Los 10 del Dictador para... 1982

Yo diría que 1982 es el año en que, de verdad, el heavy metal explota, con tres de sus bandas insignia editando sus álbumes, podríamos decir, más definitorios. Los grandes líderes de los años venideros comenzaron sus etapas de esplendor y el heavy empieza a ser un fenómeno de masas. Aparecen bandas alemanas, suecas, holandesas y americanas y el heavy metal deja de ser patrimonio exclusivo de los británicos. Siempre he visto este 1982 como el año en el que el residuo setentero empezaba a quedar claramente atrás y dábamos la bienvenida definitiva al heavy de los 80. A por ello...

1. Iron Maiden - The Number of the Beast (EMI)

Con “The Number of the Beast" me ha ido ocurriendo con los años lo mismo que con otras canciones sueltas como “Holy Diver", “Painkiller" o “The Trooper", lo he escuchado tantas veces y en situaciones tan variadas, que he llegado a aburrirlo, particularmente su cara B. Por esa misma razón, hoy disfruto infinitamente más de las “Children of the Damned", “The Prisoner" y “22 Acacia Avenue" que tan alegremente pueblan la cara A, que de las archiconocidas “The Number of the Beast”, “Run to the Hills" y “Hallowed Be Thy Name" y creo que gran parte de la culpa la tienen los propios Maiden por su manía de no sacudir un poco la lista de clásicos de su set-list... ¡con el fondo de armario que tienen los cabrones! Todo esto, que quede claro, no las hace menos buenas. La última fue, de hecho, mi canción favorita durante muchos años, pero ahora me cuesta ponerme a escucharla. Veréis que me dejo para el final las discretas “Invaders" y “Gangland" que, sin ser para nada malas, siempre han palidecido en comparación con las otras seis del lote. A mí hoy en día hasta me resultan refrescantes y me suelen apetecer más que los otros tres megaclásicos. Como sabréis, la célebre “Gangland” ha sido sujeto de una reciente controversia al ser sustituida en la celebración del 40 aniversario del álbum por una “Total Eclipse" que parece ser más del agrado de la banda... Han manifestado en múltiples ocasiones arrepentirse de no haberla metido en su lugar en el tracklist. Sea mejor o peor, que puedo llegar a estar hasta cierto punto de acuerdo, creo que hay cosas que no se deben tocar y están bien como están. Independientemente de mi hastío personal, nada quita que este es uno de los más grandes discos de la historia del heavy metal, mi favorito incontestable durante mucho tiempo y lo mejor que se publicó ese año, con permiso de los dos que vienen a continuación. De la portada de Riggs y la producción de Birch mejor ya no hablo...

2. Judas Priest - Screaming for Vengeance (CBS)

Y si “The Number of the Beast” es un icono, ¿qué os voy a decir del jodido “Screaming for Vengeance"? Es sólo asomar el aguilucho de la portada y escuchar los primeros acordes de “The Hellion" y sentir la agüilla cayendo por la pernera. No hacen falta más que cinco putos segundos para saber que estamos ante un clásico... por algo es una de las mejores, sino la mejor, intro de la historia. Judas habían tocado techo en cierta manera con “Stained Class" y llevaban unos años buscando cómo redefinir su sonido con discos algo menos enfocados, pero con “Screaming for Vengeance" lo clavaron. “Electric Eye”, “Riding on the Wind", “You've Got Another Thing Coming", “Screaming for Vengeance", “Bloodstone", “Devil's Child"... cada tema es un maldito manifiesto del heavy metal y la producción de Tom Allom realmente colosal. Antes, hasta pensaba que “(Take these) Chains", “Pain and Pleasure" y “Fever" eran más flojitas, pero hoy en día ni eso, me parecen también unos temazos. Esto es historia viva del heavy metal y, directamente, no puede no gustarte.

