Así como hemos visto que el 2001 fue un año flojito, ya os advertí en su momento que el 2002 venía mucho más cargado. No estaba yo en aquel momento muy preocupado por lo que ocurría en los estilos más clásicos y me fui adentrando cada vez más en una escena black en la que había más movimiento y, a mis oídos, resultaba muchísimo más interesante. Como siempre, alguna representación honorable desde la vieja guardia siempre hay... Lo que hace que un año encuentre una buena cantidad de material y otro sufra para sacar diez que de verdad merezcan la pena es algo que se me escapa, pero buen indicativo de que en aquel 2002 el nivel estuvo alto, es que he tenido en cuenta casi una treintena de álbumes en esta ocasión y muchos se han quedado fuera... ahí van los diez que recuerdo con más intensidad.
1. Taake - ...Bjoergvin... (Wounded Love Records)
De nuevo Taake en un número 1 después de su debut del ’99. Realmente, su edición trienal de esta etapa era algo que yo siempre esperaba con anticipación y que nunca me defraudó... otra cosa ya fue su carrera posterior a esta trilogía inicial. Si el debut fue una revelación en 1999, este “Over Bjoergvin graater himmerik" (“el cielo llora sobre Bergen") los posicionó inmediatamente como LA banda de black metal noruego por antonomasia. Con Emperor recién separados, Satyricon buscando la aceptación del mainstream, Mayhem haciendo el payaso de circo e Immortal aburriendo a las piedras, a Hoest le quedó el camino despejado para convertirse en el mayor referente de su escena y así lo hizo a golpe de talento y consistencia. Como ya dije respecto a “Nattestid...”, tampoco es que Taake vinieran descubriendo el fuego, pero tenían una habilidad innata para remover los fundamentos del estilo aportando la personal e irreverente visión de un tipo que llevaba como espectador casi desde los albores del movimiento en Noruega. Tras escuchar este álbum, estaba plenamente convencido de que Taake serían los siguientes en ascender a las grandes ligas, pero me equivoqué. Taake se quedarían bajo tierra editando álbumes hasta el día de hoy y en su lugar veríamos a unos suecos asaltar el trono del black metal... aunque para eso aún falta un añito. Estructuras más complejas de lo habitual, ocasionales dejes prog, leves aires de psicodelia, pianos y hasta un harpa de boca... Hoest siempre ha tenido cierta habilidad para introducir elementos disonantes en su black metal noruego sin perder un ápice de integridad por ello. Si en el “Noregs Vaapen" del 2011 hasta se marcó un solo de banjo... Pytten, como casi siempre, dando en el clavo con la producción en sus Grieghllen y el nivel técnico de los nuevos fichajes (Mutt, Keridwen y C. Corax) de verdadera impresión... por si aún quedaba alguien cuestionando la calidad instrumental de algunas bandas de black metal. En resumen, el álbum del año, para mi gusto, y uno de los mejores dentro del black metal de los 2000.
2. Agalloch - The Mantle (The End Records)
Cumpliendo el mismo ciclo entre álbumes que Taake, Agalloch son otra da esas bandas que anteponen la calidad a la cantidad. Como os dije respecto a “Pale Folklore", no tengo ninguna necesidad de tirarme el rollo a cuenta de Agalloch y decir que controlaba su música por esta época ya que no puede ser menos cierto. Las cosas como son, yo no estaba todavía listo para algo tan maduro en 2002. 68 minutazos de algo entre el black metal, el doom, el rock gótico, la música progresiva, el folk acústico... que, ciertamente, no es para todo el mundo. Música sin limitaciones artísticas, poética, contemplativa, que fluye libremente de acuerdo a los impulsos de los músicos aquí involucrados sin imponerse corsés estilísticos. Creativa, espontánea y natural, aunque perfectamente equilibrada y siempre bajo control. John Haughm, Don Anderson y J. William Walton son músicos consumados, perfectamente capaces todos ellos de tocar diferentes instrumentos con destreza, pero nunca particularmente preocupados en demostrar esa habilidad para impresionar al personal... y pueden, no os vayáis a creer, para eso ya tienen a Sculptured. No, lo suyo es liberar su creatividad, expresar sus sentimientos a través de diversas texturas, ambientaciones, pasajes atmosféricos, largos desarrollos instrumentales destinados a hipnotizar al oyente, a conmover sus sentimientos, sin fronteras, sin barreras... Agalloch son una banda de artistas en el sentido amplio del término, que han tenido la fortuna de desarrollar su visión gracias al apoyo que a lo largo de su carrera les han prestado sellos amigos de la creatividad sin limitaciones como The End Records, Profound Lore o, más recientemente, la alemana Eisenwald. Una pequeña obra de arte lista para ser descubierta por aquellos que tengan la auténtica voluntad de hacerlo.
