1999 ya fue el acabose... Paradise Lost pasados al pop electrónico, Kreator colaborando con Lacrimosa, Satyricon al metal industrial y el maldito nu metal en la cresta de la ola... Aquí no quedaba títere con cabeza y prácticamente todo el mundo había decidido cagarse sobre su propio legado. Los 90 terminaban y, con el cambio de década, el paradigma de la experimentación alcanzaba su punto culminante y, afortunadamente, su fin. Como si de una revelación se tratara, Bruce Dickinson arrancaba el año volviendo al lugar que le correspondía y, las piezas, de nuevo, empezaban a encajar. El año 2000 vendría con energías renovadas y muchos de los viejos dinosaurios recuperaban parte de la energía perdida. Otra vez, me veo obligado a recurrir al underground y las bandas clásicas brillan por su ausencia. Ante la falta de referentes históricos, yo encontré la respuesta bajo tierra...
1. Taake - Nattestid… (Wounded Love)
La nueva esperanza del black metal noruego. Taake aparecieron, justamente, cuando creíamos que Noruega estaba finiquitada. De la vieja guardia, sólo aguantaron el tirón Immortal y, a duras penas, Gorgoroth, Darkthrone y Emperor. El black noruego agonizaba y ahí aparecieron de la nada Taake para salvarlo. Tampoco de la nada puesto que llevaban desde 1993 funcionando como Thule, pero yo no supe de su existencia hasta la salida de este “Nattestid...” en 1999. El sueño húmedo de todo amante del black metal noruego, grabado en los Grieghallen con el legendario Pytten, “Nattestid...” es una amalgama perfecta de todas las bandas que nos gustan. En un mismo álbum, la complejidad de Emperor, la épica de Enslaved, el tradicionalismo folklórico de Satyricon, la ambición de Borknagar, la gelidez de Immortal... Aquí es fundamentalmente donde notamos que son una formación de segunda generación ya que que su propuesta no hace más que pisar territorios ya explorados y no tiene la singularidad de sus antecesores, pero está todo tan bien estudiado e interpretado con tanta pasión, que se las apaña para resultar totalmente genuino. Ninguna otra banda consiguió sonar tan “noruega" a finales de los 90 y esto los convirtió en los nuevos referentes de eso llamado True Norwegian Black metal. Sin duda alguna, mi álbum favorito del ’99 y un auténtico fetiche desde entonces.
2. Immortal - At the Heart of the Winter (Osmose Productions)
Nunca una bajada de pantalones fue tan acertada... y bienvenida. Desde la perspectiva de los fans más conservadores, “At the Heart of the Winter" no puede ser visto más que como una imperdonable traición a sus orígenes: esa bonita portada de Jean-Pascal Fournier, la cristalina producción de Peter Tägtren, la presencia de teclados, las ingentes dosis de épica y melodía... sólo que mola un cojón. Incluso yo, que en 1999 estaba convencido de que “Battles in the North" era una piedra de toque en la historia del black metal, tuve que rendirme a la evidencia, “At the Heart of the Winter" era un discazo. En 1997, Demonaz se veía obligado a dejar la actividad con Immortal debido a una tendinitis que le impedía tocar la guitarra, así que Abbath ocupaba su lugar y asumía todas las tareas compositivas, mientras Demonaz seguía currándose las letras. El lavado de cara al que se sometían Immortal era considerable. En esta nueva etapa, expandían el concepto que había detrás de canciones como “Blashyrkh (Mighty Ravendark)” o “Mountains of Might” y lo convertían en el eje central de su música a través largos pasajes épicos plagados de guitarras limpias y toneladas de atmósfera. No es que fuera algo totalmente novedoso, pero convertían algo que antes resultaba anecdótico en su leitmotiv. El movimiento, sin duda, funcionó, Immortal pasaban de ser una banda underground patrimonio de unos pocos fanáticos, a una de las mayores potencias del metal extremo accesibles para el público mayoritario. En un par de años, su nombre encabezaba festivales por toda Europa y se posicionaban como una de las bandas franquicia de la todopoderosa Nuclear Blast. Con el tiempo, Abbath se convertiría en un payaso de feria, pero ojalá todos se "vendieran" con tanto estilo como aquí los de Bergen... bueno, salvo para sacarse fotos, ¡la madre que los parió!
