Siempre he tenido a Metal Church como una banda grande, quizás por la forma en que los conocí, cuando era crío y por medio de un vinilo que tuvo un enorme impacto en mí, pero un comentario reciente de LostLife me ha llevado a cierta reflexión… ¿Es posible que el legado de Metal Church se haya diluido con los años? ¿Acaso se han olvidado los fans del heavy metal de ellos?
Parte de ese selectísimo club de bandas metálicas yankees infravaloradas en el que me encanta meter también a Riot, Savatage y Vicious Rumors, tampoco podría decir que llegaron a mí en primera instancia, pero sí formaron parte de una segunda oleada que me invadió conforme me adentraba en las profundidades del abismo metálico. En aquel mismo bar, donde me crucé con el “In Search of Sanity" de Onslaught hace ya largo tiempo, el “amable" tabernero tuvo a bien recomendarme, no sé si aquella misma noche u otra diferente, un LP cuya cubierta me cautivó al instante. Como esa bestia que nos acecha sedienta de sangre tras el umbral de una puerta, “The Dark” se abalanzó sobre mí y me devoró hasta los huesos. Nunca hubo vuelta atrás, tamaña demostración de poder metálico los ubicó para siempre en mi lista de imprescindibles y como clásicos incuestionables dentro de la historia del metal americano, seguramente, muy por encima en mi orden de preferencias de algunos que prefiero no citar ahora y menos por este motivo. Pero no fue lo único que nos ofrecieron, ¿verdad?
Por supuesto, la historia de Metal Church comienza bastante más atrás, en una San Francisco que en 1980 todavía ni conocía la existencia de los tales Metallica. Quizás por eso mismo y por la inexistencia de una escena heavy en California por aquellos tiempos (¿quién les iba a decir lo que estaba a punto de ocurrir?), Metal Church se trasladaron un poquito más al norte y contribuyeron a levantar un movimiento en Seattle en el que pronto empezaron a sonar otros nombres como los de Queensrÿche, Culprit, TKO, Fifth Angel, Q5, Heir Apparent, Sanctuary…
Todo giró, desde un primer momento, en torno a Kurdt Vanderhoof, un inquieto chaval de 19 años nacido en Aberdeen, Washington, a unos 175 km. de Seattle, que se había mudado a San Francisco con su banda de aquel momento, The Lewd. La historia no duró mucho y, aquel mismo año, Vanderhoof abandonaba The Lewd para iniciar una nueva aventura por la que pasarían durante aquella primera etapa Steve Hott, Rick Wagner y William McKay (los tres en Griffin, poco después), Carl Sacco (Heathen), Aaron Zimpel (Anvil Chorus) e incluso el mismísimo Lars Ulrich antes de su aventura en Los Angeles. Esta primera encarnación de Metal Church no pasaría de una simple demo instrumental en 1981 y finalizaba con la vuelta de Kurdt a su Aberdeen natal y la formación allí de Shrapnel (metralla, cuyo nombre mola bastante más, las cosas como son), donde ya tenemos el germen de los Metal Church definitivos con Craig Wells y Duke Erickson formando junto a Kurdt, además de un batería desconocido llamado Tom Weber.
Aún sin vocalista, grabarían otra demo instrumental, “Hitman”, hasta que cierto día de 1982 entró David Wayne por la puerta de su local para demostrar que era el frontman adecuado… tres habían probado hasta el momento. Con la que sería entonces su primera formación estable, ya con Kirk Arrington a la batería, viejo colega de Vanderhoof con el que había tocado a mediados de los 70, lanzan a la humanidad “cuatro himnos" en octubre de 1982 que en buena medida sentaron las bases de su sonido primigenio. No en vano, allí encontramos ya una versión beta de dos de las composiciones que luego formarían parte de su histórico álbum de debut, pero para aquello aún faltaba bastante y dos demos más salieron a la luz sin que ningún sello mostrase mayor interés. Cosa que me parece increíble a golpe de 1983 tal y cómo sonaba la banda en “Four Hymns", pero lo cierto es que ningún sello les prestó verdadera atención hasta que Lars Ulrich y James Hetfield les dieron un empujoncito...
Así fue cuando, con pocas esperanzas de recibir una oferta, se lanzaron al ruedo discográfico por su cuenta… valiente decisión. Con apoyo de la gente de Penny Lane Records, que entonces estaban organizando un compendio de bandas de la zona bajo el nombre de “Northwest Metalfest", nació Ground Zero Records, sello de efímera existencia cuyas únicas referencias acabarían siendo el citado recopilatorio y el debut homónimo de Metal Church. Editado finalmente el julio de 1984 y licenciado a Steamhammer en Europa, “Metal Church" supuso un auténtico pelotazo underground despachando unas 70.000 copias sólo en Estados Unidos sin ningún de apoyo discográfico, lo que llenó de razón a la banda y dio argumentos a su viejo colega Lars y a su nuevo colega James para sugerir a Elektra Records la conveniencia de ficharlos antes de que ningún otro sello les echara el guante.
