“Yo soy yo y mis circunstancias", que decía Ortega y Gasset. La música es algo tremendamente subjetivo, sometido a un irremediable sesgo personal, y así debe ser. Probablemente alguien escuche un álbum como este de Luciferion, 29 años después de su edición, y no le parezca gran cosa. Incluso en su día, en aquel lejano 1994, comprendo que muchos que ya tenían en culo pelado a base de death metal, no le hicieran el menor caso. Sin embargo, en mi caso, el descubrimiento de esta banda tuvo un peso capital y podría decir que, dentro de este pequeño universo que es el heavy metal, me cambió la vida. Esta y alguna más, por supuesto. Obviamente, no fue la única que tuvo tal influencia y hubo otros trabajos de su momento que fueron igualmente responsables de mi deriva en años venideros. Pero, si os hablo de Death, Dismember, Morbid Angel, Obituary o Benediction, seguro que todos os encontráis más o menos situados. En cambio, si lo hago de Luciferion, es posible que no y, por ese mismo motivo, siempre he considerado este “Demonication (The Manifest)” como un patrimonio muy personal que me gustaría compartir ahora con vosotros. Antes de nada, las inevitables presentaciones…
La historia de estos tipos comienza en 1993, cuando dos miembros de los powermetaleros Highlander, de cuya desaparición se nutrirían años después HammerFall y Lost Horizon, deciden salirse de su línea habitual y unen sus caminos con dos animalitos como Michael Nicklasson (ex-Carnage y Sarcazm) y Peter Weiner (Sarcazm). Puestos a hacer death metal, en Suecia, en 1993, lo más lógico habría sido meterse en los Sunlight y sacar la enésima copia de Entombed ya a aquellas alturas, pero la idea del polaco Wojtek Lisicki, vedadero ideólogo de la banda, no era esa. Wojtek, declarado amante de Morbid Angel y Deicide, ponía su punto de mira en la escena americana, un poco a lo Peter Tägtren con sus primigenios Hypocrisy, y nos entregaba un trabajo que bien podría salvar la sima entre ambas bandas. Para ello, tenía el buen tino de meterse en un estudio poco saturado todavía en aquel momento (lo más lógico habría sido tirar de Skogsberg o Swanö), y registrar su único LP junto a Fredrik Nordström en un Studio Fredman por el que de aquella sólo habían pasado At the Gates, In Flames y Ceremonial Oath, pero que pronto se convertiría en sinónimo de “melodeath” sueco.
Sin embargo, de death melódico, Luciferion tenían más bien poco, no más allá de unos solos de guitarra que eran consecuencia de los alardes pirotécnicos de un Lisicki que años más tarde probaría como sustituto de Erik Rutan en los mismos Morbid Angel. No, lo de Luciferion es death metal puro y duro, satánico y de Carabanchel. Con alguna pincelada por aquí y por allá del entonces incipiente black metal, casi más en espíritu que en música, pero death metal al fin y al cabo. De la vieja escuela, pero la americana, no la sueca. El molde está más que claro, Morbid Angel en las partes a medio tiempo y Deicide en las rápidas. Incluso la voz de Michael Nicklasson (luego también en Dark Tranquillity) parece un cruce entre David Vincent y Glenn Benton, con esos alaridos ocasionales del célebre frontman del crucifijo invertido en la frente. Y aquí ha residido siempre el gran reproche que se le hace a Luciferion, su supuesta falta de originalidad. Sí, sus influencias son claras y manifiestas, sin embargo, están especiadas con ciertos elementos singulares que le otorgan a Luciferion una personalidad bastante definida. Es decir, te pinchas a Luciferion y sabes que son ellos, es imposible tomarlos por otra banda… Cierto aire trascendente y etéreo, un toque casi espiritual, una precisión técnica milimétrica y ese despliegue neoclásico de un Wojtek Lisicki que lo aleja del típico guitarrista de death metal “slayeriano”, aunque también hay de eso en abundancia. Aquí es donde creo que más se le nota ese ramalazo netamente clásico que viene de sus aventuras “power". Es cierto, Luciferion suenan a Morbid Angel y a Deicide, pero lo hacen desde una óptica bastante personal y aportando pequeños detalles de cosecha propia a un cóctel en apariencia sencillo. Bandas fusilando a Morbid Angel y Deicide, hay muchas, pero como Luciferion, muy pocas. Y eso, guste o no, es evidencia de que los tíos tenían SU SONIDO.