3. Shining - III: Angst - Självdestruktivitetens emissarie (Avantgarde Music)
Os comentaba el año anterior, Alex de Undercover evitó que me llevará para casa “II - Livets Ändhållplats” en el verano de 2002, pero aquel mismo invierno cayó en mis manos este “III: Angst - Självdestruktivitetens emissarie” (“Ansiedad - el emisario de la autodestrucción”) de impronunciable nombre. No era yo del todo consciente todavía de que existía una escena de black metal depresivo y aquí Shining me lo mostraron claridad meridiana. Sin embargo, Shining estaban a años luz de lo que entonces empezó a llevarse entre sus contemporáneos. Ellos eran una banda de verdad, profesional, no un adolescente inadaptado con delirios nacionalsocialistas haciendo ruido desde su habitación con una caja de ritmos. Kvarforth despedía a Ted Wedebrand, que se largaba a Forgotten Tomb, reclutaba a Inisis y Phil A. Cirone y, lo más sorprendente de todo, liaba al mismísimo Hellhammer de Mayhem, uno de los baterías más solicitados del momento, para grabar un par de álbumes con ellos. El crecimiento musical de la banda fue exponencial y la producción también mejoraba notablemente la de sus predecesores. Las guitarras se volvían a grabar con Tommy Tägtren en los Abyss, pero la batería se grababa en los Toproom Studios Noruega con Børge Finstad (Mayhem, Arcturus, Turbonegro, Enslaved, Borknagar...) y la diferencia se nota una barbaridad. En aquella época, yo estaba bastante saturado del “sonido Abyss" facturado por los hermanos Tägtren. En este tercer álbum de Shining algo queda de eso, pero justamente lo que menos me disgustaba, cierta estridencia en las guitarras que aporta una atmósfera bastante inquietante. Por otro lado, la batería de Hellhammer suena de lujo, como no le escuchábamos desde “De Misteriis dom. Sathanas" y seguramente no hemos vuelto a escuchar desde entonces. Con estos ingredientes, Shining acabaron de cincelar un sonido muy personal con canciones largas, un considerable alarde instrumental de todos sus miembros (ojo a la genial “Submit to Self-destruction") y mucho, mucho sentimiento. Ese sonido ya quedaba prácticamente configurado en este tercer álbum y seguiría perfeccionándose en los dos siguientes hasta su eclosión en el inmenso “V: Halmstad" cuatro años después. Una de las bandas de la década para el que aquí suscribe.
4. Immolation - Unholy Cult (Listenable Records)
Sin duda alguna, este es mi álbum favorito de Immolation. No porque no los tengan buenos, que tienen, y mucho, pero en su día este “Unholy Cult" me arrastró por los suelos. ¡Qué autoridad demostró aquí el cuarteto de Yonkers después ya de más de una década de carrera y otros cuatro trabajos a sus espaldas! Su gran desgracia fue quizás no alcanzar la continuidad necesaria en sus primeros años como para llegar a ese lugar de privilegio que sí ocuparon algunos de sus contemporáneos. Lo que llevó a Immolation a tomarse un lustro para editar su segundo álbum es algo que desconozco, pero sin duda los mantuvo durante los años 90 lejos de la primera fila del death metal en una época en los que todos sus colegas dejaron las obras maestras que cimentaron la leyenda del estilo... y sin siquiera atravesar un cambio de formaron durante aquellos años. La marcha de Tom Wilkinson en esta ocasión no pareció hacer ninguna mella en la fuerza creativa de la banda y dejó claro que el núcleo duro lo formaban Ross Dolan y Robert Vigna, únicos supervivientes hasta la actualidad. En este nuevo trabajo, Immolation no se movían un centímetro desde su propuesta inicial. Oscurísimo death metal, negro como el más profundo de los abismos, retorcido, técnico y perturbador. A veces brutal y otras épico... Siento que en este momento Immolation alcanzaron una grandeza que hasta entonces no conocíamos, aunque seguramente es cosa mía ya que las reseñas de cualquiera de sus álbumes anteriores son tan buenas como las de este, cuando no mejores. Pero, no se por qué, a mí "Unholy Cult" me gusta un poco más. Quizás es que conectaron conmigo particularmente en esta ocasión como nunca antes en su carrera y de ahí mi especial consideración hacia él. Independientemente de apreciaciones personales, Immolation es ya una de las bandas más relevantes de la historia del death metal por derecho propio y tienen una envidiable discografía de once álbumes entre los que cuesta encontrar uno medianamente flojo. Por alguna razón, más allá de su imponente debut, este es mi favorito entre todos ellos.