3. Agalloch - Pale Folklore (The End Records)
En 1999 no tenía ni la más remota idea de quién era esta gente y, cuando salió su siguiente “The Mantle" tres años después, tampoco... simplemente, no estaba todavía preparado para ellos. No sería hasta su tercero, “Ashes Against the Grain” cuando de verdad sintiera un interés genuino en lo que nos ofrecían, pero yo ya no era el mismo que casi una década antes, cuando arrancaron. Banda siempre comprometida con la música de calidad, Agalloch nunca eligieron un camino fácil, desde su primera demo en 1997. Ellos también ponían sus ojos en Noruega a mediados de los 90, pero, en lugar de sentirse influenciados por los Darkthrone, Emperor o Mayhem de turno, lo hacían por raritos como Ulver o ...In The Woods. Black metal muy melódico, etéreo, atmosférico, con claras influencias del rock gótico británico de los 80 y dejes prog en la línea de los primeros Opeth. No era la típica banda que te podías encontrar a finales de los 90 y quizás por eso les costó tanto hacerse un hueco en la escena, pero lo acabaron consiguiendo. Unánimemente aclamados por los metaleros de gustos refinados, cualquiera de sus cinco álbumes es una escucha más que recomendable y un imprescindible en su año de edición, comenzando por este evocador folklore pálido de 1999. Únicos e irrepetibles...
4. My Dying Bride - The Light at the End of the World (Peaceville Records)
Tras su traspiés de 1998, My Dying Bride volvieron a su sonido tradicional en 1999, sin violín, y se convirtieron en un seguro de vida en años venideros. Podría decir que fueron durante los 2000 una de las pocas bandas veteranas cuyas ediciones anticipaba y seguía con cierta fidelidad. Después del bajón que había supuesto aquel extraño “34.788% Complete" sólo un año antes, me llevé una alegría la primera vez que me pinché este “The Light at the End of the World". En la inicial “She Is the Dark" volvía aquella ominosa desolación que me había conquistado tiempo atrás y, para nuestra sorpresa, el rugido de un Aaron Stainthorpe que sonaba más amenazante que nunca. No deja de ser curioso que My Dying Bride se animaran tan pronto a recuperar su sonido clásico, cuando sus compañeros de generación aún renegaban de él con toda la fuerza de la que eran capaces... no hay que olvidar que 1999 es también el año de edición del abominable “Host". No voy a negar que echo un poquito de menos las cuerdas de Martin Powell, algo muy identitario de aquellos lejanos My Dying Bride de los 90, pero el trabajo de Johny Maudling de Bal-Sagoth a las teclas consiguió aportar una nueva dimensión al sonido de My Dying Bride y contribuyó a que pudiéramos distinguir esta como una nueva etapa claramente diferenciada. Bal-Sagoth nunca me han dicho gran cosa, pero creo que el tío aquí está muy inspirado. Estos 71 minutazos de “The Light at the End of the World" significaron un miserable reencuentro con un sonido familiar y añorado para mí, en el mejor sentido, y fraguaron una relación muy intensa a lo largo de la siguiente década.
5. Mercyful Fate - 9 (Metal Blade Records)
King no podía faltar puntual a su cita, como venía siendo habitual durante los 90, aunque, por desgracia, este “9" significaría también el adiós de su banda madre... al menos hasta el momento. Llevan amenazando con un nuevo álbum desde su reunión, pero tengo serias dudas de que lleguemos a verlo algún día. ¿Cómo se despidieron Mercyful Fate de nosotros hace ya más de un cuarto de siglo? Que se dice pronto... A su manera, fieles a su estilo y sin dejarse contagiar más de lo necesario por lo que había a su alrededor. Si en “Dead Again" parecía que por momentos asomaba el fantasma groove, en “9", King y los suyos apretaban las tuercas y nos entregaban el que era, probablemente, su álbum más heavy de la década. Rápido, preciso, oscuro, melódico... es Mercyful Fate. Quizás le falta algo del genio de varios de sus predecesores, pero es una nueva demostración de que, aún en sus momentos más flojos, esta es una banda jodidamente sólida. El gran reproche que le podríamos hacer es el no cumplir con la inalcanzable promesa de retorno a 1984 que sugiere su portada, otra vez de Thomas Holm, pero canciones como “Last Rites”, “Church of St. Anne" o “House on the Hill" valen su peso en oro. Indispensable para los fieles, no tanto para los incrédulos.
6. Necrophobic - The Third Antichrist (Black Mark Production)
En su momento, este “The Third Antichrist” me pareció un sensible bajón desde “Darkside" e incluso me gustó menos que su siguiente “Bloodhymns", pero los años han jugado a su favor. La primera conclusión es clara al respecto, Necrophobic suavizaban su propuesta un poco a la manera de Dismember en su entonces reciente “Death Metal". Con la mirada puesta en lo que ocurría en Göteborg, creo yo, algunas de las bandas de Estocolmo adoptaban ese punto de accesibilidad que les daba la aproximación al heavy metal clásico y Necrophobic sonaban en su “álbum amarillo" más melódicos que nunca. Por otra parte, Tomas Skogsberg, hombre de confianza de la banda desde sus primeros tiempos y que empezaba a mostrar dificultades para adaptarse a las nuevas tendencias, aseaba su música en exceso, aunque tampoco conseguía la cristalina definición de la que eran entonces capaces Peter Tägtren o Fredrik Nordström, con lo que “The Third Antichrist" suena... flojucho. No mal, simplemente falto de pegada, sin mordiente. Limpito, pero tampoco todo lo potente que debería y, en consecuencia, fue un álbum al que tardé en cogerle el punto. He sido un seguidor bastante leal de la banda desde “Darkside", pero, realmente, “The Third Antichrist" falló a la hora de llamarme la atención en su día. Hoy, en cambio, lo considero otro buen capítulo en una trayectoria casi impecable. Difícilmente un momento estelar, pero sí digno de todo lo demás que han editado y, curiosamente, el verdadero origen del sonido que define a Necrophobic desde hace años. No sabéis hasta que punto me recuerdan álbumes recientes como “Mark of the Necrogram" o “Dawn of the Damned" al enfoque de este “The Third Antichrist". Notable, cuando menos. Eso sí, la portada, lamentable, después de la de "Darkside"...