3. Accept - Restless and Wild (Brain)

Y para completar el duro, hala, el puto “Restless and Wild", casi na, menuda barbaridad. A la mayoría casi le llegaría con “Fast as a Shark", pero yo os puedo decir que hoy en día es de los temas que menos me llaman ya la atención de Accept. No por menos buena, pero a fuerza de oírla millones de veces... Esa foto con las Flying V ardiendo ya lo dice todo, Wolf Hoffmann y Herman Frank escupen fuego de sus seis cuerdas en “Restless and Wild"... la banda entera está que arde. Parece mentira que sean los mismos de “Lady Lou" tan sólo tres años atrás. Pero esto no es sólo “Fast as a Shark” y nueve más, no, cada tema es un himno del heavy metal europeo: “Restless and Wild”, “Ahead of the Pack", “Shake Your Heads", “Neon Nights", “Get Ready"... van cayendo una tras otra para definir las bases del estilo. Siempre imitados, nunca igualados. Diría que los más de seis minutos de “Princess of the Dawn" siempre se me han hecho un poquito pesados, pero tampoco está la cosa para ponerse a sacarle defectos, “Restless and Wild" es una joya histórica y no admito género de discusión.

4. The Michael Schenker Group - Assault Attack (Chrysalis)

¿Son mucho mejores las canciones de “Assault Attack" que las de sus dos predecesores? Bueno, quizás un poco sí, pero hay dos factores que marcan la diferencia en esta ocasión y ambos tienen nombre propio: Martin Birch y Graham Bonnet. Si el debut tenía una producción bastante regulera y “MSG" no sonaba más que decentemente, unos segundos del tema-título van a mostrar a Martin Birch desplegando su toda magia y haciendo sonar este genial “Assault Attack" como un auténtico tiro. Atención a esa batería, creo, sinceramente, que es imposible hacerla sonar mejor, más orgánica y más potente. Las guitarras de Michael son una delicia y hasta al bueno de Chris Glen se le escucha con claridad durante todo el LP. ¡Vaya lección técnica, señores, impagable! Así se graba un álbum de heavy metal. Junto a Birch, el otro que consigue robarle un poquito de protagonismo a Schenker es Graham Bonnet y a lo mejor por eso mismo no pudieron aguantarse el uno al otro. No lo puedo negar, así como le tengo cierta tirria a Gary Barden, siento total debilidad por Graham Bonnet y todo lo que sale de su boca. Aquí el escocés lleva la música de Schenker justamente al nivel al que no la podía llevar Barden y la demostración más clara está en el cambio que pega “Dancer" cantada por uno y por otro... no hay color, colegas. Sinceramente, creo que la maravillosa “Desert Song” ya haría de “Assault Attack" mi disco favorito de la carrera de Schenker, pero es que aquí el rubio realmente alcanzó las estrellas. ¡Un puto discazo!

5. Scorpions - Blackout (Harvest)

Scorpions llevaban ya a estas alturas 18 años de carrera y 7 álbumes a sus espaldas. Joder, la mayoría ni sueñan con una trayectoria como esa y en 1982 fueron capaces de reinventarse para alcanzar el éxito masivo. Diría más, creo que fueron ellos, junto a Def Leppard, los que hicieron del heavy metal un fenómeno de masas en los años 80. “Blackout" es una verdadera pasada, un hit tras otro. Esas “No One Like You", “You Give Me All I Need", “China White", “Arizona", “When the Smoke Is Going Down”... nacieron para gustar y conectaron a la perfección con un público que buscaba ese delgado equilibrio entre potencia y accesibilidad. Scorpions supieron verlo y explotarlo aún con más intensidad en “Love at First Sting". “Blackout" tenía además el acierto de combinar los singles con dos auténticos pepinazos como eran el tema-título y “Dynamite", lo que ha hecho de este LP el más equilibrado de su carrera, a mí parecer. Su único punto negro, el estribillo de “Can't Live Without You" que siempre se me ha hecho realmente odioso. Por todo lo demás, diría que es lo mejor que han sacado Scorpions en su “interminable” carrera. Ahí los tenemos todavía después de su retirada de hace algo más de una década.