El álbum, grabado por un entonces desconocido y sin experiencia Terry Date, fue todo un acierto en múltiples aspectos. Para empezar, sin prácticamente presupuesto, demostró las capacidades de un productor que en poco tiempo se convertiría en uno de los nombre más cotizados del metal americano. Metal Church abrieron la veda con él en 1984, pero después se irían uniendo a su currículum otros como Overkill, Soundgarden, Fifth Angel, Liege Lord, Chastain, Dark Angel, Prong… y, más notablemente Pantera, con los que seguramente definió “el sonido de los 90". Puede adolecer de la contundencia de sus grabaciones posteriores, pero, sin duda, suena muy acorde al estándar de 1984 y en ningún momento evidencia el bajo presupuesto con el que contaron para el estudio. Particularmente, me ha llamado siempre la atención un sonido de guitarras atronador que no dejaba de definir todo a la perfección y un David Wayne que profería unos alaridos que sólo le habíamos escuchado a Udo Dirkschneider, aunque también era quien de entonar como nunca fue capaz el pequeño panzer germano. Quizás su cara B no conseguía sostener las extraordinarias expectativas generadas por “Beyond the Black”, “Metal Church” y “Gods of Wrath", canciones que deberían estar en toda lista de himnos del metal americano, pero decir que no estamos ante un auténtico discazo de debut, me parece cuando menos un atrevimiento.
La maniobra de Ulrich y Hetfield pronto surtió efecto y un año despues Elektra estaba relanzando el álbum para un público masivo… sólo faltaba la confirmación de la promesa y esta llegó a través de un tremebundo “The Dark" en 1986.
Mark Dodson, que de aquella tampoco tenía demasiada experiencia en esto del heavy metal, pero que venía de estampar su firma en las mezclas de “Russian Roulette", fue el encargado en esta ocasión de inmortalizar el sonido de Metal Church… No sé cómo definirlo… bueno, sólo diré que tras ellos siguieron otros como U.D.O., Suicidal Tendencies, Anthrax, Prong, Ugly Kid Joe o los propios Metal Church, que repetirían con él cinco años más tarde, así que creo que os podéis hacer una idea del impacto que pudo tener la producción de “The Dark" en la escena. Me atrevería a afirmar que tanto Dodson, como Terry Date, le deben bastante a Metal Church por lanzar sus carreras. De nuevo, decir que pega muy duro me parece quedarse corto. Habré escuchado miles de veces esa entrada de “Ton of Bricks” y no por ello deja de impactarme. La propia banda le puso palabras a mis pensamientos… tonelada de ladrillos, no hay mucho más que decir.
“The Dark" es un trallazo, un álbum que no afloja ni un minuto de los 42 que dura… clavados, hasta el minutaje es perfecto. Cuando a un disco no le encuentras una reseña mala, es por un buen motivo. Aquí no hay controversia, “The Dark" es un clásico atemporal, sin fisuras. Tras la tonelada de ladrillos, arranca el fuego incombustible de las guitarras de Vanderhoof y Wells y hasta el final con la alianza occidental no hay respiro. Bueno, sí, la suerte de single “Watch the Children Pray”, que consigue también convertirse en una de las mejores “baladas”, medio tiempo, en realidad, de la historia del thrash… o del heavy, o del power. Yo que sé, qué más da, son tan buenos que nunca me lo he planteado seriamente, aunque quizás esta ha sido una de sus grandes desgracias, no dejarle claro a la gente sobre que aguas navegaban y eso, en los 80, pesaba mucho. Querían meterte en un cajón, querían saber si eras heavy metal, speed, thrash o la polla en vinagre y si jugabas a todo, despistabas al personal, no terminabas de gustar ni a unos, ni a otros, por mucho que lo hicieras con maestría y esa losa persiguió eternamente a Metal Church… y si no, que le pregunten también a Vicious Rumors, Riot o Armored Saint.
Su otra maldición, los cambios de formación. En 1986 estaban en su punto de inflexión y Kurdt es consciente. Cuando es preguntado por qué razón Metal Church no llegaron nunca a las grandes ligas, su respuesta es contundente: “cuando estábamos despegando, cambiamos de cantante. Dejamos la carretera al terminar una gira por todo el mundo con Metallica. Todo iba bien, pero las cosas con Dave no funcionaban. Tenía que ser. Ese tipo de cosas definitivamente nos afectaron…”. Era 1986, el año de “Peace Sells…”, el año de “Reign in Blood" y, aún más importante, el año de “Master of Puppets". Metal Church tenían una formación sólida, sin virtuosos deslumbrantes, pero con cinco músicos profesionales y comprometidos. Un álbum que se situaba a la vanguardia del metal americano, un sello potente detrás y unos padrinos de excepción que se los llevaron por medio mundo en la gira que los llevó a la cima… nada debería haber salido mal y Metal Church podrían haber sido la quinta pata de un hipotético Big 5, argumentos no les faltaban. Pero la cagaron, se frenaron en seco, en palabras del propio Kurdt: “se tomaron varias decisiones de negocios equivocadas y nos quedamos en la cuneta".
Esas decisiones empezaron por la salida del líder de la banda. Kurdt afirma que gracias a ello hoy sigue haciendo música, pero creo que fue la primera de esas “decisiones de negocios equivocadas". Ya durante parte del "Start de Fire Tour" del ciclo ‘86-'87 dejó un vacío que fue cubierto temporalmente por Mark Baker de Strychnine, para dejar luego paso definitivamente a John Marshall de Blind Illusion, aunque casi es más conocido por todos como el antiguo roadie y sustituto para casos de emergencia de James Hetfield. Kurdt nunca se llegó a separar por completo de la banda y siguió involucrado con ellos en tareas de composición y en estudio, un poco como Jon Oliva con Savatage tras la salida de “Streets". Afirmaba sentirse cansado de las giras y mucho más interesado en el apartado técnico de la música, así que dio un paso a un lado y se concentró durante una década en grabar a Metal Church y a otras formaciones. De esta forma entró en contacto con Mike Howe, pero aún no hemos llegado a eso, ¿verdad?