5. King Diamond - Abigail II: The Revenge (Metal Blade Records)
King no falla, amigos, es un hecho. Iba ya aquí por su décimo álbum en solitario, decimoséptimo si contamos los de Mercyful Fate, y no hay ninguno malo. Vale que la racha de la segunda mitad de los 90 no es tan buena, pero hasta en estos momentos menos brillantes disfruto de su música. Con “Abigail II: the Revenge" su nivel de inspiración dio un respingo de calidad. Solemos decir esto de “segundas partes nunca fueron buenas", pero en esta ocasión, la secuela del histórico “Abigail", sí lo es. A ver, no podemos utilizar como vara de medir la impresionante primera parte. Habían pasado 16 años y muchas cosas desde entonces, entre ellas los duros años 90 que tuvieron sobre King mucho menor impacto que sobre la inmensa mayoría de sus contemporáneos. Es más, diría que hasta le sentaron bastante bien, pero aquí la maniobra de revivir glorias pasadas resultó más que acertada. Una vez separados Mercyful Fate por segunda vez, Metal Blade decidió que se conformaba con el premio de consolación y King volvió a concentrar sus esfuerzos en solitario. El movimiento surtió efecto y King Diamond publicaba el que seguramente era su mejor trabajo desde sus años de esplendor en los 80. Con una vitalidad renovada, una apropiada producción junto a su entonces hombre de confianza, Kol Marshall, y unas interpretaciones excelentes de Andy LaRoque, Mike Wead, el retornado Hal Patino y el batería estadounidense Matt Thompson, “Abigail II" me sonó ya de aquella como su disco más fresco desde el lejano “Conspiracy", secuela a su vez para “Them". Nada nuevo bajo el sol, es el mismo King de siempre, pero cualquiera cuestiona la potencia de canciones como “The Storm", “Mansion in Sorrow", “Miriam”, “Slippery Stairs”, “Broken Glass"... Sé que suelo ser bastante pesado con la música de este hombre, pero soy un fan, qué queréis que le haga. Genial, una vez más.
6. Bloodbath - Resurrection through Carnage (Century Media Records)
Me encantó este álbum en su día. Mucho antes del revival deathmetalero, cuatro genios del progresivo sueco nos demostraron su amor por el death metal clásico de los 90, aquel que ellos mismos presenciaron, pero que no llegaron a practicar... bueno Swanö un poco en “Nothing but Death Remains" y “Unorthodox". Nacidos en 1998 como una simple pachanga entre colegas para revivir el viejo espíritu del death metal, estoy convencido de que nunca llegaron a imaginarse que, 27 años y seis álbumes después, aún seguirían con la bromita. Y menos que hoy día sería la única banda activa en la que encontraríamos a Anders Nyström. Junto a él, su colega Jonas Renkse, Mikael Akerfeldt y, por supuesto, Dan Swanö. Las mentes pensantes de Katatonia, Opeth y Edge of Sanity unidas para proclamar su amor común por el death metal. Y nada más... en principio. “Resurrection through Carnage" no es más que un refrito del death metal sueco del período '90-'92, con un poquito de Bolt Thrower y, según dicen ellos, algo de death metal americano, cosa que yo no veo hasta el siguiente “Nightmares Made Flesh". Pero si ellos lo dicen... Coge a Grave, a Entombed y a Dismember, remueve en una marmita, especia con una pizca de death británico (el nombre de la banda sale del debut de Cancer) y algo de sonido Morrisound (insisto, porque lo dicen ellos) y ya tienes la mezcla. Por supuesto, nula originalidad y ninguna pretensión de conseguirla, pero con pepinazos como “Ways to the Grave”, “Death Delirium", “The Soulcollector", “Trail of Insects" o “Cry My Name", a quién coño le importa. Lo mejor es que en pocos años tendremos a medio mundo fusilando ese mismo sonido y también para eso fueron estos tipos unos adelantados. Los hay que hasta sin querer marcan tendencia. Si a principios de los 2000 añorabas el "sonido Sunlight", Bloodbath eran la respuesta.