6. Y&T - Black Tiger (A&M Records)

Otros veteranos, Yesterday and Today llevaban desde principios de los 70 partiéndose el lomo para sacar la banda adelante sin demasiada fortuna. En 1980, su nuevo sello, A&M Records, les instó a acortar el nombre de la banda y las cosas empezaron a cambiar progresivamente, si bien la calidad de la banda nunca se llegó a ver reflejada en la listas de éxitos. En 1982, A&M los mandó en una afortunada maniobra a Inglaterra a grabar nada menos que con Max Norman, que venía de petarlo con Ozzy en “Diary of a Madman" y se sacaron este discazo de la manga. Eso sí, no os creáis, con un impacto más que discreto, Y&T no estaban en 1982 ni lejos de convertirse en una banda de éxito. Da igual, es arrancar la mitiquísima melodía de “From the Moon" y, como con “Screaming for Vengeance", saber que se te viene algo grande encima. Mucho temazo y gran sonido, por mucho que diga el inútil de Eduardo Rivadavia (AllMusic) que de hard rock me parece que tiene más bien poca idea. Me gustaría saber quién elevó a este fulano a autoridad en la materia para que sus veredictos aparezcan por todas partes. “Open Fire", “Don't Wanna Lose”, “Black Tiger" o la inmortal “Forever" (que os enlazo a continuación, por cuestión de permisos no puedo poner el álbum entero) son trallazos de hard rock de altos vuelos y “Winds of Change" demuestra que muy poquitos tienen la sensibilidad de Dave Meniketti para enfrentarse a una lenta sin empalagar. Gran cantante y mejor guitarrista. ¡Enorme trabajo!

7. Heavy Load - Death or Glory (Thunderload Records)

En 1976 montaban los hermanos Wahlquist la que es, casi con toda seguridad, la primera banda de heavy metal escandinava y debutaban oficialmente con un voluntarioso “Full Speed at High Level” un par de años después. No sólo daban inicio a la inagotable cantera de buen heavy metal en los países nórdicos, sino que anticipaban, y con muchos años de ventaja, todo el metal de inspiración vikinga que explotaría por allí en los 90 y que tiene como referente obligado a Heavy Load y este atronador “Death or Glory". En 1982, el heavy metal épico no existía y nadie más aparte de Cirith Ungol se había aventurado todavía en estos territorios con anterioridad y lo hacían muy a su manera. Heavy Load, en cambio, ya definían muy bien lo que acabaría siendo su sonido con “Metal Conquest” en 1981. Aquí seguían a su bola, con su propio sello, en su propio estudio y pasando olímpicamente de la industria. Seguramente les habría ido mejor con el apoyo de alguna compañía potente, pero ese no era su estilo. Grandioso álbum de heavy metal, indispensable para entender la génesis de la escena nórdica... y ojito a la portada del vikingo cachas con el oso polar... ¿Mola o qué?

8. Motörhead - Iron Fist (Bronze)

A pesar de que “Ace of Spades" se lleve toda la fama, este es mi favorito de la carrera de la banda o, al menos, el que más he escuchado a lo largo de mi vida. Ni siquiera "Bomber" u “Overkill"... De nuevo, una imagen vale más que mil palabras y con “Iron Fist" no puedes más que esperar ese puño de hierro golpeándote el careto con auténtica saña. Qué habilidad tenía esta gente a principios de los 80 para escoger una imagen representativa y por eso los seguimos copiando 40 años más tarde. Echad un vistazo a algunas de las portadas de este top, tan buenas como la música que esconden. En “Iron Fist", Motörhead se metalizaban, subían un peldaño más en mala hostia, en tralla y en distorsión y nos entregaban su LP más “heavy” hasta la fecha. Y esto lo entrecomillo porque no es el más rápido, ni el más rockero, pero sí el más heavy. Puro desenfreno con los decibelios a tope, un puñetazo de hierro tras otro: “Iron Fist", “Heart of Stone", “I'm the Doctor", “Go to Hell", “Sex & Outrage”, “Speedfreak”... pueden no ser las más conocidas, pero no dejan ni un segundo de descanso y situaban a Motörhead, otra vez, entre lo mejor del heavy metal británico. Puede que esta no sea más que la opinión de un heavy que, en el fondo, no es tan fan de Motörhead, pero es la mía y a mí me vale, jajaja. Impresionante broche de oro para la formación clásica que inmediatamente después se desintegraría. Sin duda, entre lo mejor de 1982 y, como dije antes, mi favorito de la banda.