Como nos contaba Kurdt, las cosas no iban bien con David Wayne y necesitaban un cambio, por lo que el reverendo fue finalmente excomulgado de la Iglesia. Segundo gran error, romper con tu cara visible, tu voz, tu identidad hacia el público, en plena etapa de expansión, suele ser un suicidio comercial. Puedo comprender que no se soportaran, que la situación fuera insostenible. Muchas veces es mejor hacer un cambio a tiempo antes de que reviente la situación… ahí tenemos a unos Iron Maiden a los que el fichaje de un tal Bruce Dickinson diría que no les salió nada mal. Tenían que cambiar algo que no funcionaba y acertaron, pero se movieron rápido. No le dieron tiempo a la gente a reaccionar. Tan pronto como estaba saliendo Paul Di’anno por una puerta, entraba Bruce por la otra y (casi) nadie llegó a echar de menos al carismático vocalista de “Iron Maiden" y “Killers". Metal Church tardaron en reaccionar. “The Dark" ya llevaba dos años en la calle cuando echaron a David Wayne y aún tardaron otro más en poner a la banda en circulación. La jugada no siempre sale mal, Tesla también se tiraron tres años para editar “The Great Radio Controversy", pero ellos lo petaron. Está claro que las reglas no siempre se cumplen. Sin embargo, para una banda de thrash (o heavy, o power, qué más da), fue demasiado tiempo y quedaron relegados eternamente a una segunda fila de la que no consiguió pasar ninguno de los que debutó a partir de 1987. Quizás es que en esos dos años que estuvieron parados se consumó el asalto del thrash al mainstream y ellos, que venían de la primera generación y tenían el potencial para llegar a lo más alto, perdieron su tren.
Justamente ese deseo de Kurdt Vanderhoof de experimentar en un estudio de grabación fue el que condujo a Mike Howe a Metal Church. En 1987, Heretic, una pequeña banda de power/thrash californiana que acababa de debutar con un digno EP un año antes, se salía de la disciplina habitual de Metal Blade con Bill Metoyer y contrataba a Kurdt para grabar su primer LP. Mike, un chaval de apenas 21 años que acababa de entrar en la formación, dejó a Kurdt maravillado. En él tenían al cándidato ideal para suplir a David Wayne y me pregunto hasta que punto su irrupción no fue la que precipitó la marcha del reverendo. Como cuando no dejas a tu pareja hasta que aparece alguien que te hace tomar la decisión… Sea como fuere, Mike no llegaba ni a ver editado su debut con Heretic, “Breaking Point", un pedazo de LP de power/thrash que salía en agosto del ’88, al mismo tiempo que Metal Church entraban en estudio, y que hoy vuelvo a recomendaros. Inmediatamente, se pusieron a trabajar en ese tercer álbum que, como dije ya un par de veces, seguramente llegó demasiado tarde. En un curioso giro de acontecimientos, despechados, dos miembros de Heretic reclutaban a David Wayne un año después y se rebautizaban como Reverend para editar una más que interesante tríada de álbumes hasta su separación en 1993.
Con todo, “Blessing in Disguise" acabó siendo su álbum más exitoso. Con un nada despreciable puesto 75 en el Billboard 200 para una banda de su corte, el disco no terminó de romper la barrera a nivel de ventas. No he conseguido encontrar la cifra precisa y seguro que consiguieron despachar al menos un par de cientos de miles, pero no me cabe duda de que Elektra debían tener las miras puestas algo más arriba y, después de esperar tres años por su edición, no tuvieron más paciencia y Metal Church saldrían pronto camino de Epic.
El disco significaba, a toda luces, un enorme crecimiento musical para ellos. Era 1988 (cuando se grabó, al menos) y era el momento en que muchas bandas apostaban por la complejidad y elaboración de sus composiciones. Metal Church no iban a ser menos y canciones como “Fake Healer”, “Badlands" o, muy particularmente, “Anthem to the Stranged" mostraban a una banda madura, sin miedo a experimentar con esas estructuras progresivas de las que Vanderhoof se confesó siempre seguidor. Incluso la portada y el diseño general, sobrio, elegante, parecía que se llevaba a Metal Church lejos de la actitud decididamente metálica de sus primeras obras que tan bien encarnaba David Wayne. “Blessing in Disguise" es un auténtico discazo, para muchos el mejor de Metal Church (yo me quedo por un estrecho margen con “The Dark"), pero siempre he tenido la sensación de que, entre ambos, como que se saltaron un peldaño. Su “Among the Living", su “Master of Puppets", su “Reign in Blood"… ese álbum que debería poner la última piedra sobre la que cimentar una carrera de éxito que nunca más se volviera a tambalear. Pero con la marcha de Wayne y esos tres años de evolución, tengo la ligera impresión de que Metal Church quisieron saltar dos peldaños de un paso y no terminaron de caer de pie. Como ya habéis leído, el propio Kurdt Vanderhoof tiene claro que ese fue precisamente el momento en que pegaron el resbalón definitivo a nivel de popularidad, que no de calidad. Que no os quepa duda de que “Blessing in Disguise" es un señor discazo que debe ser contado entre lo mejor editado aquel año.