7. Wolf - Black Wings (No Fashion Records)
Recordaba ver la portada del debut de Wolf en revistas de la época y fue suficiente para mantenerme en aquel momento alejado de la banda. Era una puta mierda, las cosas como son, pero aprendieron la lección y para este segundo álbum recurrieron nada menos que a Thomas Holm. De No Fashion Records estaba acostumbrado a escuchar mucho black metal sueco, pero nada de heavy metal. Desde la opa hostil de House of Kicks al pobre Tomas Nyqvist, habían ido abriendo espectro, pero era un nombre que seguía asociando inevitablemente al metal extremo. Me cogió además esta edición en un momento en el que estaba poco interesado en el heavy metal clásico, pero dio totalmente igual, los casi cinco minutos de “Night Stalker” me convencieron sin posibilidad de réplica por mi parte. Me lo tenía que comprar y, desde entonces, fui seguidor de la banda hasta un buen “Legions of Bastards" que publicaron 12 años más tarde. Cierto es que no se trata de mucho más que una respetuosa revisión del legado de Iron Maiden y Mercyful Fate, pero es que nadie más hacia este tipo de heavy metal a principios de los 2000. Reverencia palmaria a los duetos Murray/Smith, bajos cabalgantes a lo Harris, batería “monobombera" a lo Nicko McBrain, un ligero baño de oscuridad danés y agudos alaridos que nos podían recordar a una versión melódica del mismo King Diamond. Joder, es exactamente lo mismo que hacían los unos y los otros veinte años atrás, sólo que con una producción moderna de Peter Tägtren que, curiosamente, no funcionaba mal del todo. Originalidad cero, pero seguía molando tanto como siempre. No merece la pena que me pare mucho más describiendo lo que os vais a encontrar porque todos los sabéis. Simplemente rendíos ante un cariñoso tributo hecho por verdaderos fans del estilo. Una cosa os digo, si a una banda responsabilizo directamente del revival heavy que partió desde Suecia poco después, es a Wolf y a este “Black Wings” editado hace ahora 23 años.
8. Primordial - Storm Before the Calm (Hammerheart Records)
Después del pelotazo que me había pegado "Spirit the Earth Aflame" y de quemar aquel CD en mi discman camino de Santiago (y vuelta) durante los dos años que le siguieron, esperaba la salida de este nuevo álbum con auténtica ansiedad. Tanto que, el día que me llegó la promo directamente de Hammerheart, recuerdo ponerme el CD en el mismo discman conduciendo de camino a casa de mi novia con los auriculares (de aquella, mi coche no tenía reproductor de CD), algo, por supuesto, prohibidísimo... tal era mi impaciencia. “The Heretics Age" era algo que no esperaba, seguramente la canción más bestia de la carrera de Primordial, todo un trallazo de pagan black metal sin concesión. A partir de “Fallen to Ruin" volvían los Primordial emotivos que conocemos, aunque con un plus de potencia que casi no les recordábamos (seguramente, es la mejor producción que han tenido). Su gusto para la melodía seguía intacto y la capacidad de Alan para tocar fibra sensible con su apasionado recitar tan punzante como siempre. Por algún motivo se convirtieron en una de mis bandas fetiche durante aquellos 2000 en los que no dieron ni un paso en falso desde el impresionante “Spirit the Earth Aflame" que abrió la década, hasta un inmenso “To the Nameless Dead" que, para mí, la cerró. Recuerdo decir en aquellos años que, si tuviera un sello discográfico con posibilidades, Primordial sería la banda que ficharía... tres años después estaban editando su nuevo álbum con Metal Blade. Ahí queda eso...
