No tengo muy claro cuántas veces pasé por encima de este LP en la época floja del vinilo en torno al cambio de milenio y nunca me decidí a llevármelo para casa… claro, ahora me pesa. Hace unos 25 años habría pagado por él, en el peor de los casos, unos 6 euros (o 1000 pesetas, de aquella) y ahora no hay manera de encontrarlo por menos de 30… y eso con suerte. Por supuesto, me he arrepentido muchas veces de no haberme hecho con él en su momento y no ha sido el único con el que me ha ocurrido… aún tengo bien presente un error similar que concierne al “Hall of the Mountain King" antes de que me aficionara seriamente a Savatage.
Pero es lo que tiene el desconocimiento. Toda mi referencia sobre Deathwish provenía de una Heavy-Rock retrospectiva de principios de los 90 en la que se mencionaba a la banda sin mucho entusiasmo y la portada de este, su segundo álbum, tampoco fue suficiente para convencerme de que había algo que mereciera la pena… está chula, pero llamativa a un nivel Ed Repka o Sebastian Kruger no es, precisamente. Así que allí se quedó este “Demon Preacher" en estanterías de tiendas de segunda mano acumulando polvo y yo me olvidé de Deathwish hasta que, años después, en una de esas prospecciones compulsivas por las profundidades de la escena, acabé encontrando su nombre como un fantasma que acudía a mí desde un lejano rincón del pasado. Claro está, a esas alturas, ya no era tan fácil cruzarse con sus LP's como sí lo era una década antes.
Por la red lo ponían bien, muy bien, de hecho. Como una de las más afortunadas excepciones de una escena, la del thrash metal británico, que, como ya os comenté hace algún tiempo, tampoco dio demasiadas alegrías. Ahí quedaba aquella reflexión. ¿Cómo es posible que el país que dio lugar al hard rock y al heavy metal no consiguiera producir thrash metal de calidad? Hubo sus excepciones, ya os lo advertía en aquella ocasión. Bandas como Sabbat, Onslaught, Acid Reign o Xentrix nos dejaron buenos momentos, muy buenos incluso, pero también quedaba claro que la cosa no daba para mucho más y en la mayoría de los casos nos teníamos que confirmar con copias descoloridas de lo que entonces funcionaba en los EEUU. ¿Son acaso Deathwish una de las honorables excepciones?
Sin duda alguna, chavales, este “Demon Preacher” se puede colar sin ninguna dificultad en un top 10 del thrash británico y, sí me apurais un poco, hasta os lo meto entre los cinco primeros, inmediatamente después de Sabbat, Onslaught y Xentrix…
Lo primero, y más destacable, entre todo lo que comentaremos, es que Deathwish no sonaban a nadie. Con esto vengo diciendo que no, no copiaban al thrash de la Bay Area, como sí que hacían Xentrix, Slammer o los últimos Onslaught. Y no, tampoco se les podía conectar estrechamente con la tradición germana a la que se acercaban Sabbat, aunque estos lo hicieran con una personalidad que te tiraba de espaldas. No, Deathwish ponían su mirada directamente en el hard rock británico de los 70 y en bandas oscuritas de la NWOBHM del palo Satan, Angel Witch o Pagan Altar, para acabar mezclándolo con el speed/thrash que rompía a mediados de los 80 y configurar así una propuesta propia que bien pudo establecer las bases para un “thrash metal británico”, entre comillas, que nunca llegó a existir. Sí, hay cositas de Metallica, de Megadeth o de Exodus, pero por qué no las va a haber también de Diamond Head, Venom o Blitzkrieg, igual que estos sirvieron en su día para inspirar a Ulrich y Mustaine. No siendo yo muy amigo de versiones, me parece bastante indicativo que estos muchachos metieran ahí un “Symptom of the Universe" que deja entrever cuáles van a ser sus verdaderas raíces y grandes influencias.
