lunes, 9 de septiembre de 2024

Black Roses: cuando el cine se hizo música

El cine y el heavy metal encarnaron una curiosa simbiosis durante los años 80 y principios de los 90, una alianza destinada a funcionar. Las escenas de acción y las emociones fuertes pedían una música intensa para acompañarlas y el heavy metal fue la respuesta perfecta. Vamos a echar hoy la mirada atrás hacia uno de los ejemplos más pintorescos que esta colaboración dio a lugar...

Si echo la mirada atrás, alguno de mis primeros recuerdos vinculados con esta música proceden del mundo del cine y creo que ya ofrecían apuntes del camino que yo seguiría al cabo de los años. No olvidaré nunca, por ejemplo, cuánto me marcó una película bastante fulera como “Shocker, 100.000 voltios de terror" allá por el ’90 o el ’91. Y no, no era por su pírrica calidad cinematográfica, sino porque, mientras la veía, empezaba a flipar con aquellos Megadeth, Saraya, Dangerous Toys, Bonfire, Voodoo X, Dead On… que iban sonando sin alcanzar yo a saberlo. Y, tras los créditos, también figuraban unos tales Desmond Child, Kane Roberts o Paul Stanley, pero eso era algo que estaba aún más lejos de dominar todavía. Confieso sin mucho rubor que, entonces, ignoraba todavía quienes eran todos aquellos nombres, aunque sí sé que me gustaba cómo sonaba su música y, más aún, cómo acompañaba esta a las imágenes...

El tiempo fue pasando y un par de años después, un poco más centrado yo, me hice con uno de mis primeros CD's originales, la BSO de “El Último Gran Héroe". Álbum que trajo a mi vida definitivamente a Megadeth, unos habituales en estas andanzas, y me permitió también entrar en contacto con otros como Aerosmith, Alice in Chains, Def Leppard, Tesla, Queensrÿche o Anthrax. El abanico se iba abriendo poco a poco y, ahora, más de tres décadas después, diría que el cine seguramente tuvo una importancia trascendental en mi entonces creciente pasión por el heavy metal. 

No me voy a poner a hacer un recorrido por todas las películas que vienen acompañadas por buenas canciones de hard rock y heavy metal porque no tenemos tiempo suficiente, ni ganas, para hacerlo. Pero sí voy a utilizar este tema como pretexto para hablaros de una de las selecciones más interesantes que me he encontrado a lo largo de los años. Una cuya calidad es inversamente proporcional a la de la cinta que enriquece, pero esto era también algo bastante habitual, ¿verdad? ¿Tengo que recordaros la fastuosa “Dream Warriors” en la BSO de “Pesadilla en Elm Street 3"? Que quede bien claro que esta banda sonora de la modestísima “Black Roses" es algo que ni por asomo manejaba cuando era crío. Ni la banda sonora, ni sus participantes y, por supuesto, tampoco la peliculita de marras.

Infame cinta de serie Z en la que una banda de rock llamada Black Roses aterrizaba en la pequeña villa ficticia de Mill Basin en Estados Unidos para inculcar un mensaje maligno a sus indefensos jóvenes… Parece escrita por el PMRC, ¿a que sí? La susodicha banda, formada por demonios haciendo las veces de estrellas de rock, contaba con el típico reparto anónimo que cabría esperar, con una salvedad, a la batería tenemos a un tal Carmine Appice, igual que encontrábamos a Zakk Wylde en aquellos Steel Dragon de "Rock Star", que no debería necesitar presentación. Por tanto, para centrar la historia a nivel musical, no tenemos más que ubicar a qué andaba el bueno de Carmine por aquella segunda mitad de los 80 y por quién se hacía acompañar…

En 1985, King Kobra se convertían en una de las apuestas más firmes de Spencer Proffer tras haber pegado un buen pelotazo un par de años antes con Quiet Riot. Dos de los antiguos acompañantes de Carmine en King Kobra, Mick Sweda y Mark Free, formaban parte de estos Black Roses para las grabaciones de estudio, junto a otros dos músicos que entonces se estaban empezando a labrar un nombre en la escena, el guitarrista italiano Alex Masi y Chuck Wright (Quiet Riot, House of Lords, Giuffria…). Con semejante formación, podríamos llegar a la conclusión de que los cuatro temas compuestos e interpretados por estos cinco (junto a Alex Woltman y Elliot Solomon) son lo más interesante que nos podemos encontrar por aquí y no nos vamos a equivocar. Me voy a parar una a una porque las cuatro , todas en la cara A, son una fantástica muestra de buen heavy metal melódico ochentero y, por encima de todo, la última oportunidad que tendríamos de escuchar la prodigiosa voz de Mark Free en estas tesitura tan “duras".