9. W.A.S.P. - Dying for the World (Metal-Is Records)
“Unholy Terror" fue un álbum oscuro y pesimista (y muy digno, dicho sea de paso), pero ya os dije entonces que al pobre Blackie Lawless le quedaba mucho por ver. Sólo cinco meses después de su edición, Bin Laden y sus colegas atacaban las Torres Gemelas y el corazón de Estados Unidos sufría una herida que aún no ha sanado. Blackie, patriota como pocos, quedaba profundamente conmovido por los testimonios de los soldados estadounidenses que decían escuchar sus himnos mientras masacraban “infieles" en Afganistán (esto último es de cosecha propia) y, en menos de un año, algo poco usual para él, armaba un álbum desgarrador y pleno de inspiración. Como dedicatoria a las víctimas del 11-S, “Dying for the World" era sin duda lo más profundo que componía desde “The Crimson Idol" y, seguramente, también lo mejor. Los difíciles momentos vividos por los estadounidenses aquel 2001, aquella sensación de desorientación y vulnerabilidad que les causó el atentado, fue utilizada por algunos músicos para sacar a relucir sus miedos y frustraciones y, en el caso de Blackie Lawless, para editar su trabajo más íntimo y personal en una década. Sombrío, traumático, emotivo, a ratos agresivo, “Dying for the World" sentó las bases para los W.A.S.P. que hemos escuchado desde entonces. Unos W.A.S.P. que encontraron aquí su sonido de madurez, pero que acabaron publicando el mismo álbum una y otra vez durante la década y media que siguió a este “Dying for the World” y tocaron fondo creativo con una insulsa e innecesaria revisión de “The Crimson Idol" en 2018. Blackie consiguió seguir vigente mientras fue un músico valiente, pero cuando se acomodó, perdió el "mojo". Aquí sólo me sobra lo de meter dos versiones de la, por otra parte, tremenda “Hallowed Ground" (absurdo recurso que repitieron cinco años después en "Dominator" con "Heaven's Hung in Black"), pero diría que esta fue la última vez que me cogieron por sorpresa con un nuevo álbum.
10. Judas Iscariot - To Embrace the Corpses Bleeding (Red Stream, Inc.)
Esta ha sido una incorporación de última hora y creo que, si no fuera por las historias (musicalmente hablando, claro) es las que ando metido últimamente, es probable que ni me hubiera acordado de él. Me ha ocurrido como con el “Suicidal Emotions" de Abyssic Hate, me gustó mucho en su día, pero pensaba que era algo que ya había superado y se ve que no, fue pincharlo y algo se removió en mi interior. Antes un poco de contexto para quienes no sepáis de quien hablo. Una de las primerísimas bandas del black metal estadounidense (aquí habría que mencionar también a Black Funeral, Profanatica, Havojeh, Von, Morbosidad, Thornspawn, Hemlock o Demoncy... no creo que haya mucho más), Judas Iscariot nacieron en 1992 para ilustrar la única y exclusiva visión de Andrew Jay Harris (aka. Akhenaten), joven fan de Burzum y Darkthrone que decidió empezar a preferir groserías desde su Illinois natal en 1992. One man band desde sus inicios hasta el último día, podemos toparnos, particularmente en sus primeros trabajos, con las limitaciones que eso conlleva a través de una interpretación más que discutible. Con los años, el amigo Andrew fue puliendo sus habilidades y, cuando yo conocí a la banda con “Heaven in Flames", eran ya una de las formaciones más respetadas de su escena. Lo que tampoco significa que fuera un tipo especialmente cuidadoso. Afinó un poco más en “Dethroned, Conquered and Forgotten" en 2001 y considero que alcanzó su pico creativo con este “To Embrace the Corpses Bleeding" antes de separarse aquel mismo año. Bueno, lo de separarse es un decir, porque lo hacía todo solito. Black metal básico, comprometido, crudo y a veces desaliñado, hasta el punto de que no es complicado encontrar fallos de ejecución en sus grabaciones que no se molesta ni en corregir e incluso escuchamos un error de edición en el comienzo del cuarto corte, “Where Eagles Cry and Vultures Laugh"... ¡Qué coño, si hasta el título esta mal escrito en la portada! A ver, Judas Iscariot no son para todo el mundo, pero por mucho que Akhenaten fuera un poquito chapucero, al tío no se le puede negar su pasión y compromiso con el black metal más genuino. Si no soportas una macarrada a medio cocinar, ni te acerques a ellos, pero si te mola el black metal hecho con sentimiento y cierta despreocupación, “To Embrace the Corpses Bleeding" es para ti.