7. Control Denied - The Fragile Art of Existence (Nuclear Blast)
Lo comenté en el top del año anterior, “The Sound of Perseverance" no es realmente un álbum de Death, o yo no lo veo como tal. Hasta cierto punto, siento que el ciclo de la banda madre de Chuck terminó con “Symbolic", culminación de una visión artística y broche de oro para su segunda etapa, la que me gusta llamar la trilogía “Milville"... por eso de las portadas. “The Sound of Perseverance" parece iniciar otra historia y, “The Fragile Art of Existence”, su continuación natural. Musicalmente son muy similares, el enfoque letrístico casi idéntico y visualmente muy compatibles. De hecho, “The Sound of Perseverance" tiene mucho más en común con este “The Fragile Art of Existence” que con nada de lo que hubieran hecho antes Death. Las gran diferencia, la voz de Tim Aymar de Pharaoh, que llega hasta donde Chuck no alcanzaba. Sin ser el puto Rob Halford, el hombre tenía, porque falleció hará cosa de un par de años, un par de pulmones bastante respetables y sus melódicos esfuerzos resultan más que considerables sobre las ambiciosas evoluciones que el bueno de Chuck llevaba ya unos años desarrollando. Buen power metal progresivo, rozando el thrash en ocasiones y mucho nivel técnico. Shanon Hamm y Scott Clendenin ya habían demostrado sobradamente en “The Sound of Perseverance" y en directo con Death que eran unos músicos realmente respetables y Richard Christy un auténtico animal como siguió poniendo de manifiesto después en Burning Inside, Iced Earth y Charred Walls of the Damned. Seguramente, los fans del metal progresivo no los tengan en cuenta por venir de donde vienen, pero, en mi opinión, este “The Fragile Art of Existence" le da cien vueltas a muchos de los discos del estilo que maravillaban a finales de los 90. Dame esto antes que nada grabado por Dream Theater o Symphony X...
8. Nargaroth - Herbstleyd (No Colours Records)
Con la perspectiva de los años y con los niveles de ridículo alcanzados por su responsable, casi me da un poco de vergüenza reconocer cuánto me gustó “Herbstleyd” en su día y la enorme influencia que tuvo en mis gustos entonces, pero negarlo también sería faltar a la verdad. Hubo dos trabajos bastante vinculados aquel año que me pegaron un buen meneo, este y el “Heaven in Flames" de Judas Iscariot. Cierto que, en aquel momento, ya llevaba un tiempo rastreando las profundidades, pero fueron estos dos los responsables de que mirara entonces más allá de Escandinavia y llegara a la conclusión de que había otras escenas de las que sacar mucho jugo por el mundo en adelante. Una vez los primeros espadas dejaron de ser una opción realmente seria, estas bandas que emergían del underground ocuparían mi reproductor durante el siguiente lustro. Nargaroth salieron de la nada en Alemania, una escena que hasta entonces no había dado más que un par de anécdotas (Bethlehem, Moonblood, Naglefar y poquito más) y contribuyeron a presentarla como una alternativa seria a sus vecinos del norte. “Herbstleyd" es un fantástico álbum de black metal, crudo, visceral, a ratos épicos y con pasajes de gran belleza. Siento que esta banda nunca consiguió volver a darle una réplica en condiciones a lo largo de su carrera y, de paso, su líder, el entonces Kanwulf y ahora Ash, se dedicó a revolcar su nombre por el fango sensacionalista, sólo a la altura del ridículo que hacen algunos en televisión... por dónde ya se había pasado él mismo en aquella infame aparición televisiva en el programa Sonja a finales de los 90 y cuyas huellas se esmeró mucho en borrar. Más allá de lo patético del personaje, “Herbstleyd" merece contarse entre lo mejor de su año por derecho propio.