Black Roses: "Dance on Fire"

“Dance on Fire" es un tema guitarrero, con un estribillo un poco festivo y muy, pero que muy pegadizo. Con una producción muy orgánica y un estupendo solo de Alex Masi, es una forma perfecta de comenzar el LP y una advertencia de que esta grabación es algo que no deberíamos tomarnos a la ligera a pesar de su humilde apariencia. La siguiente “Soldiers of the Night" es algo más lenta, pero me gusta quizás aún más. Un pelín oscurilla y más melódica, no habría quedado fuera de lugar en “Ready to Strike", aunque el trabajo de Masi a las guitarras le da más empaque a la canción. “Rock Invasion" arranca con un buen solo de Alex Masi y de nuevo hace gala de un poderoso riffeo a lo Randy Rhoads. Nunca me han dicho gran cosa los álbumes en solitario de este italiano, pero aquí, junto a músicos de verdadero nivel y, seguramente, con gente componiendo lo que él no era capaz, lo escucho brillando como nunca. La última de las cuatro, que es la que cierra la cara A, me parece la más interesante de todas y, curiosamente, se trata de una balada, medio tiempo, o como queráis llamarlo. “Paradise (We're on Our Way)” es un temazo, lo mires por donde lo mires. No creo yo que fueran capaces estos tíos (me refiero a King Kobra) de componer una lenta con semejante calidad en ninguno de sus discos ochenteros… quizás es aquí donde se nota la mano de Elliot Solomon y Alex Woltman. Una canción emotiva con un Mark Free estratosférico y un buen solo de Mick Sweda, que acababa de dejar a los Kobra para montar BulletBoys con Marq Torien (al que había conocido precisamente cuando este entró como sustituto de Mark Free en King Kobra no mucho antes). Ya sin Alex Masi en esta, prácticamente tenemos aquí a los King Kobra de los dos primeros álbumes con Chuck Wright en lugar de un Johnny Rod que entonces estaría muy liado con W.A.S.P. Me queda ahí colgada esa “I'm No Stranger" de Bang Tango que no me dice gran cosa, en buena medida porque la voz de gato atropellado de Joe Lesté nunca ha sido lo mío. Hard/sleaze cumplidor, pero poca cosa comparada con el resto de canciones firmadas por Appice y compañía.

Black Roses: "Paradise (We're On Our Way)"

La cara B poco tiene que ver con la A, con el típico batiburrillo de artistas tan habitual en este tipo de ediciones. Lo más interesante, de nuevo, lo inédito. Muy bien esa “Streetlife Warrior" de Tempest que, como os comentaba hace poco, me recuerda mogollón a los Loudness de sus álbumes americanos con Minoru Niihara. Buen heavy metal melódico y pegadizo con estupendos riffs de Steve Sunnarborg y una producción más que competente de Alex Woltman en los estudios Pasha. David Michael-Philips (King Kobra, Icon, Lizzy Borden…) se nos presenta en solitario con un correcto ejercicio de party metal a lo Quiet Riot en “King of Kool"... No está mal, pero suena tan vulgar como su título. 

Lizzy Borden ceden su celebérrima “Me Against the World" que, obviamente, es un temazo, pero cualquier seguidor del heavy metal que se precie la debería tener más que dominada. Con todo, sigue siendo un placer escuchar esas melodías “maidenescas” dobladas y la voz a lo Tate de Lizzy sobre el impresionante sonido de Max Norman. A poco que no los controléis, no dejéis de tener presente que son una de las mejores bandas del heavy metal americano. Los propios King Kobra hacen su aparición de rigor con el tema más conocido de su tercer album de 1988 ya sin Mark Free, Mike Sweda y Johnny Rod en la banda, “Take it Off". Aquel “King Kobra III", con su hard a lo Whitesnake, fue un LP que nos permitió recuperar a los King Kobra más enérgicos del debut que habíamos perdido en el pasteloso “Thrill of a Lifetime", con lo que la disfrutaremos, como siempre. Sin embargo, fue una banda que nunca llegó a recuperar aquel impulso de “Ready to Strike" y poco después sería incluso abandonada por su líder, Carmine Appice, para alistarse en los Blue Murder de John Sykes. Una banda que pudo haber llegado mucho más lejos y fue otro ejemplo claro de mala gestión de talento. El cierre viene a cargo de unos Hallows Eve que se me hacen tan innecesarios como fuera de lugar. Primero, porque ya pudimos escuchar ese “D.I.E.” en su “Death and Insanity" de 1986, un álbum que poco aporta a la historia del thrash metal y, segundo, porque aquí pegan tanto como King Diamond en un concierto de Stryper. En medio de una banda sonora dominada por el hard rock y el heavy metal melódico, poco acertados se me hacen unos thrashers garrulos como ellos, aunque asumo que sería una de las aportaciones de Brian Slagel al resultado final.