A mayores, dignos trabajos de veteranos como Dio, Manilla Road o Riot y mucho black y death metal, claro indicativo de por donde me movía yo por aquel entonces: Forgotten Tomb, Graven, Necrophobic, Craft, Leviathan, Beatrik, Besatt, Kaamos, Satanic Slaughter, Negura Bunget, Behemoth, Enthroned, Malevolent Creation, Nile, Mourning Beloveth, Nargaroth, Tsjuder... El heavy metal que se estilaba por aquellos años no me interesaba lo más mínimo y aún quedaba un poquito para el revival thrash y death que llegaría en poco tiempo y del que se empezaban a apuntar ciertos indicios. De momento, todo lo bueno salía del underground... ¡Hasta 2003!
ResponderEliminarSin ningún orden en especifico.
Bathory/Nordland I.
Immortal/Sons of Northern Darkness.
Antaeus/De Principii Evangelikum.
Dark Tranquillity/Damage Done.
Vader/Revelations.
Vomitory/Blood Rapture.
Hetroertzen/Flying Across the Misty Gardens.
Motörhead/Hammered.
Tankard/ B-Day
Baptism/The Beherial Midnight.
Hola, Arcano. No deja de ser bastante curioso que, aún moviéndonos por terrenos musicales similares, no hayamos coincidido en ninguno. De tus 10, aquel año escuché los de Bathory, Immortal, Antaeus, Vader, Dark Tranquillity, Vomitory y Baptism. Hay de todo... De Immortal fui muy fan hasta At the Heart of the Winter, pero todo lo que han sacado después me parece simplemente aburrido, acomodado... no les encuentro aliciente. Luego, los discos estos vikingos de Bathory a partir de Blood on Ice tampoco me terminan de entrar. Y eso que me gusta mucho Twilight of the Gods, algo menos Hammerheart, pero estos Nordland no me convencen. De Antaeus aún tengo por la estantería Cut Your Flesh and Worship Satan y la promo de este De Principii Evangelikum, pero es una banda que ya de aquella no me decía gran cosa, demasiado caos para mi gusto. De Vomitory el único que tengo original es Primal Massacre, me parecen una banda muy sólida, aunque tampoco me vuelven loco. Quizás se pasan un poquito de brutales en su versión del death metal sueco. Yo soy más del rollo clásico en plan tupa-tupa y d-beat, sin grandes velocidades. El Revelations de Vader me lo compré aquel año en el Wacken y no recuerdo haberlo vuelto a escuchar desde entonces. Tampoco es de esas bandas que me digan nada especial y con Dark Tranquillity no pasé de The Mind's Eye. Reseñé el Projector y después de eso no volví a escuchar uno de sus álbumes. En su día me gustaron mucho los tres primeros, hoy casi no soy capaz de escucharlos. Y Baptism están bien, típica banda de unholy finlandés. Me tiraban más Horna, Sargeist o Satanic Warmaster, aunque esta temporada que estoy escuchando esas historias, igual les pego un repaso.
EliminarSobre los de Motörhead y Tankard no tengo mucho que decir porque no recuerdo haberlos escuchado en mi vida, aunque asumo que más o menos lo mismo de siempre y a Hetroertzen es que ni de nombre. Ahí me pillas por completo... Les daré un tiento. Un saludo y gracias por comentar.
Claro que coincido en algunos discos, el de Taake, Immolation y Primordial joyitas los tres.
EliminarHetroertzen fue formada en Puerto Varas esto es al sur de Chile pero ahora residen en Suecia y bueno su álbum debut es una oda al Black noventero y fue lo primero que escuche de ellos por eso los coloque.
Bueno, al final todo esto es cuestión de gustos, ojo. Bien podrías ser seguidor del black y death metal y no escoger los mismos que yo. Por ejemplo, yo entiendo que Sons of Northern Darkness es un álbum muy popular, pero a mí nunca me dijo gran cosa, cuando estuve muy enganchado al At the Heart of the Winter tres años antes. Incluso escuché mucho Damned in Black en su momento, pero reconozco que es un álbum bastante corriente. Lo mismo me ocurre con SOND, lo noto formulaico y estandarizado.
EliminarLuego están Vader. Yo creo que me compré Revelations un poco por presión social. No tenía nada original y a la gente le gustaban, así que me compré un CD por darles una oportunidad... Podría vivir perfectamente sin tenerlo. Me dejó bastante indiferente ya en su día. Siempre digo que no por escuchar un mismo estilo, hay que disfrutar de las mismas bandas y menos a estas alturas donde ya no hay imprescindibles, por decirlo de alguna manera.
El Sons of Northern Darkness fue mi entrada a Immortal, no es mi favorito de su discografia, ese puesto es para Pure Holocaust.
