Y llegó el nuevo milenio (aunque oficialmente fue un año más tarde, cosa que la mayoría ignora) y con ello el fin de los terribles 90, para el metal clásico, al menos. ¿Qué nos trajo el entonces temido “efecto 2000” al mundo del heavy metal? Para variar, buenas noticias. Dos, particularmente. Por un lado, Bruce Dickinson, el hijo pródigo huido en 1993, había vuelto al seno de Iron Maiden y triunfado en su gira de reunión en 1999, de la que, afortunadamente, pude ser testigo. Seis años de separación y mutuos desplantes fueron necesarios para que comprendieran cuánto se necesitaban los unos a los otros. Por otro lado, un recién salido del armario Rob Halford, dejaba sus escarceos industriales con Trent Reznor y seguía los pasos de Bruce Dickinson en su camino de retorno al heavy, allanando de paso el terreno para Judas Priest. Y no fueron los únicos, el heavy metal estaba de vuelta, aunque poco a poco. Por otro lado, el black metal perdía fuelle y estaba en etapa de reconversión hacia otra cosa. La indefinición en las filas extremas continuaba...
1. Iron Maiden - Brave New World (EMI)
Bueno, qué queréis que os diga, no podía escoger otro. Me consta que hay gente a la que le importa un pito la banda después de la marcha de Bruce o incluso desde “Seventh Son of a Seventh Son", pero tengo cierta debilidad por “Brave New World". No es mentira que le puede sobrar alguna canción (nunca he soportado “Blood Brothers") y que no son exactamente los Iron Maiden de la etapa clásica, pero tampoco lo es que acertaron a renovar la banda en varios aspectos. Muchos nos habríamos cargado a Janick Gers, aunque mantenerlo entonces en la formación fue un bonito detalle... con el pobre Blaze no tuvieron las mismas contemplaciones un par de años antes. Además, acertaron también a traerse de vuelta a Derek Riggs a pesar de no haber terminado muy bien con él una década atrás. Lamento que no siguiera haciendo portadas para la banda ya que nadie ha captado la dimensión visual de Iron Maiden como él... aún recuerdo la cara de espanto que se me quedó la primera vez que vi la bazofia que ilustraba “Dance of Death". Musicalmente, “Brave New World" nos traía a unos Maiden maduros, con cierto poso reflexivo, más comedidos, pero con suficiente vitalidad para no aburrirnos. Con algunos viejos trucos reciclados y otros nuevos bajo la manga y, sobre todo, con algún clásico que resistiría a la perfección el paso del tiempo (las tres primeras son tremendas). En su contra, se pasa un pelín de minutaje y se echa mucho de menos a Martin Birch, pero veníamos de dos álbumes que sonaban como el culo, así que Kevin Shirley no fue suficiente para joderla esta vez. A mí, lo que me ha quedado después de estos 25 años, es la sensación de que fue el último gran álbum de Iron Maiden, aunque haya disfrutado en menor medida de trabajos posteriores.
2. Halford - Resurrection (Metal-Is Records)
Nadie lo habría firmado un par de años antes cuando estaba haciendo el ridículo con Trent Reznor en Two (o 2wo), pero el autoproclamado "Dios del Metal" estaba de vuelta. Rob había mirado por el rabillo del ojo lo que tan bien le había funcionado a Bruce Dickinson y seguía su consejo para su “resurrección” (ni el título ni la portada escondían sus intenciones). Para la producción y composición incluso contaba con Roy Z, colaborador habitual de Bruce, que se había quedado un poco colgado tras el retorno de este a Maiden y, para completar la formación, contaba con una panda de veteranos con el culo pelado en la escena norteamericana desde los años 80 entre los que destacaba Bobby Jarzombek (Riot, Juggernaut, Fates Warning, Sebastian Bach...). Incluso alistaba al propio Bruce para echarle una mano escribiendo una canción y marcarse un dueto histórico ("The One You Love to Hate")... Rob volvía por la puerta grande el heavy metal y le hacía un guiño más que evidente a Judas Priest. Todos lo supimos entonces, no era más que cuestión de tiempo y sólo tardó tres años en confirmarlo. Su regreso era un hecho. “Resurrection” era Rob Halford, básicamente, obviando todo lo que había ocurrido desde 1992. Es decir, lo más cercano que podías obtener a un “Painkiller" diez años después, adornado con la misma voz. Desde el tema-título, esto era una declaración de intenciones. Voces estratosféricas, solos hipervitaminados, rítmicas afiladas y una base de ritmo absolutamente demoledora, “Resurrection" grita heavy metal a pleno pulmón, no hay medias tintas. La duda sobre si él hubiera preferido seguir luciendo penacho de plumas o volver a escupir bocanadas de metal, como hizo, siempre quedará ahí, pero eso nos dio igual, el “Metal God" estaba de vuelta.