Tras su edición, giraron por todo EEUU con Meliah Rage como teloneros en la primavera de 1989 y abriendo para W.A.S.P. y Saxon durante las respectivas giras de “Headless Children" y “Solid Ball of Rock”, pero los vientos de cambio empezaron a soplar y siento que la cosa se fue enfriando lentamente en torno a ellos, como ocurrió con la inmensa mayoría de aquellos que aún no se habían subido al tren del éxito. La cuerda duró para otra intentona, con Epic en esta ocasión, y de nuevo con Mark Dodson tras los controles, posiblemente en un intento de recuperar parte de la energía incendiaria de “The Dark". En cierta medida, reconozco a veces en “The Human Factor" ese peldaño que se saltaron desde “The Dark" hasta “Blessing in Disguise", aunque también me parece innegable que no tiene ni la potencia de uno, ni el genio del otro. Con todo, otro trabajo solidísimo que añadir a una discografía prácticamente impecable y que fue capaz de dejarnos auténticos clásicos como la propia “The Human Factor”, “In Harm's Way”, “Date With Poverty” o “Agent Green". La banda seguía a un nivel excepcional y Howe no hacía más que confirmar que había sido la elección ideal. Buen vocalista, líder carismático, con buena imagen y, encima, un buen tipo. Metal Church funcionaban como un reloj suizo, pero, a su alrededor, simplemente, no había ya el mismo fervor que un par de años atrás. Lejos de seguir creciendo, Metal Church se pasaban 1991 y 1992 abriendo para bandas grandes (Motörhead, Judas Priest o Alice Cooper), sin llegar a convertirse en una de ellas, quedando relegados para siempre al puesto de ilustres teloneros.
“The Human Factor" no conseguía entrar en charts y las ventas no pasaban de discretas, con lo que Epic, insatisfechos con el fichaje, liberaban de su contrato a Metal Church. Su quinto álbum, “Hanging in the Balance", acababa saliendo con el sello de Joan Jett, Blackheart Records, en EEUU y Asia, y con la alemana Rising Sun Productions en Europa… un claro paso atrás. “Hanging in the Balance" es el álbum de la controversia para Metal Church, aunque habría que decir que más por su contexto que por la música en sí. No se puede negar que, musicalmente, Metal Church, bajaban el pistón, poco rastro quedaba ya de thrash metal por ahí, pero en ningún momento deja de ser otro buen álbum de heavy metal, más clásico, ninguna duda al respecto, pero heavy metal al fin y al cabo. Metal Church no se prostituían, no comprometían su sonido y ahora, 30 años y muchos álbumes después, me queda más que claro que esa es su gran seña de identidad. Metal Church, como la Iglesia de la que toman nombre, siguen ahí, impertérritos y nunca han pretendido ser aquello que no eran.
La salida de “Hanging in the Balance", producido esta vez por Paul O'Neill, Thom Panunzio y Kenny Laguna (co-fundador de Blackheart Records), se veía envuelta por la polémica en buena medida por una portada que, a todas luces, no le hace justicia. Mike Howe decía tras su retorno que aquella condenada ilustración había sido una de las razones para su salida de la banda tiempos+ atrás, pero asumo que no era más que una evidencia de que algo se había escapado a su control, paradójicamente, cuando menos expectativas comerciales debería haber volcadas en ellos. De nuevo, esas decisiones de negocios equivocadas llevaban a su segundo vocalista fuera de la banda suponiendo la estocada definitiva para Metal Church. Mike salía por la puerta de atrás en 1995 y pocos meses después la banda anunciaba su disolución.
Sin embargo, Kurdt nunca ha dejado descansar demasiado a la criatura y tan sólo un par de años más tarde, mientras preparaba un álbum en directo con grabaciones perdidas de la gira de presentación de “The Dark", comenzaban conversaciones para una posible reunión de la formación original. Según Kurdt, por primera vez escuchaba recomendaciones ajenas (según Mike eso ya había ocurrido en el ciclo de “Hanging in the Balance" con la intromisión de dueños del sello y productores en el proceso creativo) y tomaba otra "decisión de negocios" que el tiempo demostraría errónea. David Wayne volvía a la banda diez años después de su dolorosa salida y, con él, Craig Wells, Duke Erickson y Kirk Arrington. Por razones personales, Craig Wells finalmente no formaría parte de la reunión y, en su lugar, por primera vez, Kurdt Vanderhoof formaba pareja guitarrera con aquel que lo había sustituido una década antes, John Marshall.
En 1998 salía aquel directo con grabaciones de 1986, lacónicamente titulado “Live", y un año más tarde el “flamante" álbum de reunión. “Masterpeace" acabaría siendo, en palabras del propio Kurdt, un trabajo a medio cocinar, apresurado y síntoma de una reunión forzada por su entonces sello en EEUU, Nuclear Blast. Sin estar del todo mal ya que se deja escuchar con agrado, está lejos de su nivel habitual, pero sobre todo sirvió fue para dejar clara constatación de que David Wayne estaba frito. El pobre hombre no cantaba un pimiento y sonaba como una versión con faringitis de Biff Byford intentando imitar a Rob Halford. Según cuenta Kurdt, David Wayne estaba enganchado a los medicamentos en aquella época y era incapaz de aguantar el nivel de exigencia vocal de sus primeros años con la banda: “cuando tocamos en Wacken, la historia de la reunión se vino abajo. Literalmente, nos forzaron a hacerlo y yo se lo advertí a los mánagers y al sello. Tocamos allí y dimos asco, esto no es una buena idea”. La historia no se sostuvo y pronto todo cayó por su propio peso: “David Wayne ya no era capaz de cantar, estaba jodido por las drogas, los medicamentos. Era divertido tocar con John Marshall, pero Kirk tampoco podía hacerlo por culpa de su salud y ahí tuvimos que cortar lazos con él. Prácticamente no tocó en el álbum y aquello tardó siglos en hacerse. Simplemente, no funcionó y fue una sensación horrible. Hicimos un tour y también fue un desastre. Ahí decidí que nunca volvería a hacer algo así”.