La introducción, épica y sinfónica, bastante cinematográfica, es cosa de un tal Johan Lund, encargado de teclados y samplers, cuyo careto encapuchado aparece en el libreto y, extrañamente, no comparte espacios con el resto de la banda. Su labor se notará en este “Demonication (the Manifest)”, siempre sin resultar invasiva… un fantástico ejemplo de cómo incluir teclados en una banda de metal, death o lo que sea, sin pasarse. En el siguiente, “The Apostate", ya me resultan un pelín excesivos. Acto seguido, arranca una “On the Wings of the Emperor” a medio tiempo antes de escupir toda su furia luciferina. La potencia de fuego de esta gente es verdaderamente asombrosa. La batería de Peter Weiner es una puta ametralladora, en parte por un sonido ultradisparado que, para variar, no le queda mal del todo (los hay que invocan el fantasma de la programación) y, las guitarras de Wojtek, cuchillas desgarrándote la piel de la cara a tiras. La producción es moderna, sintética si se quiere, pero pega muy duro, tiene cuerpo… no creo que Fredrik Nordström haya vuelto a grabar otra brutalidad de este calibre. Por alguna razón, no es de esos casos en los que algo así me molesta particularmente.
“Graced by Fire" es aún más bestia si cabe. Más rápida, más atronadora, que no necesariamente mejor, y más extrema, con esos berridos de Nicklasson a lo Benton. Baterías atresilladas de Weiner bien jodidas de tocar a esa velocidad y mucha, pero que mucha precisión. Esta gente toca a Dios, las cosas como son. Ya la rehostia llega cuando Lisicki se despacha bien a gusto con un solo melódico de mucha categoría… cuando escuché esto con 14 años os prometo que se me cayeron los gayumbos al suelo. No tenía yo gran experiencia en esto del death metal y seguro que era un jovenzuelo impresionable, pero os garantizo que la sensación perdura a mis actuales 43. Y con “Rebel Souls” llega la guinda del pastel. Algo más comedida, el tempo es menos violento y, a priori, no tan imponente, pero la cosa a partir del minuto y medio se pone realmente seria. Arrancando con un fragmento de “El Exorcista" muy apropiado, Wojtek Lisicki se saca la chorra a pasear durante casi dos minutos de puro despiporre guitarrero con un poquito de todo: solos virtuosos, melodías embaucadoras, guitarras dobladas... Pasados los 3:30, los tíos se ponen ceremoniosos con una sección épica de cuidado y un colofón final con un solo desquiciado a base de palancazos a lo Kerry King que cierra una secuencia de tres minutos realmente acojonante. La musicalidad que alcanzan estos tres es digna de asombro… me pregunto si harían conciertos con cierta frecuencia y si serían capaces de llevar esto al directo con solvencia. Mucho ojo al único vídeo que he encontrado de estos fulanos en la red…
Así van cayendo de forma implacable una tras otra, “Satan's Gift (The Crown of Thorns)”, “The Manifest", “Christ Dethroned", “Hymns of the Immortals"… escupiendo proclamas anticristianas, alternando sabiamente violentas ofensivas con interludios épico-melodicos, hasta una sorprendente versión del “Blasphemer" de Sodom que le aporta cierto aire proto-black, pero que no desentona con el conjunto para nada. El nivel técnico es imponente, el dominio de los tempos, intachable, todo fluye con una suavidad asombrosa y, aún así, el impacto es de una violencia supina. No me he topado muchas bandas a lo largo de los últimos (casi) treinta años con esta extraña combinación de elegancia y bilis malsana. Como si agitas en una coctelera dosis iguales de Deicide, Morbid Angel, Death y Nocturnus y acabas con una mezcla perfectamente equilibrada.
Para el final, Wojtek, tipo espabilado donde los haya, se deja el otro plato fuerte, una espectacular “The Voyager" que recopila en sus más de seis minutos todo lo escuchado hasta el momento en una proporción idónea. Más solos de altos vuelos, más furia incendiaria, más épica, más despliegue sinfónico, campanas, desgarradores lamentos proferidos desde el inframundo… Todo lo que son Luciferion llevado al extremo. Me cuesta imaginarme a un amante del death metal impasible ante un espectáculo semejante y los veo hasta convenciendo a alguno de los incrédulos y detractores de lo gutural con su musicalidad sin parangón. Soy poco yo de "europower", pero colegas seguidores del estilo me han comentado que las dos ofertas de Wojtek con Lost Horizon son también delicatessen para paladares exquisitos y, definitivamente, me atrevo también a recomendaros su “The Apostate" de 2003, aunque allí no fueran capaces de replicar esta maravilla editada en casi 10 años antes.