Sin embargo y para no romper con mi tradición, la versión de marras no va a ser lo que hoy me traiga hasta aquí, aunque esta vez está lejos de suponer un verdadero inconveniente. Que va, las claves de por qué este “Demon Preacher" mola tanto, las tenemos en el frenético riffeo y en las líneas vocales de esas “Carrion", “Wall of Lies”, “Fatal Attraction"… speedicas, primitivas, urgentes, pero también melódicas y oscuras. Deathwish ciertamente son capaces de crear una atmósfera amenazante y memorable a un tiempo, algo que no escuchamos con tanta frecuencia en las bandas de speed y thrash de la época y que, no tengo muy claro por qué, me hace pensar también a menudo en los americanos Tyrant… sólo que Jon Van Doorn canta bastante más de lo que el bueno de Glen May fue nunca capaz. De hecho, es la suya una de esas voces que, sin resultar nada extraordinario, tienen un timbre carismático y reconocible que lidera las composiciones con una confianza arrolladora.
Esa tenebrosa “Death Procession”, introducción para “Demon Preacher", con algo más de minuto y medio de campanas, timbales y guitarras, va a marcar un estándar bastante inquietante para todo el LP. Tanto, que tampoco habría quedado fuera de lugar en el típico lanzamiento proto-death de finales de los 80. Sin embargo, el riff inicial del tema-título no deja lugar a dudas, estamos ante un speed-thrash de gran intensidad sobre el que planea constantemente la influencia de los primerísimos Metallica… aunque también podría ser la de Diamond Head. Recordad, estos tipos arrancaban en Brighton, en 1983, y ya venían de alguna historia previa, así que no estamos hablando precisamente de unos adolescentes influenciables cuando esto salió a la calle.
Speed-thrash furioso, con guiños a partes iguales Alemania y a EEUU, con una decidida personalidad heavy británica marcada a fuego en estribillos, melodías y arreglos. Mucha velocidad, sabiamente administrada junto a detalles clásicos como los de la siniestra “Visions of Insanity" o la intensa “Prey to the Lord”, que os agotará con sus más de siete minutos de épica thrashmetalera... Hasta con una maravillosa acústica llamada “Past Life" se atreven para cerrar el LP. Efluvios de Onslaught, de Holy Terror, de los primitivos Slayer de “Show No Mercy", por supuesto de los seminales Metallica y hasta de unos Motörhead con los que entonces compartían sello… Si te mola cualquiera de estos, Deathwish no te van a defraudar.
Lo dicho, junto a “The Force", “For Whose Advantage?”, “History of a Time to Come", “Dreamweaver" y “Blaze of Obscurity", estamos ante una de las mejores exportaciones del thrash metal británico y, casi con toda probabilidad, una de las pocas que se pudieran considerar realmente genuinas hasta el punto de forjar una identidad propia para su escena. Pero, huelga volver a decirlo, la cosa nunca llegó a cuajar y el thrash metal británico será para siempre considerado una copia de marca blanca de aquel que se acuñó en Estados Unidos. Con lo que fue Inglaterra para el heavy metal… Con “Demon Preacher”, no obstante, no hay lugar a dudas, estamos ante un señor discazo, que suena a sí mismo, lo que no deja de ser algo muy a tener en cuenta para los tiempos que corrían. 1988, no lo olvidéis...
8,5/10
Casualmente y después de tantos años que alguien me grabara en cassette su anterior At The Edge Of Damnation, Deathwish es una banda a la que voy recurriendo en bastantes ocasiones.
ResponderEliminarLo curioso es que aunque no figuren nunca en un top de thrash (bueno, británico seguro) sí vuelvo a ellos frecuentemente.
Para mí es un muy buen disco este Demon Preacher, aunque es posible que el anterior me guste un micropunto más, quizás porque sea algo más guarrete y Demon Preacher un pelo más melódico.
Lo mejor de todo es que yo siempre los referencié como unos hermanos pequeños de los primeros Onslaught y nunca había reparado en la fuerte carga de NWOBHM y menos punk que hay en su música, lo cual seguro es la razón por la que les veo algo más especiales.