En 2001 todo había saltado ya por los aires y David Wayne se marchaba para grabar su primer álbum en solitario titulado “Metal Church", no sin cierta mala baba, con Craig Wells colaborando con algunas guitarras. Por su parte, Kurdt reevaluaba la situación y resurgía cinco años después con Kirk Arrington otra vez de la mano y un nuevo line-up en el que contaba con Jay Reynolds de Malice, Ronny Munroe de Rottweiler y Steve Unger. En esta época, os confieso que les perdí la pista. Sé que en algún momento, Jay Reynolds dio paso a Rick Van Zandt, también de Rottweiler, y que Kirk Arrington fue sustituido por Jeff Plate de Savatage y Trans-Siberian Orquesta, pero poco más. Entre medias, David Wayne falleció por complicaciones derivadas de un accidente de tráfico sufrido en 2005. Por desgracia, no sería el último ya que el propio Kirk Arrington nos dejó también por su delicada salud hace poco más de un año.
Durante una década, Metal Church editaron una retahíla de álbumes que no llegaron a despertar mi interés más allá de una escucha puntual que otra, hasta la vuelta de Mike Howe en 2015. Aquí, sí que pegaron un nuevo subidón. Saliendo de la irrelevancia en la que parecían sumidos, engancharon un estupendo par de álbumes que, de nuevo, los llevó a ocupar lugares destacados en las listas de éxitos (“XI", concretamente, superó incluso a “Blessing in Disguise" en el Billboard 200 aupándose hasta un meritorio puesto 57), pero la desgracia se volvió a cebar con ellos. En medio de esta segunda juventud, llegó la maldita pandemia y encerró a todo el mundo en casa. Lo que para algunos, como Kurdt, se presentó como una oportunidad de descansar y preparar material nuevo con calma, para otros fue devastador. Yo mismo tengo un colega que no consiguió superar el aislamiento que supuso el confinamiento y puso fin a su vida durante aquel fatídico 2020. A principios de 2021, tras su reciente divorcio, Mike Howe sufrió una depresión de la que nunca se recuperó (un fantasma con el que parece que convivía desde los años 90) y, finalmente, en el mes de julio de aquel mismo año, puso fin a su vida con apenas 55 años en uno de los mejores momentos de su carrera. Todo iba viento en popa con Metal Church, Mike estaba cantando mejor que nunca, o tan bien como siempre, y atravesaban un momento magnífico, pero su cabeza no pudo más.
Llegados a este punto y teniendo en cuenta que, según Kurdt, el retorno de Mike evitó que tirara la toalla en 2015 (“no me veía empezando con un cuarto cantante", decía), contra todo pronóstico, Metal Church anunciaron nuevo álbum para 2023. Los mentideros metálicos parecían anticipar una segunda etapa con Ronny Munroe, pero, en su lugar, irrumpió un desconocido llamado Marc Lopes procedente de la banda de Ross the Boss… y, bueno, no hay mucho más que decir, se trata del típico vocalista americano a lo “Ripper" Owens, con pulmones, sin personalidad, sin estilo… Con el nivel exigible y poco más. Uno de esos que entran y salen de Vicious Rumors cada quince días… como el propio Ronny Munroe, jajaja. Mucho me temo que los Metal Church de Marc Lopes volverán a la irrelevancia de la etapa Munroe, de la que los había sacado Mike Howe. Editando discos correctos, competentes, sin un brillo especial, pero escuchables, como ese reciente “Congregation of Annihilation”. Porque, una cosa me gustaría que os quedara clara y es que Metal Church no tienen un disco malo, nunca se la han pegado y, sobre todo, nunca han traicionado aquello que son y aquello que aman. Ellos son la Iglesia del metal y siempre han hecho honor a su nombre… incluso en aquellos tiempos convulsos a principios de los 90 de los que hablamos hace bien poco y no creo que muchos puedan decir lo mismo. Sólo el tiempo dirá qué les espera en esta recta final de su carrera.
A la memoria de David Wayne (1958-2005), Kirk Arrington (1962-2023) y, muy particularmente, de Mike Howe (1966-2021).
Bravo... se puede decir mas alto, pero no mas claro. Metal Church no tienen discos malos. Eso sí, cada uno tendremos uno preferido.
ResponderEliminarEl primero que escuché y compré fue el Blessing, y me gustó tanto que busqué todo lo que tenían editado.
Coincido casi al 100% con todo lo que has escrito. Otro de esos grupos que merece mucho más pero que, por unas circunstancias u otras, no llegan al "estrellato"... Y aquí en Europa también tenemos grupos de estos, eh? Rage? Toda la vida sacando discos, sin venderse, pero que por las cosas de la vida, nunca llegan a dar el salto como que coetáneos como Heloween si dieron.