3. Primordial - Spirit the Earth Aflame (Hammerheart Records)
Esta es otra debilidad personal. Unos meses antes de su salida, me había puesto en contacto con Alan para hacerle una entrevista a cuento de “A Burning Season" y ya me había quedado gratamente sorprendido con su propuesta. Primordial eran una banda de black metal con tintes paganos, claro, pero no como lo que había escuchado hasta entonces. Ellos eran irlandeses, no suecos, ni noruegos, ni finlandeses... y se notaba. Sus raíces estaban en otro lugar y no lo ocultaban y, a mí, gallego, me gustaba. Con los meses me olvidé un poco de ellos hasta que un día de octubre del año 2000 me encontré este “Spirit the Earth Aflame" en casa de un colega y rápidamente le pedí que me lo pinchara. ¡Maravilloso! La atmósfera que conseguían crear ya en la introducción/tema-título era verdaderamente mágica y marcaba un estándar que no podía decaer durante el álbum. “Gods to the Godless” cumplía las expectativas. Desde aquel mismo momento, se convirtió en una escucha casi diaria en los dos años que vinieron y muchos fueron los viajes en tren que hice entre Vigo y Santiago con él como banda sonora. Tampoco olvidaré su fantástico concierto en el Hard Club de Gaia aquel mismo invierno emparedados ente Immortal y Corpus Christii en el que no debíamos de conocerlos más que un puñado de asistentes, mientras el resto del personal esperaba con indiferencia a los señores del Blashyrkh. Noche en la que pude también mantener una pequeña conversación cara a cara con Alan, su vocalista, tras la entrevista unos meses atrás, uno de los tipos más interesantes que se podía encontrar entonces dentro del mundillo metalero extremo. Por todo, por la música, por las vivencias personales, “Spirit the Earth Aflame” sigue siendo de esos discos que me emocionan cada vez que los escucho.
4. Morbid Angel - Gateways to Annihilation (Earache)
Me flipan los cinco primeros discos con David Vincent, pero no encontré hueco para colarlos en ningún top entre el '89 y el ’95... y mira que estuve tentado. La avalancha de material de calidad los dejó fuera, pero en este 2000 no tengo dudas y se aúpan hasta un cuarto puesto, ni más, ni menos. En 1996, Vincent abandonaba el barco y lo sustituían por un muy apto, pero mucho menos carismático Steve Tucker (ex-Ceremony). Lo eché mucho de menos en el brutal “Formulas Fatal to the Flesh", un álbum bien considerado que a mí me dejó muy frío en su día. Sin embargo, con “Gateways to Annihilation" me volvieron a llevar a su terreno y celebré mi reencuentro con la que había sido una de las bandas clave para adentrarme en el death metal. Creo que es una evidencia que prefiero a estos Morbid Angel más dinámicos y capaces de dosificar sus energías que a aquellos que se entregaron a una brutalidad sin límites en 1998. “Summoning Redemption” era una muestra perfecta de que los Morbid Angel maduros y seguros de sus posibilidades estaban de vuelta y entiendo que la participación de Erik Rutan tuvo bastante que ver con ello. Sin él, desde 1995, he visto siempre a Trey Azagthoth muy perdido y no ha sido capaz de sacar un álbum en condiciones componiendo por su cuenta. Con “Gateways to Annihilation" me encuentro con una banda adulta, con las ideas muy claras y sabiendo combinar con habilidad todo aquello que habían hecho a lo largo de la última década, desde la brutalidad de su debut, hasta los experimentos del infravalorado "Domination". Aquí marcaban el camino a seguir... desgraciadamente se desviarían de él muy pronto y no lo volverían a encontrar.
