Los 10 del Dictador para... 1984

Vamos con 1984... seguramente EL AÑO del heavy metal. Estaba bastante seguro de que las iba a pasar putas para escoger sólo diez y cuál ha sido mi sorpresa cuando me resultó mucho más fácil de lo que esperaba. A ver, hay muchísimos más que merecían estar: Scorpions, Twisted Sister, Whitesnake, Van Halen, Celtic Frost, Europe, Omen, Pretty Maids, Jag Panzer, Cloven Hoof... Los astros se alinearon y la gente andaba sembrada. Sin embargo, parece que tenía bastante claros mís favoritos del año, después de lo que me costó en el 83... 

1. Iron Maiden - Powerslave (EMI)

¡Qué pesado soy! ¿Verdad? Ya os he dicho que Iron Maiden son la banda de mi juventud, los he venerado con toda la devoción de la que soy capaz y eso quedará ahí para siempre. Es cierto que ya no siento la misma pasión por ellos que hace unos años y que hace tiempo que dejaron de ser esa banda infalible que fueron en su día, pero su trayectoria entre 1980 y 1988 me sigue pareciendo impecable. En este “Powerslave", y durante la gira que le siguió (el mítico “World Slavery Tour"), llegaron, seguramente, a su cima durante la década. Con una portada muy premonitoria, Iron Maiden crecían hasta unas proporciones colosales. No necesariamente el mejor, pero sí su álbum más ambicioso hasta la fecha, Maiden daban rienda suelta a sus capacidades creativas y en “Powerslave” se atrevían con todo, menos con una balada, cosa que no echo de menos. Uno de los trallazos más heavies de su carrera, medios tiempos clásicos de riffs ultraheavies, inquietas instrumentales y, para cerrar, dos épicas de dimensiones faraónicas como eran el tema-título y la impresionante “Rime of the Ancient Mariner", basada en un poema de Samuel Taylor Coleridge. “Powerslave" es el ejemplo perfecto de que las inclinaciones progresivas de Iron Maiden vienen de muy atrás y que, en su día, eran capaces de integrarlas mucho mejor con su música que en sus tediosos álbumes de la actualidad. ¡Una verdadera joya y ya van...!

2. Judas Priest - Defenders of the Faith (CBS)

Y si Maiden llegaban más lejos que nunca con “Powerslave”, Priest se hacían más heavies todavía. Casi con toda probabilidad, mi disco favorito de su carrera, seguido muy de cerca por “Screaming for Vengeance”. Más duro, más grande, más potente... más todo, “Defenders of the Faith" deber ser uno de los álbumes más paradigmáticos del heavy de los 80, sino el que más. Las cosas como son, este LP es prácticamente perfecto. La producción de Tom Allom es una lección magistral, como lo eran en su día las de Birch o el “Balls to the Wall", y la colección de temas, una antología, prácticamente un “grandes éxitos" para cualquier banda que no fueran Priest. Acabo antes nombrando las dos que no veo a un nivel estelar que diciendo las que me gustan: “Love Bites” y “Heavy Duty"... sosillas y sin ritmo. En otro LP simplemente serían dos sin mucha historia, aquí parecen flojas en comparación con las otras ocho y tampoco es que lo sean. La portada es otra de esas imágenes para la posteridad que hacen visible lo que es el heavy metal para mí.

3. W.A.S.P. - W.A.S.P. (Capitol Records)

Otro álbum totalmente fundamental para mí formación musical puesto que fue de los primeros CD's que me compré con mi dinero hará unos 30 años. No necesito ni escucharlo porque me sé cada segundo de memoria. En 1984, Rod Smallwood sacaba del anonimato a uno de los tíos con más talento del heavy metal americano, uno que ya llevaba desde los 70 partiéndose la espalda para sacar una banda adelante, Steven Duren (aka Blackie Lawless). Primero en The New York Dolls, como sustituto nada menos que de Johnny Thunders, después con Sister, London y, finamente, con W.A.S.P. junto a dos auténticos “colgaos" como Randy Piper y Chris Holmes. A los controles otro verdadero ilustre, Mike Varney, que “amablemente” cedió el fichaje a Capitol Records, igual que en el caso de Icon. Obviamente, W.A.S.P. eran demasiada banda para Shrapnel y dudo yo que Smallwood pretendiera dilapidar el talento de sus nuevos pupilos en un pequeño sello independiente. Capitol podían cumplir sus expectativas y, aún así, siempre he pensado que se quedaron por debajo en términos de popularidad de lo que su calidad merecía. “W.A.S.P." es un pepinazo de principio a fin. No hay fisuras, no hay bajones, una banda sin grandes instrumentistas que esta a tope durante todo el LP basándose en la calidad de sus canciones y en una imagen irresistible. Y aquí sí, una cosa está a la altura de la otra. En el caso de W.A.S.P. Nunca he pensado que la imagen fuera por delante de las composiciones. ¡Y vaya composiciones! Cada tema es un clásico: “I Wanna Be Somebody", “L.O.V.E. Machine", “Hellion", “School Daze", “The Torture Never Stops", “Tormentor"... Y algo que le aporta un valor añadido para mí, otra de mis, pocas, baladas favoritas, “Sleeping in the Fire". Sigue siendo un auténtico discazo casi 40 años después...