A mí esta me parece una banda enorme JCSG, pisando además ese terreno entre el heavy metal, el power y el thrash que me ha vuelto siempre loco. No se puede decir que no tuvieran cierto éxito en su día, no se explicarían contratos con Elektra y Epic si no fuera así, o giras mundiales con bandas de primera fila. Pero ahí quedó la cosa, nunca pegaron el salto definitivo a la primera división y, en consecuencia, fueron de los que desaparecieron en los 90. Es curioso que la clave estuviera en el timing y la formación, pero eso es lo que ocurre con las oportunidades, que a veces sólo se tienen una vez y si no se aprovechan... Con todo y con esto, su primera discografía hasta 1993 es realmente impecable, cinco álbumes, cada uno de su padre y de su madre, sin bajar el nivel y desde entonces un bagaje muy digno, sin salidas de tono y sin comprometer su sonido. Ya les gustaría a otros...
EliminarYo no los controlo mucho, por lo tanto, tampoco te puedo decir lo que falló aquí. Igual no hay una única explicación. A partir del "Blessing and Disguise" les perdí completamente la pista y, como yo, seguro que le pasó a mucha gente. Hombre, te diría, la frase típica y manida de que si en tú tercer disco no pegas el pelotazo, es que no lo vas a pegar. Después, ya es obvio lo que vino, metidos en los 90´s, todo se complicó mucho más para estas bandas. Es así.
ResponderEliminarTampoco se les puede reprochar que no estuvieran en una discográfica fuerte y que no contaran con buenos productores. A priori, los de Elektra estuvieron ahí, junto con peña del calibre de Terry Date (novatillo) y Mark Dodson. Una portada hecha por un personaje importante como el Don Brautigam (dep). Otros no tuvieron la suerte de tener estos apoyos. Otra cosa, es el soporte que pudieran hacer o no los de Elektra, que a veces, estas multinacionales te contratan, y después pasan olímpicamente de ti. Sobretodo cuando no vendes discos. Hasta los Metallica parece que les echaron un cable... En fin, Witch. Ya digo que no soy experto en ellos.
Aparte de los cambios de formación que, desde luego, los lastró mucho. En esta gente se da una de mis teorías. Y es que parece que jugaban a muchas cosas. Esto de querer ser muchas bandas en una sola, suele ser sinónimo de fracaso. Tú sueles decir lo de la transversalidad, que no te lo niego, y a veces funciona, pero muchas veces, despista a los fans. Si escuchas sus primeros discos, parece una mezcla de thrash, heavy y power que nunca deja clara su verdadera intención. Y eso, te condena. Si la gente no es capaz de etiquetarte, mala cosa.
Desde luego, en mi humilde opinión, en "The Dark" hicieron su obra maestra. El primero es muy bueno, pero un poco disperso. Una banda buscando su sonido. Encontrándose. Pero en el segundo, se mostraban más seguros y confiados. Una gente con las cosas más claras. Aparte de sonar como un trueno. Compacto, sólido y certero. Más maduro. Aquí estaba el caballo. Aún era 1986, y todavía estaban a tiempo, pero algo falló. Mira los Testament, todavía no habían debutado y, hoy en día, si me apuras, tienen más nombre y reconocimiento que estos Metal Church.
Aquí había mucha calidad, pero también te digo que no tienen un hit de la hostia. Un temazo como sí tienen los otros cuatro grandes del thrash. A mí me da la impresión de que esta gente les faltó un peldaño. Dar con esa tecla que sólo encuentran algunos y es la de hacer himnos, que sinceramente, en estos grandes Metal Church, yo no veo...
Yo creo que estamos de acuerdo en que la clave para estos Metal Church estuvo tras The Dark, pero eso hasta ellos mismos lo saben. De haber sacado otro álbum en el 87/88 con la misma formación y en el mismo estilo... quién sabe. Lo dije por ahí, les faltó ese tercer disco en el que consolidan su sonido y su base de fans y parece que pasaron directamente al cuarto, el de la madurez y la experimentación saltándose un paso y encima protegiendo a su voz por el camino. Que vino otro tío igualmente capacitado, pero igual llegó algo tarde.
EliminarYa no estoy tan de acuerdo en lo de que no tienen himnos... Si Beyond the Black, Metal Church, Gods of Wrath, Ton of Bricks, Start the fire, Badlands, Fake Healer, In Harm's Way, Date With Poverty... no son clásicos, que venga Dios y lo vea. Puede que no sean grandes a nivel de fama pero a mí, a nivel musical, me parecen enormes y estas canciones de lo mejor que salió en el metal americano.
Y luego, no es que parezcan bandas diferentes o toquen muchos palos. Joder, su estilo es súper consistente, a veces más melódico, otras más progresivo, pero suena con una coherencia tremenda. Ahora, lo que sí es cierto e que no es ni heavy, ni thrash, es algo en el medio de ambos y eso penalizó a muchos que se movieron por ese terreno. A mí, en cambio, es una historia que me entusiasma, como me ocurre con Vicious Rumors.
Hombre, dentro del underground metálico tienen mucho nombre. Son una banda de culto. Pero claro, no transcendieron como ocurrió con el Big Four, pero es que eso sólo lo consiguieron cuatro. Lo que sí es cierto, es que se quedaron como muy olvidados. No sé, me da esa impresión. No los ves por ahí en los carteles de grandes festivales, ni en giras que pasen por aquí en España. Yo con decirte, que pensé que hace años que lo habían dejado, y veo en tú reportaje, que siguen en activo y el año pasado sacaron disco, imagínate..jajajaaj. Igual estoy yo muy desconectado de ellos, vete tú a saber...
EliminarA mí esta gente me ha recordado a un caso aquí en Europa, como fueron los Coroner. Otros también, con mucho culto en el underground, pero tengo la sensación de que el recuerdo que tiene la gente de ellos, quedó entre los cuatro de siempre...
