Tras la grotesca decepción que me significo el “Eve” en su
día, Balmog, quizás la máxima autoridad de la escena gallega, regresa por el
camino del triunfo con este excelente “Laio” que los continúa atornillando en
la cima de lo que se cuece en el cada vez más efervescente estado español.
Soy un obsesionado por situar las cosas en su contexto. En
Galicia, al menos que me guste a mí, vemos que la sangre nueva como Cinza y Ara
Solis se entremezclan con gente ya con cierto recorrido como Lóstregos o Akouphenom
y estos a su vez con otros aún más veteranos como Dantalion y Marthyrium. Hasta
sangre extranjera ha logrado afianzar raíces, como el excelentísimo Dakkar y su
Narbeleth. Hasta se podrían destacar enfermos mentales un tanto periféricos
como Emanation o flojos que sacan un buen disco y desaparecen sin más como
Sartegos o Sordidum. Galicia ofrece de todo y ha sido el lugar (junto a País
Vasco), que ya sea por clima, cultura o forma de entender la vida, que mejor ha
sabido canalizar los cánones del estilo en sus distintas variantes y épocas.
Balmog forma parte de esa élite. O mejor dicho, son la
élite. El estándar de calidad a seguir. Ruido se viene haciendo desde el 2006 hasta que se rompe el celofán con un incipiente “Testimony of the Abominable”
que le allana el camino a un glorioso “Svmma Fide” (2015) que podría ser punta
de lanza de prácticamente cualquier banda que pretenda llamarse tal, con la
excepción de que a la postre un mayestático “Vacvvm” tiene lugar y nos agarró a
todos con el calzón quitado. Del “Eve” prefiero ni hablar pero el anterior y no
menos curioso EP “Pillars of Salt” ciertamente abría una ventana de
posibilidades.
Todo ello nos ha traído hasta el aquí reseñado “Laio”,
lamento en gallego. Balmog se dejan de sandeces y vuelve a dar una cátedra de
Black Metal moderno en su máxima expresión. Un sonido que fue mutando,
fortaleciéndose de las influencias del momento. En pleno 2025 pareciera que los
oriundos de Soutomaior canalizan sus delirios en pos de hacernos partícipes de esa
fascinación conceptual de tragedia, rebelión divina y corrupción o
trascendencia espiritual que encarnan en prácticamente todos sus discos.
Con siempre buen pulso, el grupo estructura un disco pulcro,
afilado en su propuesta. Destaco especialmente el uso de simbolismos clásicos
como el fuego y su poder para destruir, trasformar o purificar están siempre
muy presentes. En ese pedregoso camino hacía el plano existencial superior
iremos atravesando distintas etapas. Desde un “Tongue in Pieces”, en donde se
asume el sufrimiento como paso ineludible, hasta caer rendidos en los brazos
del conocimiento transgresor en “Mashalam”.
Una debilidad personal es ese tono mordaz, de burla, mofa y
escarnio para con los preceptos religiosos tradicionales. La avinagrada voz de
Balc, curtida ya por la experiencia, sabe colocar la figura de Dios en el
centro de las miradas, invitando a su vez al oyente a encontrar un nuevo origen
en el vacío espiritual, lienzo en blanco de dónde podemos partir a donde nos
pida el alma.
Musicalmente es un álbum impoluto que sólo un grupo con este
recorrido y pedigrí puede concebir. Es un Black Metal que todo lo abarca, desde
influencias clásicas hasta sonidos que gustan de cabecear la modernidad. Un
trayecto apasionante, aunque no menos irregular en su fase central, pero se
retuerce con tremenda elegancia gracias
a la mancuerna final que comprende “The Silence of the Trumpets” y “Getsemaní”
que no sólo salva los platos, sino que mira cara a cara a un “Vacvvm” sin
ningún complejo.
Lo dicho, Balmog es garantía de maestría, calidad y profesionalismo. “Laio” es una confirmación de todo ello. Casi cuarenta minutos de ese Black Metal efervescente, de tono perfecto. La portada es elegante y reafirma las señas propias de la identidad de la banda. Una banda que sigue en un nivel artístico notable y que le rehúye a la fatiga propia de los años. Un disco estupendo.
7.5/10
Mentiría si dijera que Balmog es una banda que controlo. Hace algún tiempo no se cuál disco escuché que me dejó bastante indiferente. Me pondré con éste a ver qué tal ya que lo pintas bastante bien y ya te diré.
ResponderEliminarA mí, un grupo de tu tierra que me mola mucho eran Aboriorth, que lamentablemente ya no existe.
Un apunte, Odin, la reseña no es mía, es de Mendoza y creo que Balmog a él le pillan bastante más lejos que a mí, jajaja. Tengo relación personal tanto con ellos, como con Fran de Aboriorth (aunque hace años que no lo veo), así que normalmente intento evitar reseñas de bandas de colegas para no caer presa de la subjetividad... en cualquier dirección.
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