EliminarAl hilo de Vomitory, a mí el que más me gusta es el Redemption. Quizá por ser más machacón y no tan rápido y brutal, más en una linea a lo God Macabre, de los cuales hacen una versión tremenda.
EliminarUy, yo a Immortal los enganché con Battles in the North, que era la "novedad" cuando supe de su existencia. Y te confesaré que al principio no me gustaron mucho... Luego me hice súper fan y hasta Damned in Black los seguí mogollón. Desde ahí, me fui conectando y desconectando intermitentemente.
EliminarY Vomitory, Odin, justamente por eso no me hicieron nunca mucha gracia. Siempre me resultaron demasiado brutales, yo soy de cosas más old school...
Buenas, aquí van mis 10, algo más mainstream, mas conocido.
ResponderEliminarComo siempre sin orden.
Symphony X - The oddisey. Obra maestra.
King Diamond - Abigail II. Tito King en baja forma es capaz de sacar discos que los demás ni sueñan.
Racer X - Snowball of doom. El grupo de Paul Gilbert en directo, es donde se aprecia la verdadera grandeza de este guitarrista. Capaz de ser un come mástiles aquí y de el mejor hard rock melódico con Mr. Big.
Dark Moor - The gates of oblivion. Parece mentira que un grupo español pueda hacer un disco de power tan bueno como este...
Sear Bliss - The forsaken. El black metal melódico de esta gente es de otro planeta.
Nightwish - Century child. Fue entrar Marco Hietala con sus duetos con Tarja y, para mí, subieron el nivel de golpe.
Shaman - Ritual. Quien podría pensar que André Matos podría sacar otra obra maestra tras dejar el nido de Angra? Pues aquí tenéis la prueba.
Iron Savior - Condiction red. Uno de los mejores discos de puro power metal de la década, y ya es decir, que había power en todos lados.
Bathory - Norland I. Leí que habían vuelto al viking metal, y tras el frenazo que me produjo Requiem, me tiré a por este ansioso de volver al Valhala.
The heretic - Chemistry for the soul. Bueno, tenía que hacerlo. El mejor disco de black melódico progresivo que se hizo por aquella época en España (ea, son de Albacete, los ví crecer, ensayar, madurar y tocar infinidad de veces...)
Este año ha salido bastante powermetalero, pero así son las cosas.
Desengaños: Skyclad No daylights (menudo truño; venían avisando con discos cada vez mas folk, pero se fue Martin Walkier y se acabó la magia). Paradise lost y Simbols... madre mía... In flames y Reroute MADRE MÍA... como puede ser que dos grupos que habían sacado discos tan buenos hicieran esto?
Nos leemos.
Es un poco lo que comentaba arriba, yo no estaba para nada moviéndome por estas historias y prácticamente no he escuchado en mi vida nada de lo que citas... Y ni ganas, si te soy sincero. Por supuesto King Diamond, Bathory y recuerdo en su día escuchar el primer EP de The Heretic, pero no era ni rollo, así que no llegue a ese debut. Racer X me molan mucho en los 80, pero no escuché los discos después de la reunión con demasiada atención. Sí recuerdo ver el vídeo de esta actuación en directo con Jeff Martin, su rubio platino y su micro a lo Madonna... La tentación rubia, hahaha. El resto como te digo, ni de lejos. No estaba yo para power en 2002...
EliminarParece que 2002 en comparación con el año anterior es bastante más potable en el sentido que los discos que coloco en el top me gustan verdaderamente. En 2001 coloqué alguno que aunque no me disgustaba tampoco llegaba a emocionarme, principalmente porque para mí fue uno de los años más flojos.
ResponderEliminar2002 tampoco es que fuera un año para tirar cohetes en cuanto a cantidad de material, pero esta vez sí me ha resultado más sencillo y rápido decidirme por diez discos. Incluso se me quedan fuera algunos.
Sin orden de preferencia:
1. King Diamond - Abigail II: The Revenge
2. Inquisition - Invoking The Majestic Throne Of Satan. Fuera del Black escandinavo, diría yo que están entre mis bandas favoritas junto a Judas Iscariot. Uno de sus mejores trabajos en mi humilde opinión.
3. Judas Iscariot - To Embrace the Corpses Bleeding.
4. Motorhead - Hammered. Sí, es lo mismo de siempre...o no... No sé, pero en este disco noto un groove más oscuro y asesino que de costumbre...me flipa.