Joder, que se me olvidaba. Con himnos me refiero a temas como; Seek and Destroy, For Whom the Bell Tolls, Fade to Black, Creeping Death, Master of Puppets, Peace Sells, Angel of Death, Rainning Blood, Madhouse, Among the Living... Quién no conoce estos temas. Hasta incluso peña que no está metida en el heavy... Y todas esas canciones anteriores a 1987, si vamos para adelante, pues fíjate las que faltan. Empezando por el "Rust in Peace" completo...
ResponderEliminarPues a mí Coroner, colega, es otra banda que me parece la puta hostia. Los cuatro primeros son brutales y el Grin es bueno en lo suyo, aunque para mi gusto ya se pasa de rarito. A mí ya sabes lo que me pasa, que ciertas bandas de segunda fila me gustan más que algunas top. Pues eso, me quedo antes con unos Vicious Rumors o unos Metal Church que con unos Metallica o unos Slayer. Fíjate que aún el jueves me llevé el South of Heaven en el coche y aún molándone mucho no lo disfruté al nivel, por ejemplo, de un Never, Neverland, que fue otro de los CD's que escuché aquella misma tarde. A veces siento como si fuese obligatorio que lo flipase con tal o cual banda o disco y la gente no llegue a comprender qué a mí me gusten, yo que sé, más Virgin Steele que Manowar, o Testament que Metallica. Y lo mismo con las canciones, dame una Watch the Children Pray antes que una Fade to Black, o una Beyond the Black en lugar de una Master of Puppets. Igual que te digo que me gustan infinitamente más Megadeth que Metallica y eso ya sin punto de comparación posible...
EliminarNo me hables del "South of Heaven" que me me pongo de pie y me cuadro ante ti..jajjjaja.. Me flipa mucho ese disco. Creo que es la obra maestra de los Slayer. Aquí dieron en la tecla. Esa bajada de revoluciones, y la voz del Araya menos agresiva, le salió un monumento. Ya la entrada del disco con esos arpegios te dice que estás ante algo grande.
EliminarY con Coroner tengo una relación muy extraña. Estuve muy enganchado con el "Mental Vortex", lo escuché muchísimo de crío, que lo llevaba siempre puesto en el walkman cuando iba en el autobús de camino a clase. Ya sé que no es el considerado mejor de todos ellos, pero en cambio, ese álbum tiene algo especial. Sobretodo me molaba muchísimo la de "Metamorphosis", que le escucha sin parar. Terminaba, y la rebobinaba para atrás, y así vuelta empezar...ajjajajj... Sin embargo, con los anteriores nunca tuve la sensación de cruzar ninguna puerta. Me gustan, ojo, pero como el "Mental Vortex", ninguno.
No sé si te acuerdas de un debate que tuviéramos en el Portal, de por qué no habían triunfado estos tíos. Y creo que te había dicho que, en mi opinión, era por la voz del Ron Royce que era demasiado seca y plana. Bueno, supongo que hay muchos factores de por qué esta peña no lo logró. Tampoco el estilo era muy agradecido. Ahora, calidad no se puede decir que no tuvieran (como pasa con Metal Church), porque tocando eran buenísimos. Creo que se rumoreó de que habían fichado con Century Media para un sacar un disco nuevo, pero de eso ya han pasado bastantes años.
A ver, lo que comentas de que te molan escuchar temas más underground que los más famosos. Hombre, sí, a mí también, llega un momento en que tienes tan machacadas esas canciones tan míticas, que te apetece escuchar otras cosas más ocultas. Pero, sinceramente, los clásicos son los clásicos, y esos siempre estarán ahí. No me digas que, aunque tengas muy sobado un "Rust in Peace" de Megadeth, cada vez que lo pones es como si abrieras el paraíso, tío...jajajjaja
Yo puedo gozar la hostia con "The Dark" de los Metal Church. Joder, pero colega, me pongo un "South of Heaven", por ejemplo. Un "Master of Puppets" o yo que sé, un "Beneath the Remains" de Sepultura, y digo... Pufff, esto es otra cosa... Y ojo, que la grandeza de unos, no tapa la que puedan tener los otros, pero creo que estamos en niveles distintos..
Claro, pero es que precisamente esa es la cuestión. Cada vez que me pincho un Rust in Peace me vuelvo loco, como si flotara, pero cuando escucho Master of Puppets no me ocurre lo mismo. Es más, conforme avanza, cada vez tengo más ganas de que termine. Y no tiene nada que ver con lo sobado que lo tenga. He escuchado miles de veces más Rust in Peace y no me aburre. El otro día en el coche me pasó algo similar con South of Heaven. Me apeteció llevarlo porque llevaba años sin escucharlo y estoy de ánimo thrasher. Empezó el tema-título y pensé: "qué guay está"... Tiene una producción cojonuda, los tíos tocan a Dios y Araya hasta canta... Hacia el final, ya casi tenía ganas de que cambiara el reproductor de CD. Es un gran álbum, no lo niego, pero está claro que a mí hay bandas que me dicen más que otras, como a todo el mundo y, dentro del Big 4 me quedo sin dudarlo con Megadeth y Anthrax antes que con Metallica o Slayer. Y luego, tres cuartas pares de lo mismo con Metal Church. No sé, tío, a mí me flipan. No se trata de lo aburrido que me tengan ciertos discos y otros que tenga menos escuchados no. Eso me puede llegar a ocurrir con mis bandas favoritas: Maiden, Judas o mismamente Megadeth. Con Master of Puppets o con South if Heaven, en realidad, no me ocurre porque tampoco los he escuchado tantísimo. Me habré puesto más veces en mi vida seguro The Dark. Ya me gustaba más en 1996 que cualquiera de ellos. En mi caso no se debe al aburrimiento, es que hay bandas de segunda fila que, en términos absolutos, me gustan más que bandas de primera.
