Bien, y ahora que ya repasé el “Sister” de In Solitude, me toca este otro que tendré inevitablemente vinculado hasta el fin de mis días. Como os decía la semana pasada, tras una gira juntos en otoño de 2014, Beastmilk también decidían separarse en el mejor momento de su carrera, aunque, en su caso, las causas están mucho más claras. Durante la condenada gira, la relación entre Johan Snell (aka Goatspeed) y el resto de la banda se había deteriorado hasta hacerse casi insoportable y la oferta de un Sony para un segundo álbum hizo el resto. Como era de esperar, Kvohst (Mat McNerney) y Arino estaban a tope con la opción de fichar con Sony, pero Goatspeed se negaba en redondo. Llegados a esta situación, no quedaba otra opción, Goatspeed abandonaba la banda para seguir bajo el nombre de Hello Black Hole, mientras que Kvohst y Arino reclutaban a Linnéa Olsson (The Oath, Sonic Ritual) para sustituirle. A Goatspeed le seguía el batería Paile a comienzos de 2015 y, con la entrada de Uno Bruniusson (In Solitude) y Juho Vanhanen (Oranssi Pazuzu), se rebautizaban como Grave Pleasures para acabar sacando ese controvertido “Dreamcrash" con Sony/Columbia, bastante decepcionante, en mi opinión... pero eso ya es historia para otro día.
Volvamos entonces a Beastmilk y a su fugaz historia como banda. Si me dicen unos años antes que algún día me acabaría comprando un álbum de post-punk, no me lo creería, pero en aquel momento, sin saber muy bien cómo, acabó este “Climax" en mi estantería. Bueno, he de confesar que no fue inmediatamente tras su salida en noviembre de 2013, un año en el que seguramente estaba bastante atareado con el “Sister” de In Solitude y el “Death by Fire" de Enforcer. No fue hasta esa célebre gira con In Solitude, cuando Beastmilk se pusieron bajo mi radar y entonces sí, me animé a probar con “Climax", un álbum que tenía pocas papeletas de entrada para gustarme. Sin embargo, “Death Reflects Us" obró el milagro. Contra todo pronóstico, una canción que sonaba como un híbrido entre Misfits y The Cure puestos hasta las cejas de anfetas me tenía totalmente enganchado. Y, claro está, aproximadamente un año después de su salida, decidí comprarme un LP que para nada estaba en las quinielas y no me he arrepentido desde entonces.
Apocalyptic post-punk que se autodenominaban. ¿Y qué cojones es eso? Pues yo diría que una base post-punk a lo The Cure (“Pornography") y Joy Division, aunque mucho más heavies que cualquiera de ellos... que es lo que suelo echar yo en falta en el post-punk de principios de los 80. El riffeo frenético y la inmediatez de unos Misfits/Samhain (asumo que McNerney es bastante fan de Danzig teniendo en cuenta el dibujo que luce en una chupa de cuero con la que se le ve a menudo en directo), la actitud deathrock de los primeros Christian Death y una potencia metálica que seguro viene de las experiencias previas de sus miembros. Kvohst ha pasado a lo largo de los últimos 30 años por una pléyade de bandas variopintas que van desde el black tradicional de The Deathtrip al paganismo etéreo de Hexvessel, pasando por el avantgarde de Dødheimsgard, Code o Void, hasta el death metal de sus primeras aventuras a mediados de los 90. Y esto por no mencionar las mil y una peripecias en forma de colaboración con formaciones de lo más pintorescas. Al resto no los tengo tan bien ubicados, pero sí se que Valtteri Arino ha cubierto varios espectros del metal extremo con Witheria, Spider Pact o Starlit Black y que Dimitri Paile está bastante curtido en bandas de punk como BOLT o Våld, con lo que supongo que el ecléctico sonido final con el que debutaron Beastmilk es una amalgama de sus diferentes personalidades y experiencias previas.
Como el metalero recalcitrante que soy, me gustan algunas atmósferas que trasmiten ciertas bandas de rock gótico y post-punk, pero lo habitual es que no termine de engancharme a ellas, con alguna honorable excepción, porque les falta el empuje que sí noto en los que hacen una aproximación al estilo desde el ámbito del heavy metal, como In Solitude, Pøltergeist, The Night Eternal, Tribulation o Unto Others. Con Beastmilk, en cambio, sí que siento esa fuerza. Las canciones desbordan rabia y frustración, aunque también consiguen sonar pegadizas y adictivas. Instrumentalmente, no hay ningún alarde y, como es lógico, ninguno de los músicos aquí involucrados destaca por encima de sus compañeros. No hay solos de guitarra, el bajo se escucha con claridad, como es habitual en el post-punk, la batería mantiene bien alto el nivel de intensidad y Johan Snell despacha un buen arsenal de guitarrazos punkarras, que son en buena medida los responsables de la sensación de urgencia visceral que transmite “Climax"... Pero aquí no hay grandes individualidades. Bueno, miento, sí, una, Mat McNerney, Kvohst, claro culpable de que estas diez composiciones sean contagiosas como el COVID-19. Utilizando unas letras ingeniosas y sarcásticas como pocas, no se suele leer cosas tan ocurrentes en nuestro mundillo, Mat escupe unas líneas vocales jodidamente pegadizas. El chico canta bien, no lo niego, aunque en esta ocasión poco se mueve de una especie de Glenn Danzig con sensibilidad pop y marcado acento británico. Sin embargo, la clave estriba en que Mat te engancha de manera inmediata con una colección de líneas vocales y estribillos inolvidables. Si la música está guay, aquí el factor diferenciador lo marca un cantante que consigue que no te olvides de aquello que dice y te pases todo el puto día repitiendo sus estribillos hasta que te vuelves a poner otra vez el LP. Haced la prueba, pínchaos “Climax" y me decís si no se os incrustan en la cabeza esas “The Wind Blows through their Skulls”, “Genocidal Crush", “You Are Now Under Our Control", “Nuclear Winter", “Surf the Apocalypse"...