King Kobra: "Take it Off" promo video

Haciendo una valoración final, como álbum completo, os parecerá lógico, el balance es de todo menos coherente. Bandas diferentes, músicos diferentes, sesiones de estudio diferentes… en una movida de este tipo no se puede buscar cohesión. La clave es el valor musical que aporte cada una de las partes por separado y aquí lo hay. Me quedo, sin duda alguna, con esos cuatro temas de Black Roses (es decir, 60% King Kobra más Alex Masi y Chuck Wright) por su energía, su gusto melódico y, sobre todo, por darme otra vez la oportunidad de escuchar a un vocalista superlativo como Mark Free sobre unos buenos temas de hard/heavy de pleno derecho. “Thrill of a Lifetime" nos privó en parte de ese placer y, aunque sus trabajos con Signal y Unruly Child derrochan calidad, nunca más le volveríamos a escuchar pisando estos territorios. Ahí está, yo creo, la mayor aportación de la B.S.O. de esta “Black Roses” a la historia. 

Black Roses en "concierto"

Y, en lo que respecta a esta particular relación entre cine y heavy metal, como ya he dicho en anteriores ocasiones, dudo yo que resultara muy beneficiosa para ninguna de las partes contratantes. No se me ocurre ningún caso ahora de banda que, a raíz de aparecer en una peli, realmente lo petara. Muchos seguro que lo vieron en su día como su gran oportunidad y, en todo caso, les debió servir para entrar en contacto con algún productor y grabar alguna cosilla, como fue el caso de Tempest, pero poco más. Esta maniobra nunca sirvió de verdadero trampolín para una banda desconocida. Por otra parte, las bandas grandes que prestaron composiciones al mundo del cine (y siempre pienso en unos Megadeth que aparecieron en “El Último Gran Héroe", “Historias desde la Cripta", “Shocker", “Super Mario Bros.”, “El Alucinante Viaje de Bill y Ted", “Beavis y Butthead"…) tampoco creo que consiguieran mucho más que un puñado de dólares que engrosar sus ya nutridas cuentas bancarias. Como es lógico, seguro que cobraban una cantidad respetable por vender alguna de sus canciones y, seguramente, no les podía hacer ningún mal aparecer en una película con más o menos éxito comercial. Ni un fracaso en taquilla los iba a hundir, ni un blockbuster convertirlos en más grandes de la noche a la mañana. Como mucho, se quedaban igual y, de paso, hacían una pelillas, así que todos ganaban, por poco que fuera. A mí, en cambio, sí que me hicieron un favor y, a título personal, me abrieron un camino que probablemente habría sido más tortuoso de no haber contado con el cine de finales de los 80 y principios de los 90 para impulsarme… De algo sí que sirvió, en definitiva, y aquí estoy yo más de treinta años después recordando aquella época en mí habitual ejercicio de nostalgia.

7/10

4 comentarios:

  1. Esta peli y los grupos citados no los controlo mucho, pero si tengo un recuerdo grande de ver "Crossroads" con el de karate kid y Steve Vai en ese duelo de guitarras. La saqué en VHS y vería el solo de los dos 20 veces seguidas :)

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    1. Si te digo la verdad, JCSG, en este caso, la peli es lo de menos, es mala con ganas... como la mayoría de estas historias de serie Z de los 80. A alguna le puedes encontrar su encanto freaky, pero, como película, su valor es casi nulo. La gracia está fundamentalmente en la BSO y, concretamente, en las canciones de los ficticios Black Roses. Normalmente, estas bandas sonoras estaban compuestas a base de descartes (Bang Tango) o temas que ya habían aparecido en álbumes oficiales (Lizzy Borden, Hallows Eve, King Kobra), con lo que su valor suele ser escaso. Pero aquí hay cuatro composiciones exclusivas para la película, interpretadas por una formación de primer orden: Mark Free, Mick Sweda, Alex Masi, Chuck Wright y Carmine Appice. Ahí es donde está su verdadero interés, un poco como aquellos Steel Dragon de Rock Star en los que encontrábamos a Mike Matijevic, Zakk Wylde, Jeff Pilson y Jason Bonham.