9. Morgion - Solinari (Relapse Records)
Realmente, no tenía demasiado claro a quién meter en estos dos últimos puestos y han entrado Morgion y Lord Belial un poquito por descarte. No porque no me parezcan dos buenos álbumes, que lo son, pero me cuesta un poco verlos como para un top 10 del año, así como tengo claros los ocho anteriores... ahora es cuando más de uno echaréis de menos a Emperor, pero es que a mí “IX Equilibrium" nunca me ha hecho demasiada gracia. Morgion, para quien no los conozca, son una banda doom/death del Condado de Orange, al sur de California... la cuna del doom, jajaja. Me cuesta imaginarme a estos tíos así de tristes entre playas y viñedos en una de las zonas más lujosas de Estados Unidos, pero su sonido es ciertamente deprimente. Un doom/death verdaderamente desgarrador, con una producción devastadora en la que destaca una distorsión de guitarras que parece sacada de un álbum sueco de 1991 (según se cuenta, así sonaban en su demo editada aquel mismo año) y el cavernoso gruñido de un Jeremy Peto, digno de la más bestia de la bandas de brutal death. Con esas herramientas tan sorprendentes, Morgion son capaces de desarrollar pasajes de una belleza abrumadora, plagados de acústicas, teclados y susurros, que nos trasladarán a lugares realmente fascinantes, al mismo tiempo que nos lanzarán toneladas de angustia a través de un lentísimo death metal denso como un pozo de brea. Básicamente, estas vendrían siendo las claves de un trabajo (y banda) más que recomendable para los seguidores de My Dying Bride, Anathema, Paradise Lost o Saturnus... que sé que no sois muchos por aquí.
10. Lord Belial - Unholy Crusade (No Fashion Records)
Lord Belial ya entraron un poco por los pelos en el top del 97 y “Enter the Moonlight Gate" era mejor que este “Unholy Crusade", así que esta inclusión podría ser aún más cuestionable, pero de nuevo entra en juego el incalculable valor de la nostalgia. “Unholy Crusade" fue un álbum que escuché hasta la saciedad aquel año, ávido de buen black metal sueco y falto de verdaderos referentes. Dissection estaban fuera de combate, Sacramentum a otras historias, Dawn y Naglfar ya habían sacado álbum el año anterior y la deriva extrema de Marduk, Dark Funeral y Setherial no me llenaba, así que Lord Belial se erigieron en 1999 en los únicos baluartes de los principios fundacionales del estilo... De nuevo, “Unholy Crusade" dista de ser un álbum perfecto y carece del encanto de su predecesor, pero algunos aspectos también se mejoraron. La producción de Andy LaRoque estaba mejor definida que la de Fredrik Nordström en “Enter the Moonlight Gate", aunque perdía un poco de su atmósfera, y Sin (Micke Backelin) mejoraba sus limitadas prestaciones tras los parches. Tralla “a la sueca”, sin alcanzar velocidades de vértigo (“Unholy Crusade"), puntuales desviaciones deathmetaleras (“Bleed on the Cross"), ocasionales frivolidades melódicas en forma de voces femeninas (“Divide et Impera"), instrumentos de cuerda (“War of Hate") e incluso la peculiar flautita que aparecía también en sus dos ofertas previas (“Death Is the Gate - Mors Iannua Vitae"). Lo cierto es que “Unholy Crusade" es un álbum bastante más variado, y por tanto interesante, de lo que podría insinuar su espantosa portada y el hecho de que hasta tres cortes superen ampliamente los 8 minutos creo que puede dar buena muestra de que algo esconde en su interior. Este es de esos casos en los que la imagen escogida para la cubierta no es para nada descriptiva del contenido que te vas a encontrar dentro o, al menos, da una visión muy sesgada del mismo. Sin ser una maravilla, se trata de una obra muy sólida de black metal sueco y uno de los últimos trabajos interesantes grabados por las bandas originarias.
... Y se termina el s. XX. Hubo alguno más que destacó aquel año, empezando por esos Emperor que me he dejado deliberadamente fuera y que seguramente habría incluido entonces. Además de ellos, Immolation, Opeth, Testament, Wolf, Artillery, Virgin Steele, Vintersorg, Saxon, Sodom, Amorphis, Hypocrisy, Type O Negative, Memory Garden, Nagelfar, Behemoth, Kampfar, Judas Iscariot, Manes, Cirith Gorgor, Night Conquers Day, Darkmoon, Keep of Kalessin, Marduk, Azaghal, Setherial, Horna, Maniac Butcher... produjeron cosas de mayor o menor interés. No fueron pocos los que pasaron por mi reproductor aquel año, pero tampoco tantos los que de verdad me dejaron huella. Ahí arriba están los diez que yo recuerdo con más fuerza, ahora os toca a vosotros...
Este año ha sido el peor de todos, con creces, para poder configurar no ya un top 10 si no que hasta un top 5/6 de trabajos que realmente me emocionaran, Discos buenos, sí, pero como ya digo, cosas que realmente me hicieran levantarme de la silla, contadas con los dedos de una mano.
ResponderEliminarPara esta ocasión la cosa va a ir de más a menos y seguro que para los 3 o 4 últimos puestos caerán discos que no me disgunten para ir completando el top.