4. Dio - The Last in Line (Mercury Records)

Me ha costado sacar del podio a “The Last in Line" porque es un álbum que me vuelve loco, pero es que menudo año, anda que no hay joyas aquí metidas. “The Last in Line" fue la continuación perfecta para “Holy Diver", la expansión ideal de su sonido. Más melódico, más heavy, más comercial, más épico... que no necesariamente mejor, porque me gusta un pelín más “Holy Diver”, pero están los dos muy a la par. Si el del 83 arrancaba con “Stand Up and Shout", este lo hace con “We Rock” y uno de los riffs más reconocibles e imitados de la historia del heavy metal. El tema-título es una delicia melódica, “Breathless" pura energía, “I Speed at Night" un zarpazo directo a la yugular con toda la banda a tope... Vamos, que veo absurdo hablar de cada tema, hasta “Egypt (the Chains Are On)” es una sucesión de temazos. Era esta una banda en estado de gracia y no les salía algo malo ni a propósito. Lo que sí creo que mejora a su debut es la producción, con más profundidad, más contundente, con Martin Birch en la memoria. Mucho aprendió Dio a su lado. Si no supiera que no es así, podría decir que es el británico el que está aquí detrás. No duraría mucho esta formación y un año después Campbell se marcharía, supuestamente, por la desconsideración de su jefe, pero aún les daría tiempo a sacar un LP más. ¡Genial, no digo más! Cada oportunidad de escuchar a Dio, ahora que ya no está, vale su peso en oro. 

5. Mercyful Fate - Don't Break the Oath (Roadrunner Records)

Y si me duele sacar a “The Last in Line" del podio, no os podéis imaginar mandar a “Don't Break the Oath" hasta el quinto puesto, porque no se lo merece, pero es que sus “rivales” son verdaderos pesos pesados. Esto es algo que evidencia la calidad del material que salió ese año... Lo de Mercyful Fate fue como una estrella fugaz, apenas cuatro añitos les alcanzaron para dejar una huella indeleble en el heavy metal. Otros que crecían exponencialmente a nivel técnico, instrumental y de ambición, “Don't Break the Oath” era más grande en todos los sentidos, si bien no superaba la sorpresa que supuso “Melissa". Por mucho que diga Yngwie, no siempre más es más. Igualmente, “Don't Break the Oath” es una maravilla, fundamental para el desarrollo del black metal. Sus atmósferas, su dramatismo, su profundidad, su complejidad... no tienen parangón en su momento. Nadie sonaba como Mercyful Fate en 1984, aunque algunos lo intentaban, y eso los ha convertido en una de las bandas más influyentes de la historia del heavy metal. No hay tema malo, “Don't Break the Oath" es una joya de principio a fin y su portada, otro icono. 

6. Queensrÿche - The Warning (EMI America)

Aunque adoro a Queensrÿche, mentiría si no dijera que, después del EP, cabría esperar algo más de ellos. Me encanta “The Warning" y creo que fue un trabajo súper influyente en el heavy metal americano (tras él surgen auténticas riadas de imitadores), sin embargo, diría que aquí Queensrÿche no consiguen desarrollar todo su potencial y buena parte de la culpa la tiene la apagadísima producción de James Guthrie. Estoy muy seguro de que su trabajo con Pink Floyd tuvo que ver con su elección, pero no creo que fuera el tío adecuado para mantener el filo metálico de la banda. No obstante, “The Warning" sigue siendo un discazo y Tate y DeGarmo (sin menospreciar al resto) están a un nivel estratosférico. Me pincho “Take Hold the Flame", “No Sanctuary", “Before the Storm", “Roads to Madness" o el tema-título y me siguen emocionando. Lo mejor aún estaba por llegar...

7. Dokken - Tooth and Nail (Elektra)

Según pude leer hace unos años, la grabación de “Tooth and Nail” fue un auténtico caos, con luchas de egos, consumo de drogas, cambios de productores y demás historia de rockstars. La historia comenzó con Tom Werman quien, incapaz de meter a la banda en vereda, recurrió a un Roy Thomas Baker más acostumbrado a lidiar con músicos con delirios de grandeza. Y eso que Tom Werman venía de grabar con Mötley Crüe... Con la locura que fue la corta carrera de Dokken, parece mentira que llegaran a editar esas tres joyitas entre 1984 y 1987, pero así fue. “Tooth and Nail” es un auténtico zarpazo a la escena hard yankee. Con una lección muy bien aprendida de su tiempo en Alemania, consiguieron fusionar el hard rock comercial de Van Halen, con el gusto melódico de Scorpions y la fuerza de Accept... todo aderezado con la extraordinaria participación de George Lynch y el apoyo vocal de Jeff Pilson y Mick Brown. Había mucha gente con talento aquí metida y, por mucho que no se soportaban, fueron capaces de crear mucha magia juntos. La intro ya augura algo muy gordo... “Just Got Lucky", “Tooth and Nail", “Alone Again", “When Heavens Come Down", “Into the Fire"... como en el caso de W.A.S.P., siempre he pensado que Dokken se quedaron por debajo de lo que merecían en términos de éxito, pero posiblemente eran demasiado buenos para la masa. Afinarían todavía más al año siguiente...

