los tres primeros discos de Trouble y en general el doom épico derivado de todo eso: Solstice, Isole, Sorcerer, Below, Procession... Tampoco están nada mal las bandas de power-doom suecas de los 90 tipo Memento Mori, Memory Garden y otras más recientes como Visigoth, Eternal Champion, Atlantean Kodex, Smoulder... Por lo que no he sentido ningún tipo de atracción es hacia The Oath, Lucifer y demás rollo vintage setentero, partiendo de la premisa de que no me va mucho el hard de los 70.
EliminarA Thorr's Hammer, Mythic, Derketa, Pale Divine y Count Raven los he escuchado en algún momento, pero ninguno de ellos me dejó huella como para pasar de esa escucha superficial...
Este de Messa me ha gustado especialmente porque, siendo doom, es muchas otras cosas. Estas semanas me he puesto su material anterior, pero se me ha hecho más "de nicho ". Precisamente, lo que me ha enganchado de este The Spin es esa capacidad para bailar del doom, al hard rock, post-punk, rock gótico o incluso jazz sin sonar incoherentes. Además de la gran voz de Sara Bianchin, su nivel instrumental y la pedazo de producción que se han cascado.
Claro, las bandas que mencionas de doom/death ya las daba por descontado. La intención era aportar alguna que se asemejara aproximadamente a estos Messa, por vocalista femenina y tal. Y mira tú, que Smoulder y Eternal Champion me gustaron mucho y también se me han pasado.
ResponderEliminarSé que no te molan y ya no tienen mucho que ver con este disco, pero si quieres darle una oída al de Lucifer (V), combina mucho heavy rock con una cantante que está soberbia y yo creo que podría gustarte.
La verdad es que me he mantenido deliberadamente alejado de Lucifer, The Oath, The Devil's Blood, Graveyard, Jex Thoth, Blood Ceremony y demás bandas de occult rock y retro hard setentero... No me suele gustar demasiado ese rollo medio doom, medio psicodélico, proto-metal y por tal motivo no me he parado más allá de alguna que otra escucha casual. Con los que más lo intenté fue con The Devil's Blood cuando pegaron el pelotazo hace 15 años y me pillaron en plena fiebre NWOTHM, pero no me encajaron en ese molde y nunca conseguí engancharme a ellos. Los únicos con un toque similar que sí me gustaron fueron Ghost, pero tampoco los seguí más allá de Opus Eponymous, todo lo que sacaron después me resultó bastante decepcionante. De todas formas, viniendo de quien viene la recomendación, le pegaré un tiento a ese V, prometido.
EliminarPor esa misma razón también prometo darle un tiento al de Sanhedrin.
ResponderEliminarLo cierto es que escuché alguno de sus anteriores y no me gustó mucho, motivo por el cual no me he puesto con éste. Ya dejaré impresiones en la propia reseña.
Hombre, si no te gustó The Poisoner, veo difícil que te vaya a gustar este Heat Lightning. Es más directo y más heavy, seguro, pero el estilo viene siendo el mismo. En este quizás noto algo menos de rollo NWOBHM y proto-metal de los 70 y más heavy ochentero americano, pero tienen un estilo bastante consistente. A mí me parecen de la bandas más interesantes de heavy tradicional que han salido durante la última década.
Eliminar