1. Sodom. "Code Red". Auténtico pepinazo el que se marcaron los de Angelripper.
2. Taake. "Nattestid Ser..." Gran vuelta a las esencias primigenias del Black noruego.
3. Judas Iscarioth. "Heaven In Flames". Crudo y atmosférico a la par.
4. Marduk. "Panzer Division Marduk". No es mi favorito de ellos pero metal extremo llevado todavía más al extremo.
5. Mercyful Fate. "9". Tampoco es mi favorito. Sin embargo, de los mejores de su segunda etapa para mi gusto.
6. Testament. "The Gathering". Muy buen disco que con el tiempo me va ganando más.
7. Immortal. "At The Heart Of The Winter". Suena muy bien sí. Tiene buenos momentos, también. No digo que no me guste, pero viniendo de un Pure Holacust o un Battles In The North la cosa se me desinfla un poco.
8. ...And Oceans. "The Symmetry Of I". Es posible que lo pusiera por encima de Immortal. Pero bueno, un Black Metal sinfónico con unas excelentes melodías.
9. Nargaroth. "Herbstleyd". Al final lo he encajado aquí por la sencilla razón que hacía como una década que no escuchaba este disco. Después de repasarlo veo que merecía unos puestos más arriba...
10. Gamma Ray. "Powerplant". Bueno...en su día lo disfruté bastante y como alguno hay que colocar pues ahí va. La verdad es que desdpués de volverlo a escuchar me ha gustado más de lo que recordaba.
Se quedan fuera, aunque tampoco son discos que como ya he dicho, me gustan pero no hasta el punto de incluirlos en ningún top: Cannibal Corpse, Kampfar, Necrophobic, Metal Church, Virgin Steele, Abyssos, Catamenia, Amorphis o Emperor.
Por increíble que parezca, en los primeros años de los 2000 estuve bastante más al tanto de cosas mas heavy/ hard melódicas que por otros derroteros más extremos, amén de alguna cosa que iba saliendo con cuentagotas.
No sé si a partir de este año habrá más tops, pero no es extrañéis si de repente calzo a unos Ten, Millenium, Harem Scarem o cosas por el estilo.
Saludos.
La verdad es que los primeros 8 los tengo bastante claros, pero Morgion y Lord Belial han entrado un poquito por descarte. No me dejan de parecer dos buenos trabajos, pero otros años yo creo que no habrían estado. En 1999 aún hay algún discazo, pero ya me cuesta encontrar 10 indiscutibles.
EliminarEl de Judas Iscariot estuve a punto de meterlo porque me gustó en su día, pero hace siglos que no lo escucho. Es una banda que disfrutaba bastante cuando estaban en activo, pero hoy en día ya no tengo un recuerdo tan imborrable de ellos. Supongo que debería recuperarlos tarde o temprano, pero me da cierta pereza...
De Marduk, el Panzer te diré que fue una decepción ya en 1999. Me gustaba la tralla en aquel momento, pero este me pareció la cosa más plana que escuché en mi vida. Es brutalidad, sin más, y para mí eso carece de gracia. Cuanto más bestias se hacen Marduk, menos me interesan. Me encantan Those of the Unlight y Opus Nocturne, pero hoy puedo vivir sin todo lo demás.
Testament me gustaban mucho en los 90 y, extrañamente llegué a tener Demonic, aunque nunca me pareció gran cosa. Quizás por eso mismo desconecté de la banda hasta la vuelta de Skolnick y me perdí The Gathering. Es un álbum que recuperé más adelante, pero nunca me ha parecido tan bueno como se comenta por ahí.
...And Oceans nunca me han gustado mucho y el Powerplant lo compré en el '99 y aún lo conservo, pero debó llevar más de 20 años sin ponérmelo. No me he deshecho de él por el respeto que le tengo aún a Gamma Ray y es de los últimos residuos que me quedaron de aquel europower noventero. Tampoco he sentido la necesidad de volver a él durante todos estos años. Ahí está, acumulando polvo.
¿Habrá más tops en el futuro? Quién sabe... es posible en este momento. Borradores tengo de años venideros y supongo que, con cierta periodicidad, los dejaré caer por aquí. Cada vez más espaciados, eso sí. Con lo que sí amenazo es con tops sobre otras temáticas...
Ni tan mal, veo mucho discazo acá, salvo por Nargaroth que nunca le concederé un milimetro a "eso". Creo que un Panzer Division Marduk pudo entrar en su lugar, dado que no es un hito menor en la discografía de los de Morgan.
ResponderEliminarDe ese año a mí me gusta The Avenger de Amon Amarth, cuando atronaba como una banda respetable. El Failures of God de los excelsos Immolation, Arntor de Windir... Tonight's Decision de Katatonia, ya que hablamos de bajadas de pantalones con algo de clase. Y no, The Gathering de Testamet puede irse a la mierda.
Revisando hemeroteca me olvidé del Balsyn de Potentiam, que siempre me gustó ese disco. Y viendo en lo que derivó Islandia a posteriori, no es menor poner la primera piedra sólida.