8. Ratt - Out of the Cellar (Atlantic Records)

Para mí este es el LP que define lo que podríamos llamar “glam metal". Ratt cogieron por un lado la accesibilidad y el desenfado de Aerosmith y Van Halen, lo mezclaron con la potencia de Judas Priest y les salió esto, uno de los híbridos más resultones de los 80. Algo que encajaba a la perfección con los chavales que tenían ganas de salir a quemar la noche y ligarse unas muchachas. Unos tíos que podían ser macarras y guaperas al mismo tiempo. Sin unos músicos fuera de lo común (lo mejor de esta banda era Warren DeMartini, con diferencia) y un cantante bastante flojito, pero con más chulería que un cerdo con dientes de oro, Ratt parieron un álbum donde cada corte es un hit en potencia, no me extraña que vendieran más de tres millones de copias sólo en EEUU. Parece fácil, pero no lo es. Salieron tres videoclips, si no me falla la memoria, pero cualquiera de las 10 podría haber sido un buen single... pocos discos pueden jactarse de algo semejante. Además de todo eso, estaba la preciosa Tawny Kitaen, de aquella, pareja de Robin Crosby y futura señora de Coverdale, prestando sus encantos en portada y vídeos promocionales. 

9. Metal Church - Metal Church (Ground Zero Records)

Este debut de Metal Church es un discazo, pero no lo coloco más arriba porque su cara B no consigue aguantar el tirón respecto a las tres barbaridades (“Beyond the Black”, “Metal Church" y “Gods of Wrath") que encontrábamos en la cara A.... siempre me ha sobrado esa versión de Deep Purple. Metal Church fueron de esas bandas americanas que apretaron las tuercas desde su formación en 1980 para dar pie a lo que acabaría siendo el thrash, aunque su vínculo con el metal clásico siempre estuvo más presente. Es más, siempre han tenido una habilidad especial para combinar trallazos de thrash, cortes más clásicos y medios tiempos cargados de intensidad dramática. Aunque normalmente no se le meta ahí, puesto que Metal Church es una banda que trasciende fronteras estilísticas, considero este LP uno de lo puntos de puntos de partida de lo que me gusta llamar power metal americano, a medio camino entre el thrash y el heavy metal de toda la vida, con voces poderosísimas y mucha potencia de fuego. Personalmente, siento una ligera preferencia por el siguiente “The Dark", pero esa dupla de arranque con “Beyond the Black" y “Metal Church" está al alcance de muy pocos, menudo par de temazos. Otra portada brutal, por cierto...

10. Metallica - Ride the Lightning (Vertigo)

Joder y yo meto el “Hellbound” en este 1984 y nadie me dice nada. Menuda ida de olla. Bueno, pues gracias a que metí la pata, aquí llegan Metallica, por primera y única vez en “Los 10 del Dictador”... por algo bueno, al menos, no descarto contar algún día con ellos para ponerlos a parir, ya sabéis que los tengo entre ceja y ceja. Pocas bandas me caen tan antipáticas como ellos, pero al César lo que es del César, esto es un discazo. Directamente, establece las bases de un estilo que sería imitado hasta la saciedad durante los 6 o 7 años siguientes y ese sonido de guitarra que les sacó Flemming Rasmussen es para hacerle un monumento. Le deben media vida estos tipos. Si en alguna ocasión Metallica realmente me llegaron a convencer es aquí y, he de reconocerlo, este es uno de los álbumes más influyentes de la historia del heavy metal. A partir de “Master of Puppets" voy progresivamente perdiendo en interés en la banda. “Creeping Death, “Fade to Black”, “Trapped Under Ice"... son inolvidables y tienen la capacidad de trasladarme inmediatamente a mí adolescencia. 

Esto ha sido todo amigos, que rezaba un célebre conejo televisivo. Estoy seguro que la avalancha de alternativas en este año va a ser de órdago, más aún con la ingente cantidad de material histórico que salió durante los 12 meses que duró 1984. Y ya, si nos ponemos a escarbar un poquito más abajo, empiezan a salir buenos discos de debajo de las piedras. Si esto es así en el 84, ya no os cuento en el 85, me ha costado horrores dejar la lista en diez, pero para eso aún quedan unas semanitas.