5. King Diamond - House of God (Massacre Records)
No podía faltar King puntual a su cita. Aquel mismo año, nos quedamos sin Mercyful Fate, pero, al menos, disfrutaríamos King por un tiempo. Como nos tenía acostumbrados, un par de remodelaciones en la formación daban entrada de David Harbour (ex-Chastain) y Glen Drover (Eidolon y después Megadeth) sin afectar particularmente a su música... con King y Andy a la cabeza, no hay que preocuparse demasiado. Lejos de sus años de gloria de la segunda mitad de los 80, “House of God” vuelve a ser un álbum sólido de cojones. Uno de estos que ha ido ganando valor con los años teniendo en cuenta la evolución del heavy metal en aquel momento. Con todo lo que había a su alrededor, cobra mucho más mérito lo que King estaba haciendo en solitario y con Mercyful Fate a finales de los 90. Se trata de uno de esos trabajos notables en los que me cuesta destacar una canción concreta más allá de la inicial “The Trees Have Eyes". No hay grandes clásicos, no hay ninguna realmente floja. Las interpretaciones son fantásticas, como siempre, y la producción, de nuevo, muy compacta. Tras un “The Graveyard" que abiertamente sonaba flojo, King había encontrado un equipo muy estable en los estudios Dallas Sound Lab que sabía sacarle muy buenas prestaciones a la banda. No sería un álbum que recomendaría a los advenedizos, que tienen lugares mucho mejores para iniciarse, pero, sin duda, se trata de otro añadido más que aprovechable para una discografía prácticamente impecable. De nuevo, como dije el año anterior respecto a “9", imprescindible para los seguidores, no tanto para los incrédulos.
6. Lizzy Borden - Deal with the Devil (Metal Blade)
“Deal with the Devil" fue una de las sorpresas inesperadas del año y síntoma de que algo se empezaba a recuperar en el heavy metal... y no serían los únicos que reaparecerían durante aquel 2000, ahí tenemos a sus colegas Armored Saint con el también dignísimo “Revelation" para demostrarlo. En su sello de siempre, Metal Blade, y con el apoyo de su hermano tras los parches, Lizzy volvía después de 11 años como si los 90 nunca hubieran tenido lugar, tanto para su música, como para su voz. Es más, Lizzy parecía incluso obviar el paso en falso, al menos para mí, dado con “Master of Disguise" y traía un nuevo álbum que se sentía como una continuación natural de lo que había hecho en los geniales “Love You to Pieces”, “Menace to Society" y “Visual Lies". ¿A ver quién se atreve a decirme que “There Will Be Blood Tonight" no suena directamente sacada de “Menace to Society"? Cosa que, para estar compuesta y grabada a finales de los 90, me permitiréis, no es para nada mala señal. Quizás la vuelta de Alex Nelson, fuera de la banda desde 1987, tuvo algo que ver. En términos generales, se trataba de un trabajo de heavy metal muy clásico, con un regusto power americano muy típico de Lizzy Borden, con temas muy reconocibles como “Hell Is for Heroes", “Zanzibar" o la propia “Deal with the Devil", que se habrían situado cómodamente entre la clase media de su material ochentero. Es probable que el álbum, en realidad, no fuera para tanto, pero de nuevo es otro caso que sale muy beneficiado por la comparativa con su contexto y por el momento del que veníamos. Escuchar esto, después de una segunda mitad de los 90 que no hizo más que darnos disgustos, fue una auténtica bendición y un soplo de aire fresco, por rancio y vetusto que sonara en el fondo.
