Artillery - By Inheritance (1990 Roadracer Records)

1. 7:00 from Tashkent (0:54)

2. Khomaniac (6:42)

3. Beneath the Clay (R.I.P.) (4:49)

4. By Inheritance (5:43)

5. Bombfood (5:44)

6. Don't Believe (4:40)

7. Life in Bondage (5:26)

8. Equal at First (4:24)

9. Razamanaz (Nazareth cover) (3:14)

10. Back in the Trash (6:01)

Hoy voy a empezar con una rajadita un poco controvertida, aunque cariñosa: Dinamarca siempre me ha parecido el hermano pobre de Escandinavia. Si es que ni siquiera están en la Península Escandinava... Y esto lo digo, no sin cierta envidia, ya nos gustaría en “Españistán" (como dice un colega) estar a su altura, a todos los niveles. Hace unos años visité Copenhague y es una ciudad realmente agradable. Esto viene a que la escena danesa siempre ha palidecido en comparación con sus colegas nórdicos. En los 80, Suecia ya tuvo una actividad admirable y, en los 90, Noruega y Finlandia explotaron, los primeros con legiones de bandas de black metal (el black noruego se ha convertido en una auténtica denominación de origen) y los segundos con multitud de bandas de pomposo metal sinfónico y/o folklórico. Sin embargo, Dinamarca, más allá de unas excepciones muy puntuales, y gloriosas, dicho sea de paso (Mercyful Fate, King Diamond, Pretty Maids), tampoco ha aportado demasiado al mundo del heavy metal. Investigando con más calma, sus cosas interesantes encontramos (Witch Cross, Evil, Royal Hunt, Fate… y alguna que otra extremidad noventera), no os creáis, pero nada comparable a lo que nos ha llegado desde un poquito más al norte.

Entre lo más destacado, Artillery, una banda maja de thrash metal en los 80, aunque, hasta 1989, nada que justificara su paso a la posteridad con grandes honores. Dos álbumes muy competentes, una buena pareja de guitarristas y un cantante apañado, pero no mucho más. Había en Europa toneladas de bandas como ellos, si bien “Terror Squad" ya había resultado un álbum algo más que disfrutable. La historia de esta gente, como digo, cambió radicalmente en 1989, quizás no a efectos de popularidad, pero sí en lo que se refiere a su desempeño musical. Y es que, ahora me voy a columpiar un poco aquí, aunque lo hago con total conocimiento de causa, con su tercer álbum partieron con la pana y se descolgaron con uno los mejores discos de thrash de todos los tiempos. Así de exagerado como suena os lo digo y, sin duda, entre mis diez favoritos. Y si me apuráis hasta lo meto entre los cinco primeros...

Tanto me mola un LP de una banda que está, relativamente, fuera de la órbita de las más conocidas del thrash, ni siquiera entre las más gordas de Europa y ya no digo a nivel internacional, pero es que este álbum es la hostia. Me parece el único capaz de plantarle cara a todo un “Rust in Peace" en el mismo año de su edición y todavía no os imagináis cuánto me gusta el cuarto de Megadeth, para eso aún tendremos que esperar a 1990 en “Los 10 del Dictador".

Artillery en “By Inheritance” realmente están a tope (“top of their game”, que se diría en la lengua de Shakespeare). El crecimiento musical de la banda es asombroso, he visto muy pocas bandas pegar un salto semejante de un álbum a otro. Se me ocurren ahora los Dissection del 93 al 95. También es cierto que han pasado tres añazos desde “Terror Squad", lo que en los 80 era una auténtica eternidad, pero esto no resta en ningún momento mérito a los daneses, en mi opinión. El único cambio, Peter Thorslund, que entró en lugar de Jørgen Sandau, lo que motivó el paso de Morten Stützer del bajo a la guitarra rítmica. Y, ojo, qué muñeca tiene el cabronazo. Puede que su hermano mayor se encargara del apartado solista, exquisito, con esas melodías tan características de inspiración oriental, pero este “By Inheritance” es toda una oda al riff de guitarra. Y me estoy refiero a algo nivel Mille Petrozza o Jeff Waters en lo que se refiere a velocidad, intensidad y precisión. Una auténtica barbaridad, colegas. Peter Thorslund y Carsten Nielsen, a la altura. Asumo que lo suyo no es nada extraordinario, pero están ambos a un nivel excelente también. Una base rítmica sin una puta fisura, compacta, rápida y contundente y Nielsen tiene momentos con los bombos verdaderamente desenfrenados. Una de esas aportaciones que no sólo acompañan a la perfección, sino que se convierten en todo un motor que impulsa a las composiciones a otra categoría desde la retaguardia. Hasta la de Flemming Rönsdorf, que a punto estuvo de suceder a Schmier en Destruction, una de esas voces que suponen un reto para el más pintado, suena particularmente afinada en esta ocasión y acaba cuajando una de las mejores actuaciones que podremos escuchar dentro de esta variante del thrash técnico a finales de los 80,

No obstante, todo esto no sería posible sin la mano maestra de Flemming Rasmussen en sus Sweet Silence Studios (lo de Flemming debe ser como llamarse Pepe en Dinamarca), quien dibuja un marco de excepción para el despliegue instrumental y compositivo de la banda. El sonido es una auténtica pasada, sinceramente. Todos sabemos de lo qué es capaz este hombre en estudio con una guitarra distorsionada, que le pregunten a Metallica, pero todo suena con una claridad y potencia terrorífica. El álbum pega muy, muy duro y sin necesidad de sonar guarro en ningún momento. Soy el primero en disfrutar de una producción cruda cuando la ocasión lo requiere, pero cuando las prestaciones técnicas están así al servicio de la creatividad de una banda en estado de gracia, me derrito.

¿Queréis que destaque alguna canción por encima de las demás? Me parece una gilipollez, todas son cojonudas, las cosas como son. Si os ponéis pesados, diré que me molan particularmente “Khomaniac", el tema-titulo, el medio tiempo “Don't Believe”, en el que me recuerdan un poco a los Metal Church más melódicos, y el impresionante cierre con “Back in the Trash". Hay que tenerlos muy grandes para dejarte la mejor para el final, pero te va a dejar tan acojonado que no podrás más que darle la vuelta de nuevo al LP y volver a pinchártelo otra vez. Esa es la sensación que te deja al terminar, agotado, incrédulo y satisfecho. 

Si me tengo que poner particularmente tocapelotas, me habría cargado la versión de Nazareth y habría metido un tema propio en su lugar, aunque este ni siquiera es de los casos que más me escaman. No soy amigo de versiones, pero esta no está nada mal. 

A poco que te vaya el thrash metal tirando a técnico, hazte un favor y escucha este álbum. Es difícil hacerlo mejor. Un álbum que no sólo se equipara con cualquiera de Megadeth, Annihilator, Metal Church, Forbidden, Testament, Heathen… sino que supera a muchos de ellos. Una puta maravilla de LP. Sólo tendrían que haber cambiado la portada…

9,25/10