EliminarY respecto a Coroner. No es la voz de Ron Royce, tío. Es que son totalmente anticomerciales. Es una banda de thrash metal, que ya no es lo más mainstream del mundo y encima retorcida, intelectual, progresiva... Son banda de culto, por supuesto, pero nunca tuvieron en realidad perfil de banda grande, su rollo es muy minoritario, sino, fíjate en todos los que practican un estilo similar: Deathrow, Voivod, Watchtower, Mekong Delta, Anacrusis, Hexenhaus... Da igual tu calidad, con ese estilo no se puede triunfar.
Tremenda Banda Witch. Yo los conocí un poco tarde y fue con el video de Badlans, bendita visualización del Heavy Metal que termino de masificarlo. Tres primeros Discos, que se colocan en la vanguardia del Heavy Metal Americano. La canción homónima del debut inspiro a Metallca, años más tarde para la famosa One. Un debut que dejaba claro el potencial de la banda, la capacidades de los músicos y la maestría para componer temas poderosos, demasiados poderosos, con cierta complejidad, una delicia para oídos metaleros, pero no así para la masa, fue un disco que no tenía nada comercial, pero ni siquiera un pequeño toque. The Dark, otro discazo, mejor producido y una vez más sin relleno, solo potencia y oscuridad por todos lados. El Reverendo con otra performance llena de rabia y poderío, con ese tono áspero, hecho para el Heavy Metal. No hay un claro single para masificarlos a niveles estratosféricos, un disco hecho solamente para metaleros de pura cepa. Si en The Drak ya se nota un toque épico, en el Blessing in Disguise, ya esta acentuado y al entrar Howe a la Banda, se completa un gran paso en el desarrollo de las canciones. Este cantante con una voz poderosa como la de Wayne, pero más versátil y con un elemento dramático en la misma, permitió a la banda dar un mayor y más sofisticado impulso a las estructuras. Se bajan las revoluciones y los toques progresivos se hacen más presentes, un claro paso hacia la madurez musical. Hasta aquí tienes tres poderosos discos, que debieron lanzar a la Iglesia Metálica al estrellato. Pero, sin un eficiente Management no vas a llegar, lo hemos dicho hasta la saciedad y eso fue una de las cosas que no les permitieron llegar lejos. Ya lo dices en la Reseña, decisiones equivocadas por todos lados, la lejanía entre la salida de cada disco, convertida en una pérdida de tiempo irrecuperable. Dos y hasta tres años entre lanzamientos, te saca de la escena, ni la madre de cada uno de ellos se va a acordar. El cambio de Howe por Wayne lo veo positivo por las razones que ya expuse, este era el momento del arranque, pero sin buenas decisiones vas a la cuneta. Una verdadera lástima y lo que vino después no permitió el despegue, se dice que no es como empieces, sino como terminas. En el Metal el axioma no funciona, si comienzas mal, mal terminas. La más grave injusticia del Metal Americano la sufre Metal Church, una Banda grande que no supo hacer bien las cosas, con una discografía amplia y sin disco malo. Hasta de la época de Munroe me encanta This Present Wasteland, disco más orientado al Hard Rock. Yo si me pongo de rodillas, con rosario en la mano y todo, ante esta Iglesia.
ResponderEliminarGracias Witch por la reseña
Un Saludo
Si te soy sincero, la etapa Ronny Munroe la tengo bastante despistada. Escuché los discos de Wayne y Howe una barbaridad en mi adolescencia (el que menos Hanging in the Balance porque pensaba que tenía que ser malo, esa portada hizo el efecto que se temía Mike Howe) y también Masterpeace por la vuelta de Wayne y porque aún me cogió muy enganchado a su etapa clásica. En cambio, esos cinco años que pasaron hasta The Weight of the World me hicieron perder el hilo. Fue además la época en la que me concentré de lleno en el black metal y dejé un poco de lado el metal clásico. Me puse ocasionalmente algún tema durante esos años, pero no llegué a escuchar otro álbum completo hasta que me compré XI tras el retorno de Howe. Su vuelta le dio un impulso muy fuerte a la banda que creo que van a volver a perder ahora con el Marc Lopes este que no me gusta gran cosa. Es el típico vocalista random yankee sin gusto a lo Wade Black, Sean Peck, Stu Block, Brian Allen... uno de estos que salió siguiendo la estela de Ripper Owens.
EliminarPor lo que estuve investigando, en los 80 los mánagers de Metal Church eran Concrete Marketing, la compañía que llevaba a Grim Reaper y Armored Saint... otros ilustres fracasados, así que parece que nos podemos explicar la razón por la que esta gente no consiguó despegar en condiciones. A pesar de la calidad que tenían estos tres y de firmar con multinacionales (RCA, Chrysalis y Elektra), ninguno consiguió salir del underground. En los 90 ya sí que pegaron un pelotazo con Pantera y White Zombie y en menor medida con Prong, pero parece ser que eso fue después de la disolución de la sociedad fundadora que había llevado la empresa desde 1984. En 1990 se separaron en dos compañías diferentes y la que tuvo más éxito fue Concrete Management de Walter O'Brien.