EliminarMe gustan Channeling the Quintessence of Satan de Abigor, Fra Underverdenen de Kampfar, Under Ein Blodraud Maane de Manes, Karisma de Sabbat, IX Equilibrium de Emperor (sí, señor), Agnen de los Keep... Y en su momento hasta te podia argumentar que Ravishing Grimness de los tarados aquellos no está taaaan mal (si lo comparamos con lo que vendría).
Mendoza, René Wagner es un auténtico impresentable, pero Herbstleyd es un gran álbum de black metal, me cuesta entender que no seas capaz de apreciarlo. Si nos pusiéramos a escarbar, descubriríamos que la mitad de las bandas de black metal están plagadas de auténticos indeseables, así que no creo que nos podamos permitir ponernos muy remilgados a la hora de escuchar tal o cual banda de black. Mira a Hoest de Taake y a mí nada de eso me va a impedir disfrutar de su primera trilogía...
EliminarDel Panzer ya habé arriba y Amon Amarth, simplemente, no me interesan. Recuerdo escuchar con cierta frecuencia el debut en 1998, pero poco más de eso. Siempre me parecieron una banda de tercera y nunca me expliqué su éxito... Es más, ese éxito casi sirvió para convencerme de que no merecían la pena. Failures for Gods fue de los que estuvo en la quiniela y Windir tampoco me gustan. Demasiado teclado y folklore saltarín para mi gusto. Eso es algo que hay que saber dosificar y a Windir se les iba la mano con demasiada frecuencia.
Katatonia no me interesan con voz limpia y de Potentiam recuerdo reseñas en la época. En algún momento me acerqué hasta ese Balsyn, pero no me enganchó... se me hacía aburrido y monótono. Toleré bastante Darkthrone hasta principios de los 2000, perdiedo cada vez más el interés en ellos y Ravishing Grimness fue de las escuchas obligadas aquel año, pero ahora también puedo vivir totalmente sin él... y sin todo lo que han publicado desde Total Death, para ser sinceros. Y el IX Equlibrium, también, lo escuché mucho aquel año, pero ahora tampoco me dice nada... no soporto aquellas producciones de Thorbjørn Akkerhaugen que estuvieron tan de moda en aquellos tiempos. Es lo más artificial que te puedas echar a los oídos. Manes y Kampfar, muy bien ambos, Sabbat nunca me han discho gran cosa y Abigor, a partir de Opus IV, tampoco me resultan particularmente interesantes.
Los mataste a todos jajaja. Ah, y la rana René no me cae mal por indeseable, literal le he dedicado mi canal y tiempo libre a esas figuritas. Me cae mal su faceta artística, que es aun más grave.
EliminarMatar, ni por asomo, te cuento mi experiencia personal ante ellos, cuando la hay, cosa que en el '99 era habitual... A mí Nargaroth, como banda, me importan un pepino, pero tienen dos lanzamientos que me parecen realmente buenos: Herbstleyd y Rasluka pt. II del 2002. Con todo lo demás que han editado, no tendría ningún reparo en lanzarlo directamente a una hoguera.
EliminarEmpiezan a ponerse difíciles los top. Los grandes grupos no estaban muy allá salvo alguna honrosa excepción y, como se ve en las votaciones de arriba, la gente empezábamos a escorarnos hacia las vertientes más duras.
ResponderEliminarSin orden, como siempre, 10 de este año.
Iron Savior- Unification; tito Piet, un auténtico Titán del power metal, saco un disco notable, que no sobresaliente...
Emperor - IX equilibrium; Otra vuelta de tuerca. A este me costó entrar, pero una vez abierta la lata, da para mucho.
Mercyful Fate - 9; pues otro clavo más para el ataud de King, que sin estar al máximo, no perdía tampoco fuelle.
Type o negative- World coming down... no hace falta explicar nada, no?
Opeth - Still life aún les quedaba "mojo" para componer... se les acabaría la inspiración muy pronto (y se les olvidaría el death, el metal y casi todo).
Rage- Ghost - Peavy saca un disco tras otro sin bajar el listón en mucho tiempo. No hay disco totalmente malo, aunque también hay alguno regulero... este es de los buenos.
Virgin Steele - The house of atreus. El DeFeis todavía gritaba como un león antes de salir de su jaula.
Amorphis - Tuonela. Cada vez más melódicos y melancólicos, pero sin perder calidad. Otros que, salvo puristas, no tienen un disco totalmente malo.
Graveworm - As the angels reach the beauty. Black metal melódico, facilón, que no es trve, pero de muchos kilates.
Metal Church- Masterpeace. La vuelta a la formación de David Wayne, le da a este album un toque que, personalmente, creí que nunca volvería a escuchar.