7. Abyssic Hate - Suicidal Emotions (No Colours Records)
¡Joder, no tengo ni idea de cuando fue la última vez que me había puesto esto! Fácilmente, unos 15-20 años... Pasa que el otro día, repasando discos editados en el 2000, me encontré con él y recordé cuánto me gustó entonces... ¿Y sabéis qué? Lo sigue haciendo. Hostia, hasta el punto de que esas melodías de guitarra me siguen provocando escalofríos. No recordaba yo que fuera tan bueno. Lo único que me provoca un problema serio a día de hoy es que Shane Rout fuera un nazi de mierda, aunque a estas alturas parecía querer cortar lazos con la movida NS y el único vestigio quedaba ya en esas runas del logo que podrían pasar por una banda nórdica cualquiera... sólo que este “atontao" era australiano. Si ni siquiera esa nada disimulada batería programada me molesta especialmente y es que creo que el único estilo en el que lo conseguí tolerar por momentos fue en el black depresivo por lo poco exigentes que resultaban unos ritmos que podría haber tocado hasta Rick Allen. Cuatro larguísimos temas de black metal monocromático y obsesivo a lo Burzum, sólo que con un gusto por la melodía más propio de unos Katatonia... básicamente, lo que acabó siendo el black depresivo. Ahora que lo pienso, esa repetición cíclica de patrones seguro que también encontró un referente claro en “Brave Murder Day", pero Shane Rout prescindía del agradable aire melancólico de la suecos para sustituirlo por un doloroso grito de desesperación que te desgarra el alma sin piedad. Como os decía, no creía que fuera a ser así, pero 25 años después sigue siendo igual de efectivo.
8. Weakling - Dead as Dreams (tUMULt)
Este es un CD jodido, no os vayáis a creer. De Weakling no supe en el 2000. Fue un poquito más tarde, ya metido yo de lleno en cuestiones depresivas y tras la aparición de Metal-Archives (lo que nos sitúa después del 2002), cuando me crucé yo con este “Dead as Dreams" sin saber muy bien cómo. De historia tortuosa, grabado a finales de 1998 y editado en CD-R en algún momento de 1999, su puesta de largo oficial no tuvo lugar hasta el 2000 cuando la banda ya había desaparecido, de ahí que en muchas partes figure como publicado el año anterior. Weakling no es exactamente la típica banda de black formada por veteranos de la escena, de hecho, algunas de sus aventuras no tienen incluso mucho que ver con el metal y quizás ahí estriba en buena medida su originalidad. Tiempo antes de que se desarrollaran las escenas del black depresivo y el black atmosférico, estos tipos (y una tipa) ya escribían eternas composiciones de un black metal negro como el más oscuro de los abismos y atmosférico como una tormenta de nieve en medio de la tundra helada. Cinco temas en 76 minutos de un extenuante black metal con una intensidad difícilmente soportable (me he visto con frecuencia pensando en el “Anthems to the Welkin at Dusk") y con un sonido casi impenetrable. Es uno de estos discos que divide aguas entre los que lo consideran una obra maestra inigualable y los que afirman que está profundamente sobrevalorado, pero lo que tengo claro es que ha supuesto una influencia determinante para algunas de las bandas estadounidenses que marcaron el paso durante los 2000's, como pueden ser Leviathan, Xasthur o Wolves in the Throne Room. Si te gusta el black metal inconformista, incómodo, perturbador y para nada ortodoxo, yo probaría con “Dead as Dreams" porque es un trabajo inquietante de cojones.
9. Destruction - All Hell Breaks Loose (Nuclear Blast)
Esto tampoco lo veía venir... Destruction se habían ido a la mierda estrepitosamente tras “Cracked Brain" y durante los 90 Mike Sifringer se dedicó a arrastrar su buen nombre por el fango sin miramiento... hasta el punto de que hoy reniegan de aquella etapa de forma bastante justificada. No sé muy bien cómo ni porqué, en 1999 Schmier ocupaba el puesto que nunca debería haber abandonado y, con la ayuda del joven Sven Vormann, grababan una demo de tres canciones (como en sus años mozos), que los llevaba a un contrato con la todopoderosa Nuclear Blast. Se metían entonces en uno de los estudios de moda de la época, los Abyss de Peter Tägtren, y provocaban una reacción en cadena que seguramente no imaginaban ni ellos mismos. Puede parecer una tontería, pero creo que la edición de este álbum fue clave para la recuperación del thrash metal. En poco tiempo, Kreator volverían a su sonido clásico, después de lo despistados que estaban sólo un año antes, y Sodom, que nunca habían llegado a desaparecer, recibían un impulso que los llevaba a editar su mejor álbum en años... No creo que todo esto ocurriera al mismo tiempo por casualidad. Y no queda ahí la cosa, sino que llevo tiempo bastante convencido de que Destruction fueron quienes prendieron la mecha para el retorno definitivo de un estilo que llevaba muerto casi una década y en poco tiempo viviría una segunda juventud en todo el planeta. Sólo hay que ver lo que estaban haciendo entonces sus contemporáneos (“Risk", “Diabolus in Musica", “Endorama", “Nation", “S&M"... la tropa thrash estaba perdidísima) y el zarpazo con el que se desmarcaron ellos. Sólo por eso, merecen estar aquí.