La guinda la pone una producción de Kurt Ballou (Converge, Isis, Kvelertak, Vallenfyre, Skeletonwitch, Nails, High on Fire, Gatekreeper, GoatWhore, Black Breath...) realmente cojonuda. Potente natural, pero fría, distante y... apocalíptica. Sí, algo tienen este álbum de distópico, desesperado y post-nuclear, música muy apropiada para escuchar en estos extraños tiempos que nos ha tocado vivir. Hasta parece que quiero sentir una estructuración deliberada, desde un inicio irónico, socarrón y desenfadado, hacia un final sombrío, deprimente y pesimista, con las melancólicas “Surf the Apocalypse" y “Strange Attractors”. Todo fluye de maravilla y baja sin que te des cuenta, dejando un poso de amargura final en el que ya no hay mucha esperanza de redención para la raza humana.
Un año después de su salida, Beastmilk explotaban como en una de sus pesadillas nucleares dejándonos sin un sucesor espiritual para este breve instante de “Climax”, algo que no han conseguido ser ni Grave Pleasures, salvo en a su notable “Motherblood", ni esos Scorpion Milk que ha montado Matt recientemente... ¿Qué le pasa a este chico con la leche? Lo cierto es que llevo años buscando algo similar y no consigo encontrarlo, más allá de esas dos aventuras de Kvohst, lo que creo que también habla muy en favor de un trabajo que sigo rescatando con frecuencia una década después de su salida. Pocas veces me veréis apartándome tanto de lo que me es más natural, pero no por ello voy a dejar de recomendaros un álbum que me parece iresistible como pocos.
8,5/10

La primera impresión al escuchar este disco fue que esto no era para mí. Otra banda de esas revival, que al igual que pasa dentro del Metal, intentan recrear un sonido y una época que ya quedó muy atrás hace años, en este caso en los terrenos del Gothic rock.
ResponderEliminarSin embargo al acabar el disco, que me pasó volando, quedó un regustillo bastante agradable que me hizo retomarlo hoy mismo en el momento de escribir este comentario. Tiene sus buenas dosis de rock gótico, post punk y aunque no en exceso, está convenientemente "metalizado", aunque con estos ingredientes lo que más me ha llamado la atención es la dinámica de las canciones, pegadizas con ese jugueteo que va oscilando entre lo oscuro y lo optimista. Pero lo que definitivamente pone la guinda al pastel son las lineas vocales. El tono de este tipo junto con su forma de expresarse es para mí lo mejor del disco, que al fusionarse con la música dan lugar a un trabajo que a falta de más escuchas ya me parece de notable alto.
Me hago viejo...esto me lo pasan hace 10 años y lo pongo por montera...
Jajaja, a mí este me cayó en gracia hace algo más de una década, compañero. Al ver que andaban por ahí de teloneros de In Solitude, me dije: "venga, les voy a dar un tiento". Mi primera impresión fue exactamente la misma qua la tuya, "esto no es para mí", me dije. Sin embargo, me quedó ahí un regustillo agradable que me llevó a volver a ellos poco después. Con las sucesivas escuchas, me acabé convenciendo de que me gustaba, que no era un espejismo y me lo acabé comprando.... Algo tiene. Una combinación alquímica entre diversión, humor negro, mala uva y frustración. Cierta agresividad, con una sensibilidad pop. Sin embargo, esto sin Kvohst, no funcionaría del mimo modo. El tío tiene un don para poner su voz en el sitio adecuado y ayuda a conseguir ese fino equilibrio entre actitud, compromiso artístico y gancho. De tal forma, que no han vuelto a conseguirlo ni ellos mismos. Motherblood se acerca, aunque no es tan irresistible y Dreamcrash y Plagueboys se me hacen bastante prescindibles. Ni siquiera el reciente Slime of the Times de Scorpion Milk, que se autoproclama como sucesor espiritual de este Climax, le hace justicia. Algo muy mágico se consiguió aquí y ni sus propios autores han conseguido replicarlo. La pena es que ahora es totalmente imposible que los mismos actores se vuelvan a reunir con el propósito de repetirlo... No sé por qué, pero tenía cierta esperanza de convencerte con él. A ver si alguien se anima más allá de las etiquetas.
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