Me flipan los putos W.A.S.P. desde que los descubrí con 13 o 14 años y nunca he dejado de escucharlos. Es más, son de la pocas bandas a las que no les hice ascos ni en mis años más blackers cuando llegué hasta a renegar un poco del heavy más clásico. No sé, los cabrones tienen algo único que los hace inimitables, hasta el punto de que son una puta isla dentro de la historia del heavy metal y nadie suena como ellos... o como él, porque al final sabemos que todo esto (o casi todo) es cosa de Blackie Lawless. Como el fan acérrimo que soy, lógicamente, he buscado bandas que se les parezcan y no os creáis que he encontrado tantas. Así, a bote pronto, se me vienen a la cabeza Krank, Sledgehammer Ledge y los Sin de Rik Fox (bajista de los propios W.A.S.P. en las primeras demos) que sólo fueron capaces de publicar este temazo un brutal single en 1983, pero, por diversos motivos, todos se quedaron lejos. Krank y Sledgehammer Ledge por cuestión de timing o calidad y Sin porque no les dieron la oportunidad... y para de contar. Por ahí, siempre leo que se les asocia con Mötley Crüe, Twisted Sister o Quiet Riot, pero ni en sueños consigue alguno de ellos ese complicadísimo equilibrio entre suciedad, mala uva y un gancho descomunal. Molan, ojo, soy un jodido amante del hard y heavy ochentero y todos ellos me parecen unos grupazos de cojones, pero no estamos hablando de lo mismo y así pensaba hasta que me crucé a principios de este verano pasado con Sabïre...
Sabïre es la criatura de un nómada canadiense que atiende al nombre de Scarlett Monastyrski que, obviamente, no es el suyo. Realmente llamado Niles Derksen Madison, que tampoco goza de mucho carisma, lo llamo nómada porque, a pesar de arrancar esta historia en su Winnipeg natal hace unos quince años, fue en Australia donde empezó a dar señales de vida con el dignísimo EP “Gates Ajar" en 2018. Así, hasta este mismo año en el que se ha vuelto a mover hasta Texas donde ha armado una formación totalmente nueva con músicos de bandas locales como Mean Mistreater y Tiny. No se sabe de él desde su llegada a EEUU, pero durante sus años australianos, editó nada menos que ese “Gates Ajar", un álbum en directo desde Hamburgo, seis singles y, muy especialmente, este tremendo “Jätt" con la francesa Listenable Records hace poco más de un año.
Obviamente, si empiezo hablando de W.A.S.P. es por algo y Sabïre son, casi con total seguridad, lo más parecido que he escuchado a los angelinos en mucho tiempo. Para empezar, parece que las guitarras las han grabado los mismísimos Randy Piper y Chris Holmes. Tanto la forma de tocar de Scarlett, como el sonido que él mismo ha sacado (lo hace todo menos tocar la batería), tienen como referente ineludible cualquier grabación de los mismos W.A.S.P. entre 1982 y 1984. A saber, guitarrazos urgentes, agresivos, rabiosos, de clara influencia punk, y un sonido deliberadamente cerdo que te arranca la piel a tiras con cada rasgueo de cuerdas. Pocas veces he sentido esa crudeza a través de unas seis cuerdas en el heavy metal y es algo que, básicamente, le debo a los primeros W.A.S.P. Todo está “cuidadosamente” desaliñado para transmitir ese ambiente de violencia callejera que sufrían los suburbios de Los Ángeles o Nueva York a principios de los 80, aunque este tipo ni siquiera hubiera nacido entonces y lo hiciera en la pacífica Canadá... pero la gracia está en que consigue transmitir esa sensación a la perfección.
El bajo poco se escucha más allá de la parte central de “Ice Cold Lust", pero para qué, a Blackie ni siquiera le importaba aunque fuera él mismo el que lo tocaba al principio, y la batería no hace nada extraordinario, pero acompaña con contundencia unos riffs de guitarra incansables que son aquí los absolutos protagonistas de la película. La voz de Scarlett, seguro, no tiene la garra visceral de la de Blackie Lawless, porque eso tampoco se puede igualar, pero también acompaña a la perfección con unas líneas vocales muy pegadizas que repiten los estribillos como si fueran mantras para que no se nos olviden con facilidad. Si hasta creo que imitando más a Blackie se acabaría pasando. Mola sentir su alargada sombra (1,93 mide el cabronazo), pero tampoco es cuestión de convertirse en una banda tributo. Y no canta mal, cuidado. Tampoco es Rob Halford, ni falta que le hace, con saber dónde meter la voz y dónde marcarse unos buenos coros, tiene más que suficiente y eso lo consigue de sobra.
Musicalmente, creo que, sinceramente, títulos como “Pure Fucking Hell”, “Call Me Bastard”, “Toxic Man” o “Rip, Rip, Kill", dejan poca duda de lo que os vais a encontrar aquí... Las canciones bailan entre pepinazos malhumorados como “Pure Fucking Hell", “Just a Touch of Acid" o “Call Me Bastard" (con algún recuerdo aquí también a los Twisted Sister) y medios tiempos rockeros con algo más de melodía a lo “Ice Cold Lust", “Alone Again" o “I'm a Rock", todas rebosantes de una chulería y una actitud callejera que no escuchábamos desde el debut homónimo de W.A.S.P. Incluso se atreve Scarlett con una cojonuda power ballad a lo “Sleeping in the Fire" o “Walkin’ Away" de Kix, llamada “The Last Day", para la que han grabado un irresistible videoclip, y es que hasta cuatro singles han lanzado de las quince (en realidad son doce porque hay tres cortes ambientales) canciones que contiene el álbum... demasiadas quizás con sus 69 minutos de heavy metal rockero y desenfadado. Aunque, también os digo una cosa, yo no soy de discos largos, pero de alguna manera este “Jätt” consigue aguantar el tirón hasta el final y no se hace tan largo como en realidad es. La producción, como os decía hace un rato, fue cosa de Scarlett y le quedó más que correcta, guarra, pero potente. Vamos, lo que piden las canciones. Y la portada, con una obra de Gustav Doré (1832-1883), mucho más recurrente en bandas de black metal, desconcierta un poco, pero tiene su encanto... la combinación con el nombre de la banda y el título del álbum apunta totalmente en otra dirección. Casi me esperaría antes una foto del propio Scarlett, que se gasta una buenas pintas, dentro de una jaula enfundado en unas mallas de leopardo, jajaja... Pero bueno, parece algo típico en Sabïre y ya la de “Gates Ajar" también jugaba al despiste con su imagen en plan heavy metal épico a lo Conan... De hecho, estoy bastante seguro de que en su día pasé por encima de ella y seguí de largo esperándome algo muy diferente.
La verdad es que hacía tiempo que no me lo pasaba tan bien escuchando un LP y menos siendo tan largo, algo que normalmente me molesta cosa fina. Estamos hablando de casi 70 minutos de música, cuando lo habitual en una banda de este palo podría rondar la mitad de tiempo (pues eso, un “W.A.S.P.” dura 38 minutos...). No me deja de parecer excesivo, pero en ningún momento desconecto y eso es un mérito que tengo que reconocerle a este curioso personajillo canadiense de 34 años. Yo, le recomendaría la próxima vez guardarse tres o cuatro temas para armar un EP, aunque tampoco está la cosa como para quejarse teniendo en cuenta el nivel general que hay. Si te gustan los W.A.S.P. de los años 80, no los dejes pasar por culpa de esa portada tan poco descriptiva de lo que hay dentro, esto es un discazo de heavy metal macarra, sleazy y muy, muy ochentero.
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