10. Watain - Rabid Death's Curse (Drakkar Productions)
Más o menos por esta época supe yo de Watain cuando un colega se compró este CD en abril del 2001, pero entonces tampoco me parecieron gran cosa y no fue hasta “Casus Luciferi", un par de años después, cuando tuve claro que estábamos ante la nueva sensación del black metal sueco. Sería ya pasado un tiempo, incluso después de “Sworn to the Dark", no os vayáis a creer, cuando le acabé cogiendo yo el punto a este álbum. Un poco verde todavía, más primitivo, más crudo... seguramente Watain aún estaban en pañales aquí, pero sin mucho temor a equivocarme, diría que empezaron con “Rabidm Death's Curse" una moda que acabó llamándose black metal ortodoxo. Con una pizca de Dissection, otra de Mayhem y mucha pseudofilosofía satánica, Watain consiguieron devolver una dignidad al black metal que no veíamos desde la segunda ola a mediados de los 90. Se puede discutir si antes que ellos aparecieron Ofermod, Funeral Mist o Malign, cosa que es cierta, pero en realidad ninguno de ellos generó mucha expectación hasta que Watain dieron la campanada. Junto a todos ellos, una nueva figura se erigió como gurú del black metal sueco desde sus Necromorbus Studios, Tore Stjerna, quien cogió entonces el testigo de un Peter Tägtren de capa caída. Esto del black metal ortodoxo seguramente cogería velocidad de crucero un par de años más tarde, pero sin duda alguna “Rabid Death's Curse" puso la primera piedra.
En esta ocasión, en lugar de recordar alguna de las bandas que se quedaron fuera de este top, aunque hicieron merecimientos para entrar, no quiero perder la oportunidad de hacer una mención especial a la que fue la gran decepción de aquel año. A finales de los 90, yo me encontraba realmente fascinado con Mayhem. Después de las dificultades iniciales que encontré para hacerme con el sonido de su histórico “De Misteriis dom. Sathanas", acabé desarrollando una verdadera obsesión con todo lo que rodeaba a la banda noruega y su reaparición con “Wolf's Lair Abyss" no había hecho más que reforzar aquella sensación. En el fondo, yo no era más que un joven impresionable y toda la leyenda negra que les rodeaba no hizo más que aumentar mi admiración. El día que llegó a mis manos “Grand Declaration of War" no cabía en mí de gozo, por fin podría comprobar cuan bueno era ese álbum por el que llevaba esperando tres largos años... y la decepción fue astronómica. A esto, siguieron semanas de escuchas febriles en las que me intentaba convencer de que el condenado disco me gustaba, pero 25 años no han sido suficientes para cambiar mi percepción inicial. Por todo esto, destaco esta aberración de Mayhem como el peor álbum del año... y unos de los peores de la historia del black metal.
Buenas!!! Mi top seria
ResponderEliminar1- Symphony X- V: The New Mythology Suite
2- Halford- Resurrection
3- Iron Maiden- Brave New World
4- Vintersorg- Cosmic Genesis
5- Pain of Salvation- The Perfect Element Pt.1
6- Helloween- The Dark Ride
7- In Flames- Clayman
8- Nevermore- Dead Heart In A Dead World
9- Dio- Magica
10- Lizzy Borden - Deal with the Devil
Muy buen año para este servidor!!!! Quedaron varios afuera! Saludos a todos!
Tanto como muy buen año, tampoco me atrevería a decir, pero sí tengo un poco la sensación de que fue un momento de cierta recuperación, sobre todo dentro de las filas clásicas. La vuelta de Bruce a Maiden y el retorno al heavy de Rob Halford fueron sin duda dos acontecimientos. Por ahí también reaparecían Lizzy Borden, Armored Saint y poco antes Metal Church o Warrior... Y la resurrección del thrash estaba a la vuelta de la esquina. Noto que la gente andaba más perdida en el metal extremo. Pocas referencias potentes de black o death metal se me ocurren para aquel momento, más allá de lo que puse, o discos bastante competentes de Immolation o Enslaved. Lo peor ya había pasado, de todas formas, creo que la debacle del '98 y '99 se empezaba a recuperar. En poco tiempo surgiría también toda una avalancha de bandas de black metal que me tuvo absorbido durante los 2000's.
