Los 10 del Dictador para... 1987

Vamos con el 87... Para muchos, EL año del heavy metal, en dura pugna con 1984. En cambio, como en 1985, alguno de los grandes descansaban. Este año no hubo álbum de Maiden, ni de Judas, Metallica, Megadeth, W.A.S.P., Queensrÿche, Slayer... Accept se partían en dos... De nuevo, pintaba un año sin los primeros espadas presentando sus candidaturas y, por tanto, se abría el abanico una barbaridad. Con las escopetas cargadas y los músicos del heavy metal tocados por las musas, al final, nos juntamos con una cantidad indecente de joyas que hacen verdaderamente jodido quedarse sólo con diez elegidos...

1. King Diamond - Abigail (Roadrunner Records)

Buff, “Abigail”... Con “Fatal Portrait” el año anterior, King dejaba claro que no tenía pensado marcharse a ningún lado, pero con “Abigail" se doctoró cum laude. Lo siento mucho por todos los demás, este prácticamente no tiene rival y es uno de los LP's más brillantes de la historia del heavy metal para un humilde servidor... de Satán, como el señor Pedersen. Y no quedó ahí la cosa, con él se da inicio a una trilogía impecable por parte de King y los suyos. Al Rey, se suman dos de mis instrumentistas favoritos, Andy LaRoque y Mikkey Dee, con quienes estaba un tal Michael Denner que malo tampoco era. El tristemente fallecido Timi Hansen tampoco es que hiciera nada del otro mundo... “Abigail" es una puta genialidad, un álbum con una musicalidad y una intensidad sin igual en su época. Un trabajo elaborado, técnico, minuciosamente compuesto, de gran complejidad y, al mismo tiempo, melódico y pegadizo. Sinceramente, aquí King Diamond se superó y editó, otra vez, un clásico del heavy metal atemporal, por encima de etiquetas. El gran inconveniente, para muchos, la voz del propio King. Yo que soy un devoto convencido, la veo perfecta para su música, no me imagino a otro vocalista ahí y, como todo genio controvertido, acabó creando escuela e imitado hasta la saciedad, fanáticamente venerado por sus seguidores. “Abigail" me parece una auténtica joya sin un segundo de desperdicio y, de paso, inaugura la tendencia de los álbumes conceptuales en el heavy metal que tan de moda se pondría poco más tarde. Hasta para eso es un visionario. Por todo ello, el mejor álbum de 1987 para este que os escribe.

2. Whitesnake - 1987 (Geffen Records)

1987 es el año de los guitarristas y el meneo que le pegó John Sykes a Whitesnake en este momento es de aúpa. Esto será visto como una barbaridad por algunos, pero poco me interesan a mí Whitesnake hasta este momento, si cabe un “Slide it in" que ya anticipaba algo de lo que aquí hay. No tiene qué ver con la banda en sí, es puramente una cuestión de afinidad estilística. Este renacer de la mano de Sykes, que venía de liarla con Tygers of Pan Tang y Thin Lizzy, fue toda una revolución y consiguió elevar a la banda de Coverdale a la primera fila del mainstream. Desde los efluvios zeppelinianos de “Still of the Night" hasta la intensidad riffera de “You're Gonna Break My Heart Again", “1987", "Whitesnake" para los yankees, suena inmenso. 11 temas, 11 trallazos, 11 singles en potencia, “1987" no tiene ni un tema flojo y hasta los reboots de “Here I Go Again" y “Crying in the Rain" fueron dos auténticos pelotazos en su día. Hablando de esta última, el solo de Sykes es un puta barbaridad, de los mejores que he escuchado en mi vida y es que este tío convertía en otro todo lo que tocaba. ¿En qué cueva se habrá metido desde mediados de los 90? Su sonido de guitarra en este álbum es verdaderamente demencial... Se cuenta que pasó meses trabajando en él junto a Mike Stone y Keith Olsen y, de hecho, se erige como el elemento estelar del álbum, haciendo sombra al mismísimo Coverdale... por algo lo largó. Cada guitarrazo tumba cimientos y cada solo aúlla de pasión. Si algo se puede reprochar a este álbum, no obstante, fue el tratamiento que se dio en estudio a una sección rítmica apagada, embarullada... No creo que se hiciera justicia al trabajo de Neil Murray y Aynsley Dunbar al respecto, pero no es suficiente para arruinar un LP histórico.