No tengo muy claro qué ocurrió tras “Demonication (the Manifest)”. Según me contó el mismo Wojtek en una entrevista hace cosa de 20 años, ya estaba preparando nuevas canciones hacia el 95-96, pero decidió reactivar Highlander, luego bajo el nombre de Lost Horizon, y Luciferion quedaron aparcados hasta que finalmente consiguieron sacar adelante los cuatro temas que componían “The Apostate"… Asumo que aquellos en los que ya estaba trabajando antes de su hibernación. Una pena puesto que Luciferion eran de lo mejor que se podía encontrar en el death metal más puro a mediados de los 90 y realmente tuvieron una oportunidad de consolidarse a buen nivel. Eran death metal, sí, pero también eran algo más y no muchos ofrecían lo mismo que ellos en aquel momento.
Empecé diciendo algo similar al comienzo. Es posible que, quien llevara ya tres o cuatro años devorando clásicos del death metal a aquellas alturas, no se quedara especialmente impresionado en 1994, pero, para aquel chaval de 14, años fue una auténtica experiencia y el impacto no se ha diluido lo más mínimo 29 años más tarde. Un clásico tardío para el que aquí escribe. Recomendaría este álbum sin dudar a todo el que sienta mínimo interés por el death metal con una ración de furia blasfema y elegancia a partes iguales. No te debería dejar indiferente.
9/10
La poca relación que he tenido con esta banda vino de la mano de su segundo trabajo "The Apostate". Y no fue casualidad, porque en aquella época en que gozaba como un enano de aquellos Lost Horizon y por ende tenía que escuchar a estos Luciferion al precio que fuera.
ResponderEliminarSinceramente no ha sido hasta día de hoy que me he enterado de la existemcia de este que reseñas. En The Apostate, la mezcla de furioso death metal a la americana y esos teclados en plan Arcturus/Covenant no me terminó de llenar, por lo que pasé de ellos bastante.
Sin embargo, hoy lo he estado reescuchando y la verdad es que me ha gustado mucho, death metal con muchas partes blackers, sobre todo por los teclados.
Y en cuanto a este Demonication, bueno sólo le he dado un par de escuchas por encima y bueno, mi impresión es que es mucho más bruto y muy enfocado como bien dices a Morbid Angel y Deicide, aunque en general veo también influencias de Massacre y Death en las partes a medio tiempo. En general me ha gustado bastante aunque es cierto que le debo más escuchas, sí que me ha dado una sensación de ser algo plano en cuanto a canciones, pero como digo, a falta de más escuchas noto un uso excesivo de blast-beast un tanto sin ton ni son.
No es el tipo de Death Metal que más me gusta, pero oye, que me ha gustado ese eslabón perdido entre Deicide y Morbid Angel.
Un saludo
Pues mira tú, que yo nunca he tenido a Luciferion como una banda particularmente cañera. No mucho más que unos Morbid Angel y bastante menos que Deicide. Death, también lo comento, y Massacre, puede ser, en las voces de Michael Nicklasson si cabe. Algo de Nocturnus también les veo, pero es todo el mismo círculo, y luego bastante de esa típica lírica lovecraftiana mezclado con el típico satanismo blasfemo. Vamos, nada original para 1994, pero muy resultón. A mí lo que me conquista de esta banda es esa capacidad de alternar leña deathmetalera con cierta sutileza melódica y mucha técnica, sin resultar en ningún momento cargantes. Es decir, me parece death metal técnico, trallero, pero pegadizo y memorable al mismo tiempo. Vamos, una gozada, una gran respuesta europea al sonido americano, aunque soy consciente de que yo es un álbum que veo de forma muy subjetiva. Entre colegas de mi quinta aquí siempre ha sido como un clásico menor que nos gustaba a todos.
EliminarEste disco tiene un pecado muy gordo. Fue engendrado cuando la gran ramera del death metal había parido todos sus hijos bastardos. Y más el death americano del que se nota bien que se nutre. Sí, yo te lo iba a decir también, cruce Deicide/Morbid Angel. Y me recuerdan mucho también a los Vader (pínchate el primero "The Ultimate Incantation", que salió un par de años antes), aunque tampoco está muy claro que copiaran de ellos, porque tanto unos como otros por ahí andaban. Pero tiene ese toque de la escuela polaca del death metal. Ahora, la producción de lujo. Suena que atruena, sin embarullarse nada y cada instrumento suena en su sitio. Chapó!