EliminarTenía casi por seguro la incapacidad de llegar a hacer un top con diez propuestas que de verdad me emocionaran, pero bueno, han ido saliendo poco a poco, aunque lamentablemente algunos de ellos no me supongan los mejores trabajos de tal o cual banda. Sin embargo, sí puedo decir que los que pongo en esta lista son discos que me gustan de verdad.
ResponderEliminarTampoco, y a día de hoy, no quiero poner discos que en su día los disfruté y mucho pero que dejaron de sonar en mi reproductor hace casi dos décadas, como Halford, Nightwish o Stratovarius.
1. Running Wild - "Victory"
2. King Diamond - "House Of God"
3. Behexen - "Rituale Satanum"
4. In Aeternum - "The Pestilent Plague"
5. Watain - "Rabid Death´s Curse"
6. Carpathian Forest - "Strange Old Brew"ç
7. Motorhead - "We Are Motorhead"
8. Lizzy Borden - "Deal With The Devil"
9. Destruction - "All Hell Breaks Loose"
10.Abyssic Hate - "Suicidal Emotions". Con este llevo relativamente poco, pero me ha dado una especie de fiebre con el black depresivo desde hace algo más de un año, que en cuanto he visto que lo has colocado me he decidido por él, antes qué se yo, de calzar los primeros de Craft O Tsjuder respectivamente.
Aprovecharé para darle un repaso a esos Weakling, que dicho sea de paso, me suenan un montón, aunque no recuerdo haberlos catado nunca. Ah!, y de paso a Primordial, que a éstos si los escuché hace la tira de años aunque se me antojaron algo folclóricos y les dejé un poco en la recámara.
Para acabar quisiera añadir que lo he intentado cientos de veces con Brave New World, pero nada oye... que no puedo con Iron Maiden post-Fear Of The Dark...ni que cante Dickinson o Camilo Sesto. ¿Que le vamos a hacer?.
Primordial son ciertamente una banda bastante peculiar. Es innegable que tienen un sustrato folklórico, pero a mí me siguen pareciendo al mismo tiempo una banda fundamentalmente metálica. Creo que la década que va desde A Journey's End hasta To the Nameless Dead es verdaderamente impecable. Estuve muy enganchado a la banda durante los 2000's y me parece que tenían un sonido muy único que vendría siendo una curiosa mezcla entre Bathory, My Dying Bride y Skyclad, con algo del sonido nórdico de los años 90. Yo no soy especialmente seguidor de la música pagana, pero la forma de integrarla de Primordial sí me gusta. Les he perdido un poco la pista durante la última década, pero a principios de los 2000 fueron de las bandas que escuché con más frecuencia.
EliminarMe llama la atención ver ahí a Victory en cabeza. Me vuelven loco Running Wild hasta The Rivalry, pero el bajón compositivo que noto en Victory es notable. Ni siquiera Thilo Hermann consigue sostener a la banda musicalmente en ese momento y la irrupción de la batería programada me parece una chapuza de proporciones épicas. ¿Cómo en una banda por la que han pasado Stefan Schwarzmann o Jörg Michael puedes plantar unas percusiones de mercadillo y quedarte tan ancho? Es como esa loca idea de Yngwie Malmsteen de creer que puede cantar sus canciones después de poner al frente a gente como Joe Lynn Turner, Jeff Scott Soto, Mark Boals, Mike Vescera, Göran Edman... Cutre me parece poco decir. Running Wild desde aquel momento se han convertido en una pobre parodia de sí mismos.
Strange Old Brew fue un álbum que también escuché bastante en su momento, pero no puedo decir que tenga la misma impresión sobre Carpathian Forest que en su momento. Hoy en día escucho ocasionalmente Through Chasm, Caves and Titan Woods y Black Shining Leather, pero hasta ahí llega mi interés actual en la banda. A Behexen, en cambio, no les hice mucho caso hasta My Soul for His Glory en 2008, pero tampoco te diría que sea una banda que me haya dicho nunca gran cosa... Craft y Tsjuder empiezan bastante bien, pero creo que tantos unos como otros alcanzarán su mejor momento algo después con Terror Propaganda y Desert Northern Hell, respectivamente.