Hablando de thrash británico, hay una banda que a mí me gusta bastante y no suelo oir hablar de ellos casi nunca: Anihilated. Su segundo disco The Ultimate Desecration del ´89 es para mí otra de esas mini joyas escondidas. Aunque aquí sí que se nota más esa influencia punk (de hecho empezaron como tal) y con un poso más tipo Slayer, Sacrilege o Détente.
PD. Todavía sigo enganchado al Black Metal. Nunca una fiebre me había durado tanto. Sólo que ahora he reconectado otra vez con los clásicos noventeros del género. Pufff...¿que le voy a hacer? Al cuerpo hay que darle lo que pide...
Sí, si me está pasando exactamente lo mismo. Llevaba un buen tiempo sin engancharme con tanta continuidad al black metal, pero llevo desde enero que no me muevo de aquí. De ahí la deriva blackmetalera del blog de la que soy perfectamente consciente y que algún asiduo ya me ha mencionado también. Como dices tú, hay que darle al cuerpo lo que pide y, si me pide black metal, pues yo se lo doy. Y, claro, si el cuerpo me pide black metal, también me apetece escribir sobre ello.
EliminarDe hecho, esta reseña he conseguido colarla porque ya tenía un borrador de hace tiempo. Así conseguí ponerme con ella para terminarla y darle un poco de variedad a la cosa. Mendoza suele cubrir el espectro black, Burn se enfoca hacía el heavy metal clásico y yo voy bailando entre historias, pero lo cierto es que voy por etapas. Cuando me da algo fuerte, entro en bucle y no soy capaz de ponerme con otras historias. Yo no suelo ser de escucharte a Burzum y acto seguido a Dokken. No se me da por ahí. Y, para escribir, igual.
En Deathwish yo noto mucho heavy metal y creo que eso es precisamente lo que me gusta tanto de ellos. No les veo el mismo poso punk/hardcore que a otras bandas de thrash británicas, son mucho más metálicos y de ahí que me tiren más que otras opciones similares. Recuerdo escuchar a Annihilated cuando me puse con lo del thrash británico, pero si no me paré más con ellos, fue porque tampoco me debieron convencer demasiado. Justamente yo soy un poco más de Demon Preacher porque es más melódico y elegante que At the Edge of Damnation. Siempre me ha gustado el thrash un poco más civilizado y suelo tener tendencia hacia cosas con algo de melodía y musicalidad. Mira a Onslaught, por ejemplo. Creo que el álbum que tengo más escuchado es In Search of Sanity y nunca he sido muy fan de Power from Hell. Ahí creo que es donde se nota que me gusta el lado más heavy del estilo y no tanto el punk. Por supuesto, en Deathwish hay mucha influencia también de Venom y Motörhead, pero yo lo que noto aquí, además de Metallica, es Satan, Angel Witch, Blitzkrieg, Witchfinder General, Pagan Altar, Cloven Hoof, Raven... pon aquí todos los nombres que quieras.
Pues nada. Otros más que no tenía controlados. Y me ha gustado. Este disco, para ser desconocido para mí, tiene todo lo que a mí me gusta. Buena caña y también melodía. Una muesca más para el revolver...
ResponderEliminarUn 8 para los predicadores del demonio...
Bueno, ya sabes que ese es el secreto de todo esto. Descubrir nuevas bandas que conserven intacto el espíritu ancestral del estilo o bien rescatar del olvido aquellos que contribuyeron anónimamente a sentar las bases. Siempre con la premisa de la calidad, la dedicación y el compromiso. Si conseguimos esparcir la semilla aunque sea un poquito más, habremos conseguido nuestro propósito. Como siempre digo, aunque sólo sea uno al oyente al que se llega, ya daré mi tiempo por bien empleado y Deathwish, ciertamente, se merecían su cuota de protagonismo.
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