ResponderEliminarUna banda muy buena, por momentos casi sinfónica y con ese toque melódico que les cada muy bien. Desde luego no parecen suecos. Yo veo una apuesta muy bien hecha. Suenan sólidos, compactos y el disco está muy bien equilibrado y hecho. No cansa en absoluto y todas las partes están muy bien ensambladas, pero es lo que te digo... Muy tarde, tío... Después súmale la discográfica que no era ni Metal Blade, ni Earache, ni Nuclear Blast, ni nada... El resto ya sabes la película... Esto lo sacan unos años antes, y seguro que les hubiera cambiado la película..
Yo llegué a escuchar el segundo, pero ya no mola tanto. Mucho más sinfónico y más raro. Un disco ya mucho más friki. Y además no les ocurre otra cosa que esperar al 2003 para editarlo. La verdad es que se lo tomaron con calma...jajajajaj
Lo de esta gente es todo muy raro. Suecos que parecen polacos, tocando death metal americano y tardan 9 años en sacar el segundo y fichan por una discográfica francesa.. pufff..
Nunca he sido muy fan de Vader, no te creas. Tengo por ahí el Litany, el Back to the Blind y el De Profundis grabados, el The Ultimate Incantation descargado y hasta el Revelations en original, pero es una banda que no me da más. No soy yo mucho de death metal polaco. Me gustaron los discos intermedios de Behemoth hasta el Zos Kia Cultus y tal, pero eso, que no me van mucho. The Ultimate Incantation nunca me ha parecido gran cosa y lo cierto es que nunca relacioné a Luciferion con Vader. Fíjate, una de las cosas que menos me ha gustado siempre es la voz de Peter con ese tono semigutural tan forzado. Me suena supercutre...
EliminarYo siempre he sido muy fan de este álbum, pero entiendo que no pegara muy fuerte en su día. Yo creo que aquí en Vigo lo controlaba bastante gente precisamente porque Miguel se encargó de metérnoslo a varios por las orejas. Aunque es eso, un álbum de death metal de este corte, saliendo en 1994 y con Listenable, no se iba a comer una mierda y encima la banda desapareció inmediatamente después. Mira como otros que salieron a mediados de los 90 tipo Cryptopsy, Krisiun, Vomitory o Kataklysm consiguieron establecerse. Pero estos tíos se dedicaron a otras historias y tardaron la vida en sacar otro trabajo. Y, luego, ahí quedó la cosa... De ahí que dijera que lo considero un patrimonio personal. Básicamente, que me mola a mí y a cuatro más.
Este disco está zarpado Witch.
ResponderEliminarNo conocía nada de esto y eso tiene un plus para mí que es el de descubrir.
Es cierto, suena a todos los grandes, pero para ese año quién podía hacer death metal sin sonar parecido a alguno de ellos ?
La calidad y la técnica de esta gente es tremenda. Que buenos músicos. Como se encuentra nivel en estas joyas escondidas. Y lo interesante que esto haya quedado en medio de dos propuestas power, gran historia.
A mi esas idas y vueltas de los músicos me atrapan. Hace que todo esto sea más humano y que no siempre sean dioses componiendo en castillos los que escupan buenas obras.
Te agradezco el descubrimiento Witch. Si bien me tengo que sentar a escucharlo con más atención te digo que en una primera escucha no me dejó indiferente.
Nos estamos leyendo…
Bueno, Grocriaz, yo estoy convencido de que cualquier seguidor del death metal debería encontrar este debut de Luciferion, al menos, interesante. Hay cuestiones que son innegables. La banda tiene un nivel técnico más que evidente, la calidad de la producción es excelente y las canciones están bien construidas, resultan variadas, creativas y se mantienen siempre vivas. Eso, analizándolo de la forma más objetiva posible. Luego, ya está el valor particular que le podamos dar cada uno. En la historia del death metal, en términos de influencia, poca, por supuesto. Esto llega en 1994, con todo ya dicho y el género de capa caída. 1994 era ya una época en la que eclosiona el black metal y el death más tradicional se veía como algo anacrónico. Recuerdo perfectamente lo duras que eran las reseñas por aquella época con las bandas que tenían un sonido old school. Se llevaba el black metal, el death melódico y el gothic metal y los Dismember, Morbid Angel u Obituary, de repente, eran vestigios de una época pasada. La cuestión es que yo cogí justo ahí esta música y por esa misma razón Luciferion me llegaron en el momento oportuno. Y, como ellos, otros que sacaron death metal de corte tradicional por la misma época. Por esa razón, álbumes como Domination, Symbolic, Massive Killing Capacity, Hate, Haunted, World Demise, For All Eternity o este Demonication fueron fundamentales en mis inicios.
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