Debería haber matizado al comenzar la lista que no había un orden de preferencias, de ahí que figuren Running Wild a la cabeza del top. Y bueno, Victory lo veo un disco bastante majo, aunque no le llegue a la suela a sus mejores obras. Cualquier canción de este disco la veo mejor que lo que parieron desde Rogues en Vogue hacia adelante, por lo que yo encuentro todavía algo de la esencia y melodías bastante buenas en este trabajo. Lo que sí que chirría es la caradura que tuvieron de nombrar a un tal Angelo Sasso como batería, cuando se nota a la legua que fue el nombre que le pusieron a la máquina de ritmos, jojojoooo...
EliminarHe estado probando los Weakling esos y en ocasiones me recuerdan a Emperor, más que nada por esos desvaríos instrumentales, aunque hay partes algo más "clásicas" en las que noto algo de Mayhem. Curioso de que a pesar de lo retorcido y raruno que es, no me invita a quitarlo e irme a otra cosa. Algo que me ha pasado con este de Primordial, aunque ya digo que sólo le he dado un pequeño repaso así por encima. Prometo que me pondré con ellos y ya te contaré.
No fui tan consciente en su momento y tanto Victory como The Brotherhood me dieron bastante bien el pego de aquella. Sin embargo, con los años, me he ido dando cuenta de que el declive de la banda arranca ahí y fue el momento en que Rock 'n' Rolf la empezó a comandar de forma errática tomando decisiones más que cuestionables. La primera y más lamentable, la del infame Angelo Sasso. Por desgracia, un error que no ha querido ver y que poco tiempo después ni siquiera se molestó en ocultar. Esos dos álbumes mantenían hasta cierto punto el tipo, eran dos trabajos pasables y mejores que todo lo que ha venido después, pero ya daban claros síntomas de decadencia, algo que empiezo a notar en mucha menor medida ya incluso un poco antes con cositas muy puntuales en Masquerade y The Rivalry. Que es imposible que una banda mantenga un nivel semejante durante toda su carrera y, tarde o temprano, todas pierden esa inspiración inicial. A Running Wild la historia les alcanzó hasta 1998, ojo, que es una trayectoria envidiable al alcance de pocos, pero desde Victory en adelante noto un claro declive hasta que no han vuelto a levantar cabeza y se han convertido en una mala parodia de sí mismos.
EliminarQue tiempos más difíciles para el amante del metal tradicional.... Aún así, varios discos que ya nos empezaban a dar esperanzas para el futuro.
ResponderEliminarMi lista sería la siguiente:
1- Halford- Resurrection
2- Iron Maiden- Brave New World
3- Symphony X- V: The New Mythology Suite
4- Angel Dust- Enlighten the Darkness
5- Dio- Magica
6- Nevermore- Dead Heart In A Dead World
7- Ayreon – Flight Of The Migrator
8- Blaze – Silicon Messiah
9- Helloween- The Dark Ride
10- Lizzy Borden - Deal with the Devil
Saludos
Top totalmente heavy para el 2000, lo que creo que es síntoma de recuperación por parte del estilo. Yo antes que alguno de esos habría metido a Virgin Steele, Armored Saint o King Diamond, pero se ve por donde van los tiros. Symphony X, Nevermore o Ayreon nunca me han dicho gran cosa y eso que se pusieron bastante de moda por aquellos años. Con Helloween fui capaz de llegar hasta Better than Raw, pero ahí ya los dejé marchar. Me consta que se dice que The Dark Ride es si álbum nada oscuro y agresivo, pero nunca me he llegado a poner con él. Blaze, sin más, me ha parecido siempre un pobre hombre al que le quedó grande todo lo que le rodeó en los 90 y los 2000 simplemente lo pusieron en su lugar. Y con Dio, tengo una especie de bloqueo a partir de Lock Up the Wolves. Me encantan los 4 primeros, soy fan confeso, pero no me enganchó realmente nada de lo que sacó desde entonces. Por momentos lo intenté bastante con este Magica o con el siguiente Killing the Dragon, pero nada, me aburren, no encuentro la misma energía que en el Dio de los 80 y desconecto...