5. Craft - Terror Propaganda. Para mí su mejor trabajo. Lo que más me mola es cuando se ponen en plan ralentizado con esos ritmos a medio tiempo y machacones. Por esa razón me gustan tanto bandas como Carpathian Forest o Urgehal.
6. Opeth - Deliverance. El metal progresivo nunca me ha hecho ninguna gracia. Antes me quedo con grupos como Rush o los primeros Genesis. Aquí hay una fórmula que sin saber por qué razón me enamoró a primera escucha, como no hizo ninguno de sus discos anteriores y posteriores.
7. Hugues Turner Project - HTP. Una maravilla del hard rock con dos voces de órdago y unas canciones que no tienen desperdicio.
8. Taake - Over Bjoergvin Graater Himmerik
9. Destroyer 666 - Cold Steel...For an Iron Age. Black Thrash desde Australia. Si bien no es mi favorito de ellos me encaja a la perfección como uno de los trabajos más malvados e intensos del año.
10. Agalloch - The Mantle. No sabía si colocar este álbum en esta lista, lo juro. Cuando descubrí esta banda hará unos diez años pasé de ellos totalmente. Esa música tan etérea por momentos y las voces limpias no me llamaban en absoluto. No ha sido hasta hace unos meses, que me he enganchado a otras propuestas del black metal más "post" por decirlo de alguna manera, que han hecho que este disco coja al fin el valor que merece. De otra dimensión, un verdadero tesoro musical.
Fuera se han quedado Vomitory, Bloodbath, Xasthur, Shining, Tsjuder, Immortal o incluso bandas que a día de hoy no escucho pero sacaron trabajos guapos este año como Firewind o Manowar.
Coño!! y me olvido de Cannibal Corpse y su Gore Obsessed que podía haber entrado también. Podría haber puesto a Immolation, banda que respeto muchísimo, pero tras un primer disco el cual adoro, lo que vino después se me antoja retorcido y pesado de escuchar, aunque eso no quita que Unholy Cult tenga buenos momentos.
ResponderEliminarLos que al final no me han entrado mucho son Primordial, pese a que la música no está nada mal, las partes vocales no me gustan en cuanto deja las guturales y comienza a cantar en otros tonos más limpios.
Es lo que comentábais, que no siempre percibimos lo mismo gustando de un mismo estilo.
Veis, lo que os decía, hay alguno que siempre se me pasa y este año ha sido el de Inquisition y mira que me gustó en su momento. Es cierto que también eran entonces de las bandas de black fuera de Escandinavia que más escuchaba, al menos hasta Nefarious Dismal Orations, que fue mi etapa más true. Podría haber entrado tranquilamente en lugar de Judas Iscariot y si lo hubiera tenido en cuenta, seguramente habría sido así. Ahora lo dejo como está, que el de Akhenaten también mola lo suyo...
EliminarCraft fueron otros que estuvieron a punto. Lo estuve escuchando esta semana, pero al final me decanté por Judas Iscariot. Curiosamente a mí me tiran más las partes Darkthronianas que las Celticfrostianas... Lo tienes que flipar entonces con los Darkthrone post-Panzerfaust. Yo soy más de black nórdico rapidito.
Deströyer 666 fue otra banda que escuché bastante de aquella, aunque soy más del Phoenix Rising. Tengo todo su material hasta Terror Abraxas... A partir de ahí perdí comba.
Me llama la atención ver ahí a Opeth. Yo no fui capaz de seguirlos más allá de Still Life, también porque me dejó de interesar lo que hacían. No tengo ni idea de cómo suena ese Deliverance, si te soy sincero, aunque me lo puedo imaginar. Tuve Opeth de sobra con sus cuatro primeros álbumes.
Ah, y Cannibal Corpse... Tomb of the Mutilated fue uno de los primeros álbumes que escuché de death metal y me encantaba usarlo para escandalizar al personal, pero reconozco que nunca me gustó mucho musicalmente. Me tira algo más The Bleeding, que creo que es su mejor álbum, pero no son ni de lejos una de mis bandas predilectas dentro del death en EEUU. Y ya soy más de sonidos europeos... Seguí un poco la época Corpsegrinder al principio, pero justamente les perdí la pista a partir de Bloodthirst y a este Gore Obsessed ya no llegué. Esto de la brutalidad y las vísceras nunca fue lo mío...