miércoles, 28 de mayo de 2025

Taake - Et hav av avstand (2023 Dark Essence Records)

1. Denne forblaaste ruin av en bro (11:52)
2. Utarmede gruver (11:07)
3. Gid sprakk vi (6:15)
4. Et uhyre aven kniv (13:03)

Los que habitualmente os pasáis por aquí, sabéis de sobra que soy un acérrimo de la primera trilogía de Taake, aquella que dedicaron a su ciudad, Bergen, entre 1999 y 2005. Durante aquellos años, no hubo banda de black metal que diera en la diana con mis preferencias como ellos… o él porque, como supongo que también sabréis la mayoría, Taake es la extensión musical de Ørjan Stedjeberg, aka. Hoest. Un tipo peculiar como pocos dentro de la escena, al que vimos publicar álbumes de una belleza sin parangón dentro del black metal de principios del siglo XXI, pero también pasearse por los escenarios con una esvástica pintada en el pecho y sus partes pudendas a la vista de todos sin que lo hubiéramos requerido. 

La única vez que tuve la oportunidad de tratar con él en persona, mi experiencia tampoco fue particularmente positiva ya que, después de concertar una cita con los organizadores de un concierto de la banda en Coimbra hace ya 23 años (uno de los mejores de black metal a los que asistí, todo sea dicho), pasé horas esperando para que al final me diera plantón. En su lugar, me facilitó una cuenta de correo electrónico, hasta dudo que verdadera, para enviarle unas preguntas que, como también esperaba, nunca llegó a responder. Pero bueno, ya estaban hechas, así que tampoco me supuso un gran esfuerzo. Todo esto condicionó sin duda mi opinión personal sobre el sujeto en cuestión, aunque no diría que llegara a afectar negativamente a mi consideración sobre su faceta artística y es de esos casos en los que he conseguido separar sin mayores dificultades al personaje de su música…

Después de más de una década desconectado de sus actividades, este último invierno blackmetalero me propuse ponerme al día con lo que había hecho durante los últimos años y para ello me acerqué hasta “Stridens hus" (2014) (“Casa de la discordia”), “Kong vinter" (2017) (“Rey invierno") y el más reciente “Et hav av avstand" (2023), con el que ha roto su periodicidad trienal que encadenaba desde 1999 y casi era parte ya de su identidad. Este nuevo álbum, que tiene nombre de trabalenguas y que se podría traducir, muy apropiadamente, como “Un mar de distancia", se me hace muy profético porque realmente parece que nos separa un océano de aquella banda infalible de “Hordalans doedskvad" (“El escuadrón de la muerte de Hordaland”). En algunos aspectos, reconozco a los Taake de antaño: cierto gusto por la melodía, estructuras compositivas poco habituales y, por supuesto, el lacerante bramido de Hoest, que está envejeciendo de manera interesante. Sin embargo, hay muchos detalles donde ya no encuentro a los Taake que me conquistaron hace un cuarto de siglo e hicieron de aquella trilogía inicial algo fuera de lo común.

Son vicios que ya venía notando desde el homónimo “Taake" (“Niebla") de 2008 y, en menor medida, en un notable “Noregs vaapen" (“Escudo de armas noruego") en 2011. A ver si consigo hacerme entender porque la cosa no es tan fácil. Musicalmente, tampoco hay tantos cambios. “Et hav av avstand" sigue ofreciendo el mismo black metal noruego con atmósfera nebulosa que encontrábamos hace 20 años, pero carece de su sentido del dinamismo. Mientras “Nattestid…”, “…Bjoergvin…” y “…Doedskvad", como los conocía yo de aquella, apenas daban un momento de respiro y eran un continuo bullir de melodías irresistibles, riffs memorables y detalles inolvidables, en “Et hav av avstand", con más frecuencia de la que desearía, me encuentro perdiendo el hilo. Me voy de lo que Hoest nos intenta transmitir y eso nunca me ocurría con los Taake de sus primeros años. Tomemos como ejemplo, la inicial “Denne forblaaste ruin av en bro" (“Este puente ruinoso arrastrado por el viento", o algo así) en la que nunca tengo claro, durante los casi doce minutos que dura, hasta dónde nos va a llevar. Y eso que no empieza mal, con una melodía bastante interesante, sin embargo, no han pasado ni cinco minutos y ya me estoy perdiendo. Se trata una sucesión continua de ritmos, muchas veces mantenidos más allá de lo estrictamente recomendable, sin aparente lógica compositiva. Se van encadenando de forma aleatoria, o al menos así me suenan a mí, resultando perfectamente intercambiables y, lamentablemente, olvidables. Sin estructuras reconocibles, sin patrones recordables, sin asideros a los que agarrarse... Con destellos puntuales de genio, no lo niego, un buen músico no pierde su talento de la noche a la mañana, pero que discurre sin más, que pasa sin dejar huella y termina sin que tenga verdadera conciencia de lo que he escuchado. ¿Me ha gustado o no? No consigo decidirme…