Y tres menciones de discos que me tocaron los... Metallica y el S&M (WTF?), Moonspell y el Butterfly effect (perdida de norte grande de los Portugueses) y el infame Risk de Megadeth.... como pueden tres pilares tan grandes del metal defraudar tanto a sus seguidores??? Porqué??? Arrrghhhh.
En 1999 parecía que el metal clásico estaba totalmente finiquitado y las bandas grandes sin rumbo. Para mí la edición de Virtual XI en 1998 fue muy indicativa del estado general... si Maiden fallaban, nada tenía sentido. Afortunadamente, Iron Maiden decidieron replegar velas con Bruce y marcaron la pauta a seguir desde entonces. El 2000 marcaría un cambio de tendencia, aunque pocos referentes quedaban ya a alto nivel. Lo bueno se movía sobre todo por el underground...
EliminarAsí por encima, te diré que Masterpeace falló a la hora de engancharme. Yo era un gran fan de los primeros Metal Church y aquella versión descafeinada con Wayne a medio gas me supo a poco. Kurdt dejaría después claro que no estaba a tope con aquella historia y ser notaba a medio cocinar. Tuonela no estuvo mal, pero Amorphis nunca volverían a ser los mimos desde Tales... Type O Negative nunca me han dicho gran cosa y eso que World Coming Down es de lo mejor que han hecho... buen álbum, ciertamente.
Opeth seguían a buen nivel y escuché bastante Still Life aquel año. Fue el último que me compré de los suecos y a partir de ahí ya no los seguí. Iron Saviour fueron una escucha casual de aquellos años y poco más y el Ghosts de Rage, lo mismo desde la irrupción de la Lingua Mortis Orchestra, otra decepción. Nunca conseguí engancharme otra vez a estos tipos tras End of All Days. Graveworm, lo siento mucho, pero peste meloblack de finales de los 90. En aquella época los llegué a escuchar, pero ahora aborrezco a todas aquellas bandas ultraligeras que salían. Recuerdo con cierto pavor a estos, Stormlord, Catamenia, Agathodaimon... pfff. No me parece mucho más que power metal europeo con voz rasgada. Aún si me dijeras Alghazanth, Thyrane o Mactätus...
House of Atreus fue otro de los valorables aquel año. Un paso por detrás de Invictus, pero el león seguía rugiendo con fuerza... poco le quedaría ya. Lista que no tiene nada que ver con la mía, pero con cosas interesantes. En mi caso, varios fantasmas del pasado que ya no me vuelven a visitar. Gracias por pasarte, como siempre.
La verdad es que ese año fue pobre en cuanto a lanzamientos de metal. Hombre yo destacaría el The Fragile de NIN que es una masterpiece aunque claro es un disco de rock industrial que me imagino no tiene mucha cabida aquí.
ResponderEliminarEl 9 de Mercyful Fate me parece un disco muy flojo, más si lo comparamos con el monumental In the Shadows (para mi su mejor disco) pero bueno entiendo a los que les puede llegar a gustar, Dead Again tampoco me gusto mucho
De la época me compre el Colony de In flames y la verdad es que fue mala compra lo escuché unas cuantas veces y luego lo dejé apartado, Hace poco me lo volví a poner y no ha cambiado mi opinión sobre él.
También tengo el Buterfly effect de Moonspell, me lo compré años después por 2 euros en un mercadillo y la verdad es que no vale mucho más
Pero no todo fue malo. Recuerdo el impacto que causo en mi My Dying Drive con su The Light at the End of the World el cuál compré totalmente a ciegas como única referencia algo que había leído sobre el en un fancine de aquella época "la oreja metalica". Fue mi puerta de entrada a My Dying Bride. Cuando me lo pongo es como si se me viniera el mundo encima, para mi el mejor que tienen, apreciación personal porque fue el primero seguramente.
Otro fue el World Coming Down de Type O Negative. Muy bueno estos tios sacaron putas joyas. Que gran perdida fue la de Peter Stele porque podía haber hecho mucho todavía
El de Opeth, Still Life es una de sus mejores placas, este también lo tengo por referencia del fancine que he dicho antes, cuando aún cantaba el Akerfeld con guturales.
El IX Equilibrium de Emperor no me gusta y es que Emperor no me entra y me jode y mira que lo he intentado veces pero nada.
El de Testament, The Gathering tiene un pase, solo por el trabajo de batería de Lombardo ya vale la pena.
De Agalloch prefiero el Ashes ...aunque el Pale Folklore no está nada mal
Tonight Decision de Katatonia está bastante bien.
Se me olvidaba el At the earth of the winter de Immortal: gran disco, frio como el tempano
ResponderEliminarBuenas Black Rose... Nine Inch Nails tienen cabida en la medida de que alguno de vosotros traiga su nombre a colación, pero nunca como contenido del Dictador. A mí personalmente no me gustan, como todo el rock industrial, y se salen totalmente del marco estilístico que tenemos aquí definido. Una de nuestras señas de identidad debe ser el poder tener totalmente claro que os vais a encontrar aquí y que no y NIN no entran ahí. Por supuesto, tú eres totalmente libre para escoger tus álbumes favoritos del año y ahí nadie te va a censurar.