9. Picture - Diamond Dreamer (Backdoor)

Aquí llegan los tulipanes de la autopista, los Saxon de los Países Bajos. Tercer álbum para los de Rozenburg que ya venían en una deriva muy interesante desde 1980... ojo al año de su debut. Aún mejor “Heavy Metal Ears" en el 81 y, finalmente, este “Diamond Dreamer" en el que echaban toda la carne en el asador y se marcaban uno de los mejores del año. Pulían un par de detallitos claramente mejorables de su predecesor y editaban el mejor álbum de su carrera... Nunca entenderé la mayor fama de su posterior “Eternal Dark". Nuevo vocalista, el carismático Shmoulik Avigal, y el productor de los Saxon de sus amores, Pete Hinton, a los controles. “Diamond Dreamer" suena como un tiro, aunque viniendo del tío que grabó “Strong Arm of the Law" no debería extrañar. La voz de Avigal suena rasposa y potente a partes iguales, un vocalista de mucha personalidad que nunca llegó a cuajar con cierta continuidad en ningún lado (Horizon, The Rods...). Estupenda colección de himnos de heavy metal de carretera, macarra y cargado de testosterona. Recomendadísimo si te gustan, cómo no, Saxon y Judas Priest.

10. Riot - Restless Breed (Elektra)

Hay ocasiones en las que el tren sólo pasa una vez por delante de tu puerta y así fue para Riot. Una vez se esfumó la oferta de Peter Mensch y este centró sus esfuerzos en su reciente fichaje, Def Leppard, Guy Speranza tuvo suficiente de Steve Loeb y decidió dejar la banda. Según me contó el propio Mark Reale en una entrevista que le hice hace 11 años poco antes de fallecer, Steve Loeb los apadrinó cuando no eran más que unos chavales de Brooklyn y los vio crecer hasta que se convirtieron en dignos contendientes (al éxito, se entiende), pero nunca los dejó marchar. Para que os hagáis una idea, vendría siendo como si Allan Coffman o los Zazula nunca hubiesen dejado volar a Mötley Crüe y a Metallica, respectivamente, después de haberlos descubierto. Obviamente, la cosa no funcionó, “Restless Breed” no colmó las expectativas de Elektra y Riot se encontraban de patitas en la calle en 1983... y separados un año más tarde. A pesar de todo ello, “Restless Breed” también nos dejó unas cuantas cosas buenas. Para empezar, la irrupción de un talento salvaje como Rhett Forrester, más desgraciado aún que los propios Riot. ¡Qué buenos vocalistas han pasado por esta banda! Y después, una colección de canciones que, si bien pueden no estar al nivel de “Fire Down Under”, tampoco justifican el hundimiento de Riot. Sin ir más lejos, el tema-título bien podría ser mi favorito de su carrera. Lo peor, quizás, el sonido. Aquí parece que quiero ver poca confianza por parte de Elektra y una reducción considerable del presupuesto porque “Restless Breed” no suena ni por asomo como su predecesor. Igualmente, un cojonudo trabajo de una banda que aún estaba a tiempo en 1982, pero que pronto se acabaría yendo por el arroyo... si bien nunca lo hizo musicalmente hablando. 

Y hasta aquí hemos llegado en esta ocasión. Asumo con total naturalidad que más de uno me recriminaréis la ausencia de Barón Rojo y no os falta razón. De hecho, “Volumen Brutal” estaba en la primera criba de este año y se acabó quedando fuera en favor de estos cuyas portadas podéis ver publicadas, pero tranquilamente podría haber entrado ahí. Lo más probable es que fuera el siguiente en la lista y estoy seguro de que la inmensa mayoría lo traeréis a colación, así que este párrafo de cierre puede quedar como mención honorífica para el histórico segundo álbum de los madrileños. Estoy escribiendo esto y casi me estoy arrepintiendo de no haberlos incluido, pero, ¿cuál quito? Bueno, supongo que me lo perdonaréis, estoy seguro de que habrá otras notables omisiones más adelante que tampoco entenderéis y no creo que nos vayamos a enfadar por ello. ¡Nos vemos en 1983!