Y esto se repite, desafortunadamente, en las siguientes “Utarmede gruver" (“Minas agotadas"), la más corta, aunque repetitiva, “Gid sprakk vi” (“Por fin estallaremos") y algo menos en la final “Et uhyre av en nyv" (“Un monstruo de cuchillo"), quizás la más interesante de las cuatro, aunque también bastante monocromática y cansina. Los familiarizados con Taake habrán notado que, en lugar de los tradicionales siete cortes, esta vez se incluyen cuatro larguísimas composiciones, superando tres de ellas los diez minutos (“Gid sprakk vi" dura poco más de seis, aunque parecen más)… ¿Era realmente necesario? No lo creo y, con total sinceridad, tengo serias dudas de que la actual capacidad creativa de Hoest alcance para resolver de manera satisfactoria temas de hasta trece minutos.

Ya os comentaba que esto es algo que venía sintiendo desde aquel “Taake" en el que se hizo cargo de todos los instrumentos hasta el día de hoy. Estoy bastante seguro de que escasa, cuando no nula, había sido la aportación compositiva de otros miembros que pasaron por la banda, pero también creo que sus interpretaciones contribuían a hacer más rica una propuesta que ya era bastante singular de por sí. Empezando por unas baterías que desde 2008 se pueden describir como cumplidoras en el mejor de los casos. Hoest es capaz de acompañar sus propios riffs sin demasiada dificultad, no voy a decir que no, pero no alcanza para mucho más. Y, seamos sinceros, la participación de Frostein “Tundra" Arctander, Terje “Mutt” Martinussen y Tormod “Mord” Haraldson era algo que hacía subir a sus tres primeros álbumes un peldaño sobre lo que escuchábamos habitualmente en el black metal. Aunque no es esa la clave, en realidad. Lo que echo de menos aquí es frescura, dinamismo, pegada. Taake, entonces, se las apañaban para sonar genuinos y originales a un tiempo. Aunaban respeto por la tradición, incluso por la del folklore nórdico, con inventiva, pero hoy encuentro poco de aquello. Y, cuanto más he escuchado aquella trilogía inicial estos últimos días, más he notado la diferencia… Hay ritmos “peculiares", pero ya no les veo tanto sentido en el conjunto. Hay ocasionales melodías con algo de gancho, aunque ahora son anécdotas que brillan por su ausencia. La sensación que me va quedando conforme avanzan unos 42 minutos que se me hacen largos es, simplemente, de indiferencia. Y eso es algo que el black metal no debería provocar…

En definitiva, “Et hav av avstand" es un álbum correcto, capaz, escuchable, aunque bastante olvidable. Por ahí lo venden como un trabajo que recupera parte del ímpetu perdido por la banda en “Stridens hus" y “Kong vinter", pero nada más lejos de la realidad, en mi opinión. A mí no me gusta más… y diría que incluso un poquito menos. Podría llegar a satisfacer al que desesperadamente busque esa sonoridad determinada que un día asociamos con Taake, pero acabará dejando insatisfecho al mínimamente exigente, a aquel que no se conforme simplemente con una mera sombra de lo que este nombre una vez implicó. Aunque me duela reconocerlo, desde hace algo más de una década, veo a Taake, simple y llanamente, como una banda de black metal más, y ni siquiera una de las mejores. Solamente como una que edita su material para subsistir y que ya no tiene mucho más que ofrecer. No sé, es posible que si esta fuera otra historia y no estuviéramos hablando de Taake, lo viera con mejores ojos… Simplemente, me aburre. 

6/10

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