EliminarCreo que la conclusión general del momento es la de experimentación e indefinición generalizada. Álbumes como Host, Rebel Extravaganza,The Butterfly Effect, Risk, S&M, Endorama... dejan claro que las bandas sentían la urgencia de probar cosas nuevas y la mayoría no se supo mover fuera de su zona de confort. Unos salieron mejor parados que otros, pero desde la perspectiva del fan del heavy metal supuso una auténtica crisis de fe. Supongo que por eso mismo yo me refugié cada vez en estilos más extremos y underground... o quizás también era mi momento para hacerlo con 19-20 años. Viéndolo ahora en perspectiva, me doy cuenta de que el año 2000 trajo en cierto sentido una energía renovada para los estilos más clásicos y pronto veremos a bandas de thrash y heavy metal recuperando buenos momentos.
Año muy complicado. Plena crisis existencial. Yo no sabía para dónde tirar, probaba muchas bandas nuevas y no me gustaba nada. Con la pérdida años anteriores de los referentes clásicos, Judas Priest y Iron Maiden con nuevos cantantes y en bajada; Dio estaba también muy gris; Scorpions perdidos; por no hablar del lado thrash con Megadeth, Kreator, Metallica (estos ya iban de vuelta); ese crisol de bandas y subgéneros a través de sellos independientes, salía de todo, la diversificación. La aparición del black/death dejó sin armas al thrash, no sabían qué hacer pero tenían la sensación de tener que cambiar como toda banda que hubiera vivido los 80.
ResponderEliminarAl final me agarré a escuchar discos pasados y algunos grupos power y/o prog, el power me empezaba a defraudar casi al empezar. Me tuve conformar con lo que había como tantos otros.
Rascando, esta sería mi selección:
Kamelot - The Fourth Legacy
Iron Savior - Unification
Dream Theater - Metropolis Part II
Therion - Crowning of Atlantis
Mercyful Fate - 9
Ark - Ark
Sodom - Code Red
UDO - Holy
Riot - Sons Of Society
Saxon - Metalhead
Buah, tío a mí es que el Dio de los 90 ya no me dice gran cosa... Mira que me flipan los discos hasta Dream Evil incluido, contando los de Sabbath y Rainbow, el tío era el puto amo, pero desde Lock Up the Wolves se me hace aburridísimo. Lo mismo Strange Highways y Angry Machines y, a pesar de que con Magica recuperó algo de brío, no te creas tú que los de los 2000's me parecen para tanto. No estaba mal del todo, pero como dices tú, gris...
EliminarDe tu lista, me quedo con Sodom, U.D.O., Riot y Saxon, aunque ninguno de ellos estaba en una forma especialmente buena. Curiosamente, el nombre de Riot aún no había salido y es que, en mi caso, tanto como me gustó un año antes Inishmore, pasé bastante de Sons of Society. No sé muy bien porqué, ni este ni los dos siguientes me llamaron mucho la atención. Igual porque andaba yo con otras historias, igual porque su fórmula de los 90 ya mostraba síntomas de agotamiento, no sé, simplemente miré para otro lado en aquel momento. A ver, que son Riot y molan, como siempre, pero llevaban haciendo el mismo disco desde 1993 y yo creo que la cosa se estaba estancando. Me compré los tres (Sons of Society, Through the Storm y Army of One) años después y aún los disfruté bastante, al final es una banda que nunca falla, pero en su día me dejaron muy indiferente.
Hola!!!! Top 1999
ResponderEliminar1- Dream Theater- Scenes From a Memory
2- Anathema- Judgement
3- Nevermore- Dreaming Neon Black
4- Opeth- Still Life
5- In Flames- Colony
6- Royal Hunt- Fear
7- Kamelot- The Fourth Legacy
8- Saxon- Metalhead
9- Control Denied- The Fragile Art of Existence
10- Sonata Arctica- Ecliptica
Amigo paradise, bienvenido. Compartimos a Control Denied y Opeth fueron de los que estuve valorando, pero ninguno de los otros ocho llegó a estar siquiera en mis quinielas. Recuerdo escuchar algo Judgement porque Deep me gustaba mucho como canción, pero el resto del álbum me parece insufrible. Para mí Anathema terminan en The Silent Enigma y, después de eso y hasta Judgement, una o dos canciones por álbum y nada más. In Flames me gustaron justamente hasta Whoracle, pero me desconecté en esta misma época y el resto tampoco me dicen gran cosa. Sanctuary me gustan, pero Nevermore no. Royal Hunt nunca me han entrado y de Kamelot me compré el Siége Perilous porque era muy fan de Conception, pero no me interesaron más allá de ahí. De Dream Theater ya sabes lo que opino y de Sonata Arctica te lo podrás imaginar... ¡Gracias por pasarte!
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