EliminarBueno, pues mis 10 del 2000... sin ranking, solo 10 discos que creo que fueron mis favoritos por esa época.
ResponderEliminar- After forever Prison of desire. Me gustan todos los discos de AF, pero este primero y el segundo los lijé de tanto escucharlos.
- King Diamond - House of god. Tito Kingo no tiene albunes malos... ea.
- Necromantia - IV malice. Del black más heleno, sus mejores representantes y uno de sus mejores dicos.
- Enochian Crescent- Omega telocvovim. Otro buen disco de black, personal y algo diferente de lo que se hacía por aquella época.
- Sirius- Aeons of magic. Nuestros hermanos Portugueses "fusilando" a Emperor, pero qué bien que lo hacen los chavales... luego se les iría la cabeza totalmente.
- Symphony X- V The new mythology suite... no voy a poner nada...
- Novembers doom - The knowing. Maestros del Death-doom, en su tercer disco apuntaban ya muy buenas maneras.
- Brujería - Brujerizmo. Mejor producción que en el primero, una bofetada de death metal en toda la cara... en castellano.
Virgin Steele - The house of atreus. No es su mejor disco, pero está muy bien.
- Dark moor- The house of the olden dreams. Pocos grupos en España de power tienen el comienzo de discografía que tuvieron Dark moor.
Se quedan fuera Whitin temptation con su Mother earth, Manegram con Havest vargar, Ancient Wisdom con the physical shape y The chasm con Processión to the infraworld, todos por poco.
Nada de heavy clásico, que yo no estaba por aquellos años muy centrado en lo que hacían los grandes grupos, y buscaba cosas más rarunas y personales dentro de cada campo.
Joder, esta vez no compartimos más que al tito King, que nunca falla... Del resto, te diría que controlo bien los de Virgin Steele y Novembers Doom, que los tengo ambos en original y no están nada mal, tampoco me vuelve loco ninguno de ellos. El de Enochian Crescent lo escuché en su momento, pero nunca me dijo gran cosa. Los otros 6, directamente, no los he escuchado en mi vida. Son todo bandas que conozco de nombre, de las que puedo haber escuchado alguna cosa esporádicamente, pero nunca me ha parecido interesante ninguna de ellas... Veo que esta vez no tenemos demasiado en común.
EliminarÉchales una escucha... yo desde que empecé con la discografía de Djevel, me lleváis a mal vivir jijiji... no encuentro tiempo para escuchar tanta música nueva, pero una de las buenas cosas de estos blogs es escuchar grupos que a otra gente le flipan, y a veces, algunos se quedan en la saca.
ResponderEliminarUn saludo, JC.
No te creas, son todo bandas que he escuchado en algún momento, pero que no me han entrado porque directamente son estilos que no me dicen gran cosa. De Symphony X escuché en su momento Twilight in Olympus y ahí me quedé. De Brujería también Matando Güeros y Raza Odiada, pero nunca me gustaron mucho. También recuerdo escuchar algo del álbum de Dark Moor cuando salió, pero el power metal melódico ya no me interesaba a esas alturas. De Necromantia también tuve grabado el Scarlet Evil Witching Black, pero nunca fui muy fan del black griego, salvo Nocternity o Macabre Omen, que me gustaban mucho. Sirius aquí en Galicia fueron bastante conocidos por la proximidad con Portugal y recuerdo que a mi colega en el Bloody 'zine le molaban bastante, pero yo nunca conseguí enganchar bien con las bandas del sello de Samoth o con aquellas historias noruegas tan sobreproducidas a partir del IX Equilibrium. Y After Forever directamente no me gustan. De aquellas bandas góticas de mediados de los 90 sólo conseguí soportar muy al principio a The Gathering, Theatre of Tragedy, Tristania y The Sins of Thy Beloved. Fue un estilo que me saturó muy pronto y estos ya me llegaron tarde... Como ves, tengo mis filias y mis fobias. Como he dicho siempre, que me guste el heavy metal, no implica que me guste todo el heavy metal. Hay bandas que sí y bandas que no, no me caso con todo el estilo en un sentido amplio.
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