3. Dio - Dream Evil (Vertigo)

Cuando era un chaval, se vendía "Dream Evil" como el principio del fin de la carrera de Dio, al menos de su etapa de esplendor, y yo me lo tragué durante un tiempo... hasta que lo escuché con un poco de calma. Nada más lejos de la realidad, este LP es una pasada. De hecho, me gusta bastante más que “Sacred Heart" y va inmediatamente después de “Holy Diver" y “The Last in Line” en mis preferencias. Las cosas no fluían con Vivian Campbell y Ronnie introdujo un ligero ajuste con el ex-Giuffria Craig Goldy. Para mi gusto, la elección fue perfecta y Goldy, con su pulcro estilo, se adaptó perfectamente a lo que la música de Dio demandaba. El resto sigue igual: Appice tras los parches, Bain a las cuatro cuerdas y Schnell a las teclas. Mismo equipo, resultados similares. Hay gente que le reprocha seguir con la misma fórmula desde “Holy Diver" y Ronnie debió llegar a la misma conclusión ya que, tras “Dream Evil”, vendría una revolución con “Lock Up the Wolves" a la que yo, personalmente, no daré la bienvenida. Sin embargo, este es el verdaderamente el último álbum del Dio clásico y esas “Night People”, “Dream Evil", “Sunset Superman", “Naked in the Rain", “Overload"... son otra muestra del gran Ronnie en su máximo esplendor. Puede que no todas sean igual de redondas, pero el nivel general es jodidamente sólido y, a ratos, brillante. Otro de esos trabajos a los que el tiempo ha acabado haciendo justicia, creo yo.

4. Testament - The Legacy (Atlantic Records)

Testament fue la última gran banda del thrash americano en debutar. Siempre he pensado que lo único que los alejó de ser quintos en un hipotético “Big 5” fue sacar su primer álbum tan tarde. En 1987, Metallica y Slayer ya llevaban tres, Megadeth dos y Anthrax acababan de editar el tercero... a los de Eric Peterson casi se les quema la tostada. Eso sí, fue “chegar e encher", que decimos en Galicia. Contrato con Atlantic y discazo al canto. Si no me equivoco, creo que fueron la primera banda de thrash en debutar con una multinacional. La historia es que a Legacy, que así se llamaban, les costó llegar hasta aquí y no porque no se lo merecieran. Formados en los primeros compases del thrash, en 1986 perdieron a “Zetro” Souza, que se piró a unos Exodus bastante más conocidos y, sólo un mes antes de salir “The Legacy", tuvieron que cambiarse el nombre. Parece que la cosa no estaba de ser, pero encontraron a una bestia como Chuck Billy y se sacaron de la manga un auténtico pepinazo forjado a fuego durante sus cuatro años en el underground. Con el mejor guitarrista del estilo y, probablemente, el mejor vocalista, “The Legacy" es una ametralladora de riffs y solazos estratosféricos. Eric Peterson era un rítmico incansable y Greg Christian un auténtico animal de la escuela de Cliff Burton, Steve DiGiorgio o Frank Bello. Su único punto flaco está en un Louie Clemente que, desde la batería, hacía lo que podía por seguir el ritmo de sus compañeros, sin conseguirlo del todo. Con un batería de verdad, este LP habría sido prácticamente intocable. 

5. Dokken - Back for the Attack (Elektra)

Ya lo he comentado en alguna otra ocasión, “Back for the Attack” en un auténtico discazo de madurez, cuyo único defecto era resultar un poco excesivo en su metraje, nada menos que 63 minutazos de buen heavy/hard melódico. Dokken eran una banda excelente, con un guitarrista estratosférico y un ojo único para las melodías vocales, pero hasta cuando se hace bien, pienso que 63 minutos son pasarse. Este, que es un gran álbum, con tres temas menos habría sido la puta hostia. Y es el que mejor suena en estudio ya que Neil Kernon les sacó un sonido, aún peculiar, pero con mucha fuerza. La cuestión es que hay toneladas de buen material ahí, tanto que se me haría difícil decidir cuáles no pasarían el corte, cosa que, calculo, le debió ocurrir a la propia banda en su día. Temazos como la aplastante “Kiss of Death" (ese riff de guitarra es glorioso), “Prisoner", “Standing in the Shadows”, “Heaven Sent”, “Burning Like a Flame" o “Dream Warriors” son clásicos de los 80 e himnos ya del heavy metal melódico. Si lo pienso bien, es que les tengo que dar la razón en que no hay ninguna abiertamente floja, no hay nada que sobre con claridad. Sólo puedo lamentar que, a tenor de lo que aquí se escucha y por lo que luego harían Don y George por separado en “Up from the Ashes" y “Wicked Sensation", no fueran capaces de editar otro LP mientras aún estaban en todo lo alto. 