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  2. Aquí me coges en fuera de juego total, Witch. No tengo ninguna asociación heavy con el cine, y eso que soy un gran aficionado al séptimo arte, pero esa comunión entre esos dos mundos, el musical y cinematográfico no la hago. Es que mi entrada al mundillo de la música fue siempre musical. Lo típico del colega mayor, que te deja una cinta grabada y de ahí vas tirando. También te diría algo vía radio, pero poco más. Si te confieso una pequeña intimidad, que cuando empezaba en serio en esto, principios/mediados 90´s, sí me molaba, junto con otro colega, ir por el Bronx, pillarnos un par de Cd´s cada uno (si había pasta, alguno más) y dejar algo de pelas para ir por un videoclub de los de aquella y alquilar unas pelis porno, y lo pasábamos de puta madre. Escuchar música y ver unas buenas fulanas..jajajjajaj.. Joder, es que el dueño del videoclub (uno que estaba por Vazquez Varela) era un cachondo salidorro de la hostia (una especie de Miguel pero del porno), que nos recomendaba las mejores, si hasta a veces, nos las quedábamos varios días, y no te cobraba nada..jajjjajajaj

    Bueno, centrándonos en el reportaje. Sí conocía el CD este, pero nunca le hice el mayor caso. No me gustaba mucho eso de los recopilatorios de bso de pelis. Aunque en casa, después, con los años, me hice con uno. Por ejemplo, el de la peli de "Drácula" del Francis Ford Coppola, de 1992, que me impactó la hostia cuando la vi, y me hice con el CD. Pero quitando eso, poco más. Tenía que gustarme mucho una peli para hacerme con su música.

    Y aún por encima, este CD que citas, con bandas que a mí de aquella no me llamaban mucho. Sí me ha molado ver que estaba el italiano Alex Masi, un gran guitarra, que no tuvo mucha suerte, trató de buscar fortuna en los States, e incluso montaría una banda, pero la cosa no funcionó. En el Olvidados Italiano, le hice una pequeña reseña de un disco de él, titulado "Downtown Dreamers", por cierto, muy recomendable, del 88, grabado enteramente en California, con buena producción y editado bajo el abrigo de Metal Blade.

    Lo dicho, Witch. Buena batallita nostálgica.

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    1. En realidad lo de esta banda sonora no es un recuerdo de infancia, es un descubrimiento de la última década y pico, desde que me empecé a meter de lleno en el hard ochentero a finales de los 00's. Lógicamente, llegué hasta ella a raíz de escuchar a King Kobra, de los cuales, por cierto, sí tengo un recuerdo de juventud cuando vi por primera vez el vídeo de Iron Eagle en aquel programa que tenía Rafa Basa en la tele a finales de los 90... ¡Manda huevos, el Basa en televisión, ver para creer! Lo que pasa que, de aquella, King Kobra me parecían bastante ridículos con esos pelazos rubios y un cantante trans. ¿Quién me iba a decir entonces que algún día sería una banda que me gustaría en serio? Estamos hablando del año 97-98 y, más allá de ciertos coqueteos con el power de la época, yo estaba a muerte con el black y el death, así que ya te puedes imaginar cómo me cayeron King Kobra en aquel momento.

      De aquella época, sí que recuerdo esa peli que comento en el texto, Shocker, y también otras como Wayne's World, El Último Gran Héroe, Cabezas Huecas, El Cuervo, Demon Knight, El Alucinante Viaje de Bill y Ted... básicamente cualquier película que tuviera banda sonora metalera me interesaba. Incluso cuando era niño, antes de escuchar heavy de forma consciente, ya me llamaban la atención las canciones cañeras cuando sonaban en las películas y estoy convencido de que fueron fundamentales para ir endureciéndome el oído. En mi caso, sí que creo que el cine jugó un papel relevante.

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