6. Candlemass – Nightfall (Axis Records)

Con “Epicus Doomicus Metallicus", los de Estocolmo ya se habían marcado un discazo, pero con la llegada de Messiah Marcolin entraba en juego el último factor necesario para pasar a la historia. Nadie había unificado así hasta el momento épica, oscuridad, potencia y melancolía. Leif Edling recogía la esencia de los Sabbath de Dio y le aportaba un halo de dramatismo hasta entonces desconocido. Con “Nightfall" se sentaban definitivamente las bases de lo que llamaríamos doom metal épico, estilo que alcanzaría cierto seguimiento a ambos lados del Atlántico y tiene en Candlemass a su referente más inevitable. Por otro lado, “Nightfall", junto a “Under the Sign of the Black Mark", sirvió para poner a Suecia en el mapa extremo y dejar claro que sabían hacer algo más que hard melódico. En pocos años,  serían la primera potencia mundial y, en gran medida, se lo deben a Candlemass... La camiseta de Messiah Marcolin insultando a Joey Tempest es verdaderamente legendaria. Mención especial merece ese impresionante fragmento de “El viaje de la vida: vejez” del pintor angloestadounidense Thomas Cole que ilustra la portada. 

7. Savatage - Hall of the Mountain King (Atlantic Records)

Hasta 1987, Savatage eran una buena banda, con un par de álbumes potentes a sus espaldas como “Sirens" y “Power of the Night", pero, en esa línea, no creo yo que les hubiera alcanzado para llegar muy lejos. Los recordaríamos como la típica banda de culto de los 80 y poco más. Sin embargo, en 1986 se cruza en su camino “un tal” Paul O'Neill que venía de trabajar con Aerosmith, Madonna, AC/DC, Scorpions, Def Leppard, Sting... y su historia cambiaría para siempre. O‘Neill unió sus dotes compositivas al tándem formado por los Oliva y les pegó un repaso de cuidado convirtiéndolos en esa engrasada maquinaria de heavy metal con clara inspiración de la música clásica, que se convertiría en su seña de identidad en años venideros. Lo cierto es que, justo antes de su llegada, su sonido estaba en un proceso de banalización alarmante y “Hall of the Mountain King" acabaría siendo, a la postre, uno de los trabajos más únicos del heavy metal de los 80. Hay dos cosas que me matan de estos Savatage de 1987. La primera es que eran una banda rematadamente original. Ellos no sonaban a nadie y nadie sonaba como ellos, cosa que tampoco eran tan sencilla. Y la segunda es Criss Oliva. Puedes estar escuchando el más “flojo” de los temas del álbum, pero, cuando llega su solo, sabes que te espera una verdadera experiencia. En cada canción hace algo especial y “Hall of the Mountain King", en gran medida, es lo que es gracias a él. Y no me estoy refiriendo a técnica, que también la tenía, pero eso en el fondo me trae bastante sin cuidado. La clave está en que, cada vez que ataca una nota, sabes que es él y eso tampoco está al alcance de cualquiera. Una verdadera joyita de LP. 

8. Bathory - Under the Sign of the Black Mark (Black Mark Production)

Muchos consideran a Venom padres del black metal y están equivocados. El origen del black metal tiene nombre y apellidos y esos son los de Thomas Forsberg quien, con tan sólo 18 años, dio lugar a una de las mayores atrocidades sonoras que presenciarían los 80, Bathory. Con “Under the Sign of the Black Mark” terminaba el tiempo de los pioneros y nacía el black metal definitivamente. Mezclando la estética de Venom, la aproximación seria al satanismo de Mercyful Fate, la atmósfera y oscuridad de Hellhammer/Celtic Frost y la furia blasfema de Sodom y Kreator, todo llevado un paso más allá, quedaban fijadas la claves del género que incendiaría, metafórica y literalmente, Escandinavia a principios de los 90. Todos los que hemos estado metidos en esto en algún momento lo tenemos claro, o así debería ser, y no queda banda medianamente respetable dentro del black metal que no haya rendido tributo, de una u otra manera, al legado de Bathory. Soy consciente de que muchos de los que habitualmente leéis esto no terminaréis de entender la relevancia de este trabajo, pero hacedme caso cuando os digo que estamos hablando de algo de la magnitud de un “Black Sabbath" o un “Kill ‘Em All", en su terreno. Uno de los LP's más influyentes de la historia del heavy metal.

9. Anthrax - Among the Living (Island Records)

No podía dejar fuera del top el álbum de la consagración definitiva de Anthrax como parte de la realeza metalera. Soy un poco más de “Spreading the Disease", pero me siguen flipando Anthrax en “Among the Living”. Aquí se dejaron empapar un poco por la escena hardcore de su Nueva York natal y crearon un sonido muy propio dentro de lo que era el thrash americano. No soy mucho de crossover, ya lo sabéis, pero aquí seguía el enorme Joey Belladona para sostener bien fuertes los lazos con el heavy metal. Pocos trabajos consiguen sonar así de divertidos, potentes y rápidos al mimo tiempo y eso convierte a “Among the Living” es una de las escuchas más entretenidas de la historia. De esos discos que nunca envejecen, de los que nunca te cansas de escuchar y eso no hay quien lo pague. 36 años después de su edición, siguen siendo 50 minutos irresistibles que se te pasan en un suspiro... ¿A qué ni os imaginabais que era tan largo? Pues ya veis, pero con nueve trallazos como estos, cualquiera se aburre. 

10. Grim Reaper - Rock You to Hell (RCA)

Creo que este es el disco de heavy metal británico por excelencia en la segunda mitad de los 80, dejando fuera a Judas y Maiden, por supuesto. Y, como tal, me gustaría darle este reconocimiento entre los mejores del año. Ya os he comentado en alguna ocasión, la historia nos ha demostrado que, en 1983, el heavy metal se fue a la mierda en Inglaterra. En cuanto Def Leppard nos salieron con “Pyromania", a todo el mundo se le fue la olla y decidieron que querían ser los próximos en dar la campanada. En ese preciso instante, echaron también a andar Grim Reaper, pero pasando olímpicamente de Def Leppard y su pop metal (ojo, que “Pyromania" me mola lo suyo, no os vayáis a creer). Lo de Grim Reaper era puro heavy metal, sin mariconadas. Canciones sobre la muerte y el diablo, cuero y cadenas por todas partes y mucho metal... lo que mola, vamos. En el 83 y 85 sacaron sendos LP's de metal bien potentorro, muy en la línea de lo que se andaba haciendo en Alemania por aquel entonces, pero con un toque de distinción británico. En el 86 firmaron con RCA y dieron el salto a EEUU. Y, si bien es cierto que su sonido se americanizó ligeramente, al menos no fue del glam de lo que se contagiaron, si no del buen heavy metal que también se practicaba por allá. Leatherwolf, Fifth Angel, Armored Saint, Riot, Lizzy Borden y aquellas historias tan guapas, para que nos entendamos. Lo que resultó fue un discazo de heavy metal británico con un regustillo americano, con un sonido de la hostia gracias a Max Norman y, por encima de todo, con un vocalista verdaderamente acojonante, Steve Grimmett. Ya os he dado la tabarra bastante con este buen hombre, fallecido hace algo menos de un año. Un tío que pudo haber sido realmente importante de no ser tan feo, jajaja. Lo siento, era realmente un portento vocal, pero supongo que nunca tuvo la suerte de caer en una banda tan grande como para llevarlo al primer nivel. RCA en aquel momento les montó un tour por EEUU junto a Helloween y Armored Saint (¡menudo cartelón, por Dios!), pero no consiguieron consolidarse en el mercado americano y, sólo un año más tarde, los ponían de patitas en la calle. Una pena porque “Rock You to Hell” bien merecía llegar lejos. 

¿Qué me he dejado fuera? Atención: “Second Heat”, “Under Jolly Roger”, "R.I.P.", “Bound to Break”, “Appetite for Destruction”, “Scream Bloody Gore”, “Animal House”, “Persecution Mania", “Release from Agony", “Taking Over", “Future World", “Raising Fear”, “Unstoppable Force", “Mystification", “The 7th of Never", "Visual Lies", “License to Kill", "Into the Pandemonium", “Steel and Starlight", “Speed Metal Symphony", “Reign of Terror", “Hurricane Eyes", “Ignorance", "Breaking the Silence"... "Casi na", es agotador, entendéis lo qué os decía, ¿no? Esto era un puto desmadre y de cualquier esquina salía una banda “de mierda" que se marcaba un discazo. Con todo esto, igual os hacia un top 100, pero como no es plan, lo dejo en los 10 habituales. Nos leemos...